2 de abril de 2009





____Con una mano en las riendas y la otra sosteniendo sus ballestas cargadas los Gríseos rodearon el Arca. Uno de ellos se arrojó desde su cabalgadura a los caballos que tiraban del navío. Su esfuerzo fue inútil. En ningún momento aflojaron la marcha. Los ocho animales mantenían tensos los correajes de cuero que los unían a la embarcación de madera. Respondían fielmente a los gritos del Hombre del Arca que llegaban desde el pescante improvisado en la proa. El Gríseo resbaló y fue arrollado por las patas de los caballos. Las flechas surcaban el aire buscando alguna víctima. Muchas se clavaron en el casco de la nave y en su palo mayor, donde enrollada descansaba la vela.
____Otro Gríseo con una enorme espada cortó uno de los correajes. Zexurial voló por encima de él y se sentó detrás, en la grupa del corcel. El soldado advirtió la presencia del Tenopo y giró con su espada para matarlo. Ese movimiento le permitió al Tenopo arrebatarle el arma y darle un buen planazo en la cien. El gigante sin color cayó inconsciente de la montura. El Tenopo guerrero volvió con la pesada espada al Arca con la aclamación de todos. Habían conseguido un arma.
____La táctica de los Gríseos era por demás clara. Sabían que el Arca era invulnerable para sus posibilidades. Lo único que les quedaba por hacer era detenerla cortando los cueros o, más terrible aún, matando a los caballos. De igual manera dos Gríseos intentaron el abordaje de la nave y fueron repelidos por los Amigos del Bosque. Uno de ellos fue interceptado por el Vendedor de Sonidos que por nada del mundo soltaba la raíz de la montaña y fue a parar a unos cuantos metros. El otro al apoyar sus manos en el borde del casco de la embarcación recibió el contacto de la garra del Dragón. Del dolor se soltó lanzando un grito y cayendo al lodo del Camino Real.
____Las flechas no eran certeras. A su mala puntería se sumaba el andar de los caballos.
____–Vamos a combatirlos por aire. Es la única posibilidad de sacarnos de encima a estos engendros del mal –dijo el Guardián.
____–Busquen abajo algo contundente para combatirlos –pidió el Hacedor a los Tenopos. Zexurial no podía con la enorme espada que le había arrebatado al Gríseo. Pesaba mucho para sus posibilidades.
____–Mantengámolos ocupados, falta poco para la cerca –dijo el Vendedor de Sonidos.
____Algunos Gríseos dejaron las ballestas y desenfundaron sus espadas. Todos se dirigieron a cortar los correajes. Curiosamente los obsequios de los Guardianes de la Naturaleza no hacían efecto en manos de los Tenopos. Habían intentado en el Bosque el uso de algunos de ellos pero fue inútil. Los Tenopos bajaron raudamente la escalera y sin demora salieron con un grueso libro cada uno.
____–Fue idea de Sebastián –informó Zexurión.
____Levantaron vuelo hacia los Gríseos que habían cortado casi todos los correajes. Quedaban los tres que pasaban por entre medio y por debajo de las panzas de los caballos. Una flecha de ballesta mató a uno de los caballos que, unido a los arneses, fue arrastrado por los otros. Este hecho enfureció a todos los tripulantes de la embarcación. Los Tenopos estrellaron los gruesos volúmenes en las cabezas de los Gríseos. El golpe sonaba seco acompañado del grito de dolor y el vuelo del casco. No pudieron evitar que uno de ellos se arroje entre los caballos con un cuchillo entre los dientes. Zexurión fue en picada y lo derribó de un librazo en la nuca. El Gríseo sin perder el conocimiento alcanzó a tomarse del cuero del centro, en medio de las dos filas de caballos. El furibundo golpe de Zexurión no alcanzó para quitarle el cuchillo de entre los dientes. Sus mandíbulas se mantuvieron trabadas en el acero. De allí, mientras su cuerpo era arrastrado junto con el del caballo muerto, cortó los cueros de ambos lados. Sus piernas dejaban una huella más en la calle enlodada. Al fin, sin poder evitarlo ningún Tenopo, cortó el último cuero, la última unión de los caballos a la nave. El Hombre del Arca debió soltar las riendas. Por poco los caballos, que salieron despedidos a todo galope al librarse de tamaño peso, lo arrastran en su loca carrera.
____–¡Tenemos viento a nuestro favor –gritó sin perder un segundo– usaremos la vela para llegar!
____Los hombres hacían ahora de marineros. La cerca estaba allí nomás. Bastaba un buen impulso para sortearla. Desataron las sogas y dejaron caer la pesada lona. Se infló con el viento que seguía soplando desde el río dejando apreciar un trébol de cuatro hojas en el centro de la tela amarillenta. El impulso que le dio al Arca no fue significativo no obstante alcanzaba para no pararse y sumar metros. El camino era recto, lo que facilitaba a la nave llegar sin problemas. Los Tenopos seguían hostigando con librazos a los Gríseos. Habían volteado a dos más que ya no se levantaron pero quedaba un número en su montura que los superaba. Eran grandes y fuertes, difíciles de vencer.
____El Encantador de Pájaros, alzando la garra del Dragón, invocó al viento del este a soplar con mas fuerza pero no llegó a tiempo. El oficial Gríseo ordenó disparar con las “flechas especiales” al inflado velamen. Ese tipo de flechas no era otra cosa que antorchas. Cuando las vieron los tripulantes de la nave se alarmaron. La cerca parecía alejarse cada vez más; faltando tan poco.
____El Hacedor llamó a tres Tenopos y le dio a cada uno las últimas Verdades–Falsas. Antes de volar las roció con el retardante.
____–Tienen treinta segundos –les advirtió. Eligieron tres Gríseos incluyendo al oficial y antes de expirar el tiempo de protección se las colocaron entre los correajes del uniforme. La explosión los sacó de sus cabalgaduras elevándolos por el aire. No pudieron evitar el disparo de unas cuantas flechas con fuego en sus puntas. Dieron en el blanco y la tela ardió haciéndose pedazos. El trébol de cuatro hojas se consumió en pocos minutos ante la desesperación de los tripulantes. Lo habían tomado como símbolo de su libertad y lo veían desaparecer entre lenguas de fuego. Los Gríseos habían asestado un duro golpe en el ánimo de todos.
____–¿Qué hacemos? –preguntó desesperado el Vendedor de Sonidos.
____“...es veloz como el viento cabalgando el mismo viento” –dijo el Encantador repitiendo las palabras de Miataks.
____–El kayaks de hielo eterno –dijo– está en la bodega, tráiganlo. Ayudará a empujar. El envión que traía la nave duraría poco. Faltaban unos quinientos metros para llegar. El Encantador subió por la escalerilla de madera del palo mayor a riesgo de quemarse con los jirones de tela encendida. Ya el centro se había consumido totalmente favorecido por el viento. Las flechas pasaban cerca de su cuerpo. De esa posición elevada llamó al Bosque. Sus palabras fueron incomprensibles para los demás. Sólo los Tenopos entendieron por que empezaron a repartir librazos a diestra y siniestra para entretener a los Gríseos. El Arca prácticamente estaba parada. Trajeron el kayaks de hielo eterno. El Alquimista se propuso como voluntario para pilotearlo. Unieron ambas embarcaciones con una soga. El Alquimista empezó a remar y la pequeña embarcación de hielo navegó en el aire montando el lomo del viento del este. La soga que iba de la proa del Arca a la proa del Kayaks se tensó. No era mucho lo que empujaba pero ayudaba a evitar la inmovilidad de la gran mole de madera.
____A lo lejos se divisaban jinetes que llegaban de la Aldea para reforzar a los soldados de Prorena. Seguramente más Gríseos. Más atrás cientos de aldeanos con palos corrían enfurecidos. Al verlos venir el Vendedor de Sonidos se tiró de la popa de la nave al piso apretando la raíz de la montaña. Afirmándose en el suelo resbaladizo empujó la nave con la fuerza de los cien hombres que le atribuía la raíz de piedra. Pero no podía afirmarse bien en ese suelo y no alcanzaban cien hombres para ese peso. Propuso a los gritos aliviar el Arca arrojando la Biblioteca y alguna otra pertenencia pero no fue necesario. Del Bosque, en respuesta del llamado del Encantador, apareció atravesando la cerca una gruesa nube negra. Al principio tanto el Vendedor de Sonidos como el Hacedor creyeron que había convocado a las fuerzas de la naturaleza con la garra del Dragón. A medida que la nube se acercaba pudieron advertir que se habían equivocado. Eran todos los pájaros del Bosque que llegaban a socorrer al Arca a pedido del Guardián de la Naturaleza. Los Gríseos vieron venir a los pájaros boquiabiertos. Zexalúm aprovechó esa distracción para dar con su grueso volumen en la nariz del Gríseo que estaba acosando. Dio una vuelta y cayó por la grupa del caballo.
____Los pájaros nublaron el cielo como si fuese uno de enormes dimensiones. Miles y miles de ellos comenzaron a bajar y cubrieron la superficie del Arca. Zexurión, con uno de sus tres dedos apuntando hacia arriba, llamó a sus compañeros a reunión. A unos quince metros de las cabezas de los Gríseos y en segundos armaron la estratagema final. Fueron los ocho atacando por vez a cada jinete. Recibían tantos librazos a la vez que caían al suelo totalmente confundidos. En menos de un minuto liquidaron el pleito.
____Los pájaros se asieron con sus pequeñas uñas de donde pudieron y comenzaron a aletear. El Arca de a poco fue tomando impulso. El Vendedor de Sonidos, descalzándose, continuó empujando. Sus pies de esta manera se afirmaban mejor. El Alquimista, exhausto, no dejaba de remar el kayaks.
____Ya cercanos estaban los nuevos jinetes y más aún el límite mágico. Miles y miles de pequeños pájaros jalaban de la enorme nave, con su tripulación llena de esperanzas, haciéndola avanzar ya en el camino cubierto con pastos ralos. En ese momento todos bajaron del Arca, inclusive las mujeres, para dar el empujón final. El enemigo estaba a tiro de ballesta y se escuchada como azuzaban a sus cabalgaduras. Hicieron añicos la cerca ante la imposibilidad de maniobrar el pesado navío. Sebastián salió a cubierta visiblemente disgustado. Le habían hecho perder la diversión. El enojo le duró poco porque la alegría que vio en toda esa gente no la volvería a ver a lo largo de toda su vida.



© Gustavo Prego


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