7 de noviembre de 2010



____La senda era angosta y un murmullo de pájaros crecía con la profundidad del Bosque. Sebastián vio a un jilguero paradito en la rama de un ceibo y a un benteveo que saltaba de un sauce a un paraíso. De los pinos salían los trinos mezclados de la gran comunidad que allí habitaba. En un gran castaño un hornero preparaba con prolija laboriosidad su nido de barro mientras que desde un alcornoque y con pereza un gorrión lo observaba. En las ramas de un arrayán una lechuza miró pasar a Sebastián girando su cabeza que parecía desprendida de su cuello. Un ruiseñor desplegó toda la belleza de su canto entre las hojas de un manzano.
____El sendero irrumpió en un claro donde había una cabaña de troncos, un aljibe y una mesa debajo de una gran parra. Una reposera se mecía chirriando debajo de un naranjo. Sebastián vio como el gran espaldar se adelantaba y retrocedía en un acompasado vaivén. Se quedó de pie sin decir palabra. No podía apreciar absolutamente nada de la persona que se hamacaba. Dio un paso indeciso y volvió a detenerse. Nada veía detrás del tejido apretado de mimbre.
____Los pájaros continuaban con sus armoniosos cantos. Desafiaban al silencio de los árboles, al de Sebastián y al del sujeto meciéndose en la reposera. Se descolgaban de las ramas de los árboles en vuelos rápidos y se paraban intermitentemente en el ancho espaldar y en los apoyabrazos del sillón.
____Sebastián vio salir de uno de los lados de la mecedora un largo brazo. Sus lentos movimientos le indicaron que se acercara.
____–Los pájaros me dijeron que venías a mi cabaña. También que provienes de la Aldea. Debe ser importante lo que te trae aquí para sortear tantos peligros –dijo la voz.
____Sebastián no se movió de su sitio ignorando la invitación de la mano.
____–Acércate –ordenó la voz.
____–Busco al Guardián de la Naturaleza –dijo Sebastián con brusquedad.
____–Ya lo has encontrado ¿Y para qué lo buscas?
____El niño avanzó con la paloma en sus manos. Los pájaros guardaron un respetuoso silencio. ____Cuando llegó hasta la mecedora lo primero que vio Sebastián fueron unos ojos diáfanos y penetrantes, enérgicos y persuasivos pero ante todo buenos. Un rostro viejo con una larga barba blanca. Su cabeza era totalmente blanca también. Llevaba puesta una gorra por demás extraña de la que colgaban unas plumas de colores.
____El rostro, de facciones antiguas y dignas como las de un rey, ofreció una sonrisa fatigada al pequeño visitante. Extendió sus manos vastas y tomó a la paloma con cuidado.
____–El proyectil lastimó su ala. Ha perdido mucha sangre. Debemos curarla lo antes posible.
____Se incorporó de la mecedora. A pesar de su aspecto frágil tenía gran vitalidad. Su estatura era media y su espalda mostraba la curvatura de los años. Llevaba puesto un pantalón marrón con tiradores negros y una camisa blanca. Calzaba unas botas altas y se movía con rapidez.
Se dirigió a la cabaña. La tarea le absorbió bastante tiempo. Sebastián advirtió el silencio que mantenían todos los pájaros. Se quedó mirando el vaivén de la mecedora vacía que parecía tener impulso propio. Finalmente el Guardián de la Naturaleza salió de la cabaña y fue a ocupar su sitio. El chirrido de la mecedora se elevó hasta las copas de los árboles y allí los pájaros comenzaron a cantar. Sebastián se arrimó a la mecedora para informarse de lo sucedido.
____–Todo está bien. En un par de días estará curada. Mañana se sentirá bien –dijo con una sonrisa y calló.
____El niño seguía de pie sin saber qué decir. No quería irse así nomás después de las peligrosas peripecias que realizó para llegar al Bosque.
____–Si quieres esperar hasta mañana siéntate allí –dijo el viejo con una gran sonrisa.
Sebastián se sentó cabizbajo sobre un pequeño tronco junto al aljibe.
____–No debes preocuparte –habló el Guardián– la paloma se curará. Sé que has pasado por muchas dificultades para llegar hasta aquí. Tal vez fui un poco desconsiderado contigo. Me gustaría que me cuentes, por ejemplo, quién te indicó este lugar.
____Lethien me mandó a verlo al Hacedor. El no podía curar a la paloma y me dijo que venga aquí –resumió Sebastián.
____–Has tenido la oportunidad de ver a dos amigos míos muy queridos. A causa de estos días tan oscuros no puedo ver con la frecuencia que quisiera a mucha gente. Pero, dime, cómo se encuentra el viejo Hacedor? –preguntó el Guardián de la Naturaleza.
____–No lo vi muy bien. Estaba atemorizado por unos Hechiceros que dice son emisarios del enemigo –dijo Sebastián.
____–Son los Falsos Hechiceros. Consejeros de Prorena –informó el Guardián.
____–Lo que más me preocupó –continuó Sebastián– es que el Hacedor dijo que no podía ver el Bosque.
____–Esa sí que es una mala noticia. Se ha dejado ganar por el odio. Nuestro enemigo es demasiado inteligente además de cruel –dijo el Guardián de la Naturaleza con un gesto que sin ser resignación mostró un gran abatimiento.
____Sebastián advirtió que las noticias que traía no eran de las mejores.
____–El Hacedor me dijo como llegar aquí y me dio un amuleto. Bueno... luego Zexerías me orientó cuando el sendero comenzó a dividirse y...
____–¡Ah! Conoces también a Zexerías. ¡Caramba! Te has hecho ya de muchos y muy buenos amigos –dijo el Guardián de la Naturaleza recuperando su buen ánimo.
____–Sí, pero hay muchas cosas que no entiendo –dijo Sebastián con el ceño fruncido.
____–Bueno, es natural. Eres nuevo en este lugar y hay muchas cosas que ignoras.
____–¿Qué son los Gríseos? ¿Qué es Prorena? ¿Por qué los Ciegos quisieron atraparme? ¿Por qué, Dios mío, se persigue a los pájaros en la Aldea? –preguntó Sebastián con gestos grandilocuentes.
____–Sí, y también, supongo, que querrás saber qué significa la cerca que saltaste, el Bosque y los Tenopos, si Zexerías no tuvo tiempo de contártelo.
____–Sí, así es, y también otra pregunta más –dijo Sebastián.
____–¿Cuál? –interrogó el Guardián sospechándola.
____–¿Quién sos vos?


© Gustavo Prego


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