19 de abril de 2009

Gris de ausencia

Roberto Cossa


A Carlos Somigliana


Reparto original

Abuelo: Pepe Soriano
Chilo: Luis Brandoni
Dante: Osvaldo de Marco
Lucía: Adela Gleiger
Frida: Elvira Vicario

Asistente: Claudia Weiner
Música: Juan Félix Roldán
Director: Carlos Gandolfo



Estrenada en Teatro Abierto, 1981


La antecocina de la "Trattoría La Argentina", en el barrio del Trastevere, en la ciudad de Roma. Es un ambiente amplio que se usa como lugar de estar. A la derecha está la cocina, que el espectador no ve; a la izquierda una salida hacia los dormitorios de la casa y a foro otra que da al salón del restaurante. Al iniciarse la acción se escucha el sonido de un acordeón a piano. Es el Abuelo, que toca torpemente el tango "Canzoneta", sentado en un extremo del ámbito. En el otro, Frida trata de cerrar una valija desbordada de ropa.


ABUELO. – "Cuando escolto o sole míoooo... sensa mama e sensa amore... sento un frío cui nel cuore... que me yena de ansiedaaa... Será el alma de mi mamaaaaa... que dequé cuando era un niño.... yora, yora o sole mío... Yo también quero yorar". (Prolonga los compases finales de la canción.)


(Un instante después ingresa Lucía, desde la cocina, trayendo un mate que tiende a Frida.)

FRIDA. – (con marcado acento español.) ¡Coño! Esta maleta es muy pequeñita. Debí haber cogido la más grande. Siempre sucede lo mismo: retorno con más cosas de las que traje.

LUCIA. – ¡A qué lora sale lu avione?

FRIDA. – Aún tengo tiempo. (Sorbe el mate.) Madre: no quiero que vengas a despedirme. ¿Me oyes?

LUCIA. – Sai que no me piácheno la despedida.

FRIDA. – ¡Vale! En cuanto llegue a Madrid te escribo.

Frida termina de tomar el mate y se lo tiende a Lucía.)

LUCIA. – ¿E cuándo va a retornar a Roma?

FRIDA. – No lo sé madre. En el verano, tal vez.

LUCIA. – ¿Cosa é tal vez?

FRIDA. – Bueno... quiero decir a lo mejor. (Lucía la mira sin entender.) Que no es seguro. Eso quiero decir. Que no es seguro.

LUCIA. – Dentro de sei mese, e no é securo. ¿Qué hace osté a Madrí? ¿Qué tene que hacer a Madrí que no pueda fachar a Roma?

FRIDA. – Mi lugar está en Madrid.

LUCIA. – Tu lucar... tu lucar... ¿Quié lo a deto? ¿Dío a deto que tu lucar está a Madri? ¿Dio a deto que mi lucar está a Roma? ¿Que el lucar de Martín está a Londra? ¿Eh? ¿Dío lo a deto? ¿Qué é Dío? ¿Una ayencia de turismo'?

FRIDA. – (Con cansancio.) Cada vez que vengo a Roma discutimos lo mismo.

LUCIA. – Cada veche lo discutimo meno, entonche. Porque osté viene cada veche meno. Al princhipio venía todo lo mese. Dopo cada tre mese. Alora, dentro d, sei... ¡E no é securo!

FRIDA. – Anda, madre: tráeme otro mate.

(Lucía sale hacia la cocina con el mate.)

FRIDA. – ¿Sabes, madre? Le enseñé a Manolo a tomar mate. ¡Vieras cómo le gustó! Al comienzo creía gue era una droga... algo así como la marihuana... (Ríe) Pero oye, le dije... En mi país lo toman hasta los niños. ¡No lo podía creer!

(En ese instante ingresa Chilo, con un ejemplar del diario "Clarín" bajo el brazo, mascullando insultos por lo bajo.)

FRIDA. – ¿Qué sucede, tío? Estás alterado.

CHILO. – ¡Tano hijo de puta! ¡Guacho! (Frida lo mira.) El canilla... ¡El diarero! Es un tano guacho. Hace veinte años que le compro el "Clarín", todos los días. ¿Y vos querés creer que todos los días se lo tengo que pedir? Sabe que voy a buscar el "Clarín". Pero no. Se lo tengo que pedir: "Me da el Clarín de Buenos Aires". Todos los días lo mismo. Pero oíme... En Buenos Aires le comprás tres días seguido el diario a un canilla y apenas te ve venir ya te espera con el diario en la mano. Yo compraba siempre el diario frente al policlínico Presidente Perón... Le compraba "Noticias Gráficas". Y todos los días me esperaba con el diario en la mano. Una tarde le dije: "Cambio por Crítica". Al día siguiente me esperaba con la "Crítica" en la mano. ¡Este tano!... ¡Veinte años! Y encima me insultó.

FRIDA. – ¿Cómo te insultó?

CHILO. – Y sí... Algo dijo en italiano.

FRIDA. – ¿Qué dijo?

CHILO. – No le entendí. Pero se ve que me insultó. ¡Son así! ¡Los tanos son así! En cuanto se dan cuenta que no los entendés, te putean.

FRIDA. – Pues a mí nunca me ha pasao.

CHILO. – ¿Que no? La vez pasada lo saqué al viejo a dar una vuelta... Fuimos a ver toda la parte esa rota... Bue: nos perdimos. Y le dije al viejo: preguntá cómo hacemos para volver al Trastevere. El abuelo le preguntó a una viejita que salía de la iglesia y la vieja le contestó: "Andáte a la puta que te parió".

FRIDA. – (Extrañada) ¿Eso le contestó?

CHILO. – Bueno... En italiano. Pero algo parecido. ¡Y era una viejita que salía de misa! (Desde la entrada del salón ingresa Dante, vestido de gaucho. Tiene una servilleta que le cae sobre el antebrazo.)

DANTE. – Luchía... Luchía...

LUCIA. – (Apareciendo) ¿Cosa suchede?

DANTE. – Han arribato cliente.

LUCIA. – (Molesta.) ¿Tan temprano?

DANTE. – E se... Tan temprano. Andá a prepararte. ¡Vamo!

LUCIA. – ¡Porca miseria! (Lucía sale hacia los dormitorios.)

DANTE. – Chilo... abrime la mesa due. Do cuberto. E cuatro para la mesa sete. (Se asoma a la cocina.) Bruno: tre chinculino molto cuchido... due mocheca e una insalata de tomate e chipolaaa... E una parriyada completa para cuatro. (Suena el teléfono.) Trattoría La Aryentina, bonasera . ¡Comendatore! ¿Come vai?

(Reaparece Lucía. Se ha colocado un poncho y va hacia la salida que da al salón. Al pasar junto a Frida le dice:

LUCIA. – Retorno súbito.

DANTE. – (Tapa la bocina del teléfono y le habla a Lucía.) Pane e chimichurri para la mesa tre. (Al teléfono.) Ah... comendatore.... abiamo locro... E un locro especiale: a la camatarqueña.

CHILO. – (Corrige.) Catamarqueña... Catamarqueña...

DANTE. – (Al teléfono.) ¡E una orden comendatore! La távola de la fenestra para tre persona. ¡Molto piachere! (Cuelga. Va a salir y se vuelve hacia Frida.)

DANTE. – Non te va ancora, ¿no?

FRIDA. – (Mira la hora.) Dentro de un ratito.

DANTE. – (Disculpándose.) Oyi e vernedí. Un día bravo. ¿Capishe?

FRIDA. – Atiende, padre.

DANTE. – (La besa.) Dopo ci vediamo.

(Dante ingresa al salón. Frida vuelve a ocuparse de la valija. Chilo está leyendo el diario. El Abuelo toca "Canzoneta".)

ABUELO. – "La Boca.... Cayecón, Vuelta de Rocha... bodecón, Yenaro e su acordeón... ¡Canzoneta gri de ausenchia, cruel malón de pena vieca escondida en la sombra de mi alcohol..."

CHILO. – (Leyendo el diario.) ¡Oia! Mirá, papá. El domingo pasado estuvo de turno la farmacia de don Pascual. (Lee.) Sección 22, Almirante Brown 1302. Era la farmacia de don Pascual, ¿te acordás?

ABUELO. – Entonce no va a venir a cucar al tute. Cuando está de turno no viene a cucar al tute con me.

CHILO. – ¿Qué se habrá hecho de don Pascual? Tenía tu edad. más o menos.

ABUELO. – ¿Cuanto ano tengo io?

CHILO. – Y ochenti... Déjeme pensar. Salimos de Buenos Aires en el... Tenés ochenta y cinco.

ABUELO. – Entonces don Pacual tene ochenta e tre. Cuando él e arrivato a la Aryentina tenía diecioto anno... e io vente. Sempre le quievé due anno. (Se hace una pausa. El Abuelo toca.) "La Boca. cayecón, Vuelta de Rocha... Bodecón... Yenaro e su acordeón...". ¿Así que don Pacual está de turno oyi?

CHILO. – (Con cansancio.) No, papá, no.

ABUELO. – Lo diche el diario.

CHILO. – Pero este diario es del domingo pasado. Ya te lo expliqué. Aquí los diarios se leen atrasados. (Para sí.) ¡Qué tanos bestias! Además... vaya a saber qué se hizo de don Pascual. Por lo menos. la farmacia está.

ABUELO. – ¿Cuando vamo a volver a Buenosaria. Chilo?

CHILO. – Algún día, papá.

ABUELO. – (Vuelve a tocar.) Quero volver a Buenosaria a cucar al tute con don Pacual "Canzoneta gri de ausenchia... cruel malón de pena vieca, escondida en la sombra de mi alcohol... ¡Soñé Tarento... con chien regreso... Pero sico aquí en la Boca donde yoro mi concoca... " . Nunca me podía canar al tute, don Pacual. (Ríe.) ¡E che nocaba! ¡Ma nunca me podía canar!

FRIDA. – ¡Por fin! (Deja la valija en el suelo y va a sentarse junto a Chilo. Este la mira.)

CHILO. – La Frida... Qué linda estás. Los puntos se deben volver locos en Madrid, ¿no?

FRIDA. – ¿Los puntos?

CHILO. – Los gallegos... los muchachos.

FRIDA. – (Ríe.) Qué gracioso hablas tú. Me gusta escucharte .

CHILO. – ¡Qué churro! ¿Así te dicen?

FRIDA. – No... ¡Qué maja!

CHILO. – ¿Maja? Es joda. (Ríe.) Oíme... no te querrán decir eso de la maja en pelotas ¿no?

FRIDA. – ¡No! (Ambos ríen.)

CHILO. – Y en cuanto te dicen "qué maja", vos le decís, "soy argentina".

FRIDA. – Argentina... porteña y del barrio de la Boca.

CHILO. – Cómo te acordás.

FRIDA. – Siempre me lo decías. Frida: tú eres argentina, porteña y del barrio de la Boca. ¡Tienes que gritárselo a todo el mundo!

ABUELO. –¿Qui e?

FRIDA. – Soy yo, abuelo.

CHILO. – La Frida, papá.

ABUELO. – Credeba que era don Pacual.

CHILO. – ¿Cómo don Pascual? ¿En Roma don Pascual?

ABUELO. – E cherto. Don Pacual está de turno oyi. Non pode venir a cucar al tute con me.

CHILO. – (A Frida.) Don Pascual era el farmacéutico de al lado de casa. En la calle Almirante Brown. Y venía todas las tardes a jugar a las cartas con papá.

ABUELO. – Nunca me podía canar. ¡E che nocaba! (Ríe.)

CHILO. – (A Frida.) ¿Vos no te acordás?

FRIDA. – No... Casi nada.

CHILO. – ¡Uy... cómo te quería! Y vos tenías locura con él. (Imita a Frida.) "Don Pascual... Don Pascual...". Cada vez que lo veías te le tirabas a los brazos. ¡Tenía locura con vos! Y él fue el que te subió al barco en brazos. ¿No te acordás? (Frida niega.) Claro... vos debías tener cinco años...

FRIDA. – Menos de cuatro.

CHILO. – ¡Cómo lloraba don Pascual! Siempre me lo acuerdo... en el muelle, llorando y agitando los brazos. Un tano macanudo.

ABUELO. – Sempre íbamo a la piazza Venechia con don Pacual, e cucábamos al tute baco lo árbole. (A Frida.) En la piazza Venechia. Cherca de casa.

CHILO. – Ese es el Parque Lezama, papá.

ABUELO. – ¡Eco! El Parque Lezama. E mirábamo el Coliseo.

CHILO. – ¿Qué Coliseo? La cancha de Boca.

ABUELO. – Eco. Está tuta rota la cancha de Boca. (Toca.) "Pero sico aquí en la Boca, donde yoro mi concoca... ¡Soñé Tarento... con chien regreso!..."

(Frida se ha puesto a hojear el "Clarín".)

FRIDA. – ¿Sabes tío? Casi no me acuerdo nada de Buenos Aires. Pero tengo una imagen: una vez me llevaste a caminar por una calle llena de gente...

CHILO. – Sería la calle Florida. Siempre te llevaba a la calle Florida.

FRIDA. – Había mucha gente.

CHILO. – ¡Ja! La calle más linda del mundo.

FRIDA. – Florida. Tendrá flores.

CHILO. – ¡Está llena de flores! Y árboles que se entrecruzan por arriba... puentecitos... góndolas... músicos y poetas que recitan. Y la gente canta y baila.

FRIDA. – ¡Qué hermoso!

(En ese instante suena el teléfono. A parece Dante y lo atiende.)

DANTE. – Trattoría La Argentina, bonasera. ¿Qui e? (Grita.) Quiamada da Londra. (Ingresa Lucía agitada.)

LUCIA. –E Martinchito... Martinchito...

DANTE. – (Al teléfono.) Sí, siñorina.

LUCIA. – (Le saca el tubo.) Martinchito!... Ah, sí, siñorina, aspeto. (Se queda esperando. Dante va hacia el Abuelo.)

DANTE. – Papá... póncase el poncho que lo prechiso. (Toma un poncho y ayuda al Abuelo a ponérselo.) La mesa de la finestra. Sono tre cliente molto importante. Tene que tocar osté. (El abuelo asiente.) Ma non toca cuesta porquería de sempre. Toque la cumparchita. ¿Se ricorda? (El Abuelo lo mira. Dante canturrea La Cumparsita.) "Ta-ra-ra-rá... Tarara-ra-ra-ra-ra-ra..." (El Abuelo saca unos acordes confusos, lejanamente parecidos a "La Cumparsita". Ambos van saliendo hacia el salón. Dante le repite la tonada de La Cumparsita.) Cosi-cosi... Cosi, cosi, si-si-si-si-si."

LUCIA. – (Al teléfono) ¡Martinchito! Figlio mío. ¿Come vai? (Pausa.) ¡Que come vai! (Escucha con un gesto de impotencia.) ¡Ma non ti capisco, figlio mío! ¿Come? ¿Come? ¿Mader? ¿Qui é mader? ¡Ah... mader! Sí, sono io. ¡Mader! (Dirá todo lo que sigue, llorando y sin parar.) Ho nostalgia di te. ¿Quando verrai a vedermi? ¿Fa molto freddo a Londra? (Escucha.) ¿Come? ¿Come? ¿Cosa é "andertan"? (A Frida.) Diche que "no andertan". (Frida va hacia ella y le saca el tubo.)

FRIDA. – ¿Martín? Soy yo, Frida. ¡Frida! ¡Tu sister! ¿Cómo estás? ¡Que cómo estás! (Pausa.) ¡Que how are you. coño! Nosotros bien... ¡No–so–tros! (Hace un gesto de impaciencia.) Noialtri... Noialtri good . ¡Good, sí, good!

LUCIA. – Domándagli quando verrá a vedermi.

FRIDA. – (A Martín.) Un momento. ¡Que un moment! (Mira a Lucía.)

LUCIA. – (Nerviosa.) ¡Che gli domandi quando verrá a vedermi!

FRIDA. – No te entiendo, madre.

LUCIA. – ¡Que gli domandi quando verrá a vedermi! (Frida, con la mirada, busca el auxilio de Chilo.)

CHILO. – No sé... dice que lo mandes a algún lado.

FRIDA. – (Al teléfono.) Dice madre... Mader diche... No, mader sei... Que te mande... ¡Que te mande a ver! Coño: cómo se dice mandar a ver en inglés. ¿A quién quieres que vaya a ver, madre?

LUCIA. – (Histérica.) ¡Domándali si fa freddo a Londra!

FRIDA. – Dice que vayas a ver a Fredy en Londres. (Escucha.) Fredy... Fredy. Okey... Okey. (Cuelga. Lucía la mira expectante.) Dice que está bien.

LUCIA. – ¿Que está bene, qué?

FRIDA. – Me dijo okey. Okey quiere decir que está bien. Va a ir a vérlo a Fredy.

(En ese instante ingresan Dante y el Abuelo. El Abuelo tocando.)

ABUELO. – "Soñé, Tarento... con chien regresooo. Pero sico aquí en la Boca..."

DANTE. – (Lo zamarrea.) Le dique que tocara "La Cumparchita". A la yente no le piache cuesta cosa italiana que osté toca. ¡La cumparchita le piache a la yente! Cuesto e una trattoría aryentina. Va, va... Practique la cumparchita. (A Lucía.) ¿Qué ha deto Martinchito?

LUCIA. – (Llorosa.) Que fá molto freddo a Londra.

DANTE. – Eh... Sempre fa freddo a Londra. (A Chilo.) Anota una tripa gorda para la sete e un postre viquilante a la nuove. (A la cocina.) Bruno marche do empanada é tre locro a la camatarqueña...

CHILO. – (Corrige.) Catamarqueña. Ca–ta–mar–que–ña. (Dante ha salido. Lucía se queda llorosa y Chilo anota los pedidos. Frida toma la valija.)

FRIDA. – Me voy a ir yendo, madre.

LUCIA. – (Asustada.) ¿Te vai? ¿Te vai?

FRIDA. – Y sí madre. Ya es hora.

LUCIA. – Frida... (Se acerca a ella.) ¿Por qué no te quedá a Roma? ¿Por qué no te quedá?

FRIDA. – Madre... Ya lo hablamos.

LUCIA. – (La abraza llorando.) Quedáte a Roma... Quedáte a Roma con me.

FRIDA. – No puedo, sabes que no puedo.

LUCIA. – ¿Ma por qué? (Frida no contesta.) E ese uomo. ¿no? ¡E ese uomo!

FRIDA. – Sí. es Manolo también. Pero no es sólo él.

LUCIA. – Osté está enamorada de él.

FRIDA. – Sí. Y nos vamos a casar.

LUCIA. – ¿A casar? E un estranyero. ¡Non e como noialtri! ¡E un estranyero e te va a abandonar! ¡Porque lo estranyero sono cosí ! (La mira con odio.) ¡Vate! ¡Vate e no vuelva ma!

FRIDA. – Madre...

LUCIA. – ¡Me a ascoltato! ¡No vuelva ma! (Se aleja de ella llorando.)

FRIDA. – (Mira un instante a Lucía y Iuego va hacia Chilo.) Adiós tío.

CHILO. – Chau. piba. Buen viaje. (Se besan.)

FRIDA. – (Besa al Abuelo.) Adiós, abuelo.

ABUELO. – ¿Te va a pasear? Cuando pase por la farmachia dechile a don Pacual que lo estó esperando para cucar al tute.

FRIDA. – (Va a salir y se detiene. A Lucía.) Te voy a escribir, madre. (Sale.)

ABUELO. – "Canzoneta gri de ausenchia cruel malón de pena vieca escondida en la sombra de mi alcohol... ¡Soñé Tarentoooo... con chien regreso..." ¿Cuándo vamo a volver a Buenosaria, Chilo?CHILO. – Algún día. (Desde el salón ingresa Dante agitado.)

DANTE. – ¡Ma qué pasa!... ¡Luchía!... Tre mesa sen atender. ¡Tre mesa!

LUCIA. – (Furiosa.) Me ne frega la tre mesa... ¡Me ne frega la tre mesa e me ne frega lo cliente!

(Se saca el poncho y lo arroja al suelo. Sale llorando hacia los dormitorios.)

DANTE. – ¡Ma porca miseria! ¡Justo un vernedi! (A Chilo.) Debe ayudarme al salón.

CHlLO. – ¿El salón? Nooo... De mozo no.

DANTE. – ¡Ma io solo non doy abasto!

CHILO. – ¿Yo servir a un tano? ¿A que me insulte? No... Ya te lo dije. Te hago el adicionista. Pero de mozo. no. Te lo dije cuando se te ocurrió poner el restaurante. ¡De mozo, no! Ese fue el pacto.

DANTE. – Stá bene. Osté no me ayuda. Ma no come ma. ¡Se lo curo! (Hace el gesto de la vendeta.) ¡Non come ma! ¡Va a ir a pedir lemosna! (Sale violentamente hacia el salón.)

CHILO. – ¡Prefiero pedir limosna y no hacerle de alcahuete a un tano de mierda!

(Chilo se pone a leer el diario. Pausa. El Abuelo toca "Canzoneta".)

ABUELO. – Agarrábamo por Almirante Brown con don Pacual e no íbamo a la Vuelta de Rocha. ¿Te acorda de la Vuelta de Rocha, Chilo?

CHILO. – Si, papá, sí...

ABUELO. – E mirábamo el Tevere.

CHILO. – El Tíber, no. Eso es acá. El... (Se detiene.) El... (Se va asustando.) ¿Cómo se llama? El... ¡Pero carajo!

ABUELO. – El Tevere...

CHILO. – (Furioso.) ¡No... eso es acá! E... el... (Hace un gesto de impaciencia.) ¡Pero!... Frente a la Vuelta de Rocha... del otro lado está Avellaneda... los barcos... Quinquela Martín... ¡Carajo! (Contento.) ¡El arroyuelo!

ABUELO. – Eco... el Riachuelo... e dopo el Castello de Santangelo...

CHILO. – El Riachuelo... (El Abuelo se pone a tocar "Canzoneta". Lentamente Chilo se va colocando el poncho que Lucía arrojó al suelo y va hacia el salón del restaurante.)

CHILO. – (Desde la puerta que da al salón, resignado.) Comendatore... ¿Cosa vuole?

(Chilo sale hacia el salón. El Abuelo queda solo.)

ABUELO. – Cucá osté, don Pacual. Spada e triunfo. Termenamo el partido e dopo no vamo a piazza Venechia, ¿eh? Agarramo por Almirante Brown... cruzamo Paseo Colón e no vamo a cucar al tute baco lo árbole. Cuando era cóvene, sempre iba al Parque Lezama. Con el mío babbo e la mía mamma... Mi hermano Anyelito... Tuto íbamo al Parque Lezama... E il Duche salía al balcón... la piazza yena de quente. E el queneral hablaba e no dicheva: "Descamisato... del trabaco a casa e de casa al trabaco". E eya era rubia e cóvena. E no dicheva: "Cuídenlo al queneral". E dopo el Duche preguntaba: "¿Qué volete? ¿Pane o canune?" E nosotro le gritábamo: "Leña, queneral, leña queneral". (Toca acordes de "Canzoneta".) Ma... dopo me tomé el barco. E el barco se movía e el mío hermano Anyelito mi dicheva: "A la Aryentina vamo a fare plata... mucha plata... E dopo volvemo a Italia". (Ríe.) Así dicheva mi hermano Anyelito, que Dio lo tenga en la Santa Gloria. Una tarde de sol se cayó del andamio. (Toca y canturrea.) "Canzoneta gri de ausenchia, cruel malón de pena vieca escondida en la sombra de mi alcohol... Soñé Tarento, con chien regreso..." ¿Cuándo vamo a volver a Italia, don Pacual? ¿Cuándo vamo a volver a Italia?



TELON


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