25 de mayo de 2010





____Las sombras de los árboles lo cubrieron con un extraño cosquilleo. El piar de los pájaros era maravilloso y ensordecedor. Siguió el sendero como el día anterior y desembocó en la cabaña sin, esta vez, tropezarse con Zexerías. Fue directamente al sillón donde en la víspera descansaba el Guardián de la Naturaleza. Pero él no se encontraba allí. Se asomó por la puerta entreabierta de la cabaña y no vio a nadie. Realizó un rodeo a la misma pero fue inútil el Guardián había salido. Se sentó a esperarlo unos minutos hasta que se lo vio aparecer con pasos ligeros y nerviosos.
____–Muy buenos días mi querido amigo –saludó con una reverencia sacándose la gorra.
____El niño sólo atinó a sonreír.
____–Vengo a ver como está la paloma –dijo Sebastián.
____–Ah... sí... la paloma –dijo el Guardián sin poder ocultar un dejo de tristeza.
____–¿Le pasó algo a la paloma?
____–Bueno... había perdido mucha sangre, el golpe de su caída fue muy fuerte...
____–Quiero ver a mi paloma –ordenó Sebastián con firmeza para evitar tantos rodeos.
____–Ven –dijo el Guardián de la Naturaleza– allí está.
Sebastián descubrió con mucho dolor que su paloma estaba muerta. La tomó y la apretó contra su pecho.
____–Está muerta –murmuró entre sollozos.
____–Bueno, eso depende.
____–¿Cómo depende...?
____–Sí, el lugar donde estás las cosas que suceden no suceden en realidad o no hay que creer demasiado en ellas.
____–No entiendo –dijo Sebastián– la paloma que tengo en mis manos está muerta.
____–¿Sientes amor por la paloma? –Sebastián asintió con la cabeza– Bueno entonces acércala a tu corazón y luego arrójala con fuerza hacia arriba. Sssshhhh... sin preguntas.
____Sebastián se lo quedó mirando después de la orden que le dio. Luego miró a la paloma y la llevó a su corazón. La tuvo un buen rato allí.
____–Vamos, hazlo –animó el Guardián.
____Llevó la paloma casi hasta tocar el suelo y desde allí tomó impulso y la arrojó hacia arriba. La siguió con sus ojos llenos de lágrimas. Cuando la paloma llegó a la cúspide de su recorrido y comenzaba a caer desplegó torpemente y con esfuerzo las alas. Su aleteo fue irregular hasta que pudo llegar a la rama de un árbol. Los gritos de Sebastián se escucharon por todo el Bosque junto con la algarabía de los pájaros y la risa del Guardián de la Naturaleza.
____–¡Es increíble! –gritaba Sebastián.
____–Es increíble –reconoció el anciano– pero el amor tiene estas cosas –completó y sacando su armónica ejecutó una vieja melodía haciendo danzar a cientos de pájaros por sobre su cabeza.
____–¿Cómo ocurrió? –preguntó Sebastián que no salía de su asombro.
____El Guardián de la Naturaleza guardó su armónica en el bolsillito de su vestimenta como si fuera un pañuelo y los pájaros que volaban al compás de su música se dispersaron.
____–Sabía que ibas a empezar con tus preguntas –dijo finalmente– para serte franco no sé cómo ocurrió.
____–Dale, no te creo –dijo Sebastián que había visto a la paloma en la gruesa rama de un viejo eucalipto.
____–Pues es verdad, hay cosas que simplemente ocurren. Y mientras sean para bien no me pregunto tanto los por qué.
____Sebastián lo miró y el Guardián de la Naturaleza se anticipó:
____–Sí, ya sé, otra pregunta.
____–Sí, hay algo que no entiendo en este Bosque. Aquí habitan pájaros y vegetales de distintos climas, de regiones distantes. ¿Cómo puede ser?
____–Bueno, por que este Bosque es todos los Bosques –dijo el Guardián de la Naturaleza y al ver que Sebastián no entendía amplió la idea– Es un lugar mágico. Es un lugar –dudó unos segundos buscando las palabras apropiadas– donde nunca alguien con odio y resentimiento lo encontrará. Por que como sabes no podrá verlo. Por eso queda sólo para los niños la posibilidad de visitarlo y a muy pocas personas mayores. Este Bosque es y no es al mismo tiempo. Y será aún más si nos lo proponemos. No tiene límites. Que este Bosque sea más grande y más hermoso depende exclusivamente de nosotros. Es tu imaginación y tu amor los que harán de éste un lugar donde resguardar la dicha y la felicidad. El lugar en donde la belleza y la libertad, los únicos dos valores esenciales del hombre, puedan llegar a su plenitud. Te mostraré que este lugar es un tanto especial. Te gustaría que en este sitio haya un árbol.
____–Sí –dijo Sebastián.
____–¿Qué árbol prefieres aquí?
____–Un paraíso –eligió el niño.
____–Bueno, cerremos los ojos y deseemos con toda nuestra fuerza, con todo nuestro amor que crezca un paraíso.
____Así lo hicieron y en el lugar, cuando abrieron los ojos, había un tallito muy chiquito con algunas hojitas.
____–¡Es maravilloso! –gritó Sebastián.
____–Ahora dejemos que crezca solo, ya hicimos algo muy importante que fue desearlo entre nosotros.
____Sebastián pidió repetirlo y el Guardián de la Naturaleza accedió. Al paraíso le siguió un arrayán, al arrayán un cedro, al cedro un olmo, al olmo una casuarina y así hasta que fueron interrumpidos por el llamado de Zexerías.
____–¡Encantador, Encantador, debez venir Encantador! –decía la vocecita que se acercaba con ligereza –¡Qué zuerte que te encuentro Encantador! –dijo sin aliento el Tenopo.
____–¿Encantador? –preguntó extrañado Sebastián.
____–Zí, que tal Zebaztián...
____–Los Tenopos me llaman Encantador de Pájaros –dijo el Guardián de la Naturaleza– ¿A qué se debe tu prisa Zexerías?
____–Debez venir Encantador, el Conzilio se reunirá en unoz minutoz.
____–Tan pronto –dijo el Guardián.
____–Zí, azí lo han dezidido.
____Tomando el sendero por donde apareció Zexerías marcharon los tres hacia Tenopián, la Ciudad Sagrada de los Tenopos, ubicada en el centro de ese Bosque maravilloso.


© Gustavo Prego


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