30 de abril de 2010






____El Bosque por momentos se hacía espeso y hubo que agacharse para no golpearse con las ramas. Al fin el estrecho camino terminó en una enorme llanura de pastos altos que hacían destacar algo a lo lejos que parecía ser una cabaña.
____–Allá está –gritó el hombre henchido de alegría.
____–¿Qué cosa? –preguntó Sebastián sin poder definir la construcción que señalaba el hombre.
____–Allá niño, el Arca, mi Arca –chillaba el hombre desbordante de felicidad sin dejar de señalar al navío.
____A medida que se acercaban la embarcación fue tomando dimensiones exactas y sorprendentes. Sebastián no podía salir de su asombro mientras el hombre sonreía por su gran obra. El Arca era enorme y estaba apuntalada con troncos. Su casco estaba cubierto de musgos amarillentos lo que indicaba que hacía ya mucho tiempo que navegaba sobre aquel mar de gramillas. Su construcción era un tanto tosca pero daba la impresión de ser muy fuerte, que podía resistir un mar embravecido.
____–¿Qué vas a hacer con ella? –preguntó el niño.
____–Pues con ella salvaré a los animales y a mi familia cuando llegue el Segundo Gran Diluvio Universal –afirmó convencido de lo enorme de su obra.
____–¿Diluvio? –preguntó extrañado Sebastián.
____–Sí hijo, lluvia...
____–¿Y cuándo va a ser ese diluvio? –preguntó descreído el niño.
____–Bueno... este... en realidad no sé cuándo, pero no pasará mucho tiempo... –dijo dudando el Hombre del Arca.
____Sebastián no entendía bien eso del diluvio. Alternativamente miraba al hombre y al navío buscando alguna respuesta.
____–Ven –dijo el Hombre del Arca– subamos.
____Treparon por una escalera de soga y una vez arriba la sensación de Sebastián fue de encontrarse en medio del mar.
____–Observa que sólida es, tardé mucho tiempo en hacerla. Seleccioné cuidadosamente la madera, toda de aquí, del Bosque. La trabajé pacientemente y poco a poco fue tomando forma, hasta que al fin la vi terminada –contó el hombre con los ojos perdidos en aquellos días de tanta labor.
____Recorrieron el Arca de extremo a extremo. Bajaron a la bodega y le explicó al chico cómo iban a ir dispuesto los animales.
____–...y este rincón es para el heno, aquel para el agua, ya tengo cuatro toneles listos para cargar –comentaba entusiasmado con los ojos desorbitados de alegría. Sebastián prestaba oídos al delirio del Hombre del Arca tratando de imaginar la bodega cargada tal como se la describía.
____–¡Realmente es increíble! –resumió Sebastián– ¿Dónde tenés los animales?
____–Ahora los vemos.
____Ambos bajaron y comenzaron a caminar.
____–Los tengo en aquellos árboles que ves allá...
____A medida que se iban alejando, Sebastián, giraba para observar al gran navío que también esperaba con ansias la llegada del Segundo Gran Diluvio Universal.
____Llegaron al grupo de árboles. Era un pequeño monte donde abundaban especialmente los álamos. Mezclados entre ellos aparecían algunos algarrobos, uno que otro plátano y también unos talas. Sebastián llegó casi corriendo para poder mantener el ritmo de las largas zancadas del Hombre del Arca. En el medio de ese grupo de árboles había gran cantidad de jaulas con animales de variadas especies.
____–Estos son los animales que voy a salvar –afirmó el Hombre del Arca a manera de presentación y sacando de su bolsillo la libreta negra comenzó el recuento. Sebastián iba de jaula en jaula mirando atentamente a los animales. No le agradó mucho que estuvieran encerrados, quiso decírselo al Hombre del Arca pero temió ofenderlo.
____–Bueno, bueno, a ver lo que tenemos aquí –dijo sentado sobre una piedra.
____–¿Cuántos animales tenés? –preguntó Sebastián después de su recorrida entre las jaulas.
____–Aquí hay 364 parejas de animales de distintas especies. Bueno... en realidad hay 363 y media por que me sigue faltando ese cerdo testarudo, como ves tengo allí a la hembra...
____Sebastián se acercó a la jaula de los conejos y contó por lo menos veinticinco.
____–Pero acá tenés mucho más de una pareja de conejos...
____–Lo que sucede hijo, que estos animales, bueno... sabes como son... los pones juntos y... bueno como hace tiempo que los tengo –dijo con preocupación– ¿Me ayudas a darles de comer? –el chico accedió con gusto y entonces el hombre, con la libreta abierta, comenzó a nombrar a cada pareja de animales con su alimento específico.
____–A ver, a ver, primero las ardillas, alcánzame esa cuba hijo –el Hombre del Arca llenó el recipiente de la jaula y la parejita perdiendo su aprensión comió ávidamente.
____Sebastián corría de un lado a otro por alfalfa, granos de cereal, heno, peces, carne secada al sol, hinojo, frutas, pan duro, girasol, lechuga y todo un apropiado menú que calmaba momentáneamente el apetito a tan variados comensales. A las ardillas siguieron los cuatíes, lo zorros, las lechuzas, las nutrias, una pareja de patos, de aguiluchos, de tordos y así fueron desfilando el resto de los animales. Sebastián estaba cansado de tanto trajín y se sentó en una piedra a descansar unos segundos. Sacó su pañuelo para secar el sudor que corría por su rostro. De pronto sintió que le arrebataban el pañuelo de un tirón. Levantó la vista y vio que un ñandú lo tenía en su pico.
____–¡Antris, grandísimo canalla, dónde te habías metido, hace una semana que desapareciste! –reprendió el Hombre del Arca al enorme ave que fue corriendo para obtener su ración de comida– Devuelve lo que no es tuyo. Antris, vuelves a irte así por mucho tiempo y te agarrará el Diluvio lejos de aquí. Dejaste a tu compañera sola y preocupada por ti, eres un grandísimo desconsiderado, un cabeza dura –y dirigiéndose a Sebastián– Toma tu pañuelo. Perdónalo, es muy travieso y es un andariego incorregible, no se queda nunca quieto. ¡Arriba muchacho que faltan algunos animales!
____–¿Y jirafas no tenés? –preguntó al Hombre del Arca luego de un laborioso silencio.
____–¿Jirafas...?
____–Sí, y elefantes, leones, hipopótamos, osos, tigres...
____–No, es que... no encontré. Sabes niño, en el Bosque habitan los animales que tu vez aquí –confió el hombre sabiendo que su labor no era completa.
____–Bueno, no te preocupés por eso. Todos estos animales estarán muy agradecidos con vos por haberlos salvado del Diluvio –animó Sebastián palmeando la espalda ancha del hombre– ¿Hace mucho que hacés esto? –preguntó Sebastián mientras alimentaba a una yunta de pavos reales.
____–Sí –contestó el Hombre del Arca– prácticamente toda la vida.
____–¿Y desde entonces estás esperando el Segundo Gran Diluvio Universal?
____–Sí, desde hace mucho que lo estoy esperando, pero algo me dice que no tardará en llegar –afirmó el hombre con una exultante convicción.
____Sonrieron y siguieron la tarea. Terminaron de alimentar a los animales y fueron por comida para los próximos días. Cubrieron los alimentos, especialmente los granos, con una lona. Siempre mantenía una buena reserva por si el Diluvio lo sorprende. El hombre trabajaba feliz. Silbaba canciones alegres y daba de cuando en cuando unos pasos de baile. Una vez terminada la tarea se sentaron a reponer fuerzas y Sebastián dijo que había llegado el momento de marcharse. El Hombre del Arca lo miró y puso su enorme mano en el hombre del chico.
____–Quédate, necesito alguien que me ayude con los animales y vendrás conmigo en el Arca cuando llegue el Segundo Gran Diluvio Universal.
____–Te agradezco pero debo volver con mis padres. Fuiste muy bueno conmigo al permitirme ayudarte y confiar tu proyecto. Ahora decime como llego a la cerca para volver a la Aldea –pidió el chico.
____El hombre le explicó como volver. Miró el Arca y se despidió del hombre prometiendo visitarlo muy pronto, por supuesto antes que comience el Diluvio.
____Al alejarse volteó para saludar una vez más al Hombre del Arca y lo tranquilizó la idea de que era feliz ignorando el horror que había fuera del Bosque, esperando la llegada de lo que él llamaba el Segundo Gran Diluvio Universal.



© Gustavo Prego

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