30 de junio de 2010






____Los Gríseos, aproximadamente unos diez, se acercaban marcando el paso. Llevaban dos enormes lagartos que avanzaban con pereza. Sebastián caminó con lentitud hacia la esquina. Tomó a la derecha y se escondió en un umbral. Esperó un buen rato allí hasta asegurarse que los soldados con sus mascotas siguieran su camino.
____Cuando se disponía a salir de su refugio una violenta explosión lo sobresaltó. En un estrépito de vidrios vio como una persona salía despedida por una ventana.
____Sebastián corrió hasta el cuerpo que yacía inmóvil en medio de la calle. Al llegar vio que el hombre sonreía, como divertido de lo que acababa de suceder.
____–¿Te encontrás bien? –le preguntó Sebastián preocupado y extrañado por la estúpida sonrisa que mantenía el hombre en su quietud en medio del lodo.
____–Oh sí, sí, creo que bien –dijo poniéndose de pie y palpándose con sus pequeñas manos los costados de su cuerpo. Los vidrios de sus anteojos estaban astillados y su cara toda tiznada. Un dolor intenso en la cintura le impedía enderezarse.
____–Tenés que ver a un médico –sugirió Sebastián sin saber qué hacer.
____–No hace falta, ya estoy acostumbrado, es la cuarta explosión de este tipo que va de la semana.
____–Deberías tener más cuidado entonces...
____–Bueno... son riesgos que corremos los alquimistas –dijo el pequeño hombre con orgullo.
____Sebastián lo miraba con curiosidad. Cuando el accidentado se alejó unos pasos, encorvado y tomándose la cintura hacia la ventana rota, pareció reconocerlo.
____–Un momento, yo te he visto hace un rato saliendo del Materializador de Sueños.
____–¡Sssshhhh, cállate! –giró con rapidez llevándose el dedo índice a su boca olvidando su dolor. Miró la calle desierta y se tranquilizó. Ya sus explosiones no alarmaban a nadie.
____–Ven –dijo el hombrecillo un tanto molesto– hablaremos dentro.
____Entraron a la vivienda y Sebastián vio el desastre que había producido la explosión.
____–Pasa, caramba... tendré que ordenar nuevamente mi laboratorio –dijo con un tono resignado.
____–Yo te puedo ayudar si me contás qué fue lo que ocasionó la explosión –dijo el chico. El Alquimista lo miró con desconfianza.
____–Es un secreto –dijo con parquedad.
____–Yo puedo guardarlo –dijo Sebastián con seriedad.
El hombre meditó un momento. Analizó la situación. En especial temiendo que el niño lo vaya a denunciar por lo del Materializador de Sueños.
____–Pero al saberlo corres peligro, Prorena puede arrebatártelo y...
____–Sé guardar un secreto –cortó con firmeza. Desestimó las sugerencias del Alquimista que querían acobardarlo. El hombrecillo de ciencia caminó en círculo por el pequeño espacio del laboratorio. A cada paso debía levantar un pie para no pisar los destrozos. Al fin se detuvo con una sonrisa. Se quitó los anteojos rotos y mostró unos ojos claros y vivaces.
____–Algo me dice que puedo confiar en ti y eso es bueno, por que necesito confiar en alguien –dijo mirando a Sebastián a los ojos.
____–¿Nos ponemos a trabajar? –invitó el niño con una sonrisa.
____–Sí, traeré una escoba –dijo el Alquimista.
____El laboratorio era una habitación repleta de cosas. Había una mesa muy grande contra una ventana que ahora estaba rota; una cama pequeña debajo de una estantería colmada de libros escritos con una letra muy rara. Había un par de sillas y elementos de laboratorio en su mayoría destrozados por la explosión.
____–Bien –dijo el hombrecillo– manos a la obra.
____–Me vas a contar qué ocurrió –pidió Sebastián juntando los trozos grandes de vidrios de la ventana.
____–Oh sí, sí, el motivo de la explosión fue una Verdad–Falsa –dijo con total naturalidad mientras observaba con pesar la vasija del mortero que se había roto.
____–No entiendo –dijo simplemente el chico.
____–Sabía que no entenderías, para ello debo explicarte mi descubrimiento –anunció el Alquimista.
____–Adelante –pidió Sebastián– escucho.
____–¡Yo he descubierto el método para purificar la Verdad! –dijo e hizo una pausa para ver si lo dicho producía alguna sorpresa en el niño. No fue así, Sebastián esperaba algo más.
____–Para ello –continuó– debo primero, y es aquí donde tu estas de testigo, usar el Materializador de Sueños...
____–Pero el Materializador de Sueños está clausurado...
____–Bueno... es cierto... sucede que todo guardia, y más si es un repugnante Gríseo, es vulnerable mediante un pequeño soborno, no sé si me entiendes –dijo el Alquimista–. Como te decía, usando esa maravillosa máquina, con algunos ajustes míos, logro materializar una Verdad y consigo esto –alcanzó una cesta de mimbre y se la mostró al niño.
____–Son piedras –aseguró éste.
____–Parecen piedras, pero no lo son, son Verdades, lo que sucede es que las ves en su estado impuro. Mi objetivo es limpiarle las impurezas y liberarlas.
____–¿Cómo lo hacés? –preguntó Sebastián interesado en el descubrimiento.
____–Pues, allí es donde interviene mi método –dijo con un tono triunfal el Alquimista–. Tomo la Verdad en su estado tosco y mediante mi método científico la logro purificar hasta llevarla a su más alto estado puro que es el gaseoso.
____Sebastián miraba extrañado.
____–Observa –continuó el Alquimista con entusiasmo alzando la canasta– entre ellas existen algunas Verdades que son falsas. Cuando esa Verdad es expuesta a los distintos procedimientos de mi descubrimiento explota. Hay Verdades–Falsas muy arraigadas que se niegan a ser extirpadas y son tan potentes que al reaccionar producen explosiones como las que viste. Mi método es implacable. Sólo perduran aquellas Verdades verdaderas.
____Sebastián no sabía qué decir. Asimilaba todo pero algo no le cerraba en esa historia.
____–Ven –dijo el hombrecillo advirtiendo el embotamiento del chico –aquí guardo una Verdad en su estado puro.
____Sacó un frasco que tenía oculto entre unos libros de la estantería y en cuyo interior se veía un gas inquieto color verde.
____–¿Qué Verdad es ésa? –preguntó mirando el gas del interior del frasco de vidrio.
____–Esta Verdad nos habla sobre la libertad de los hombres; que todo hombre debe ser libre –dijo con emoción el Alquimista.
____–¿Y por qué no la soltás? –sugirió tímidamente Sebastián entendiendo la magnitud de la tarea del pequeño gran hombre.
____–No, todavía no puedo hacerlo. Aún falta parte de mi tratamiento. Debo suministrarle los aditivos vitamínicos necesarios para que pueda sobrevivir a las terribles condiciones de estos tiempos y llegue sana y fuerte a todos los hombres y les perfore la conciencia. Por eso esta tarea es más importante que la Panacea Universal, el Elixir de la Vida Eterna, la Piedra Filosofal o la mutación del plomo en oro en que pierden el tiempo mis colegas. Debemos nosotros los científicos rescatar la Verdad tan estropeada y casi sin vida e imponerla, diría con prepotencia, a todos los hombres de la tierra y especialmente a todos los dictadores de esta lastimada tierra.
____Sebastián quedó tan impresionado que sin querer había llevado el frasquito donde se guardaba ese tesoro al corazón y lo tenía bien apretado.
____Fue ardua la tarea de dejar presentable el laboratorio. La tarde llegaba a su fin.
____–Debes irte –dijo el Alquimista– ya es tarde y tus padres estarán preocupados.
____–Sí, voy a venir a visitarte muy pronto –dijo Sebastián.
____–Me parece muy bien, ven cuando gustes –dijo despidiéndolo.
____Sebastián se dirigió hacia su casa y sintió en todo el cuerpo el cansancio de un día muy particular y que no olvidaría en toda su vida.



© Gustavo Prego



22 de junio de 2010

Amor constante más allá de la muerte


Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desalentar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a la ley severa.

Alma a quién todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.


Francisco de Quevedo





Elementos intrínsecos de la obra


Argumento

No hay narración de los hechos externos, sino una minuciosa descripción de estados de ánimo y de dudas íntimas. Carece, por lo tanto, de una línea argumental objetiva.


Organización del contenido

De acuerdo con la estructura tradicional del soneto barroco, Quevedo organiza su composición de la siguiente manera:

Primer cuarteto: presentación del problema (posibilidad constante de la muerte).
Segundo cuarteto: desarrolla lo anterior, contradiciéndolo (frente a esa muerte quedará, sin embargo, vivo el recuerdo).
Primer terceto: enumeración de los elementos vitales (almas, venas, médulas impregnadas de pasión amorosa). Aparecen los sujetos acompañados de sus proposiciones subordinadas adjetivas).
Segundo terceto: recuperación de esos elementos indicando su destino final (sobrepasarán la muerte por ese hálito amoroso que los animaba). Se consignan los predicados de los sujetos del primer terceto.

Por lo tanto, a lo largo de la composición existe una progresión de los elementos poéticos que alcanzan su clímax[1] en el terceto final.


Título

Se vincula con la intencionalidad que el poeta ha desarrollado en el soneto.


Género

Lírica. Este poema se encuadra dentro de las llamadas manifestaciones líricas puras, en donde la anécdota
[2] es prácticamente nula, dejando paso a la libre expresión de los sentimientos personales del poeta. Por lo tanto, las referencias al mundo exterior son escasas.


Temas

El amor y la muerte enfrentados. La pasión amorosa significa una actitud de lucha y de rebeldía frente al olvido que representa la muerte.


Personajes

En este soneto, Quevedo no alude a la presencia de un personaje determinado, sino que, como en la mayor parte de las poesías amatorias, supone un yo lírico (el poeta) que hace partícipe al lector de su intimidad.


Marcos referenciales

Geográfico y social. No hay alusiones concretas.

Histórico. Tal como se ha señalado al hablar de su género, el mundo de símbolos y metáforas que inundan las manifestaciones líricas puras sitúa este tipo de composiciones fuera de un tiempo y un espacio definidos.

Espiritual. Envuelve al soneto un clima de profundo apasionamiento.


Idea central que surge de la obra

Se halla contenida en el título del soneto. El amor profundo y verdadero trasciende los límites de la existencia humana, dando sentido incluso a la muerte: serán cenizas, más tendrán sentido. / Polvo serán, más polvo enamorado. El amor aparece como posibilidad de resolver la angustiosa antinomia vida-muerte.


Aspectos formales

Versificación. La composición está escrita en verso, tal como corresponde a todas las obras del género.
Amor constante más allá de la muerte es un soneto de versos endecasílabos con rima consonante que responde a los cánones tradicionales: ABBA/ABBA/CDC/DCD.


Lengua

Metafórica.
Todo soneto está compuesto por sucesivas metáforas, con excepción del terceto final que hace referencia directa a elementos concretos: el cuerpo, la ceniza, el polvo.
En el plano sintáctico, la obra se caracteriza por la utilización casi constante del hipérbaton: Cerrar podrá mis ojos la postrera / sombra que me llevaré el blanco día, en lugar de la postrera sombra que me llevaré el blanco día podrá cerrar mis ojos.
En cuanto al vocabulario, Quevedo utiliza los términos corrientes en el siglo XVII: desatar (abandonar, desarraigar); hora (ahora); afán ansioso (deseo ansioso); lisonjera (que busca su propio placer); esotra (esta otra); la agua (el agua); humor (halo vital), medulas (médulas).


Estilo

Dentro de la poesía barroca, este soneto responde a los cánones propuestos por el conceptismo, escuela que Quevedo lleva hasta sus últimas consecuencias frente al culteranismo de Góngora. Bajo formas y palabras aparentemente sencillas, el estilo conceptista encierra conceptos de gran profundidad y difícil acceso.


Recursos estilísticos
  • Técnica de la alusión y la elusión de conceptos: en su totalidad, el soneto apunta a una significación mayor que la aparente, debido a la multiplicidad de relaciones de los vocablos utilizados por Quevedo.
  • Las proposiciones subordinadas contradicen en parte la aseveración de la principal.
  • Fuerte trabazón de ideas, lograda a través de antítesis conceptuales: vida-muerte; fuego-agua; memoria-olvido.
  • Referencias a circunstancias literarias que sobrepasan los contenidos del soneto, dificultando su comprensión; por ejemplo, la laguna Estigia.
  • Cierre rápido y conciso de la composición.
Circunstancias subyacentes
  • El amor como única posibilidad de salvarse de la nada. Se lo vive como una venganza gozosa frene a la muerte destructora: el hombre que se salvará será el que ha sabido entregarse a las pasiones vitales.
  • Endiosamiento del ser amado.
  • En el siglo XVII el hombre se ha convertido definitivamente en el centro de la problemática universal.
Elementos extrínsecos de la obra

Autor

Francisco de Quevedo y Villegas. Nace en Madrid en 1580. Miembro de una familia de rancio abolengo, participa en forma activa en la vida de la corte. Comienza su educación con los padres jesuitas, formándose luego en el campo de las humanidades en la Universidad de Alcalá y, en teología, en la de Valladolid. El crítico español Ángel Valvuena Prat señala la íntima relación que existe entre la vida de Quevedo y su obra como escritor: “Política, aventura, dignidad, contrastes, fracasos, cárceles, ingratitud” van dejándole “Una estela de mal sabor, de amargo desengaño, de desilusión sobre los valores de su patria”. La sátira y el humor son recursos frecuentes en la producción de Quevedo como un modo de enfrentar situaciones caóticas.
Su azarosa vida lo lleva a tener sucesivas amistades y enemistades con el rey y sus favoritos, lo que le ocasiona, alternativamente, encumbradas posiciones y serias dificultades. Luego de una prisión por orden real, muere en Villanueva de los Infantes, ya retirado de la vida pública, en 1645.

Obras. El buscón, novela picaresca; Los sueños, relatos satíricos; numerosas poesías (sonetos, letrillas, romances), algunas de tipo popular y otras de estilo conceptista.


Fuentes

Desde el punto de vista formal, Quevedo utiliza con perfección el soneto, forma estrófica italiana introducida en España por Boscán y Garcilaso.
Desde el punto de vista del contenido, es evidente que el autor conocía la poesía de los grandes místicos del siglo anterior. El tono de la composición y algunas metáforas a las que recurre (Alma a quien todo un Dios prisión ha sido), revelan esa influencia, aunque Quevedo deliberadamente la traslada a un plano profano.
Por otra parte, el segundo cuarteto hace referencia explícita a la laguna Estigia, que aparece en la Divina Comedia de Dante Alighieri: las almas en pena eran conducidas hasta las puertas del Infierno por Caronte, barquero cuya tarea era hacerlas atravesar la laguna que rodeaba el lugar.


Influencias literarias y extraliterarias

Tal como sucede con todas las grandes figuras del Siglo de Oro, resulta poco significativo señalar influencias concretas de la obra de Quevedo sobre autores determinado. Sin embargo, en esa época se sentaron las bases de una concepción moderna de la literatura, logrando que las formas poéticas y el manejo de la lengua castellana llegaran hasta límites insospechados. Quevedo, por su parte, lleva al soneto, como forma estrófica, hasta sus últimas consecuencias de perfección.


[1] Punto más alto de una gradación.
[2] Narración breve.



Yácubsohn, Martha Fernández de, Literatura Española e Hispanoamericana, Modelos de análisis Nº 8, Kapelusz, Buenos Aires, 1979.

16 de junio de 2010







____Después de bañarse en una tina desbordante de agua caliente se sentó a la mesa donde su padre lo miraba con el ceño fruncido. Sin darse por aludido dominaba el sueño mientras esperaba la cena.
____–Mañana tendrás la salida prohibida –dijo finalmente bastante molesto.
____–No es posible que andés todo el santo día por allí y nosotros preocupándonos –acotó la madre desde la cocina verdaderamente enojada.
____Sebastián procuró no decir palabra alguna y aceptar los retos. Por un lado por que todo lo que podría decir arruinaría más su situación y por otro por que sus padres tenían razón. Él se había abusado.
____A pesar del sueño tenía un gran apetito y se devoró dos platos de polenta que había hecho su madre con mucho queso y mucha salsa.
____–¡Rica la polenta con pajaritos! –bromeó súbitamente su padre, para romper con esa situación tensa generada por el enojo. Sebastián dio un salto en su silla al escuchar mencionar pájaros. Sorprendió a su padre con esa actitud. Tuvo que pasar a explicar el origen de esa frase y aclarar que se trataba de una chanza. Pero a Sebastián le vino a la memoria, en un torrente de palabras e imágenes, toda la cruel realidad de la Aldea que sus padres ignoraban.
____–Bueno, bueno –interrumpió su padre viendo el rostro serio de Sebastián creyendo que estaba acongojado por la reprimenda– a dormir que ya es tarde y hay que estar vigorosos mañana.
____La madre tenía lista una lámpara de aceite para Sebastián. La tomó con mucho cuidado y se alumbró el camino a su habitación. Como la temperatura había disminuido de manera considerable dos colchas gruesas lo aguardaban sobre las sábanas. La habitación que sus padres dispusieron para él había sido la de su Tía. Era amplia y modesta. Sus padres dormían en una contigua, más estrecha y que tenía dos camas. No le desagradaba la cabaña pero notaba que le faltaba algo. Tal vez relacionado con el tiempo que estuvo deshabitada.
____Colocó la lámpara sobre su mesa de noche y se metió en la cama. Sintió las sábanas almidonadas y las mantas ligeramente pesadas como a él le gustaba. De un fuerte soplido apagó la débil luz de la lámpara sumiendo a la habitación en la más completa oscuridad.
____No tardó en dormirse, aunque no profundamente. El cansancio y los sucesos del día y probablemente los dos platos de polenta le trajeron pesadillas horribles que lo despertaban a cada rato. En una de esas tantas veces que despertó le pareció oír ruidos extraños cerca de la cabaña. Sin más saltó de la cama cubriéndose con una manta. Sus ojos se habían acostumbrado a la oscuridad. No necesitó de la lámpara para llegar al comedor donde estaba el hogar quemando los últimos pedazos de madera. Caminaba descalzo sin hacer el menor ruido para no molestar a sus padres y para oír bien lo que provenía de afuera. Sus oídos ubicaron algo en la puerta de entrada de la vivienda. Se acercó lentamente a medida que el extraño ruido aumentaba. No era otra cosa que el olfateo de unas poderosas narices, de un gran hocico. Fue a la ventana que daba a la calle y descorrió unos centímetros la cortina. Divisó con estupor que unos Gríseos llevaban de unas gruesas correas a enormes perros de color negro como la noche y que tenían ojos que brillaban como el fuego. Estaban olfateando casa por casa buscando sabe Dios qué cosa. Por suerte pasaron de largo. Y como un relámpago recordó lo que le contara el Guardián de la Naturaleza. Se trataba de los Perros de la Noche, negros como el carbón y con ojos de fuego. Corrió a su cama y se tapó hasta la cabeza. Parecía que todo el miedo que no había sentido durante las aventuras del día se le juntaba de golpe. Le pidió con fuerzas a Dios que los Gríseos con los Perros de la Noche no entren en ninguna casa de la pobre gente de la Aldea.
____Con ese ruego se quedó dormido.


© Gustavo Prego



12 de junio de 2010





____Despertó a un nuevo día tras un sueño inquieto. Las pesadillas lo acosaron toda la noche. La oscuridad de la amplia habitación cedió ante la pobre luz que entraba de otro día neblinoso y triste. De la cocina llegaba un sabroso olor a tostadas y a café. También las protestas de su madre por el día horrible, similar al de la víspera.
____Dejar las cobijas calentitas y salir al ambiente frío fue para Sebastián muy desagradable. El calor del hogar aún no había alcanzado su habitación que era la más lejana y espaciosa de la casa. Se vistió con premura para estar el menor tiempo posible expuesto al frío húmedo de esa mañana. Cuando llegó el turno de su calzado descubrió con fastidio que los había arrojado debajo de la cama. Las respectivas medias estaban dentro de cada zapato.
____Pisar descalzo el suelo, que seguramente tendría una temperatura bajo cero, requería de un valor y arrojo que los pies de Sebastián no tenían a esa hora de la mañana. Así que, colgando con medio cuerpo del borde de la cama, hurgaba afanoso con su brazo estirado la superficie secreta del suelo. Iba palpando el piso de madera, oculto bajo la cama, en franca búsqueda. La escasa luz de la mañana no llegaba hasta allí como si la noche fuese a cobijarse debajo de la cama durante el día. Con sorpresa encontró que de las uniones de las maderas que formaban el piso salía un airecito tibio. Algo así como si el calor del fuego del hogar entrase por allí en lugar de hacerlo por la puerta.
____–¡Qué raro! –dijo saltando descalzo sin miramientos– aquí el piso está helado y debajo de la cama sale aire caliente.
____No quedaba más que correr la cama. Así lo hizo utilizando todas sus fuerzas y descubrió una puerta de acceso a un sótano. En uno de sus extremos tenía un agujero con los bordes gastados. Sin duda, en ese sitio, tuvo una argolla o algo que permitiera jalar. Trató de levantarla con sus dedos pero fue inútil. El polvo y el tiempo la habían sellado.
____–Voy a tener que conseguir algo para levantar la tapa –se dijo ansioso por saber que había debajo. Salió de la habitación y se encontró con el largo cuerpo de su padre que se disponía a entrar.
____–Buenos días, iba a despertarte para desayunar –dijo el padre sonriente sin reparar que estaba la cama fuera de lugar.
____–Ahora voy –dijo Sebastián.
____–El desayuno está servido, no te demorés.
____Sebastián entró en su habitación, colocó la cama en su lugar y fue al comedor por su desayuno. Ya vería la forma de abrir esa tapa. Con un buen café con leche y tostadas con manteca y miel se le ocurrirán las más fantásticas de las soluciones.
____La madre mostraba un fastidio más que elocuente debido al feo día. Había llegado con muchas ganas de pasear. De pasar el día en el campo. Y todo ello se veía frustrado por el espeso manto de niebla.
____Desayunaron en silencio y Sebastián lo hizo lo más rápido posible para retirarse pronto a su habitación.
____–¡Terminé! –dijo triunfante– voy a mi habitación.
____–Te recuerdo que la salida de hoy está prohibida –dijo su madre.
____–Sí, mamá.
____Corrió a su habitación. A mitad del trayecto recordó que necesitaba algo para abrir la tapa y dobló hacia la cocina. Buscó en los cajones pero no encontró nada lo suficientemente fuerte. Volvió al comedor donde sus padres terminaban de desayunar. Cuando iba a pedirle ayuda a su padre vio con alegría que a un lado del hogar estaba el atizador. Un largo listón de hierro. Era justo lo que buscaba. Se las arreglaría solo. Sin ser advertido por sus padres que habían comenzado una charla amena tomó el atizador y disimuladamente se escabulló en su habitación.
____Movió la cama dejando al descubierto una vez más la puerta misteriosa que conduciría a algún sitio aún más misterioso. La imaginación de Sebastián viajaba a una velocidad inusitada. Procuró hacer el menor ruido posible para no delatarse. Metió el hierro delgado y largo en el orificio y se afirmó a él. La tapa cedió produciendo un crujido. Pudo separarla de su marco y meter el pie para que no se cerrara. No era tan pesada como parecía. Finalmente pudo hacerla a un lado.
____Lo primero que vio fue una escalera que se hundía en la poca luz del interior. Bajó despacio. Tanteaba con cuidado el estado de los escalones de madera. Cuando hubo descendido buena parte de los escalones prestó atención al interior casi tan iluminado como su habitación. Contuvo un grito de felicidad. Ante sus ojos aparecía lo más maravilloso que había visto hasta ese momento en la Aldea. Todo el sótano, de las mismas dimensiones de su habitación, era una Biblioteca. Sus paredes, del piso al techo, estaban cubiertas de libros. No tardó en darse cuenta que buena parte de ellos trataba sobre pájaros. La luz provenía de dos claraboyas que estaban junto al techo con vidrios de un blanco lechoso. A Sebastián le recordó los ojos de buey del barco que los trajo a la Aldea.
____En el centro de ese recinto había una mesa con dos sillas y sobre ella un libro muy grande, un tintero seco con una pluma de ave adentro y una lámpara de aceite. Sebastián, sin saber por donde empezar, tomó al azar un libro. Era un libraco grande y pesado que se titulaba “El vuelo de los pájaros”. Estaba lleno de ilustraciones y grabados muy antiguos. Se ubicó en la mesa, en el centro de ese universo maravilloso, y comenzó a hojear las páginas amarillentas. Los dibujos eran admirables pero debido a la escasa luz de las claraboyas se hacía muy difícil apreciarlos. Iba a tener que acondicionar la lámpara. Seguramente no funcionaba por su falta de uso. Además el depósito de combustible estaba prácticamente vacío. Colocó el libro en su lugar y tomó otro titulado “El armonioso canto de los pájaros” y pensó en regarlárselo al Guardián del Bosque.
____La gran curiosidad de Sebastián lo llevó al libro que estaba sobre la mesa. Descubrió que se trataba de un diario llevado por su Tía abuela. El diario se cerraba hacía un tiempo de una forma abrupta. Su escritura revelaba temor por algo incierto que se avecinaba. Algo terrorífico y nunca visto. La palabra muerte era repetida como sinónimo de eso que de golpe cubrió de dolor a toda la Aldea. Sebastián cerró el libro y murmuró:
____Prorena.
____Tuvo la extraña sensación, como la vez anterior en la niebla, de que lo vigilaban. Esta vez no eran unos ojos de fuego, sino una presencia. Algo que rondaba por allí. Abandonó la Biblioteca llevándose el libro que le regalaría al Guardián de la Naturaleza. Colocó la tapa de madera en su sitio. Lo mismo hizo con la cama. Guardó el libro en su mochila. “Ahora debo esperar la oportunidad para ir al Bosque y ver a la paloma”.


© Gustavo Prego


10 de junio de 2010

Arquetipo

Jaime Rest
El vocablos arquetipo tiene una manifiesta vinculación con el pensamiento platónico, como designación de los modelos ideales a partir de los cuales derivan las formas concretas e individuales a que tenemos acceso en la vida cotidiana. Estos arquetipos pueden ser considerados reales o imaginarios, ya se los estime la matriz intelectual que efectivamente configuró los objetos que hallamos en el universo o la mera abstracción generalizadora de que se valen los hombres para expresar sus conocimientos por medio del lenguaje. En el siglo XX el concepto de arquetipo se ha difundido con significcativo vigor gracias a las doctrinas de C. J. Jung, psicólogo suizo que ha postulado la existencia de un "inconsciente colectivo" que provee a la mente humana de una configuración simbólica destinadas a conservar una sabiduría que se ha transmitido y acumulado a lo largo de la historia de nuestra especie. Tales configuraciones arquetípicas hacen referencia a situaciones fundamentales de la vida del hombre -el nacimiento, la muerte, la obtención de pareja, la reación anímica ante un peligro inminente- y tienden a constituir un vocabulario de los impulsos primarios que se manifiestan en los sueños, en los mitos, en los cuentos de hadas y en las obras de arte. En la teoría literaria más reciente la noción de arquetipo ha sido recogida y elaborada por el canadiense Northrop Frye, en su Anatomía de la crítica. También cabe mencionar el trabajo de Maud Bodkin sobre "estructuras arquetípicas en la poesía". Muchos de los ensayos de Jorge Luis Borges -sobre la esfera de Pascal, sobre el ruiseñor de Keats, sobre el palacio de Kublai Khan, sobre la flor de Coleridge- con indagaciones acerca de la génesis, transmisión y perduración de ciertos arquetipos poéticos.
Conceptos de Literatura Moderna, Centro Editor de América Latina

8 de junio de 2010

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Fahrenheit 451
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Dirección: François Truffaut.
País: Reino Unido.

Año: 1966.
Género: Ciencia ficción.
Duración: 98 minutos.
Guión: François Truffaut, Jean-Louis Richard.
Música: Bernard Herrmann.
Fotografía: Nicolas Roeg.
Reparto: Julie Christie, Oskar Werner, Cyril Cusack, Anton Diffring, Jeremy Spenser, Alex Scott, Anton Diffring, Jeremy Spenser, Bee Duffell, Alex Scott, Michael Balfour.
Montaje: Thom Noble.
Producción: Lewis M. Allen.
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Basado en la novela homónima de Ray D. Bradbury

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6 de junio de 2010

Premio Pulitzer de Novela



Los Premios Pulitzer son una serie de 21 galardones que abarcan Periodismo, Literatura y Composición musical, considerados como la más alta distinción para las obras publicadas en los Estado Unidos, usualmente reservado sólo para la lengua inglesa. Se entregan anualmente, en torno al mes de abril.
En su testamento, Joseph Pulitzer llama a la creación de este premio con el objetivo de estimular la excelencia. Pulitzer enumera en ese texto solamente trece premios, de los cuales cuatro son para el periodismo, cuatro para el área de la literatura y el teatro y uno para la educación. Sensible a los cambios de su época, Pulitzer previó, no obstante, la constitución de una comisión de vigilancia consultiva con el poder de remplazar ciertos temas, siempre que la comisión juzgue que eso será beneficioso para el público. Pulitzer otorgó igualmente a la comisión el derecho de no otorgar un premio si ninguna obra corresponde a los criterios de excelencia del jurado.



1918 - Ernest Poole - "His Family"
1919 - Newton Booth Tarkington - "The Magnificent Ambersons"
1920 - No concedido
1921 - Edith Newbold Jones conocida como Edith Wharton - "La edad de la inocencia"
1922 - Newton Booth Tarkington - "Alice Adams"
1923 - Wilella Sibert Cather conocida como Willa Cather - "Uno de nosotros"
1924 - Margaret Wilson - "The Able McLaughlins"
1925 - Edna Ferber - "So Big"
1926 - Harry Sinclair Lewis - "El doctor Arrowsmith"
1927 - Louis Bromfield - "Principios de otoño"
1928 - Thornton Wilder - "El puente de San Luis Rey"
1929 - Julia Peterkin - "Scarlet Sister Mary"
1930 - Oliver Hazard Perry La Farge - "Laughing Boy"
1931 - Margaret Ayer Barnes - "Years of Grace"
1932 - Pearl Sydenstricker Buck - "La buena tierra"
1933 - Thomas Sigismund Stribling - "The Store"
1934 - Caroline Pafford Miller - "Lamb in His Bosom"
1935 - Josephine Winslow Johnson - "Now in November"
1936 - Harold Lenoir Davis - "Honey in the Horn"
1937 - Margaret Mitchell - "Lo que el viento se llevó"
1938 - John Phillips Marquand -"The Late George Apley"
1939 - Marjorie Kinnan Rawlings - "The Yearling"
1940 - John Earnest Steinbeck - "Las viñas de la ira"
1941 - No concedido
1942 - Ellen Anderson Gholson Glasgow - "In This Our Life"
1943 - Upton Sinclair - "Los dientes del dragón"
1944 - Martin Flavin - "Journey in the Dark"
1945 - John Richard Hersey - "Una campana para Adano"
1946 - No concedido
1947 - Robert Penn Warren - "Todos los hombres del Rey"
1948 - James Albert Michener - "Tales of the South Pacific"
1949 - James Gould Cozzens - "Guardia de Honor"
1950 - Alfred Bertram Guthrie, Jr. - "The Way West"
1951 - Conrad Michael Richter - "The Town"
1952 - Herman Wouk - "The Caine Mutiny"
1953 - Ernest Miller Hemingway - "El viejo y el mar"
1954 - No concedido
1955 - William Faulkner - "Una fábula"
1956 - MacKinlay Kantor - "Andersonville"
1957 - No concedido
1958 - James Agee - "Una muerte en la familia"
1959 - Robert Lewis Taylor - "The Travels of Jaimie McPheeters"
1960 - Allen Stuart Drury - "Advise and Consent"
1961 - Nelle Harper Lee - "Matar un ruiseñor"
1962 - Edwin O'Connor - "The Edge of Sadness".
1963 - William Faulkner - "Los rateros"
1964 - No concedido
1965 - Shirley Ann Grau - "The Keepers of the House"
1966 - Katherine Anne Porter - "The Collected Stories of Katherine Anne Porter)"
1967 - Bernard Malamud - " El hombre de Kiev"
1968 - William Clark Styron, Jr. - "Las confesiones de Nat Turner"
1969 - Navarro Scott Momaday - "House Made of Dawn"
1970 - Jean Stafford - "Collected Stories"
1971 - No concedido
1972 - Wallace Earle Stegner - "Angle of Repose"
1973 - Eudora Alice Welty - "La hija del optimista"
1974 - No concedido
1975 - Michael Shaara - "The Killer Angels"
1976 - Saul Bellow - "El legado de Humboldt"
1977 - No concedido
1978 - James Alan McPherson - " Elbow Room"
1979 - John Cheever - "Relatos de John Cheever"
1980 - Norman Kingsley Mailer - "La canción del verdugo"
1981 - John Kennedy Toole - "La conjura de los necios"
1982 - John Hoyer Updike - "Conejo es rico"
1983 - Alice Malsenior Walker - "El Color Púrpura"
1984 - William Joseph Kennedy - "Tallo de hierro "
1985 - Alison Lurie - "Asuntos Exteriores"
1986 - Larry McMurtry - "Lonesome Dove"
1987 - Peter Matthew Hillsman Taylor - "A Summons to Memphis"
1988 - Chloe Anthony Wofford conocida como Toni Morrison - "Beloved"
1989 - Anne Tyler - "Ejercicios respiratorios"
1990 - Oscar Hijuelos - "Los reyes del mambo tocan canciones de amor"
1991 - John Hoyer Updike - "Conejo descansa"
1992 - Jane Smiley - "Heredarás la tierra"
1993 - Robert Olen Butler Jr. - "A Good Scent from a Strange Mountain"
1994 - Edna Annie Proulx - "The Shipping News "
1995 - Carol Shields - "The Stone Diaries"
1996 - Richard Ford - "El día de la independencia"
1997 - Steven Millhauser - "Martin Dressler: The Tale of an American Dreamer"
1998 - Philip Milton Roth - "American Pastoral"
1999 - Michael Cunningham - "The Hours"
2000 - Jhumpa Lahiri - "Interpreter of Maladies"
2001 - Michael Chabon - "The Amazing Adventures of Kavalier & Clay"
2002 - Richard Russo - "Empire Falls"
2003 - Jeffrey Kent Eugenides - "Middlesex"
2004 - Edward P. Jones - "El mundo conocido"
2005 - Marilynne Robinson - "Gilead"
2006 - Geraldine Brooks - "March"
2007 - Charles McCarthy conocido como Cormac McCarthy - "The Road"
2008 - Junot Diaz - "The Brief Wondrous Life of Oscar Wao"
2009 - Elizabeth Strout - "Olive Kitteridge"
2010 - Paul Harding - "Tinkers"