28 de enero de 2010





____Se tiró en la cama y pensó en el plan. Su participación era sencilla pero fundamental. Arrojar al ring la naranja con la pócima. Parecía demasiado sencillo y sin duda lo era desde la cama con las manos en la nuca mirando al techo. No tenía ganas de dormir. Quería ir al sótano. Le había dedicado poco tiempo a ese lugar maravilloso. Absorto en la realidad de esa curiosa Aldea desaprovechó ese tesoro magnífico. Saltó de la cama con los resortes del entusiasmo. No hacía tanto frío como en la víspera. De todas maneras se calzó un pulóver sobre el pijama y su par de zapatos.
____Sin hacer el menor ruido movió la cama y corrió la tapa del sótano. Tiró una manta en el piso y la apoyó sobre ella. Jalando la deslizó logrando reducir el peso a sus posibilidades. Llegó hasta detrás de la puerta y con esfuerzo la paró allí, ocultándola. Volvió la cama a su sitio. De esa manera accedería al sótano sin mover la cama ni correr la incómoda tapa. Sólo deslizarse debajo de la cama con cuidado e introducirse al sótano. Así lo hizo con magníficos resultados. Previamente puso la almohada debajo de las mantas para simular su cuerpo y tomó una caja de fósforos de su mochila.
____A riesgo de caerse llegó al sótano. El descenso debía hacerlo en total oscuridad por que la luz de la lámpara de la habitación era interceptada por la cama. Encendió la lámpara y se ubicó en la mesa que ocupaba el centro del recinto atiborrado de libros. La lámpara, con un humo que hizo arder los ojos, encendió con el poco combustible que le quedaba después de tanto tiempo en desuso. Era la segunda vez que se decía que había que ponerla en condiciones.
____Como un imán, el libro abierto y escrito con letra pequeña y dibujada, lo atrajo:
____ “... Lethien y Magdalena vinieron a ayudarme a bajar la Biblioteca al sótano. Dicen que exagero. Que la niebla es un fenómeno atmosférico. Yo insisto que el Cuerpo de Seguridad de la Aldea tiene que ver y se burlan. No me creen. Son cosas que se me meten en la cabeza. Yo les pregunto para qué formaron el escuadrón de Gríseos con sus lagartos y sus perros. No me saben contestar. Por las noches patrullan y se escuchan gritos. Los pájaros han tenido que emigrar víctimas de las persecuciones. Clausuraron el Materializador de Sueños. El Hacedor sabe algo y lo oculta, lo veo en sus ojos...” –leyó Sebastián en el diario de su Tía. Miró la Biblioteca y pensó en la mujer, deseó tenerla cerca, a su lado sana y salva. Continúo con la lectura:
____ “... los tres comandantes del Cuerpo de Seguridad tomaron el control de la Aldea. Expulsaron al Alcalde y a los Concejales los encarcelaron. Todos están confundidos y angustiados. Los Gríseos entran en las casas a la luz del día. Roban y destruyen todo lo que encuentran a su paso. Hubo una sangrienta persecución de pájaros, principales enemigos de los comandantes que, en un Edicto, se bautizaron con el nombre de Prorena...“.
____Y hojas más adelante: “... Lethien entró asustada a casa por la mañana. Dijo que pasó a buscar a Magdalena y no estaba. La casa mostraba indicios de lucha y por donde se mirara todo dado vueltas. Fuimos al Cabildo a hacer la denuncia y nos atendió un funcionario con malos tratos diciéndonos que no podían hacer nada. Delante de la casa del Hacedor pusieron a dos Gríseos con lagartos y armados con ballestas. La fábrica militar trabaja día y noche. Han perfeccionado nuevas armas. La niebla hoy estuvo más espesa que nunca. Ya no quedan pájaros en la Aldea. Muchos fueron a protegerse al Bosque. Yo debería ir también...” –debió abandonar la lectura por unos ruidos que llegaron de afuera. Apagó la lámpara por precaución y tomó la caja de fósforos. Arrimó la silla debajo de la claraboya y la abrió para poder escudriñar el exterior. Al principio no vio nada. Oía el sonido acompasado de un tambor y el murmullo de un cántico. La claraboya le otorgaba una escasa visión. No podía ver la calle en perspectiva. Cuando los tuvo casi encima advirtió que se trataba de una procesión. Las antorchas iluminaron la noche y el rumor del cántico religioso lo llenó de escalofrío. El cuadro era verdaderamente siniestro. Encapuchados blandiendo antorchas, Ciegos llevando las pancartas de Prorena, el león dorado devorándose al pájaro sobre un fondo rojo. Los flecos y el león de la bandera parecían tener vida al roce de las antorchas. Faltaba poco para la Misa de San Secario, el terrible oficio religioso que le relatara el Hacedor en el laboratorio del Alquimista. La procesión era numerosa y se dirigía hacia la Plaza Mayor donde estaba emplazada la iglesia que muchos ya llamaban de San Secario. El desfile parecía interminable. El fuego de las antorchas hacía más horroroso el espectáculo fabricando sombras gigantescas. Monstruos que danzaban en las paredes.
____Sebastián tuvo que contener un grito de desesperación cuando vio que cuatro hombres llevaban una pesada jaula llena de pájaros. El Hacedor no nombró a los pájaros, tampoco habló de sacrificios. “¿Para qué llevarían esos pájaros en la procesión?” Sebastián tendría que averiguarlo. Rompería su promesa con el Hacedor de no meterse en nada relacionado con la Misa. Se había metido en todo ese lío a causa de una paloma herida; bien justificaba afrontar nuevos peligros esa jaula con cientos de pájaros prisioneros. Temía que fueran objeto de sacrificios o que los arrojasen a los Pozos Negros Sin Retorno. Sus ojos se habituaron a la oscuridad. No necesitó de los fósforos para subir la escalera y salir del subsuelo.
____Se cubrió con una manta desde la cabeza a los pies para poder mezclarse entre la gente. Cruzó el comedor y salió a confundirse entre la muchedumbre que continuaba con sus cánticos en latín.



© Gustavo Prego


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