30 de marzo de 2009






____Los Tenopos estaban esperando ansiosos en el prado junto a la cerca. Salieron del Bosque detrás de los pájaros. Se llevaron un gran susto cuando la mole de madera superó el límite mágico con el Alquimista en el Kayaks a la cabeza. Con un ruido atronador irrumpió en el maravilloso atardecer de las afueras del Bosque. Cuando recibieron a los caballos asustados con el correaje cortado y arrastrando a uno muerto temieron lo peor. La incertidumbre por un momento sembró la duda en esa fe gigantesca propia de los Tenopos. El Arca se detuvo al fin. Docenas de flechas clavadas en su casco. Parecía un gigantesco puerco espín. En el interior los libros cayeron de los estantes. Habían triunfado. Los pájaros revoloteaban por todo el ancho cielo del pastizal. Los Tenopos se abrazaban. Daban saltos de alegría. Subían y bajaban del Arca felicitándose. Zexurión fue recibido por una ovación. Los humanos miraban toda esa alegría y les costaba creerlo.
____–El día que nosotros amemos a un semejante de esta manera... –comentó el Hacedor dejando la frase abierta.
____–Tenemos que aprender mucho de los Tenopos –opinó el Encantador.
____El Patriarca Zexerón pidió un poco de orden para dirigir unas palabras:
____–Hoy es uno de los días más felices de nuestras vidas porque hemos recuperado a un hermano y hemos aprendido una gran cosa –se detuvo mirando al Encantador– los humanos son capaces de una amistad sin límites. Han puesto en riesgo muchas vidas por una vida nuestra. ¿Cómo podemos agradecer tamaño gesto? –preguntó finalmente.
____–Puedes agradecerlo dándole un sitio a toda esta gente que huye de nuestro enemigo –pidió el Guardián de la Naturaleza.
____–Será un verdadero gusto Encantador. De ahora en más y el tiempo que lo deseen habitarán en la Ciudad Antigua. Allí hay lugar para todos –anunció el viejo Tenopo.
____–¡¡Viva!! –gritaron y los abrazos continuaron incansables. Trajeron los caballos para tirar del Arca hasta el Bosque.
____–Mis felicitaciones Almirante –dijo el Patriarca al Hombre del Arca.
____–A tus órdenes Patriarca –dijo este con profundamente emocionado.
____En el claro que había servido de puesto de campaña, tal vez uno de los más grandes junto con el del Cementerio, estaba todo dispuesto para la celebración.
____Zexerías saludó a Sebastián y conoció a sus padres.
____Cristóbal había sido de la partida de pájaros que empujaron el Arca y se ufanaba por ello. Pero Zexerías estaba tan contento que el loro desistió en su intento de hacerlo rabiar. Sebastián presionado por sus padres les adelantó un desordenado resumen de toda esta historia. Zexerías escuchaba y asentía sonriendo. Con instrumentos de viento fabricados con cañas y de percusión con troncos huecos una banda de Tenopos comenzó con la música.
____–¡Hoy la zelebrazión ez doble! –dijo Zexerías.
____–¿Por qué doble? –preguntó Sebastián.
____–Porque ademáz del ézito frente al enemigo regrezan nueztraz mujerez –informó el Tenopo. Sebastián no había advertido ese aspecto fundamental de la sociedad tenopa. Había estado con ellos reiteradas veces, conoció Tenopián, la Ciudad Sagrada del Bosque, y la Ciudad Antigua con su laberinto y tantos otros secretos para los humanos y nunca vio una mujer.
____–Zuzede –continuó el Tenopo– que tu vizita coinzidió con un hecho maravillozo que ze repite dezpuéz de un larguízimo período en el tiempo de loz humanoz. Ez el Año del Natalizio. Laz mujerez ze retiran a un zitio ezpezial a poner zu Huevo...
____–¿Huevo? –preguntó extrañada la madre de Sebastián.
____–Zí, nosotroz nazemoz de un Huevo –informó– y nueztraz mujerez en ezte momento deben eztar volviendo con él. Porque la fecundazión debemoz hazerla juntoz.
____Los padres de Sebastián pedían a cada rato ser pellizcados para cerciorarse de no estar dormidos. Todo esto sólo en un sueño podía existir.
____Lethien se puso a freír unos pastelitos. Eran su especialidad. El perfume despertó el apetito de todos. Para los Tenopos eran una novedad. No obstante todo lo que su nariz captaba como sabroso su estómago no lo discutía.
____–Ademáz –opinaba Zexerías que fue de los primeros en engullirse uno– eztán hechoz con harina de trigo, agua del manantial del Bozque, azúcar de caña, dulze de membrillo hecho por nueztraz mujerez y freídoz en azeite de maíz. No veo la impozibilidad de comerloz nozotroz que zomoz vegetarianoz.
____–Es verdad –opinó Zexerón que se acercó a saludar a los padres de Sebastián y agradecer, especialmente al niño, su colaboración. Eran demasiadas bocas para una sola cocinera. El Vendedor de Sonidos, la mamá de Sebastián y las mujeres que escaparon de la Aldea en el Arca se organizaron para satisfacer la nutrida demanda. El Hombre del Arca les acercó dos bolsas de harina y los Tenopos trajeron de la despensa, que suministraba los alimentos a Tenopián, varios panes de dulce de membrillo.
____Comenzaron a bailar. Bebían un jugo de frutas silvestres delicioso y todo era alegría. Zexurión contó a una gruesa concurrencia de Tenopos como fueron sus días de encierro y especialmente la lucha contra el Saurio Real. Los más jóvenes estaban maravillados y lo acosaban con preguntas.
____Corrió la voz de que las mujeres se acercaban. Efectivamente así fue. Cientos de ellas llegaban con una alegría desbordante. Traían en sus brazos, envuelto en una mantilla, el preciado Huevo que habían ido a poner. Zexerías salió disparado como una flecha hacia el grupo de mujeres. Encontró a su compañera con su Huevo y la abrazó con ternura. El Huevo era un poco más grande que dos huevos de gallina. Todo verde y con pintitas marrones, no dejaba de ser simpático. El Tenopo presentó a su compañera que se ruborizó al ver humanos, ya que las mujeres son más tímidas que los hombres, y alzó al Huevo, a su futuro hijo. Sus ojos azabaches brillaron de felicidad.
____Para la familia de Zexurión la alegría fue doble. Su compañera lloró de felicidad al verlo. Se preocupó por su estado. Estaba flaco y su verde había empalidecido bastante. El surco marrón de la herida en el brazo la preocupó también. Tomó el Huevo de las manos de su compañera y se lo llevó a su mejilla para sentir muy cerca el calorcito de su hijo. Pensó en ese momento que por poco perdía toda esa riqueza. Y por primera vez desde que lo secuestrara Prorena derramó unas lágrimas.
____El Druida mojó con sabia cada Huevo dándoles la Bendición del Bosque. A pedido del Patriarca también la recibió Sebastián y de ahora en más iba a ser un hermano de los Tenopos. Las mujeres, de a una, se retiraron a poner en un lugar seguro y calentito sus Huevos.
____De pronto los pájaros que cubrían los árboles callaron su bulliciosa alegría. El Encantador que mantenía una amena charla con Zexerón, Zexariel, el Hacedor y el Alquimista advirtió el abrupto silencio.
____–¿Qué sucede? –preguntó a los pájaros más cercanos. Ellos explicaron con gorjeos lo que les avisó el Bosque.
____Gríseos y aldeanos vienen hacia aquí. Son muchos y están armados –tradujo el Encantador.
____–No tenemos de que preocuparnos –intervino Zexerón–. Ellos no podrán vernos. Pero estas palabras autorizadas no llegaron a controlar el pánico. Especialmente entre los humanos llegados de la Aldea. Algunas mujeres manifestaron su estado nervioso con gritos y gimoteos.
____–Tranquilos, no sucederá nada –insistió el Patriarca sintiendo que esas palabras no alcanzaban y que el nerviosismo ganaba más adeptos. Inclusive entre los Tenopos la intranquilidad era llamativa ya que ellos conocían el amparo que ofrecía el Bosque.
____Aldeanos con palos, antorchas y horquillas y Gríseos a caballo y a pie con lagartos invadieron el claro donde la fiesta se interrumpió abruptamente. Todos contuvieron la respiración. Los pájaros continuaron en su mutismo. Sebastián se cubrió los ojos con las manos. Se fueron apartando lentamente dejando paso a la feroz comitiva que no había reaccionado ante la multitud festejando.
____–¡Bienvenidos! –dijo el Encantador–. Estamos festejando nuestro triunfo.
____Pensaron que se había vuelto loco por que estaba parado frente a los recién llegados con los brazos abiertos en una actitud de cordial recibimiento. No obstante no lo escucharon. Tampoco lo vieron. Atravesaron su cuerpo como si fuera un espectro. Lo mismo hicieron con árboles gigantescos. Traspasaron todo cuanto se interpuso como si no existiera.
____–En realidad para ellos no existimos. Tan enfermos de odio tienen los corazones. Ellos caminan por un prado de pastos amarillentos donde no hay ningún Bosque. Somos el sueño que sus corazones no les dejan ver. Porque son corazones ciegos, oscuros, sin esperanzas. Esa es la batalla final que debemos ganarle a Prorena. Rescatar a todos esos corazones prisioneros. Entonces sí podrán ver el Bosque –explicó el Encantador.
____La fiesta se prolongó por poco tiempo. No habían podido superar la desagradable sensación producida por los inesperados visitantes. Sebastián se despidió de todos sabiendo que no los vería por mucho tiempo. Sus padres rechazaron con gratitud, reiteradas veces, la invitación a quedarse en el Bosque.
____–¡Dejen pasar! ¡Buenos para nada! –decía el Ermitaño abriéndose paso entre los Tenopos. Traía su lanza que usaba como bastón.
____–¿Qué buscas Ermitaño? –inquirió con autoridad el Patriarca.
____–A ti qué te importa –le contestó con sus acostumbrado malos modales. Avanzó hasta el grupo que despedía a Sebastián. Había más humanos de los que toleraba y lo manifestó con un gesto de desaprobación. Se plantó frente a Sebastián y le tendió la pequeña y arrugada mano. El chico la estrechó sonriente.
____–¡Buen viaje! –dijo– Que el Bosque te acompañe.
____–Gracias –dijo Sebastián.
____–¡Humanos... baahhh...! –dijo con desprecio mirando a los adultos y se retiró.
____Los acompañaron a tomar el barco que pasaba por un pequeño muelle del Bosque luego de hacerlo por el de la Aldea. El enorme río de aguas marrones no dejaba ver la otra orilla. La luna emergía de sus aguas en el horizonte. A lo lejos la campana del barco se despedía del muelle de la Aldea. En pocos minutos apareció bordeando la costa del gran estuario. Con antorchas hicieron señales a su capitán que contestó con dos toques de campana.
____El Encantador, Lethien y Zexerías prolongaron su abrazo al chico. La mujer le trajo tres libros que seleccionó de la Biblioteca que a ella le habían fascinado y un paquetito con pasteles para el viaje.
____–No te olvidaremos –le dijo el Encantador. Sin imaginar que muy pronto, en una nueva aventura, volverían a juntarse en ese Bosque maravilloso.



____Zexerías, lanzando un suspiro, cerró el Gran Libro de los Hechos. Dejó asentado allí, con todos los detalles, la visita de Sebastián, en esos días en que se rescató a Zexurión. Más precisamente en la primavera del Año de Sex de 398 en el calendario de los humanos. Año del Natalicio, que se recuerda hasta el día de hoy como el de la primera batalla ganada al mal.



© Gustavo Prego




Buenos Aires, julio de 1985







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