4 de mayo de 2009



____Antes de salir para el estadio tomaron unos mates. Hábito que Sebastián había adquirido de los mayores y que le fascinaba. Estaba sereno. No dudaba que todo iba a salir bien. Se calzó una gruesa campera para combatir el frío ante la insistencia de su madre. Guardó la naranja en un bolsillo interno y así estuvo listo para salir.
____Los banderines y guirnaldas con que adornaron la miseria y el sufrimiento en la Aldea no alcanzaban. El esfuerzo de Prorena era en vano. La realidad le mostraba el producto de sus propias atrocidades. Las inmediaciones del estadio estaban llenas de aldeanos. Sebastián buscó a algún amigo entre toda esa multitud.
____–¿De dónde salió tanta gente? –preguntó la madre de Sebastián.
____–Tal vez vengan de poblados vecinos –sugirió el padre–. Lo que sí es seguro es que este espectáculo era muy esperado por toda la gente. Se los ve eufóricos.
____Habían colgado un gigantesco cartel en una de las esquinas del Reñidero Municipal con las imágenes del Tenopo y del reptil. Al dibujo de Zexurión se esmeraron en otorgarle rasgos asesinos, de criatura endemoniada y salvaje.
____Debieron hacer una cola larga para ingresar a las plateas. Un par de Gríseos se encargaban de realizar un exhaustivo cateo. Palpaban a uno por uno desde las axilas a los tobillos y eso demoraba la fila. Cuando le tocó el turno a Sebastián el soldado le descubrió el bulto de la naranja.
____–¿Qué llevas ahí? –preguntó el Gríseo con un aliento fétido y frío. Sebastián sin contestar sacó la naranja y se la mostró.
____–¿Qué harás con ella? –se interesó el soldado.
____–Primero me la voy a chupar y luego se la voy a arrojar a la Criatura de los Bosques –mintió el chico.
____–Muy bien muchacho, pasa –dijo el Gríseo. Sebastián respiró y sus padres lo miraron con asombro. Casi se echaba todo a perder.
____Se ubicaron en sus asientos. Estaba justo en medio de la tercera fila, a un lado de la escalera que dividía el sector de plateas en dos. Le habían entregado un programa al entrar que informaba someramente las características de cada contrincante. Todo lo que afirmaban del Tenopo eran unas mentiras infames. Lo mismo acerca del Saurio Real. El Reñidero era un rectángulo con sus extremos redondeados. Su capacidad no era mucha. De afuera daba la sensación de ser más grande. En las gradas superiores se sucedían una serie de ventanales con gruesos barrotes que daba la vuelta al estadio. El techo era a dos aguas sostenido por gruesas vigas y columnas de madera. En la tribuna popular del sector sur, debajo de las gradas, Sebastián divisó al Vendedor de Sonidos con su carrito. Cerca de él, a pocos metros, andaba Lethien con su canasta. Sintió un gran alivio al ver que habían podido entrar sin dificultad. Sin duda los Gríseos de la puerta fueron sobornados con unos puñados de pochoclos y algunos pasteles. Es tanta el hambre que tienen que ni se molestaron en revisar el carro y la canasta.
____Llegaba el horario de inicio y las tribunas dejaban apreciar muchos claros. Sebastián buscaba al Hacedor y al Alquimista por el sector norte, la otra cabecera del Reñidero, que era la tribuna popular más grande. Ellos traían los frascos con el líquido para hacer niebla. Lo habían fraccionado en pequeños envases de vidrio. De esa manera podían arrojarlos con comodidad. El líquido al contacto con el aire comenzaría a emanar una niebla espesa. “¿Y el Encantador?” pensó Sebastián “¿Qué haría? ¿Iría personalmente?”. No había podido hablar con él. Ignoraba sus planes.
____Unas trompetas anunciaron el inicio del espectáculo. La banda, que había ensayado entre las columnas de la iglesia catedral, arrancó con los primeros acordes. Un verdadero desastre. La gente se entusiasmó y comenzó con sus vítores. En mitad de la marcha ejecutada por la banda de Gríseos hicieron su entrada los tres integrantes de Prorena. Sus rostros cadavéricos de marcadas ojeras y prominentes pómulos, sus ojos fríos y el rigor de sus uniformes hacían correr un escalofrío a cualquier persona de bien. El frenesí de la gente fue en aumento. En retribución los integrantes del trío nefasto devolvieron un parco saludo levantando sus manos.
____El Reñidero definitivamente no se iba a llenar. Sebastián ubicó en el sector norte al Hacedor y al Alquimista. Estaban bastante separados a igual que el Vendedor de Sonidos y Lethien. La estrategia era cubrir toda la tribuna norte y la sur de la manera más amplia.
____El maestro de ceremonias entró al ring que era un círculo de unos siete metros cubierto de arena. Su superficie estaba hundida por lo menos un metro en el suelo. La pared que lo cercaba era de unos dos metros de altura y estaba construida por palos que terminaban en filosas puntas. Se ingresaba a él por una angosta puerta que desembocaba en una escalerilla que salvaba el desnivel. El hombre de gran sonrisa se dirigió al público aclarando su voz y alzando los brazos para pedir silencio; el mismo bajó respetuoso de las tribunas permitiéndole hablar.
____–Excelentísimo Prorena, señoras, señores, esta noche vamos a presenciar un espectáculo de lucha libre esperado por años. Nuestro Saurio Real –dijo el anunciador y las tribunas estallaron al escuchar al favorito. Tuvo que esperar unos segundos para poder continuar–. Como les decía, el Saurio Real, nuestro gran campeón, invicto, coronado por grandes hazañas enfrentará en instantes a la mítica, y para muchos hasta hoy inexistente, Criatura de los Bosques –la rechifla fue generalizada. Comenzaron a arrojar cosas al ring y el anunciador oficial les pidió calma haciendo gala de su poder de seducción–. Ya tendrán oportunidad de arrojar todo el arsenal que trajeron, ja, ja, ja. Los valerosos soldados del Excelentísimo Prorena atraparon al último de ellos –mintió descaradamente–. Habitante de un Bosque que se extinguió y que algunos ilusos siguen alabando. A esos nostálgicos, le dedicaremos el triunfo de nuestro gran campeón, el triunfo de... –el griterío cubrió sus palabras. El trío Prorena aplaudía satisfecho viendo el fruto de su acción de gobierno.
____Comenzaron a aclamar al Saurio Real y a agitar las banderas rojas con el león dorado devorándose al pájaro. El presentador del evento dejó pasar un buen rato disfrutando, con su gran sonrisa y su elegante ropaje, la alegría de los espectadores.
____Sebastián pensaba, mientras observaba los barrotes de las ventanas, cómo iba a escapar Zexurión. No había puerta que no esté franqueada por Gríseos. De poco le servirá volar sino tenía por donde salir. Se paró, como lo hizo tanta gente en su enardecimiento, y miró hacia arriba, a sus espaldas. Tampoco. Las rejas se sucedían una al lado de la otra sin interrupción. Grande fue la sorpresa del chico cuando vio al Encantador sentado en el medio de la última fila, la más alta, de su mismo sector. El Guardián miró para otro lado y Sebastián se sentó.
____Una vez más el maestro de ceremonias pedía silencio. Sebastián se sintió tranquilo al ver cerca al Guardián. Todo tenía que andar bien con él. Siempre encontraba una salida a cualquier dificultad.
____–La lucha –continuó el maestro de ceremonias– fue pactada sin límite de tiempo. No habrá descanso. La única regla es que deben mantenerse dentro del perímetro. Después vale todo. Será una lucha sin armas y el vencedor será aquel que se mantenga en pie –anunció y otra vez la gente pidió a gritos a su campeón. El anunciador se retiró del círculo de palos subiendo la escalera y ubicándose al pie de la platea este donde estaba Prorena. De allí, y lejos de lo que iba a ser una lluvia de proyectiles, seguiría con su labor.


© Gustavo Prego

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