17 de abril de 2009

De «ebriedad» - Inédito



Buenos Aires, diciembre de 1998
Es preciso estar siempre ebrio
Charles Baudelaire
poema 28


habiendo sabido de dolores y tiempos para los cuernos de cabra
la mirada polvorienta masca el verde impasible
y la distancia es una ventana lanzada al vacío
apoyo mi cabeza en el violín nocturno de nazim hikmet
siento la fatiga de la tierra en sus doce campanadas
tuercen los labios empolvados de alas
nutricia en tu docilidad de hembra en cielo
muslos del milagro o trampa de los patíbulos

poema 36

voy por lo que me rodea para alejarme
tanto ejercicio de vitrina quedará sin nombre
está dicho que la noche será eterna no la luz
sucesión de los años en el pedestal del desierto
el ayer fue esto te lo dije tantas veces
y que los ojos no salten con agilidad de dolor
y esperar la libertad de la muerte sin espejismos
para encontrarme al nonno con el mate listo y el agua a punto

poema 42

entregué mi vida a los mercaderes
con un antifaz en vuelo de lámpara
fui el desertor del cuerpo de la madera
marino desterrado de sus anclas añosas
entre metales y humedecidas bitácoras
me fui en sombra y en puerto por habitar
asediado de colores y de un cielo lúdico
y entre calles y desvaríos la cobardía de partir

poema 45


se desencadena remoto lacerado a contraluna
recuerda y recorta errante del reino
sobreviene calla sabe el nombre y calla
jadeante de caminos sin júbilo y estacas
penetra extravíos y el sonido detenido
busca bordes en el grito hondo de la especie
juega a anochecer abruptamente
y sólo espera del alba un mundo aligerado

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