27 de abril de 2009

¿Cómo ayudar a nuestros hijos con su falta de vocabulario?

Nada es mágico. Todo requiere una cierta disciplina. A ver si, mediante el siguiente mecanismo, que le hemos sugerido a nuestros alumnos durante años y con alentadores éxitos, vos mámá/papá podés participar en la resolución de este problema.
Vamos a empezar con un poema muy querido por este Taller de Escritura Creativa de León Felipe:

La palabra

Pero ¿qué están hablando esos poetas ahí de la palabra?
Siempre en discusiones de modista:
que si desceñida o apretada…
que si la túnica o que si la casaca…
¡Basta ya! La palabra es un ladrillo. ¿Me oísteis?...
¿Me ha oído usted, Señor Arcipreste?
Un ladrillo. El ladrillo para levantar la Torre… y la Torre tiene que ser alta… alta… alta…
hasta que no pueda se más alta.
hasta que llegue a la última cornisa
de la última ventana
del último sol
y no pueda ser más alta.
Hasta que ya entonces no quede más que un ladrillo solo,
el último ladrillo… la última palabra,
para tirárselo a Dios
con la fuerza de la blasfemia o la plegaria…
y romperle la frente… A ver si dentro de su cráneo
está la Luz… o está la Nada

León Felipe (1884-1968)

Tomemos de este conmovedor poema el concepto de palabra/ladrillo. Nuestros preadolescentes tienen un número bajo de palabras en su reservorio, es decir, pocos ladrillos. Entonces a la hora de construir un mensaje/relato llegan a levantar apenas un par de paredes en lugar de una casa.

Entonces todo se trata de incorporar palabras para construir conceptos e ideas o llevar nuestra imaginación hacia la creación de ficción. Para ello la lectura cumple un papel fundamental. Como todos muy bien sabemos, nuestros chicos salen de la escuela primaria sin lectura y con mucho menos escritura. Ahora, dentro de colegios como el Nacional de Buenos Aires, la exigencia de la escritura nos enfrenta a un verdadero dilema. Por otro lado los textos a que se enfrentan tienen la rigurosidad propia de los clásicos. Bien, estamos en una situación que debemos capitalizar de la siguiente manera.

Lo primero que tenemos que sugerirle es que anoten las palabras que desconocen a pesar que las saquen por contexto durante la lectura. Esto no se puede hacer en los libros porque son muy mezquinos en márgenes debido a las ediciones de bolsillo. Entonces es importante o forrar el libro con un papel afiche o tener una hoja que se use como señalador donde se anoten las palabras que no conocemos.

Luego, aprovechando el tiempo que están frente a la computadora, dentro de la carpeta con su nombre se abre un archivo de Word que lleve como título, por ejemplo, “Mi diccionario personal”.







MI DICCIONARIO PERSONAL

Allí se transcriben las palabras que se fueron anotando durante la lectura, pongamos como ejemplos las siguiente diez elegidas al azar:

diáfanas
endebles
vituperado
inveterado
díscolas
soez
fláccido
cenefa
deliquio
horrura

luego hay que generar un acceso directo al escritorio de la PC con el Diccionario de la Real Academia Española.









Hago click en el acceso directo, voy a mi documento y pinto, copio y pego la palabra a buscar en el casillero –diáfanas– que me ofrece el diccionario on line.

Obtengo de manera rápida y sin tener que hojear un diccionario el concepto que busco:

diáfano, na.
(Del gr. διαφανής, transparente).
1. adj. Dicho de un cuerpo: Que deja pasar a su través la luz casi en su totalidad.
2. adj. claro (‖ limpio).

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Pinto, copio y pego en mi documento.

diáfano, na.
(Del gr. διαφανής, transparente).
1. adj. Dicho de un cuerpo: Que deja pasar a su través la luz casi en su totalidad.
2. adj.
claro (‖ limpio).

Así con todas las palabras hasta que el diccionario personal vaya tomando forma.

En la segunda palabra no obtenemos resultados inmediatos nos lleva a la definición de endeblez:

endeblez.
1. f. Cualidad de endeble.

Entonces repetimos el procedimiento buscando endeble y ahora sí:

endeble.
(Del lat. vulg. *indebĭlis, flojo).
1. adj. Débil, flojo, de resistencia insuficiente.

Una vez que se tengan cuatro o cinco hojas de este diccionario personal se releé. A veces cuando buscamos una palabra es muy común que olvidemos su significado en poco tiempo, de esta manera sabemos que van a estar allí para un repaso. Este relectura permite fijar los conceptos, van a existir muchas palabras que jamás vamos a utilizar porque son poco prácticas, porque suenan feas o porque son demasiado estrambóticas, en ese caso se busca un sinónimo, tal vez allí encontremos la palabra ideal para su uso. Es decir, el diccionario de sinónimo debe ser nuestro mejor segundo amigo.

Después de un tiempo a los chicos les va a ocurrir algo significativo, cuando repasen los significados van a pensar: “¿Qué tonto para qué busqué el significado de esta palabra?”. Allí nos damos cuenta que funcionó el sistema, esa palabra está ya incorporada y no fueron nada tontos oportunamente porque si la buscaron era porque no conocían su significado.

Este sistema, desde ya se adaptará a la modalidad de trabajo de cada chico, pero en esencia son los pasos a seguir y les podemos decir que da muy buenos resultados a la hora de tener más ladrillos para construir esta torre o nuestra casa.[1]

¡Suerte!


[1] Otro paso posible, para hacer esto mucho más completo, pero que requiere mucho más esfuerzo, sería anotar el fragmento en el que la palabra apareció ya sea oración, verso, etc. o un contexto más amplio.

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