8 de agosto de 2009






____Sin soltarse de las manos Sebastián y el Hacedor comenzaron a correr. El anciano tomó la iniciativa y era de admirar su velocidad y resistencia. Era tal el alborozo, el júbilo del corazón, que las piernas parecían de diez años. Superaron a los del carro que vitoreaban y aplaudían y entraron al Bosque.
____–Gracias Sebastián –dijo el Hacedor–. Ahora tengo fe en recuperar mis dones. No sabes lo contento que estoy –dijo y abrazó con fuerza al chico. Sintieron un golpe en la pierna a la altura de las rodillas y el desparramo de leña en sus pies. De entre la leña aparecía un vientre verde voluminoso y unos brazos regordetes y cortos que se agitaban desesperados.
____–Hazta ayer no había árbolez aquí –dijo la vocecita de Zexerías que por segunda vez le pasaba lo mismo. Lo ayudaron a incorporarse. Lo hizo con dificultad mascullando su enojo.
____–Lo sentimos –se disculpó el Hacedor sin saber que decir.
____–¡Hola Hazedor! ¡Tanto tiempo! No tienen que dizculparze. El culpable zoy yo. Ez la zegunda vez que me ocurre en pocoz díaz.
____–Si no taparas tus ojos con la leña no te pasarían estas cosas –dijo Sebastián.
____–Ez verdad. Pero me ahorro varioz viajez cargando mucha leña. Zezariel eztá preparando zuz brebajez y noz tiene a todoz juntándole ramaz para su caldero...
____–Y para nosotros –dijo el Hacedor.
____–¡Zaz, me lo zuponía! –se quejó Zexerías.
____–No te preocupés yo te voy a ayudar –lo tranquilizó Sebastián.
____El carro llegó con la alegría de sus ocupantes. Zexerías repartió con Sebastián su carga de leña y los condujo a Tenopián. En las afueras de la ciudad tenopa estaba montado un campamento cuya actividad sorprendió a todos.
____–Aquí trabajarán. Ze lez ofrezerá todo cuanto pidan –dijo Zexerías dejando la leña junto a la gran olla humeante.
____–¿Esto es Tenopián? –preguntó el Vendedor de Sonidos.
____–No, ez un puezto de campaña para preparar todo lo conzerniente al rezcate –informó Zexerías.
____–¿Y dónde queda Tenopián? –preguntó Lethien.
____–No la conocerán –intervino Zexerón saliendo de una de las carpas– es vedada para los humanos.
____–Disculpa a mis amigos Patriarca, ellos saben de Tenopián por mí que tuve el placer de visitarla. De allí el interés por conocerla. Saben que es un maravilloso lugar –dijo el Hacedor–. Entendemos que los humanos hemos hecho demasiado daño a la naturaleza, a las criaturas que la habitan y a nosotros mismos...
____–Sepan disculparme. Ustedes vienen a colaborar con nosotros. En estos tiempos mis dotes de anfitrión han decaído bastante. Tiene razón el Encantador de Pájaros. A su debido tiempo conocerán Tenopián. Sean bienvenidos –dijo el Patriarca y se retiró al interior de la carpa.
____Comenzaron a bajar las cosas del carro y a ocupar el sitio destinado por los Tenopos. Era elogiosa la capacidad de trabajo de los Tenopos. Parecían hormigas. Yendo y viniendo de aquí para allá. Su organización era rigurosa y la seriedad con que encaraban cada tarea era admirable. Salvo juntar leña para Zexerías, por supuesto. Tarea que no hacía con gusto. Suerte para él que debía hacerlo en los ratos libres de su oficio de Escriba y no todo el tiempo.
____–¡Zexerías! –llamó Zexariel.
____–Zí, ya zé. A juntar ramaz otra vez –dijo desilusionado–. Me acompañaz Zebaztián.
____–Sí, vamos –aceptó el chico. Salieron por un caminito lateral donde viejos sauces dejaban caer su melena de hojas.
____–El Ezcriba Ofizial...
____–¿Cómo? –preguntó Sebastián.
____–Miembro del Conzejo Zupremo...
____–¿Qué decís? –insistió Sebastián que no alcanzaba a oír lo que mascullaba Zexerías.
____–¡Juntar leña! ¡Odio juntar leña! –dijo con fastidio.
____–Bueno –reflexionó Sebastián– es un trabajo como cualquier otro..., útil..., alguien debe hacerlo.
____–Zí, tienez razón. Pero prefiero hazer otraz cozaz. En Tenopián noz educan para hazer todo tipo de trabajo. Ezpezialmente loz comunitarioz pero...
____–¿Qué pensás del rescate? –preguntó el niño haciéndole olvidar el tema de la leña.
____–Me tiene preocupado. No zabemoz zi la pózima zirve para el miedo. Como zabráz los Tenopoz no podemoz volar en díaz nubladoz, en rezintoz zerradoz y cuando zentimoz mucho miedo. No ze pudo probar en eztaz últimaz zircunztanziaz. Cuando te acompañaron anoche loz ezpedizionarioz la probaron en la niebla y anduvo perfecta. Zuperó la etapa de ezperimentazión. No podemoz arriezgarnoz con un enfrentamiento con Grízeoz por que entorpezería nueztroz planez de rezcate. En rezumidaz cuentaz, no zabemoz zi actuará zatizfactoriamente ante el miedo. Para ejemplificarte te contaré una hiztoria perzonal, yo no zoy guerrero, por el contrario, no zufro emozionez fuertez, pero en una oportunidad dimenzioné la limitazión que noz cauza el miedo. En mi calidad de Ezcriba tuve que recorrer mundo. Un día, haze muchízimoz añoz, pazeaba yo por otraz tierraz máz allá del Gran Mar y me topé con un caballero andante. Ezoz de armadura. Zí, no me mirez azí. Te dije que vivimoz muchízimoz añoz. Máz de loz que te puedez imaginar. Bueno, como te dezía, ze aparezió impreviztamente y yo no pude ocultarme. Mi cuerpezito verde le llamó la atenzión. No me confundió con un animal. Coza que en general me ofende pero en ezte cazo me hubieze permitido evitar un mal momento.
____–¿Oye, tú quién erez? –me dijo detráz de su yelmo con una voz metálica verdaderamente tétrica. Yo estaba muy azuztado por que nunca zupe defenderme. Tenía una lanza larguízima y un ezcudo enorme guarnezido de oro y ornado de floronez. Llevaba doble loriga y espuelaz de oro. También era de oro la zilla de zu fabulozo corzel, una montura con piedraz engaztadaz. Zalió de mi garganta una voz débil que ze hizo ezcuchar apenaz.
____–Zoy Zezerías, un Tenopo –dije.
____–Un Tenopo, muy bien ¿Qué religión tienez? –replicó violentamente.
____–Ezteee..., yo..., no tengo religión –contezté con el feo prezentimiento de que mi zituazión no era muy buena. Intenté volar pero no pude.
____–¿Cómo? Acazo no creez en Dioz –gritó dentro de zu yelmo.
____–No... yo... bueno nozotroz, loz Tenopoz, creemoz en la naturaleza –contezté con zinzeridad. Era máz fuerte mi faztidio por loz fanáticoz que mi temor–. Zez fue el creador de la naturaleza y la dejó para que nosotroz la adorázemos...
____–¡Infiel, pagano –gritó enojado el caballero andante– en nombre de mi Dioz deberé matarte! –agregó para mi dezgrazia.
____–¡Un momento! –dije y comenzé a ver la pozibilidad de huir del alcanze de eze loco. Pero no podía volar, el miedo por eze lunático me había petrificado. Viendo que no había un árbol ni un arbuzto ni una ligera deprezión en muchoz metroz a la redonda me encomendé al Dioz de eze dezequilibrado y a nueztro amado Zez.
____–No creo que a tu Dioz, que debe zer infinitamente bueno, le agrade que me matez –agregué con la zeguridad de que con ezaz palabraz no lo convenzía.
____–Él, mi buen Dioz, me encomendó ezta tarea. Tengo zu grazia y zu protezión –y apuntándome con zu lanza gritó– ¡Con nosotroz va el derecho, y con eztoz paganoz va la zinrazón! ¡Muerte a loz infielez! –y azuzando a zu caballo ze me avalanzó. Por poco me clava con zu lanza, la que al hundirze en la tierra lo tiró de zu montura de oro. Zu armadura y alguno que otro magullón le impidieron levantarze. Aproveché para marcharme máz que rápido mientraz él me maldezía y pedía ayuda a zu Dioz. Rezpiré cuando eztuve a zalvo, pude volar con total naturalidad dezpuéz de un rato. Entiendez como noz neutraliza.
____–Entiendo –dijo Sebastián– ¿Pero, quién es Zez?
____–No, Zez –corrigió el tenopo.
____–Sí, Zez –repitió el niño.
____–No, la zegunda ez una equiz –explicó la pequeña criatura.
____–¡Ah, Zex! –dijo al fin de Sebastián.
____–Zí, azí. Zez ez nueztro creador. Es nueztro Dioz. Bueno ya hemoz juntado zufiziente leña, llevémozla, con ezto lez alcanzará para un buen rato –anunció Zexerías alegre de la tarea concluida.
____–Podemos ir a visitar al Guardián –sugirió Sebastián.
____–Zí, ez una buena idea. De pazo zaludamoz a loz Guardianez –dijo Zexerías.
____–¿Guardianes? ¿Qué Guardianes?
____–Hoy ez una de zuz Reunionez Ecuménicaz –informó el Tenopo.
____–¿Ecu... qué? –preguntó Sebastián.
____–...ménicaz. Quiere dezir que vienen de todaz partez. De loz confinez del planeta. Zon doze. Cada uno guarda una porzión de la Naturaleza de la Tierra.
____–¡Fantástico, vamos! –exclamó Sebastián.



© Gustavo Prego

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