10 de diciembre de 2009





____–No dejes de cubrirte, nadie nos tiene que ver –dijo el Guardián– es muy poca la ventaja que llevamos ¿Tienes tus gafas a mano?
____Corrieron escasas dos cuadras y llegaron a la carreta donde estaba la jaula con los pájaros.
____–Debemos darnos prisa –dijo el Encantador– tenemos que llegar cuanto antes al Bosque. Vamos sube.
____–¿Qué era ese pájaro que vi a través de la gafas? –preguntó el niño.
____–Ya te contaré. ¿Alguna vez condujiste? –consultó el Encantador mostrándole las riendas.
____–No, nunca –confesó Sebastián.
____–No importa, lo harás bien. Yo tengo que ocuparme de los pájaros, temo que sea tarde –pidió el Guardián pasando a la parte trasera. Los caballos respondieron al movimiento de las riendas. La pesada carreta crujió al andar los primeros metros. La niebla se disipaba rápidamente. Era una noche peligrosamente clara. Una gran luna y un cielo estrellado dominaban el firmamento.
____Guardián, la niebla se está yendo –comunicó el niño.
____–Eso significa problemas. Van a empezar a patrullar. En pocos minutos los tendremos tras nuestras huellas –consideró el Guardián. Sebastián agitó con fuerza las riendas inútilmente. El tranco de los dos caballos era inalterable.
____–A esta velocidad seguro que nos van a alcanzar –comentó preocupado el niño.
____–No los apures que ellos saben muy bien lo que hacen –dijo el Guardián que no cesaba en su atención metido medio cuerpo dentro de la jaula. Los pájaros lo habían rodeado buscando su protección.
____–Los pájaros están mejores de lo que yo pensé, una buena dosis de Bosque y estarán como nuevos –dijo con satisfacción y tranquilidad. Los ocultó debajo de una lona y se ubicó en el pescante junto a Sebastián con una alegría enorme. La niebla se había ido por completo en tiempo récord. Aún quedaba una cuadra para salir al Camino Real.
____–Esta es la última calle de la Aldea. Debemos tomar el Camino Real. Seguramente estará vigilado –dijo el Encantador.
____–Estos animales son muy lentos. Cualquier Gríseo a caballo nos puede dar alcance –opinó el niño.
____–Los Gríseos no pueden montar a caballo, esa es nuestra ventaja –informó el Guardián.
____–¿Por qué no pueden?
____–Los lagartos y los perros son los únicos animales que se acercan a los Gríseos. Los caballos se espantan como si vieran a un demonio. Jamás pudieron montar uno. Tal vez detecten su condición de mutantes o la condena de sus almas. No se sabe bien por qué. La cosa es que andan siempre de a pie –comentó el Guardián.
____Escucharon el ladrido de los perros. Una multitud con antorchas los perseguía.
____–Descubrieron nuestras huellas. Pásame las riendas –dijo el Guardián– si sueltan a los perros nos alcanzarán pronto.
____Salieron al Camino Real y hacia el fondo de la calle, casi en la Plaza Mayor otro grupo de aldeanos se acercaba con antorchas y palos.
____–¡Qué extraño! –comentó el Guardián.
____–¿Qué?
____–No veo ningún Gríseo –aclaró el Guardián– debería estar lleno de ellos, cientos yendo y viniendo de aquí para allá.
____–¡Allá están –gritó Sebastián– frente a nosotros! Es una emboscada. No tenemos escapatoria.
____–La hay –dijo el Encantador de Pájaros– no te preocupes. Hay que reconocer que Prorena se movió con rapidez.
____El paso al Bosque estaba bloqueado. Sabían que era el único camino de aquel que intentase rescatar a los pájaros.
____–Los pájaros fueron un señuelo perfecto –comentó Sebastián.
____–Sin duda. Siempre lo supe. No había otra opción. Corrían mucho riesgo –reconoció el viejo.
____–¿Por eso decidiste ir sólo?
____–Sí, no podía comprometer a nadie más en esta empresa tan peligrosa...
____–Si soltamos a los pájaros. Ellos se salvarían...
____–Es muy arriesgado. No será necesario. Todos saldremos de aquí pronto.
____Los Gríseos avanzaban con las ballestas listas. La chusma seguía acortando distancia. Se agregaban más de las calles laterales. No había manera de huir. Soltaron los perros y se acercaban peligrosamente. Antorchas y palos por detrás y por delante ballestas con flechas mortales.
____Pero un enorme grito de horror reemplazó a los furiosos insultos de las bocas de sus perseguidores. Adelante los Gríseos buscaron ocultarse.
____–Nos vienen a buscar –dijo el Encantador– a ponerse las gafas.
____El Pájaro de Luz se acercaba a gran velocidad desde el río. Se escurrió debajo del carro elevándolo. Los caballos manifestaron inquietud al verse alzados por esa fuerza extraña que cosquilleaba en sus patas y en los voluminosos vientres.
____–¡Esto es fantástico! –gritó Sebastián viendo como se elevaban por encima de los árboles muertos del Camino Real y ante la impotencia de los aldeanos y Gríseos.



© Gustavo Prego



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