tag:blogger.com,1999:blog-27628561200744341392024-03-19T06:02:20.497-03:00elescribidordebuenosaires.blogspot.com.Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.comBlogger443125tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-81856483822951246162013-07-07T16:00:00.002-03:002013-07-07T16:12:36.688-03:00Ciencia ficción<br />
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt;"><b><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">por Philip K. Dick</span></b></span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: Times, Times New Roman, serif; font-size: 12.0pt;">«En primer lugar, definiré lo que es la
ciencia ficción diciendo lo que no es. No puede ser definida como "un
relato, novela o drama ambientado en el futuro", desde el momento en que
existe algo como la aventura espacial, que está ambientada en el futuro pero no
es ciencia ficción; se trata simplemente de aventuras, combates y guerras
espaciales que se desarrollan en un futuro de tecnología superavanzada. ¿Y por
qué no es ciencia ficción? Lo es en apariencia, y Doris Lessing, por ejemplo,
así lo admite. Sin embargo, la aventura espacial carece de la nueva idea
diferenciadora que es el ingrediente esencial. Por otra parte, también puede
haber ciencia ficción ambientada en el presente: los relatos o novelas de
mundos alternos. De modo que si separamos la ciencia ficción del futuro y de la
tecnología altamente avanzada, ¿a qué podemos llamar ciencia ficción?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: Times, Times New Roman, serif; font-size: 12.0pt;">»Tenemos un mundo ficticio; éste es el
primer paso. Una sociedad que no existe de hecho, pero que se basa en nuestra
sociedad real; es decir, ésta actúa como punto de partida. La sociedad deriva
de la nuestra en alguna forma, tal vez ortogonalmente, como sucede en los
relatos o novelas de mundos alternos. Es nuestro mundo desfigurado por el
esfuerzo mental del autor, nuestro mundo transformado en otro que no existe o
que aún no existe. Este mundo debe diferenciarse del real al menos en un
aspecto que debe ser suficiente para dar lugar a acontecimientos que no ocurren
en nuestra sociedad o en cualquier otra sociedad del presente o del pasado. Una
idea coherente debe fluir en esta desfiguración; quiero decir que la
desfiguración ha de ser conceptual, no trivial o extravagante... Esta es la
esencia de la ciencia ficción, la desfiguración conceptual que, desde el
interior de la sociedad, origina una nueva sociedad imaginada en la mente del
autor, plasmada en letra impresa y capaz de actuar como un mazazo en la mente
del lector, lo que llamamos el shock del no reconocimiento. Él sabe que la
lectura no se refiere a su mundo real.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: Times, Times New Roman, serif; font-size: 12.0pt;">»Ahora tratemos de separar la fantasía de
la ciencia ficción. Es imposible, y una rápida reflexión nos lo demostrará.
Fijémonos en los personajes dotados de poderes paranormales; fijémonos en los
mutantes que Ted Sturgeon plasma en su maravilloso <i>Más que humano</i>. Si el
lector cree que tales mutantes pueden existir, considerará la novela de
Sturgeon como ciencia ficción. Si, al contrario, opina que los mutantes, como
los brujos y los dragones, son criaturas imaginarias, leerá una novela de
fantasía. La fantasía trata de aquello que la opinión general considera
imposible: la ciencia ficción trata de aquello que la opinión general considera
posible bajo determinadas circunstancias. Esto es, en esencia, un juicio
arriesgado, puesto que no es posible saber objetivamente lo que es posible y lo
que no lo es, creencias subjetivas por parte del autor y del lector.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: Times, Times New Roman, serif; font-size: 12.0pt;">»Ahora definiremos lo que es la buena
ciencia ficción. La desfiguración conceptual (la idea nueva, en otras palabras)
debe ser auténticamente nueva, o una nueva variación sobre otra anterior, y ha
de estimular el intelecto del lector; tiene que invadir su mente y abrirla a la
posibilidad de algo que hasta entonces no había imaginado. "Buena ciencia
ficción" es un término apreciativo, no algo objetivo, aunque pienso
objetivamente que existe algo como la buena ciencia ficción.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: Times, Times New Roman, serif; font-size: 12.0pt;">»Creo que el doctor Willis McNelly, de <st1:personname productid="la Universidad" w:st="on">la Universidad</st1:personname> del estado
de California, en Fullerton, acertó plenamente cuando afirmó que el verdadero
protagonista de un relato o de una novela es una idea y no una persona. Si la
ciencia ficción es buena, la idea es nueva, es estimulante y, tal vez lo más
importante, desencadena una reacción en cadena de ideas–ramificaciones en la
mente del lector, podríamos decir que libera la mente de éste hasta el punto
que empieza a crear, como la del autor. La ciencia ficción es creativa e
inspira creatividad, lo que no sucede, por lo común, en la narrativa general.
Los que leemos ciencia ficción (ahora hablo como lector, no como escritor) lo
hacemos porque nos gusta experimentar esta reacción en cadena de ideas que
provoca en nuestras mentes algo que leemos, algo que comporta una nueva idea;
por tanto, la mejor ciencia ficción tiende en último extremo a convertirse en
una colaboración entre autor y lector en la que ambos crean... y disfrutan
haciéndolo: el placer es el esencial y definitivo ingrediente de la ciencia
ficción, el placer de descubrir la novedad.»<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><span style="font-size: x-small;"><span lang="ES-TRAD">PHILIP K. DICK, Fragmento de una carta del 14 de mayo
de 1981. Prefacio del autor a sus <i>Cuentos
Completos 1, Aquí yace el Wub</i>, </span><span lang="ES">Traducción de Eduardo G. Murillo, 1980.</span></span><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: Times, Times New Roman, serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-68930139016907623962013-07-07T15:49:00.000-03:002013-09-25T11:57:58.318-03:00La aventura del héroe<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES"> </span> </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Para
esta síntesis didáctica se ha tomado la primera parte de la obra de <b>Joseph Campbell</b>, <i>El héroe de las mil caras, Psicoanálisis del mito</i>, México, F. C.
E., 2º reimpresión, 1980, donde se analizan las tres etapas fundamentales de la
aventura del héroe: la partida, la iniciación y el regreso. Campbell aplica los
postulados del psicoanálisis, siguiendo sobre todo a <b>Carl Jung</b>, pues observa la significativa relación entre el
simbolismo de los sueños y los elementos característicos de los mitos,
comparando religiosidad, mitología y grupos culturales muy diversos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Se
propone Campbell “descubrir algunas verdades que han estado escondidas bajo las
figuras de la religión y de la mitología”. Para ello utilizará como
instrumento, el psicoanálisis, aclarando que sólo será un método de
aproximación.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">La
obra consta de un <b>Prólogo</b> donde
trata el “monomito” y de dos partes: <b>La
aventura del héroe</b> y <b>El ciclo
cosmogónico</b>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">En
el <b>Prólogo</b> comienza por establecer
que siempre encontraremos la misma historia, en forma variable, pero
maravillosamente constante. Intenta así una primera definición de mito, diciendo
que “es la entrada secreta por la cual las inagotables energías del cosmos se
vierten en las manifestaciones culturales humanas”. Esto es así porque los
sueños emanan de los mitos. Los símbolos de la mitología son productos
espontáneos de la psiquis. El psicoanálisis ayuda a entender las imágenes de
los sueños. Los cambios, las transformaciones mentales y físicas, conscientes e
inconscientes, llevan al individuo y a los pueblos a cruzar difíciles umbrales.
En las tribus primitivas había gran número de rituales extraños cuya finalidad
era conducir a través de esos cambios. Los ritos de iniciación (nacimiento,
nombre, pubertad, matrimonio, entierro, etc.) fueron ejercicios de separación
severos, donde se cortaba radicalmente con el estado anterior para acceder a
uno nuevo y desconocido.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">El
individuo, sostiene Campbell, tiene fantasías que lo atan al pasado, y la
función primaria de la mitología y de los ritos es justamente hacer avanzar al
espíritu humano. Freud habla de dos dificultades principales de la primera
mitad de la vida: las de la infancia y las de la adolescencia. Jung, en cambio,
enfatiza sobre las crisis de la segunda parte de la vida, cuando el avanzar lo
es hacia la muerte. Y cuando se mira hacia atrás sólo queda una serie de
metamorfosis iguales por las que han pasado todos los hombres de todos los
siglos, de todas partes del mundo y de todas las civilizaciones.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Dice
Campbell que “los ritos tradicionales de iniciación, enseñaban al individuo a
morir para el pasado y renacer para el futuro”. Sólo el nacimiento puede
conquistar la muerte; el nacimiento de algo nuevo. Dentro de la sociedad debe
entonces haber una continua recurrencia al nacimiento. Al final de nuestra
vida, la muerte triunfará y sólo podremos entonces, resucitar. Este es el
principio de regeneración.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Para
llevarlo a cabo, un primer paso es la <b>separación</b>
o <b>retirada</b>: pasar del mundo externo
al interno, retirarnos a nuestro interior. Allí está el mundo de los sueños que
llevamos con nosotros siempre. Son los componentes de nuestra primera infancia.
Allí residen las verdaderas dificultades, los combates contra los demonios
infantiles. Se deberán entonces asimilar lo que Jung llama “imágenes
arquetípicas” y que ha definido como “formas o imágenes de naturaleza colectiva
que toman lugar en toda la tierra, que constituyen el mito y al mismo tiempo
son productos autóctonos e individuales de origen inconsciente”. La diferencia
entre mito y sueño sería que en el sueño las formas están distorsionadas por
los problemas personales del que sueña, y en el mito los problemas y las
soluciones son válidos para toda la humanidad. Define entonces Campbell al <b>héroe</b> como el que “ha sido capaz de
combatir y triunfar sobre sus limitaciones personales y locales y ha alcanzado
las formas humanas generales, válidas y normales”. El héroe muere pero vuelve a
nacer y allí se da el segundo paso que es el <b>regreso</b>: volver transfigurado y enseñar las lecciones que ha aprendido
sobre la renovación de la vida.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">El
camino común de la aventura del héroe es la magnificación de la fórmula
representada en los ritos de iniciación: separación – iniciación – retorno.
Campbell lo llama “monomito”, palabra que toma a su vez de la obra de <b>James Joyces</b>, <i>Finnegans Wake</i>. Y explica así el viaje: “El héroe inicia su
aventura desde el mundo de todos los días hacia una región de prodigios
sobrenaturales, se enfrenta con fuerzas fabulosas y gana una victoria decisiva;
el héroe regresa de su misteriosa aventura con la fuerza de otorgar dones a sus
hermanos”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Ejemplifica
con Prometeo que roba el fuego de los dioses para darlo a los hombres; Jasón
que vence al dragón y regresa con el Vellocino de Oro; Eneas que baja al mundo
de los muertos y regresa para realizar sus deberes; Budha, Moisés, etc. Siempre
hay una separación del mundo, una penetración en alguna fuente de poder y un
regreso a la vida.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<b><span lang="ES">La aventura del héroe</span></b><span lang="ES">: esta primera parte de la obra, desarrolla sucesivamente los
siguientes momentos: la partida, la iniciación, el regreso y las llaves, donde
resumirá la aventura completa.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">a)<b> La partida</b>: según Campbell, hay un
momento en que se escucha lo que él llama, “la llamada de la aventura”; en ese
momento algo se hace presente. Aún cuando el héroe vuelva a sus ocupaciones
familiares, éstas le parecerán infructuosas: la llamada no puede desoírse. Es
como una llamada del destino: lleva el centro de atención del héroe a una zona
desconocida; esta región puede ser un país lejano, un bosque, el cielo, un
lugar subterráneo o subacuático, una isla; siempre es un lugar extraño, donde
hay seres y cosas inimaginables. Tal el caso de Teseo cuando escuchó la
horrible historia del Minotauro, o bien Odiseo cuando es transportado por el
Mediterráneo por los vientos de Poseidón. Puede comenzar accidentalmente, en un
paseo y los ejemplos se multiplican en todas las mitologías del mundo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">A
veces, explica Campbell, la llamada no se responde: hay una “negativa al
llamado”: el individuo encerrado en sus propios intereses no vislumbra el poder
afirmativo que tendrá su acción, se niega y se convierte en víctima. Se
abroquela, pero todo lo que construya será un laberinto para esconder su propio
minotauro. Ese desvío puede conducirlo a la muerte. Dice un proverbio latino:
“Teme el paso de Jesús, porque Él no vuelve”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">La
negativa es una negativa a renunciar a lo que cada uno considera su propio
interés. El llamado lo hostigará día y noche: el individuo se encerrará en su
laberinto y se perderá. Este encierro es su infancia: sus padres son los
guardianes del umbral y el alma débil no podrá atravesarlo para crecer.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Cita
el ejemplo de <i>La bella durmiente</i>,
donde una bruja celosa (la madre malvada) la obliga a dormir junto con todo su
mundo, hasta que un príncipe la despierta. También la mujer de Lot, que se
convirtió en estatua de sal por haber vuelto la cabeza después de recibir la
llamada de Yavé.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Estas
víctimas, o bien permanecen hechizadas para siempre, o bien son salvadas, como <st1:personname productid="la Bella" w:st="on">La Bella</st1:personname> durmiente o Brunilda.
No todos los vacilantes están perdidos como Dafne en su huída, y a veces una
revelación providencial (un príncipe) los saca de su prisión.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Esta
“ayuda sobrenatural” produce el mecanismo del milagro que ha de salvar al héroe
negativo. Y así, explica Campbell, aparece una figura protectora (una
viejecita, un anciano) que da al héroe los amuletos contra el dragón.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">La
viejecita, el hada madrina, son personajes familiares de los cuentos europeos.
En las leyendas cristianas, ese papel generalmente lo representa <st1:personname productid="la Virgen. El" w:st="on"><st1:personname productid="la Virgen." w:st="on">la Virgen.</st1:personname> El</st1:personname> héroe así protegido,
no puede ser dañado: el ovillo de Ariadna protege a Teseo de perderse en el
laberinto; Beatriz guía a Dante. Es la fuerza protectora y benigna del destino.
El individuo debe conocer y confiar. También puede ser una figura masculina,
como Virgilio con Dante.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Este
principio guardián, masculino o femenino, paternal y maternal, une todas las
ambigüedades del inconsciente.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">El
héroe avanza en su aventura hasta que llega al “cruce del primer umbral”. Allí
se encuentra con el “guardián del umbral”, la entrada a la zona de la fuerza
magnificada. Estos custodios protegen al mundo conocido: detrás de ellos está
el peligro, así como detrás de la vigilancia paterna para el niño está lo
desconocido y peligroso. El ejemplo lo toma Campbell de los marineros de Colón
que rompieron el espíritu medieval cruzando el océano, pero tuvieron que ser
empujados y convencidos como niños, porque temían a los monstruos y sirenas, a
los dragones y otros seres de las profundidades. Otro ejemplo sería el del dios
Pan, pues la emoción que provocaba en los que se aventuraban en sus dominios
era el terror pánico, o sea repentino y sin causa. El hombre se estremecía ante
el peligro de su propio inconsciente despierto y moría en su fuga aterrorizada.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Estos
guardianes son individuos temidos y altamente respetados, con talentos
sobrenaturales. Por eso la aventura consiste en pasar más allá del velo de lo
conocido a lo desconocido: las fuerzas que cuidan las fronteras son peligrosas
pero el peligro desaparece para el valiente y arriesgado.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Sin
embargo, este cruce del umbral es una forma de autoaniquilación: el héroe, en
vez de conquistar la fuerza es tragado por lo desconocido y parecería que
hubiera muerto. Así Heracles se introduce en el estómago del monstruo marino
para matarlo; Caperucita Roja es tragada por el lobo. Es que el héroe va hacia
adentro, desaparece como el creyente que entra en un templo. La prueba es
afrontar los grandes silencios del interior que están protegidos por las dos
hileras de dientes de la ballena. Así, también, el caso de Jonás. Se muere para
el tiempo y se regresa al vientre del mundo, al Paraíso Terrenal. Este momento
es llamado por Campbell “el vientre de la ballena”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">b)
La segunda instancia de la aventura es <b>la
iniciación</b>. Es ésta la fase favorita de la aventura mítica pues en ella hay
que seguir el “camino de las pruebas”, que ha sido ilustrado por multitud de
obras de la literatura mundial. El héroe es ayudado solapadamente por amuletos
de los ayudantes sobrenaturales que encontró antes de su entrada en esta
región. Para los místicos esta etapa es la de purificación del yo. Campbell,
por su parte, agrega la opinión de los psicoanalistas para quienes “es el
proceso de disolución, de transmutación de las imágenes infantiles de nuestro
pasado personal”. Pero los peligros psicológicos a través de los cuales eran
guiadas las generaciones anteriores por medio de los símbolos y ejercicios
espirituales de su herencia mitológica y religiosa, ahora debemos enfrentarlos
solos, sin una guía. Según Jung, nuestros antepasados creyeron siempre en los
dioses. Nuestro cielo actual es un lugar vacío, un recuerdo de cosas que fueron
una vez. Entretanto, debemos matar a los dragones y pasar las barreras una y
otra vez, con éxitos pasajeros y abundantes fracasos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">La
última de las aventuras entraña “el encuentro con la diosa”, que se representa
comúnmente con un matrimonio místico entre el alma triunfante del héroe y <st1:personname productid="la Reina Diosa" w:st="on"><st1:personname productid="la Reina" w:st="on">la Reina</st1:personname> Diosa</st1:personname> del mundo. La
figura mitológica de <st1:personname productid="la Madre Universal" w:st="on"><st1:personname productid="la Madre" w:st="on">la Madre</st1:personname> Universal</st1:personname>
imputa al cosmos los atributos femeninos de la primera presencia nutritiva y
protectora. Esta diosa tiene el fuego de la vida: dentro de su vientre están <st1:personname productid="la Tierra" w:st="on">la Tierra</st1:personname>, el sistema solar,
las galaxias, ella es creadora del mundo, siempre madre y siempre virgen.
También es la muerte. Es vientre y tumba, y reúne en sí el bien y el mal,
exhibiendo las dos formas de la madre recordada, tanto la personal como la
universal. Al lograr obtener la ecuanimidad suficiente como para observarlas
con serenidad, el espíritu queda purgado de sentimentalismos y se abre a la
inescrutable presencia de la naturaleza del ser. La mujer representa para la
mitología, la totalidad de lo que puede conocerse. Es héroe quien llega a
conocer. Esta diosa se manifiesta con diferentes transformaciones, lo atrae, lo
incita a romper sus trabas; es la guía en la cima de la aventura sensorial. El
héroe que puede tomarla como es, con la seguridad y bondad que ella requiere,
es potencialmente el rey, el dios encarnado. Es la prueba final del talento del
héroe para ganar el don del amor.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Pero
también señala Campbell la figura de “la mujer como tentación”. El matrimonio
místico es el dominio de la vida por el héroe, porque la mujer es la vida y el
héroe su dueño.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">En
el consultorio del analista, el paciente es el héroe que va haciendo desaparecer
una profundidad tras otra de las ignorancias de sí mismo, y el psicoanalista es
el ayudante, el sacerdote iniciador. Después de las primeras emociones, la
aventura se convierte en una jornada de oscuridad, horror, repugnancia y
temores. También aparece la figura del padre, con quien deberá “reconciliarse” después del matrimonio
místico con <st1:personname productid="la Diosa-Madre" w:st="on">la Diosa-Madre</st1:personname>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Este
dios defiende al pecador de la flecha, de las llamas, y ejerce lo que el
cristianismo llama “misericordia”. Tiene poder para cambiar la índole de los
corazones, es la “gracia”. Así, el hombre recibe equilibradamente la justicia y
la ira y su corazón, más apoyo que castigo en su camino.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">El
padre tiene un aspecto de “ogro, que es un reflejo del propio ego infantil que
ha sido dejado atrás. Debe haber una reconciliación que se traduce en abandonar
a ese monstruo de dos cabezas: un dragón que se cree Dios (superego); un dragón
que se cree pecador (represión).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Ante
el temor al padre-ogro, el héroe se refugiará en los encantos de la
mujer-madre, sólo para descubrir al final, que el padre y la madre son el
reflejo uno de otro, son, en esencia, los mismos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">O
sea que el padre y la madre tienen en sí mismos y cada uno el bien y el mal.
Pero con esta complicación: hay un elemento de rivalidad en el hijo que disputa
con el padre por el dominio del universo, y la hija que disputa con la madre
por ser ese mundo dominado.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Cuando
el hijo ha sido purgado de los inapropiados lastres infantiles, es porque ha
nacido dos veces: ahora se ha convertido en padre él también. Y ahora tiene el
poder de ser iniciador, guía, puerta del sol. Recuerda. Campbell que en el
mundo antiguo abundaban los ritos y mitos de muerte y renacimiento. La palabra
“Dithyrambos” era epíteto del muerto y resucitado Dionisos. Significa para los
griegos “el de la doble puerta”, aquel que había sobrevivido al tremendo
milagro del doble nacimiento. Los ritos del dios, que eran oscuros y
sangrientos, se asociaban a la renovación de la vegetación, de la luna, del sol
y del alma, representando los propios rituales de la tragedia ática.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">En
<st1:personname productid="la Iglesia" w:st="on">la Iglesia</st1:personname>
cristiana (en la mitología de <st1:personname productid="la Ca■da" w:st="on">la
Caída</st1:personname> y <st1:personname productid="la Redencin" w:st="on">la
Redención</st1:personname>, <st1:personname productid="la Crucifixin" w:st="on">la
Crucifixión</st1:personname> y <st1:personname productid="la Resurreccin" w:st="on">la Resurrección</st1:personname>, el segundo nacimiento del Bautismo,
la palmada iniciadora en la mejilla, que es <st1:personname productid="la Confirmacin" w:st="on">la Confirmación</st1:personname> y el
simbólico comer la carne y beber la sangre) estamos unidos a esas imágenes
inmortales de fuerza iniciadora a través de cuya operación sacramental el
hombre disipa los terrores de su transitoriedad y alcanza la visión que todo lo
transfigura, del ser inmortal. El sol subterráneo, señor de la muerte, es la
otra cara del rey radiante que gobierna el día. Contiene en sí las
contradicciones del bien y el mal, la muerte y la vida, el dolor y el placer,
los dones y las privaciones. Es guardián de la puerta del sol y la fuente de
todas las parejas de contrarios. Este padre contradictorio se muestra
claramente en la divinidad prehistórica del Perú, Viracocha.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Esta
segunda parte de la aventura, se termina con dos momentos que son “la
apoteosis” y “la gracia última”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">En
la apoteosis se da, para Campbell, la glorificación del héroe pues llega a
comprender que el tiempo y la eternidad son dos planos de la misma experiencia.
El primer hombre era andrógino: tenía una dualidad de lo femenino y lo
masculino, del bien y del mal; el Paraíso se construyó sobre la unión de los
contrarios. Tiresias era varón y hembra; sus ojos no veían el mundo de los
contrarios, sin embargo vio la tragedia del destino de Edipo. El padre es el
intruso en el paraíso del niño con su madre; es su enemigo arquetípico. Todos los
enemigos son símbolos del padre. De aquí la compulsión hacia la guerra: es el
impulso de destruir al padre que se transforma en violencia pública. El ogro
nos quiere destruir, pero el héroe sale salvo por la iniciación, “como un
hombre” y se transforma en padre. El cuerpo que nos dio nuestra madre, fue
devorado por el ogro; pero la muerte no era el fin, sino una nueva vida, un
nuevo nacimiento. El mismo padre nos ha dado un segundo nacimiento. De ahí el
carácter de la bisexualidad original; como adultos, desaparecerán las imágenes
infantiles del “bien” y del “mal”. Somos lo que se ha deseado y temido. Se unen
en el héroe el encuentro con la diosa y la reconciliación del padre. Las dos
tendencias que mueven al individuo y animan al mundo que lo rodea son la libido
y el thanatos: el deseo y la muerte; el Karma y el Mara para los budistas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">La
gracia última es la posibilidad de la inmortalidad que siempre ha fascinado al
hombre. El arte, la literatura, el culto, la filosofía, lo ayudan a romper sus
limitaciones y acceder a realizaciones siempre crecientes. Por eso cruza un
umbral después de otro, somete a los dragones y finalmente llega a la divinidad
suprema.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">c)
El tercer momento de la aventura del héroe es <b>el regreso</b>. Allí explica Campbell que cuando la misión se ha
llevado a cabo, el aventurero debe regresar con su trofeo transmutador de la
vida. El ciclo completo requiere que el trofeo, el Vellocino de Oro, <st1:personname productid="la Bella" w:st="on">la Bella</st1:personname> durmiente, etc., sean
traídos al reino de la humanidad donde esa dádiva significará la renovación de
la comunidad, de la nación, o del planeta. Pero son muchos los héroes que
querrían quedarse para siempre en la isla bendita, en compañía de la eterna
Diosa del Ser Inmortal. O sea que hay una primera “negativa al regreso”. Para
volver, entonces, el héroe debe escapar de los perseguidores a quienes ha
robado su trofeo. Esta situación da lugar a “La huída mágica”. Esta fuga es el
episodio favorito del cuento popular, en el cual se desarrolla bajo muchas
formas divertidas. Al huir utiliza ardides para engañar a sus perseguidores:
abandona objetos, pone tras de sí obstáculos: la del héroe Jasón quien arroja
al mar los pedazos del cuerpo desmembrado del hermano de su amada Medea, lo que
obliga al rey que perseguía al navío Argos, a detenerse para hacer los
funerales correspondientes.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Para
el regreso, el héroe necesita a veces alguna ayuda del mundo exterior. Se ha
retrasado, fascinado por el estado de ser perfecto y entonces el mundo exterior
debe efectuar un “rescate”; así, el aventurero retorna. La conciencia del
elegido sucumbe, pero el inconsciente le da el equilibrio propio y renace en el
mundo del que partió. Esta es la última crisis: la dificultad de “cruzar el
umbral del regreso” desde el reino místico a la tierra de la vida diaria.
Deberá enfrentarse a la sociedad y soportar sus dudas y resentimientos y su
incapacidad para comprender.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">El
mundo divino y el humano sólo pueden ser descriptos como distintos, sin embargo
ambos son, en realidad, uno. Para el héroe lo más difícil será aceptar como
reales, después de haber conocido la plenitud, las congojas y júbilos pasajeros
y las banalidades de la vida. Se preguntará entonces ¿para qué volver? El
equilibrio de la perfección se pierde, el espíritu vacila y el héroe, a veces,
fracasa. Debe sobrevivir al impacto del mundo sin perder la seguridad ante la
incredulidad de su pueblo. El héroe trae, sin embargo, una prueba: un talismán,
un anillo mágico. Esto le recordará que la realidad de las profundidades no ha
de ser opacada por la luz del día. Esta es la señal que da al héroe la
capacidad de “poseer los dos mundos”. Esto se observa, cita Campbell, en <st1:personname productid="la Transfiguración" w:st="on">la Transfiguración</st1:personname> de
Cristo ante Pedro, Santiago y Juan.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Los
discípulos son iniciados en la plena experiencia de la paradoja de los dos
mundos. Ven ante sí, no su destino personal, sino el alcance del destino de la
especie humana. Extinguen sus voluntades personales por una completa entrega a
su Maestro. La formulación correspondiente la hace el mismo Jesús: “El que
pierda su vida por mí, la hallará”. Esta pérdida de la vida no es más que un
pre-renacimiento.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">El
resultado del pasaje milagroso y del regreso es la “libertad para vivir”:
después de haber muerto su ego personal, se levantará establecido el Yo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">El
héroe es el campeón de las cosas que son, no de las que han sido, porque el
héroe <b>es</b>. Por eso la naturaleza, la
gran renovadora, nunca perece sino que varía y cambia de forma.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">d)
Concluye Campbell con <b>las llaves</b>,
donde con un resumen totalizador de la aventura del héroe, ejemplifica el
periplo con el siguiente diagrama:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br />
<!--[endif]--></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0HcTssGUF_YVJMG9d7fM_QCdcbUjWMmTU99_o6OZcT435-dGIvmn-JOGAmezr3GzX-dqD31MDjWCeb-QWAZKytYYtKXFul5OQ3yxPIlgfJvbAsShdNdJKkIPXvNNxmsTx6ubw4PvSe7Uw/s1600/La+aventura+del+h%C3%A9roe.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="327" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0HcTssGUF_YVJMG9d7fM_QCdcbUjWMmTU99_o6OZcT435-dGIvmn-JOGAmezr3GzX-dqD31MDjWCeb-QWAZKytYYtKXFul5OQ3yxPIlgfJvbAsShdNdJKkIPXvNNxmsTx6ubw4PvSe7Uw/s400/La+aventura+del+h%C3%A9roe.png" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 10.0pt;">Síntesis didácticas preparada por la profesora <b>Dora Di Sarli</b>, para uso de la cátedra de <i>Introducción de la literatura </i>de la carrera<i> </i>de Letras de <st1:personname productid="la Universidad" w:st="on">la
Universidad</st1:personname> de Buenos Aires, 1984.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-75831266630329444822013-07-07T15:39:00.000-03:002013-09-25T11:59:24.602-03:00El que espera<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;">
<b><span lang="ES">Ray
Bradbury<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Vivo en un pozo. Vivo como humo en el
pozo. Como vapor en una garganta de piedra. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">No me muevo. No hago otra cosa que
esperar. Arriba veo las estrellas frías y la noche y la mañana, y veo el sol. Y
a veces canto viejas canciones del tiempo en que el mundo era joven. ¿Cómo
podría decirles quién soy si ni siquiera yo lo sé? No puedo. Espero, nada más.
Soy niebla y luz de luna y memoria. Estoy triste y estoy viejo. A veces caigo
como lluvia en el pozo. Cuando mi lluvia cae rápidamente unas telarañas se
forman en la superficie del agua. Espero en un silencio frío y un día no
esperaré más.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><span lang="ES">Ahora es la mañana. Oigo un trueno
inmenso. El olor del fuego me llega desde lejos. </span><span lang="PT-BR">Oigo un golpe metálico. Espero. </span><span lang="ES">Escucho. Voces. Muy lejos.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¡Muy bien!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Una voz. Una voz extraña. Una lengua
extraña que no conozco. Ninguna palabra familiar. Escucho.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¡Que salgan los hombres! Algo aplasta
las arenas de cristal.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¡Marte! ¡De modo que esto es Marte!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿Dónde está la bandera?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Aquí, señor.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Bien, bien.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">El sol está en lo alto del cielo azul y
los rayos de oro caen en el pozo, y yo estoy suspendido como el polen de una
flor, invisible y velado a la luz cálida.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–En nombre del gobierno de <st1:personname productid="la Tierra" w:st="on">la Tierra</st1:personname>, llamo a este
territorio el Territorio Marciano, el que será dividido en partes iguales entre
las naciones miembros.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">¿Qué dicen? Me vuelvo en el sol, como
una rueda, invisible y perezoso, dorado e infatigable.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿Qué hay ahí?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¡Un pozo!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¡No!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Acérquense. ¡Sí!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Un calor se acerca. Tres objetos se
inclinan sobre la boca del pozo, y mi frío se eleva hacia los objetos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¡Magnífico!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿Será buena el agua?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Veremos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Que alguien traiga un frasco de
pruebas y una sonda.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¡Yo iré!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">El sonido de algo que corre. El
retorno.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Aquí están.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Espero.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Bájenlo. Cuidado.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Un vidrio brilla, arriba, y desciende
en una línea lenta.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Unas ondas rizan el agua cuando el
vidrio la toca. La toca y se hunde. Me elevo en el aire tibio hacia la boca del
pozo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Ya. ¿Quiere probar el agua, Regent?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Pásemela.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Qué pozo hermoso. Miren la
construcción. ¿Cuántos años tendrá?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Dios sabe. Cuando ayer descendimos en
aquel otro pueblo Smith dijo que no ha habido vida en Marte desde hace diez mil
años.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Mucho tiempo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿Cómo es, Regent? El agua.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Pura como plata. Tome un vaso.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">El sonido del agua a la luz tibia del
sol. Ahora floto como un polvo, un poco de canela, en el viento suave.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿Qué pasa, Jones?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–No sé. Tengo un terrible dolor de
cabeza. De pronto.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿Ya bebió el agua?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–No. No es eso. Estaba inclinado sobre
el pozo y de pronto se me partió la cabeza. Me siento mejor ahora.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Ahora sé quien soy.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Me llamo Stephen Leonard Jones y tengo
veinticinco años y acabo de llegar en un cohete desde un planeta llamado Tierra
y estoy aquí con mis buenos amigos Regent y Shaw junto a un viejo pozo del
planeta Marte.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Me miro los dedos dorados, morenos y
fuertes. Me miro las piernas largas y el uniforme plateado y miro a mis amigos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿Qué pasa, Jones? –dicen.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Nada –digo, mirándolos–. Nada en
absoluto.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">La comida es buena. Han pasado diez mil
años desde mi última comida. Toca la lengua de un modo agradable y el vino
calienta el cuerpo. Escucho el sonido de las voces.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Pronuncio palabras que no entiendo pero
que entiendo de algún modo. Pruebo el aire.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿Qué ocurre, Jones?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Inclino esta cabeza mía y mis manos
descansan en los utensilios plateados. Siento todo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿Qué quiere decir? –dice esta voz,
esta nueva cosa mía.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Respira de un modo raro. Tosiendo –dice
el otro hombre.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Pronuncio exactamente:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Quizá me estoy resfriando.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Que lo examine el médico más tarde.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Muevo la cabeza de arriba abajo, eso es
bueno. Es bueno hacer cosas después de diez mil años. Es bueno respirar el aire
y es bueno sentir que el calor del sol que entra en el cuerpo más y más, y es
bueno sentir la estructura de marfil, el hermoso esqueleto debajo de la carne
tibia, y es bueno oír sonidos más claros y más cercanos que las profundidades
pétreas de un pozo. Me siento muy bien.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Vamos, Jones. Despierta. Tenemos que
hacer.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Sí –digo, y me maravillan las
palabras: se forman como agua en la lengua y caen con una lenta belleza en el
aire.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Camino y es bueno caminar. Camino y el
suelo está a mucha distancia cuando lo miro desde los ojos y la cabeza. Es como
vivir en un hermoso acantilado, sintiéndose feliz allí.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Regent está junto al pozo de piedra,
mirando hacia abajo. Los otros han vuelto a la nave de plata, murmurando entre
ellos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Siento los dedos de la mano y la
sonrisa de la boca.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Es profundo –digo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Sí.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Lo llaman pozo del Alma.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Regent alza la cabeza y me mira.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿Cómo lo sabe?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿No lo parece acaso?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Nunca oí hablar de un pozo del alma.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Un sitio donde hay cosas que esperan,
cosas que una vez tuvieron carne, y esperan y esperan –digo, tocando el brazo
del hombre.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">La arena es fuego y la nave es fuego de
plata al calor del día, y es bueno sentir el calor. El sonido de mis pies en la
arena dura. Escucho. El sonido del viento y el sol que quema los valles. Huelo
el olor del cohete que hierve en el mediodía. Estoy de pie debajo de la
compuerta.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿Dónde anda Regent? –dice alguien.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Lo vi junto al pozo –replico.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Uno de ellos corre hacia el pozo.
Empiezo a temblar. Un temblor débil al principio, muy hondo, pero que sube y
aumenta. Y por primera vez la oigo, como si estuviese también escondida en un
pozo. Una voz que llama dentro de mí, pequeña y asustada. Y la voz grita: <i>Déjame
ir, déjame ir, </i>y siento como si algo tratara de librarse, algo que golpea
las puertas de un laberinto, que corre descendiendo por oscuros pasillos y sube
por pasajes, entre aullidos y ecos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¡Regent está en el pozo!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Los hombres corren, cinco de ellos.
Corro también, pero ahora me siento enfermo y los temblores son violentos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Tiene que haberse caído. Jones, usted
estaba con él. ¿Lo vio? ¿Jones? Vamos, hable, hombre.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿Qué pasa, Jones?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Caigo de rodillas, los temblores son
irresistibles.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Está enfermo. Vengan, ayúdenme.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–El sol.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–No, no el sol –murmuro.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Me extienden en el suelo y las
sacudidas van y vienen como temblores de tierra y la voz profunda que oculta
grita dentro de mí: Esto es Jones, esto soy yo, esto no es él, esto no es él,
no le crean, déjenme salir, ¡déjenme salir! Y alzo los ojos hacia las figuras inclinadas
y parpadeo. Me tocan las muñecas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–El corazón le late muy rápido.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Cierro los ojos. Los gritos cesan; los
temblores cesan.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Me alzo, como en un pozo fresco,
liberado.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Está muerto –dice alguien.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Jones ha muerto.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿De qué?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Un ataque, parece.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿Qué clase de ataque –digo, y mi
nombre es Sessions y muevo los labios, y soy el capitán de estos hombres. Estoy
de pie entre ellos y miro el cuerpo que yace enfriándose en las arenas. Me
llevo las dos manos a la cabeza.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¡Capitán!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–No es nada –digo, gritando–. Sólo un
dolor de cabeza. Pronto estaré bien. Bueno –murmuro–. Ya pasó.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Será mejor que nos apartemos del sol,
señor.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Sí –digo, mirando a Jones–. No
debiéramos haber venido. Marte no nos quiere.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Llevamos el cuerpo de vuelta al cohete,
y una nueva voz está llamando dentro de mí, pidiendo que la dejen salir.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i><span lang="ES">Socorro, socorro. </span></i><span lang="ES">Allá abajo en los túneles húmedos del cuerpo. <i>Socorro, socorro, </i>en
abismos rojos entre ecos y súplicas.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Los temblores han comenzado mucho antes
esta vez. Me cuesta dominarme.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Capitán, será mejor que se salga del
sol; no parece sentirse demasiado bien, señor.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Sí –digo–. Socorro –digo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿Qué, señor?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–No dije nada.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Dijo "Socorro", señor.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿Dije eso, Matthews, dije eso?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><span lang="ES">Han dejado el cuerpo a la sombra del
cohete y la voz chilla en las profundas catacumbas submarinas de hueso y mareas
rojas. Me tiemblan las manos. Tengo la boca reseca. Me cuesta respirar. Pongo
los ojos en blanco. </span><span lang="PT-BR">Socorro,
socorro, oh socorro, no,</span><span lang="PT-BR"> </span><span lang="ES">no,
déjenme salir, no, no.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–No –digo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿Qué señor?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–No importa –digo–. Tengo que librarme –digo.
Me llevo la mano a la boca.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¿Qué es eso, señor? –grita Matthews.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¡Adentro, todos ustedes, volvemos a <st1:personname productid="la Tierra" w:st="on">la Tierra</st1:personname>! –ordeno.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Tengo un arma en la mano. Levanto el
arma.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¡No, señor!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Una explosión. Unas sombras que corren.
Los gritos se desvanecen. Se oye el silbido de algo que cae en el espacio.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Luego de diez mil años, qué bueno es
morir. Qué bueno sentir de pronto el frío, la distensión. Qué bueno ser como
una mano dentro de un guante, una mano que se desnuda y crece maravillosamente
fría en el calor de la arena. Oh, la quietud y el encanto de la muerte cada vez
más oscura. Pero es imposible detenerse aquí.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Un estallido, un chasquido.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¡Dios santo, se mató él mismo! –grito,
y abro los ojos y allí está el capitán acostado contra el cohete, el cráneo
hendido por una bala, los ojos abiertos, la lengua asomando entre los dientes
blancos. Le sangra la cabeza. Me inclino y lo toco–. Qué locura –digo–. ¿Por
qué hizo eso?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Los hombres están horrorizados. De pie
junto a los dos muertos, vuelven la cabeza para mirar las arenas marcianas y el
pozo distante donde Regent yace flotando en las aguas profundas. Los labios
secos emiten un graznido, un quejido, una protesta infantil contra este sueño
de espanto.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Los hombres se vuelven hacia mí.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Al cabo de un rato, uno de ellos dice:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Ahora es usted el capitán, Matthews.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Ya sé –digo lentamente.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Sólo quedamos seis.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–¡Dios santo, todo fue tan rápido! –No
quiero quedarme aquí, ¡vámonos!</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Los hombres gritan. Me acerco a ellos y
los toco, con una confianza que es casi un canto dentro de mí.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Escuchen –digo, y les toco los codos o
los brazos o las manos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Todos callamos ahora. Somos uno. ¡No,
no, no, no, no, no! Voces interiores que gritan, muy abajo, en prisiones.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Nos miramos. Somos Samuel Matthews y
Raymond Moses y William Spaulding y Charles Evans y Forrest Cole y John
Summers, y no decimos nada y nos miramos las caras blancas y las manos
temblorosas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Nos volvemos, como uno solo, y miramos
el pozo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">–Ahora –decimos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">No, no, gritan seis voces, ocultas y
sepultadas y guardadas para siempre.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Nuestros pies caminan por la arena y es
como si una mano enorme de doce dedos se moviera por el fondo caliente del mar.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Nos inclinamos hacia el pozo, mirando.
Desde las frescas profundidades seis caras nos devuelven la mirada.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Uno a uno nos inclinamos hasta perder
el equilibrio, y uno a uno caemos en la boca del pozo a través de la fresca
oscuridad hasta las aguas tibias.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">El sol se pone. Las estrellas giran
sobre el cielo de la noche. Lejos, un parpadeo de luz. Otro cohete que llega,
dejando marcas rojas en el espacio.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Vivo en un pozo. Vivo como humo en el
pozo. Como vapor en una garganta de piedra. Arriba veo las estrellas frías de
la noche y la mañana, y veo el sol. Y a veces canto viejas canciones del tiempo
en que el mundo era joven. Cómo podría decirles quién soy si ni siquiera yo lo
sé. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">No puedo. Espero, nada más.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">De <i>Las maquinarias de la alegría</i>, 1974<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="ES" style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 11.0pt;"><br /></span></div>
Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-11392258992776272172013-03-23T21:25:00.001-03:002013-03-23T21:25:21.358-03:00Aquel peronismo de juguete<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">Por Osvaldo
Soriano<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">Cuando yo era chico Perón
era nuestro Rey Mago: el 6 de enero bastaba con ir al correo para que nos
dieran un oso de felpa, una pelota o una muñeca para las chicas. Para mi padre
eso era una vergüenza: hacer la cola delante de una ventanilla que decía
"Perón cumple, Evita dignifica", era confesarse pobre y peronista. Y
mi padre, que era empleado público y no tenía la tozudez de Bartleby el
escribiente, odiaba a Perón y a su régimen como se aborrecen las peras en compota
o ciertos pecados tardíos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">Estar en la fila agitaba el
corazón: ¿quedaría todavía una pelota de fútbol cuando llegáramos a la
ventanilla? ¿O tendríamos que contentarnos con un camión de lata, acaso con la
miniatura del coche de Fangio? Mirábamos con envidia a los chicos que se iban
con una caja de los soldaditos de plomo del general San Martín: ¿se llevaban
eso porque ya no había otra cosa, o porque les gustaba jugar a la guerra? Yo
rogaba por una pelota, de aquellas de tiento, que tenían cualquier forma menos
redonda.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">En aquella tarde de 1950 no
pude tenerla. Creo que me dieron una lancha a alcohol que yo ponía a navegar en
un hueco lleno de agua, abajo de un limonero. Tenía que hacer olas con las
manos para que avanzara. La caldera funcionó sólo un par de veces pero todavía
me queda la nostalgia de aquel </span><i><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua-Italic","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua-Italic; mso-fareast-language: ES-MX;">chuf</span></i><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua-Italic","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua-Italic; mso-fareast-language: ES-MX;">, <i>chuf</i>, <i>chuf</i>, </span><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">que parecía un ruido de verdad, mientras yo soñaba con islas perdidas y
amigos y novias de diecisiete años. Recuerdo que ésa era la edad que entonces
tenían para mí las personas grandes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">Rara vez la lancha llegaba
hasta la otra orilla. Tenía que robarle la caja de fósforos a mi madre para
prender una y otra vez el alcohol y Juana y yo, que íbamos a bordo,
enfrentábamos tiburones, alimañas y piratas emboscados en el Amazonas pero mi lancha
peronista era como esos petardos de Año Nuevo que se quemaban sin explotar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">El General nos envolvía con
su voz de mago lejano. Yo vivía a mil kilómetros de Buenos Aires y la radio de
onda corta traía su tono ronco y un poco melancólico. Evita, en cambio, tenía
un encanto de madre severa, con ese pelo rubio atado a la nuca que le
disimulaba la belleza de los treinta años.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">Mi padre desataba su santa
cólera de </span><i><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua-Italic","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua-Italic; mso-fareast-language: ES-MX;">contrera</span></i><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua-Italic","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua-Italic; mso-fareast-language: ES-MX;"> </span><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">y mi madre cerraba puertas
y ventanas para que los vecinos no escucharan. Tenía miedo de que perdiera el
trabajo. Sospecho que mi padre, como casi todos los funcionarios, se había
rebajado a aceptar un carné del Partido para hacer carrera en Obras Sanitarias.
Para llegar a jefe de distrito en un lugar perdido de <st1:personname productid="la Patagonia" w:st="on">la Patagonia</st1:personname>, donde exhortaba
al patriotismo a los obreros peronistas que instalaban la red de agua
corriente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">Creo que todo, entonces,
tenía un sentido fundador. Aquel "sobrestante" que era mi padre tenía
un solo traje y dos o tres corbatas, aunque siempre andaba impecable. Su mayor
ambición era tener un poco de queso para el postre. Cuando cumplió cuarenta
años, en los tiempos de Perón, le dieron un crédito para que se hiciera una
casa en San Luis. Luego, a la caída del General, la perdió, pero seguía siendo
un antiperonista furioso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">Después del almuerzo pelaba
una manzana, mientras oía las protestas de mi madre porque el sueldo no
alcanzaba. De pronto golpeaba el puño sobre la mesa y gritaba: "¡No me voy
a morir sin verlo caer!". Es un recuerdo muy intenso que tengo, uno de los
más fuertes de mi infancia: mi padre pudo cumplir su sueño en los lluviosos
días de setiembre de 1955, pero Perón se iba a vengar de sus enemigos y también
de mi viejo que se murió en 1974, con el general de nuevo en el gobierno.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">En el verano del 53, o del
54, se me ocurrió escribirle. Evita ya había muerto y yo había llevado el luto.
No recuerdo bien: fueron unas pocas líneas y él debía recibir tantas cartas que
enseguida me olvidé del asunto. Hasta que un día un camión del correo se detuvo
frente a mi casa y de la caja bajaron un paquete enorme con una esquela breve:
"Acá te mando las camisetas. Pórtense bien y acuérdense de Evita que nos
guía desde el cielo". Y firmaba Perón, de puño y letra. En el paquete
había diez camisetas blancas con cuello rojo y una amarilla para el arquero. La
pelota era de tiento, flamante, como las que tenían los jugadores en las fotos
de </span><i><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua-Italic","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua-Italic; mso-fareast-language: ES-MX;">El Gráfico</span></i><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua-Italic","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua-Italic; mso-fareast-language: ES-MX;">.</span><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">El General llegaba lejos,
más allá de los ríos y los desiertos. Los chicos lo sentíamos poderoso y amigo.
"En <st1:personname productid="la Argentina" w:st="on">la Argentina</st1:personname>
de Evita y de Perón los únicos privilegiados son los niños", decían los
carteles que colgaban en las paredes de la escuela. ¿Cómo imaginar, entonces,
que eso era puro populismo demagógico?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">Cuando Perón cayó, yo tenía
doce años. A los trece empecé a trabajar como aprendiz en uno de esos lugares
de Río Negro donde envuelven las manzanas para la exportación. </span><i><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua-Italic","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua-Italic; mso-fareast-language: ES-MX;">Choice</span></i><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua-Italic","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua-Italic; mso-fareast-language: ES-MX;"> se </span><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">llamaban las que iban al extranjero; </span><i><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua-Italic","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua-Italic; mso-fareast-language: ES-MX;">standard</span></i><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua-Italic","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua-Italic; mso-fareast-language: ES-MX;"> </span><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">las que quedaban en el país. Yo les ponía el sello a los cajones. Ya no
me ocupaba de Perón: su nombre y el de Evita estaban prohibidos. Los diarios
llamaban "tirano prófugo" al General. En los barrios pobres las
viejas levantaban la vista al cielo porque esperaban un famoso avión negro que
lo traería de regreso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">Ese verano conocí mis
primeros </span><i><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua-Italic","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua-Italic; mso-fareast-language: ES-MX;">anarcos</span></i><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua-Italic","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua-Italic; mso-fareast-language: ES-MX;"> </span><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">y </span><i><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua-Italic","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua-Italic; mso-fareast-language: ES-MX;">rojos</span></i><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua-Italic","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua-Italic; mso-fareast-language: ES-MX;"> </span><span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">que discutían con los peronistas una huelga larga. En marzo abandonamos
el trabajo. Cortamos la ruta, fuimos en caravana hasta la plaza y muchos gritaban
"Viva Perón, carajo". Entonces cargaron los cosacos y recibí mi
primera paliza política. Yo ya había cambiado a Perón por otra causa, pero los
garrotazos los recibía por peronista. Por la lancha a alcohol que casi nunca
anduvo. Por las camisetas de fútbol y la carta aquella que mi madre extravió
para siempre cuando llegó <st1:personname productid="la Libertadora." w:st="on">la
Libertadora.</st1:personname><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-MX" style="font-family: "BookAntiqua","serif"; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: BookAntiqua; mso-fareast-language: ES-MX;">No volví a creer en Perón,
pero entiendo muy bien por qué otros necesitan hacerlo. Aunque el país sea
distinto, y la felicidad esté tan lejana como el recuerdo de mi infancia al pie
del limonero, en el patio de mi casa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="ES-MX">Osvaldo Soriano, de <i>Cuentos de los años felices</i></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<br /></div>
Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-34202944268345732512013-03-21T16:47:00.002-03:002013-03-23T21:02:57.474-03:00De Cortázar a Perec en palíndromos<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">Por Juan-Jacobo Bajarlía<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">En
una leyenda consignada por John Batharly en el <b>Infolio 7</b> (Warren, 1971), se dice literalmente que Iavé, en el
instante de infundir vida en esa arcilla
que se llamó Adán, pronunció una palabra cargada de magia: <b>Aemeth</b>, que significaba <b>verdad</b>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Posteriormente
Eleazar de Works concibió, en el año 1000, una fórmula para utilizar esta
palabra en la creación de seres artificiales. Así fabricó al primer <b>Golem</b>, en cuya frente escribió la
palabra <b>Aemeth</b> para infundirle
movimiento y habla. Pero un día, temiendo la rebeldía del Golem, borró las dos
primera letras de la inscripción, y dejó el resto de la palabra: <b>meth</b>, es decir, <b>muerte</b>. Así murió el Golem.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Sin
embargo, antes de que esto sucediera, el Golem le propuso agregar a la palabra <b>Aemeth</b> otra más para formar una frase
que significara: <b>regreso de la muerte
para conocer la verdad</b>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Convencido,
Eleazar de Works redactó la fórmula. Eran tres palabras que coincidían
silábicamente. Podían leerse con idéntico significado de derecha a izquierda y
de izquierda a derecha. Pero el creador del Golem, aterrorizado por las
consecuencias que pudiera desatar la inscripción en la frente de su criatura,
quemó la fórmula arrojándola al fuego. Fue el primer palíndromo de la historia
que el pudor de un sabio nos impidió conocer.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">La fascinación del juego<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">A
partir de ese intento sólo sabemos que León VI, emperador de Bizancio,
inspirándose en los ángeles, concretó 27 palíndromos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Juan
Filloy, acosado por Pitágoras, retomó el desafío y alcanzó la cifra fabulosa de
6.000.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Edmund
Carter, a su vez, en <b>The Dark Man of the
Palindromes</b> (London Press, 1969), nos habla de un hombre prodigioso capaz
de improvisar un palíndromo con solo dos palabras pronunciadas por el
desafiante.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Daniel
Samoilovich, por su parte, nos informa que Georges Perec creó un palíndromo de
5.000 palabra en <b>Oulipo, la littérature
potentielle</b> (Gallimard, 1973).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Pero
el juego, como decía Eléctides de Agrigento en el siglo III a. de J.C., según
surge de <st1:personname productid="la Calimeraquia" w:st="on">la <b>Calimeraquia</b></st1:personname> (fr.
19), es una instancia que lleva hacia el olvido y exige una exaltación
prodigiosa para transfigurar el ser.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Es
posible que éste haya sido el pensamiento de Julio Cortázar al describir el
insomnio de Alina Reyes en su cuento <b>Lejana</b>.
Para poder dormir la protagonista recurre a esta ingeniosidad. Lucubra vocales
y consonantes e intenta, por fin, los enigmas reversibles. Algunos son de
Filloy: <b>salta Lenín el atlas; amigo, no
gima; átale, demoníaco Caín, o me delata</b>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">Un nuevo creador<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Se
llama Carlos Nafarrete y es médico. Fue el creador del <b>Factor A G</b> y de <st1:personname productid="la Vacuna Cé." w:st="on"><st1:personname productid="la Vacuna" w:st="on">la <b>Vacuna</b></st1:personname><b> Cé</b>.</st1:personname> Y algo más que
los futbolistas piden a gritos cuando son víctimas de un encontronazo en las
canchas: el <b>Algispray</b>. Es un porteño
de Colegiales, nacido en una fecha esotérica: el 7 del VII de 1917. Y además
séptimo hijo, por añadidura.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Estuvimos
hablando en un bar de <st1:personname productid="la Diagonal Norte" w:st="on"><st1:personname productid="la Diagonal" w:st="on">la Diagonal</st1:personname> Norte</st1:personname>:
médico y problemista de ajedrez, con varios premios internacionales. Y también
admirador de Juan Filloy. No creó tantos palíndromos como el novelista cordobés.
Pero ensayó todas las variantes. He aquí algunos sobre temas de historia y
mitología:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">A Bruto la turba bruta lo turba.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">¿O dioses o ídolos? ¡Sólo Dios es oído!<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">¿Amor, honor a Nerón?... ¡Oh, Roma!<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">Ama mal Edipo: pide la mamá.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">Icono con sagradas adargas no conocí.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Con
humor:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">Ser o no ser… Acá va la vaca: res o no res.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">Oí dar alaridos. ¿Lo dirá la radio?<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">Nota épica: ¡Nací peatón!<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">Aída da cama… y ama cada día.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Satíricos:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">¡Ay! Oí no me desea ese demonio ya.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">Zapato… bota…, ¿paz?<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">No, Elsa iba sola, ¿Lo sabías, León?<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">Ella te dará detalle.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">Mas imitar a pavo, no va para ti, mi Sam.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Musicales:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">Así Mozart trazó misa.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">Si era mal la nota, átona llamaréis.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">La nota de oboe da tonal.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Seguimos
en el bar. Navarrete tiene palíndromos de 32 palabras, incluso trabalenguas <b>(a barro borra barro, borra barro borraba)</b>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">No
nos olvidemos que también es pediatra y lleva el <b>juego</b> de los niños en la sangre, como esa transfiguración de la que
hablaba Eléctides de Agrigento. Quizá por eso, fue llamado para integrar el <b>Club Internacional de Palindromistas</b>
que se está constituyendo en España.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Y
algo más para terminar. Navarrete, como el <b>Oscuro</b>
de Edmundo Carter, también puede improvisar un palíndromo a parir de un
apellido. El problema según él, está a medio camino entre la inspiración y las
“afinidades electivas”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUZU_oSXf51ZBKKzIhzNknrwL0b4opjOMMmULPF16eYRSriHzTEVc8pJulCBFLZbrMTTq5lFjLxxCNw7H0ljNuwZ35XhxVghg7Hvn9QkGYDRRc8KHbAEeI8eqH5gOv8PPOzFXAM2lF_pS6/s1600/De+Cort%C3%A1zar+a+Perec+en+pol%C3%ADndromos.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="183" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUZU_oSXf51ZBKKzIhzNknrwL0b4opjOMMmULPF16eYRSriHzTEVc8pJulCBFLZbrMTTq5lFjLxxCNw7H0ljNuwZ35XhxVghg7Hvn9QkGYDRRc8KHbAEeI8eqH5gOv8PPOzFXAM2lF_pS6/s400/De+Cort%C3%A1zar+a+Perec+en+pol%C3%ADndromos.png" width="400" /></a></div>
<br /></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="ES" style="font-size: 10.0pt;">Clarín, Cultura y Nación, Buenos Aires, jueves 24 de
abril de 1986<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="ES" style="font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="ES" style="font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-26896644855552951582013-03-21T16:32:00.002-03:002013-03-23T21:03:45.180-03:00¿Quién fue William Shakespeare?<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 14.0pt;">Una vieja polémica sobre la existencia real del gran dramaturgo<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">¿Varios autores ocultos detrás de un seudónimo? ¿Un
misterioso juego de dramaturgos para revelar costumbres secretas de la corte
isabelina? ¿El capricho de un conde genial? Estos son algunos de los
interrogantes que circulan alrededor de la existencia de William Shakespeare,
autor de más de doce piezas teatrales antológicas cuya autoría ha merecido
resonantes polémicas a través de los siglos. La nota que se incluye es un
testimonio de ese misterio.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES">Por Virgilio Lavalleja<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">La
prueba de la existencia de Shakespeare es una controversia solo superada por
las pruebas de la existencia de Dios. Un abundante bando escéptico ha
sostenido, entre otros argumentos, que un solo hombre no pudo haber escrito las
37 piezas que se le atribuyen, a un promedio de dos por año, con sus extremos
de variedad y riqueza. Pero hasta ahora sigue en ventaja el bando creyente, que
se apoya en una serie de registros oficiales de la época y que da por seguras
las fechas de nacimiento y muerte (1564-1616), su casamiento con Anne Hathaway
y la existencia de tres hijos llamados Susana, Hammet y Judith.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Entre
los creyentes de recientes promociones cabe destacar al norteamericano Sam
Schoenbaum, que es profesor de literatura renacentista y autor de un libro que
se llama nada menos que <b>William
Shakespeare: A Documentary Life</b>, calificado como obra maestra por el <b>New York Review of Books</b>. A Schoenbaum
se le atribuye la observación que la familia de Shakespeare pagó el costo de un
pequeño busto que lo conmemora y que ahora está colocado en <st1:personname productid="la Holy Trinity" w:st="on"><st1:personname productid="la Holy" w:st="on">la Holy</st1:personname> Trinity</st1:personname> Church de
Stratford. Como ese busto fue hecho en 1618, dos años después de la muerte,
parece confirmarse la existencia de un hombre real.</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsBlk_3UZPSO1GLINYEAOQwDXfPyRG-rnIbxYiePcdRbNrIZQm8kWVgqr5_tuk41Fpzdae8oAtG9y1FUVzuMEmtpTOvTajZchjy-_lFKYnCIBrzn8bxgrP6BkbMEagFvtUm-iNgxk6IB6o/s1600/William+Shakespeare.png" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsBlk_3UZPSO1GLINYEAOQwDXfPyRG-rnIbxYiePcdRbNrIZQm8kWVgqr5_tuk41Fpzdae8oAtG9y1FUVzuMEmtpTOvTajZchjy-_lFKYnCIBrzn8bxgrP6BkbMEagFvtUm-iNgxk6IB6o/s320/William+Shakespeare.png" width="204" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Los
escépticos no se han dejado convencer por esas y otras argumentaciones. Han
sostenido que, aun admitida la existencia de una personalidad teatral llamada
William Shakespeare, sigue siendo probable que bajo ese nombre se haya cobijado
todo un “club isabelino”. Esa hipótesis otorga a la palabra “Shakespeare” el
carácter de seudónimo colectivo para varios escritores que fueron sus
contemporáneos, como Edmund Spencer, Sir Walter Raleigh, Christopher Marlowe,
William Stanleny y Francis Bacon. Con esa base se explicarían, a un mismo
tiempo, la variedad y la abundancia de la obra de Shakespeare; también se
explicaría la destrucción de los manuscritos originales, ninguno de los cuales
ha perdurado. Una argumentación aun mejor es la que recuerda a Shakespeare como
un hombre de la escena, actor y probablemente director en el Globe Theatre.
Parece probable que ciertos escritores de la época hayan querido desvincularse
oficialmente de una tarea teatral que entonces estaba mal vista. Y parece
verosímil que solo con un grupo de escritores haya podido reunirse la cantidad
de acotaciones en esas obras sobre la nobleza, la vida en las cortes reales.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Una
ferviente partidaria de esa teoría del “seudónimo” fue la maestra
norteamericana Delia Bacon (1811-1859), quien creyó encontrar cifrados según
los cuales un “club isabelino” habría conspirado para lanzar una inmensa
producción literaria bajo el nombre de un solo autor ficticio. No adujo en
cambio ser descendiente de Francis Bacon, dato que habría complicado la
historia. En su empeño por probar la teoría del seudónimo, Delia Bacon encontró
durante un tiempo la expresa aprobación del filósofo Ralph Waldo Emerson, y fue
con el apoyo de éste que Delia viajó a Inglaterra, donde pretendía abrir la
tumba de Shakespeare en Stratford-on-Avon, presumiendo que allí encontraría una
prueba documental de sus teorías.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">En
Inglaterra, pese al apoyo adicional del escritor Thomas Carlyle y a su
compromiso de enviar a la revista norteamericana <b>Putnam’s</b> el resultado de sus investigaciones, Delia Bacon terminó
por negarse a abrir la tumba en cuestión y también a seguir diversas caminos de
investigación que le fueron sugeridos. Es probable que haya llegado a leer en
la tumba de Shakespeare un epitafio de cuatro líneas, la última de las cuales
dice:</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<b><span lang="ES">“…y maldito sea aquel que
remueva mis huesos”</span></b><span lang="ES">.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Esa
preferencia por las teorías y ese desdén por las comprobaciones llevaron a que <st1:personname productid="la Bacon" w:st="on">la Bacon</st1:personname> perdiera el apoyo de <b>Putnam’s</b> y de Emerson, pero en cambio
llegó a publicar un libro titulado La filosofía revelada de las obras de
Shakespeare (1857), tras cuatro años de residir en Stratford.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">A
esa altura <st1:personname productid="la Bacon" w:st="on">la Bacon</st1:personname>
enloqueció, vivió recluida y en 1858 fue recogida por un sobrino, que la
devolvió a Estados Unidos, donde falleció un año después en una casa de salud.
Las noticias sobre <st1:personname productid="la Bacon" w:st="on">la Bacon</st1:personname>
apuntaron que en su juventud había sufrido un grave contratiempo amoroso, lo
que explicaría algunas obsesiones posteriores. Pero sus teorías no eran
totalmente alucinadas. También Walt Whitman, Henry James y Sigmund Freíd, entre
otros, manifestaron alguna aprobación por las teorías de <st1:personname productid="la Bacon." w:st="on">la Bacon.</st1:personname></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Una
variante a la tesis del seudónimo colectivo ha sido la de atribuir las obras de
Shakespeare a su contemporáneo Edward (o Edwin) De Vere, conde de Oxford
(1550-1604), que fue actor, poeta, dramaturgo y protector de un grupo teatral
conocido como “Oxford’s Men”. Esa tesis señala que los poemas escritos
comprobadamente por De Vere son previos a la obra de Shakespeare, como si a
cierta altura el autor hubiera resuelto protegerse utilizando un nombre ajeno. Aunque
para ciertos círculos el teatro era un oficio poco respetable, a Shakespeare le
habría convenido, sin duda, aumentar su repertorio con obras que podía llamar
suyas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<st1:personname productid="La Enciclopedia Británica" w:st="on"><st1:personname productid="La Enciclopedia" w:st="on"><span lang="ES">La Enciclopedia</span></st1:personname><span lang="ES"> Británica</span></st1:personname><span lang="ES"> señala que la muerte
de De Vere en 1604 es un grave impedimento para aceptar la teoría. Entre las
obras estrenadas después de ese año, la cronología de Shakespeare incluye <b>Otelo, Rey Lear, Macbeth, Coriolano, La
tempestad</b> y media docena más.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Para
que la teoría fuera cierta, De Vere debió dejar escritas todas esas obras, que
se estrenarían después de su fallecimiento en 1604.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">La
historia de la literatura demuestra que ha sido muy variados los motivos por
los que un autor decide utilizar un seudónimo y no su nombre propio. Desde
Voltaire a Bustos Domecq, pasando por Stendhal, George Sand, Lewis Carroll y
Mark Twain, el seudónimo pudo responder a un capricho personal, a un aparente
ocultamiento de sexo, al afán de eludir las derivaciones de una censura o de un
contrato.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES">Nadie
ha probado todavía que Shakespeare fuera solo un seudónimo, pero si eso
consiguiera demostrarse, habría que agregar un motivo estrepitoso: el de que
uno o varios escritores, alrededor de 1600, quisieron ocultar celosamente su
responsabilidad como autores de <b>Hamlet,
Romeo y Julieta, Ricardo III</b> y otras conceptuadas obras del teatro
universal.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 18.0pt;">
<br /></div>
<br />
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 10.0pt;">Clarín, Cultura y Nación, Buenos Aires, jueves
9 de agosto de 1984<o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 18.0pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 10.0pt;"><br /></span></div>
Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-50577238446601453052012-06-22T13:17:00.000-03:002012-06-22T13:20:31.157-03:00<br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span lang="ES"><span style="font-size: large;">La universalidad del escritor</span><span style="font-size: medium;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">Por
Miguel Delibes<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"> </span><span style="background-color: white;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES">Como
condicionantes de la fórmula novelesca a adoptar, los personajes delatan ya su
importancia dentro de la novela. Pero los personajes, unos personajes vivos,
pueden conseguir que un tema aparentemente baladí se haga trascendente, y
verosímil la más descabellada de las peripecias. Desde este punto de vista, <b>la misión del novelista consiste en
descifrar al hombre y, consecuentemente, su sitio debe estar cerca del hombre</b>.
Únicamente viviendo a su lado podrá un día desentrañarlo. Pero esta misión es
cada día más difícil ya que nuestra época, en virtud del cine y del turismo
masivo, de la rápida difusión de modos y modas, propende al mimetismo, a la
uniformidad. Nada digamos de la urbanidad, que con frecuencia recata no poco la
hipocresía, de tal forma que muchos rasgos distintivos, caracterizadores, se
desvanecen hoy con la convivencia y los convencionalismos sociales. Pero, pese
a todos los obstáculos, el novelista ha venido al mundo para eso, para descubrir
lo que hay de cierto y de postizo en el hombre, para darnos su auténtica
dimensión.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES">Este
ocultamiento progresivo del hombre se acentúa a medida que asciende en la
escala social y se agrupa en mayores concentraciones urbanas. De ahí mi
inclinación a novelar las gentes sencillas de las pequeñas ciudades o los
medios rurales. Esta tendencia mía ha sido, sin embargo, mal interpretada por
algunos que entienden que, como novelista, me perjudica vivir en provincias.
Ante esta afirmación no puedo ocultar mi estupor. ¿Quieren decir estos señores
que es malo que mis novelas discurran de ordinario en el campo o en pequeñas
capitales? ¿O quieren decir que la trascendencia de un libro es menor por ser
sus protagonistas gentes sencillas o pequeños burgueses pero nunca gentes de
esas que han dado en llamarse gran mundo? ¿Creen de verdad estos señores que un
novelista será mejor viviendo en Madrid que en Sevilla, y mejor aun si fija su
residencia en París o Nueva York?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES">Este
hilo nos lleva sin quererlo al debatido tema de la universalidad del escritor
o, quizá sería mejor decir, al de la universalidad de su obra. En multitud de
ocasiones he dicho que para escribir un buen libro no considero imprescindible
conocer París ni haber leído el <b>Quijote</b>,
entre otras razones porque Cervantes escribió el <b>Quijote</b> antes de haberlo leído. <b>Captar la esencia del hombre y apresarla entre las páginas de un libro
es la misión del novelista. Una buena novela no es sino eso, y el libro será
tanto mejor cuanto más sincera y profundamente se haga</b>. Situar físicamente
a ese hombre no deja de parecerme una cuestión accesoria a condición de que su
pintura sea diestra y el fondo del retablo marche acorde con la figura central,
es decir, se tengan muy en cuenta las proporciones. De este modo, resulta indiferente
que nuestro personaje se mueva en una gran urbe, una capital de provincias o un
minúsculo pueblecito. Por otro lado, el hecho de vivir en Buenos Aires, Londres
o Nueva York, el novelista, no le quita ni le añade nada como tal novelista. La
experiencia no la da la densidad demográfica del lugar de residencia sino el
vivir con los ojos abiertos. En lo que personalmente me concierne, puedo
afirmar que mi leve conocimiento de América no lo adquirí en Santiago de Chile,
ni en Río de Janeiro, ni siquiera en Nueva York, sino en las pequeñas ciudades
y en el campo. El clima cosmopolita de Buenos Aires, Río o Nueva York en poco
se diferencia del de Madrid, Berlín o Roma. Diría más, en estos ambientes el
instinto de observación del novelista topa con una cortina impenetrable, el
bosque no le deja ver los árboles. Unos hombres asumen los modales y las
reacciones de otros hombres y, a la postre, todos vienen a parecer lo mismo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES">Se
parte, entiendo yo, de una errónea interpretación del concepto “universalidad”.
<b>La universalidad de una novela no la
impone un enfoque ambicioso ni el hecho de barajar en ella encumbrados
personajes. La universalidad, a mi juicio, deriva de la agudeza y penetración
con que se observa un pedazo de mundo, por pequeño que éste sea, y, a través de
su interpretación y de un juego bien calculado de reflejos y resonancias, se
ofrece una visión del mundo todo, de la vida toda.</b> Pongamos, como ejemplo
explícito, el de una novela de guerra. El afán de embotellar en quinientas
páginas la guerra entera, todas sus incidencias, no hará el libro más universal
que si a través de la pequeña guerra, de la insignificante guerra, de la
anónima guerra, de un soldado raso acertamos a dar una visión dramática y viva
de la guerra toda. La universalidad no derivará, pues, del número de escenarios
bélicos que abarquemos, sino de la pintura de ese soldado raso y de su
limitada, íntima tragedia.</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0B2kHJr-0wNj4DIpB8hw8wnTNf7Kx6hWBzeTDVfEpw9Zuhov4BOeUOa1xHEDrbj_ExsQCLra0aX1BPeCu9qqK5V9kgnh2YjmRIJPSVpJOrJEvKUFKRpaqSo4A9WIAXll2lsDRr7plMKXw/s1600/Cervantes.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0B2kHJr-0wNj4DIpB8hw8wnTNf7Kx6hWBzeTDVfEpw9Zuhov4BOeUOa1xHEDrbj_ExsQCLra0aX1BPeCu9qqK5V9kgnh2YjmRIJPSVpJOrJEvKUFKRpaqSo4A9WIAXll2lsDRr7plMKXw/s400/Cervantes.jpg" width="336" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES">Escribiendo
de y en un pueblecito minúsculo se puede ser un escritor universal. <b>La universalidad no estriba en dibujar
tipos comunes o estrafalarios, sino en ahondar en el hombre y acertar con su
última diferencia. Alumbrar el pedazo de mundo que le ha caído en suerte es la
más excelsa tarea del novelista.</b> Por eso yo no concedo al hecho de estar
viajando sino una importancia relativa. Los viajes pueden aprovecharse en dos
sentidos: Para ampliar nuestro mundo novelesco con otros seres y otros
ambientes o para comprobar lo que hay de diferente, de característico, en el
pequeño mundo donde habitualmente residimos. Aunque parezca paradójico, las
posibilidades de universalidad son mayores a través de este segundo camino que
a través del primero. Volviendo a mi personal experiencia, recuerdo que a mi
regreso de Sudamérica tras una estancia de varios meses, un entrevistador me
preguntó por mi impresión de aquel continente. Yo le respondí que sería una
audacia de mi parte tratar de interpretar América tras una visita tan fugaz. El
periodista me preguntó, sorprendido: “Su viaje, entonces, ¿no le ha servido de
nada?”. Y yo le respondí: “Este viaje me ha servido para descubrir Castilla”.
Y, en efecto, Castilla, <st1:personname productid="la Castilla" w:st="on">la
Castilla</st1:personname> de mis libros, sólo he acertado a verla tal como es
después de recorrer Europa, África y todo el continente americano. Y aun
añadiría algo más: Cada salida mía al extranjero me ayuda a percibir un nuevo
matiz de Castilla, matiz que hasta ese momento me había pasado inadvertido.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<b><span lang="ES">Admitido, pues, que la
universalidad de una obra pueda venir impuesta por los problemas de interés
general que en ella se planteen, pero el camino más puro, por más difícil, para lograrla es a través de
un localismo sutilmente visto y estéticamente interpretado.</span></b><span lang="ES"> Don Quijote, por ejemplo, no puede ser inglés. Es su españolismo
esencial, su personalidad única dentro de su profunda humanidad, lo que imprime
al personaje una dimensión universal. En una palabra, cualquier escritor podrá
ser bueno o malo, y la resonancia de su obra limitada o universal, pero a buen
seguro la ciudad donde ha nacido y vive no tendrá la culpa de ninguna de las
dos cosas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES">Tampoco
comparto la opinión, expuesta hace ya muchos años en la fenecida revista <b>Cuadernos</b>, antes del “boom”
hispanoamericano, del gran escritor Antonio de Undurraga. En un ensayo,
formalmente excelente, titulado “Crisis en la novela latinoamericana”,
Undurraga decía, con evidente inoportunidad, que “la novela no es planta
literaria apta para aclimatarse en Latinoamérica” porque “no hay allí ninguna
aptitud sacerdotal para lo bello y lo fino”. “Por otra parte –añadía– atribuir
sentido novelesco a todo lo que pasa en América nos parece un despropósito pues
suceden demasiadas cosas insignificantes que se repiten de un país a otro, de
una provincia a otra.”</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES">A
través de estas palabras podemos deducir que para Undurraga la originalidad
debe radicar en el tema, en la trascendencia del tema y en su singularidad (lo
repetido no vale). Yo entiendo, por el contrario, que, <b>ante la imposibilidad de abordar temas inéditos, la singularidad, la
eficacia y la universalidad de un novelista dependen de su capacidad para
arrancar fulgores nuevos de temas viejos, de su talento para proyectar éstos
desde un ángulo desusado y a exponerlos conforme a las reglas de una estética
personal.</b> Así, la rutina, la promiscuidad, la crueldad, la amoralidad que
prevalecen en un centro militar peruano, que tan expresivamente describe Vargas
Llosa en su novela <b>La ciudad y los
perros</b>, son las mismas que reinan en tantos establecimientos semejantes de
otros tantos países latinoamericanos y europeos (es decir, el tema repetido) y,
sin embargo, Mario Vargas Llosa, acierta a pintar este clima bajo una luz
nueva, mediante unos recursos desacostumbrados y alcanza, de esta forma, una
diana literaria excepcional, lo que me lleva al convencimiento de que el arte
narrativo reside, antes que en la originalidad del tema y su importancia, en el
don de ahondar en la trascendencia de lo aparentemente trivial sirviéndonos
para ello de unos personajes humanos consistentes.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span lang="ES" style="font-size: 10pt;">Clarín, <i>Cultura
y Nación</i>, jueves 19 de febrero de 1981<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-58149199689883850432012-05-24T10:23:00.000-03:002012-05-24T10:29:23.082-03:00El cuento del cuento<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Gabriel García Márquez</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Poco antes de
morir, Alvaro Cepeda Samudio me dio la solución final de la crónica de una
muerte anunciada. Yo había vuelto de Europa después de un viaje muy largo, y
estábamos en su casa de domingos, frente al mar miserable de Sabanilla,
cocinando su legendario sancocho de mojarras de a dos mil pesos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Tengo una
vaina que le interesa– me dijo de pronto: Bayardo San Román volvió a buscar a
Angela Vicario".</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Tal como él lo
esperaba me quedé petrificado. "Están viviendo juntos en Manaure –prosiguió–,
viejos y jodidos, pero felices". No tuvo que decirme más para que yo
comprendiera que había llegado al final de una larga búsqueda.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Lo que esas
dos frases querían decir era que un hombre que había repudiado a su esposa la
noche misma de la boda había vuelto a vivir con ella al cabo de 23 años. Como
consecuencia del repudio, un grande y muy querido amigo de mi juventud,
señalado como autor de un agravio que nunca se probó, había sido muerto a
cuchilladas en presencia de todo el pueblo por los hermanos de la joven
repudiada. Se llamaba Santiago Nasar y era alegre y gallardo, y un miembro
prominente de la comunidad árabe del lugar. Esto ocurrió poco antes de que
supiera qué iba a ser en la vida, y sentí tanta urgencia de contarlo, que tal
vez fue el acontecimiento que definió para siempre mi vocación de escritor.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
A quienes
primero se lo conté fue a Germán Vargas y Alfonso Fuenmayor, unos cinco años
después, en el burdel de Alcaravanes de la negra Eufemia. Para entonces ya había
resuelto ser escritor, y mi padre me había dicho: "Comerás papel".
Durante años soñé que rompía resmas enteras y me las comía en pelotitas, y
nunca era el papel sobrante de los periódicos donde trabajaba entonces, sino un
muy buen papel de 36 gramos, áspero y con marcas de agua, tamaño carta, del que
seguí usando siempre desde que tuve dinero para comprarlo. Sin embargo, Alfonso
Fuenmayor y Germán Vargas coincidieron en que la historia del crimen era digna
de ser escrita, aunque fuera comiendo papel. "No importa que sea inventada
–me dijo Alfonso Fuenmayor–: así las inventaba Sófocles, y fíjese lo bien que
le quedaban". Más tarde, cuando regresó graduado de Columbia University,
Alvaro Cepeda Samudio estuvo de acuerdo, pero me previno sin reticencias:</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Lo único
peligroso –me dijo– es que a esa historia le falta una pata.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
En efecto, le
faltaba el final imprevisible que él mismo me contó 23 años después del crimen,
pero entonces era imposible imaginarlo. Germán Vargas, con su prudencia
congénita, me aconsejó que esperara uno o dos años hasta que tuviera la
historia mejor pensada. Yo no esperé ni uno ni dos, sino 30 años más.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
No fue una
demora excepcional, pues nunca he escrito una historia antes de que pasaran,
por lo menos, 20 años desde su origen. Pero en esto caso la razón era más
consciente: seguía buscando, en la imaginación la pata indispensable que le
faltaba al trípode, tratando de inventarla a la fuerza, sin pensar siquiera que
también la vida lo estaba haciendo por su cuenta y con mejor ingenio. Fue don
Ramón Vignyes quien me dio la fórmula de oro: </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Cuéntala
mucho –me dijo–. Es la única manera de descubrir lo que una historia tiene por
dentro.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Por supuesto,
seguí el consejo. Durante muchos años conté la historia al derecho y al revés,
por todas partes, con la esperanza de que alguien le encontrara la falla.
Mercedes, que la recordaba a pedazos desde muy niña, la volvió a armar por
completo de tanto oírla, y terminó por contarla mejor. Luis Alcoriza se la hizo
grabar en su casa de México en una época en que todo el mundo era joven. A Ruy
Guerra se la conté durante seis horas en un pueblo remoto de Mozambique, una
noche en que los amigos cubanos nos dieron de comer un perro de la calle
haciéndonos creer que era carne de gacela, y ni aún así pudimos descubrir el
elemento que le faltaba. A Carmen Balcells, mi agente literario, se la conté
muchas veces durante muchos años, en trenes y aviones, en Barcelona y en el
mundo entero, y siempre lloró como la primera vez, pero nunca pude saber si
lloraba porque la emocionaba o porque yo no la escribía. Al único amigo cercano
a quien no se la conté nunca fue a Alvaro Mutis, por una razón práctica: él ha
sido siempre el primer lector de mis originales, y me cuido mucho de que los
lea sin ninguna idea preconcebida.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
La revelación
de Alvaro Cepeda Samudio en aquel domingo de Sabanilla me puso el mundo en
orden. La vuelta de Bayardo San Román con Angela Vicario era, sin duda, el
final que faltaba. Todo estaba entonces muy claro: por mi afecto hacia la
víctima, yo había pensado siempre que esta era la historia de un crimen atroz,
cuando en realidad debía ser la historia secreta de un amor terrible. Sólo que
estuve a punto de no conocer nunca sus pormenores ocultos, porque Alvaro y yo
nos desbarrancamos dos horas después en el camión del catatumbo de Alejandro
Obregón, y no nos matamos de milagro. "¡Puta vida" –pensaba, mientras
caíamos hacia el fondo de aquel mar perdulario–, tanto buscar este final, para
morirme sin contarlo!". Tan pronto como me restablecí, sobre todo del susto,
me fui a buscar a Bayardo San Román y Angela Vicario en su casa feliz de Manaure,
para que me contaran los secretos de su reconciliación increíble. Fue un viaje
más revelador de lo que pensaba, y por mejores motivos, porque a medida que
trataba de escudriñar la memoria de los otros me iba encontrando con los
misterios de mi propia vida.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCa9In836gcA-NIDRW9t2D0_qNc2-VYlbYJT3TQydJlho1NpUfl9l_oVANqu4gfhTKQw8Y6776x6KLP0-MgHYu5KrXYzyQWtj5LE6BJwYoGcAO7fY-4drU6NI60dfp4Qew4saTwC2fJ3ir/s1600/xesc+5.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCa9In836gcA-NIDRW9t2D0_qNc2-VYlbYJT3TQydJlho1NpUfl9l_oVANqu4gfhTKQw8Y6776x6KLP0-MgHYu5KrXYzyQWtj5LE6BJwYoGcAO7fY-4drU6NI60dfp4Qew4saTwC2fJ3ir/s640/xesc+5.jpg" width="221" /></a>Hay dos
pueblos cercanos, pero muy distintos, que se llaman Manaure. El uno es una sola
calle muy ancha, con casas iguales, en una meseta verde de un silencio
sobrenatural. Allí llevaban a mi madre a temperar cuando era niña. Tanto me
habían hablado de ese pueblo medicinal en casa de mis abuelos, que cuando lo vi
por primera vez me di cuenta de que lo recordaba como si lo hubiera conocido en
una vida anterior. No era allí donde vivía el matrimonio feliz, pero Rafael
Escalona, el sobrino del obispo, se equivocó de camino cuando íbamos para el
otro Manaure. Estábamos tomando una cerveza helada en la única cantina del
pueblo cuando se acercó a nuestra mesa un hombre que parecía un árbol, con
polainas de montar y un revólver de guerra en el cinto. Rafael Escalona nos
presentó, y él se quedó con mi mano en la suya, mirándome a los ojos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–¿Tiene algo
que ver con el coronel Nicolás Márquez? –me preguntó.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Soy su nieto.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Entonces –dijo
él–, su abuelo mató a mi abuelo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
No me dio
tiempo de asustarme, porque lo dijo de un modo muy cálido, como si también esa
fuera una forma de ser parientes. Era un contrabandista de la estirpe
legendaria de los amadises, y lo mismo que ellos era un hombre derecho y de
buen corazón. Estuvimos de parranda tres días y tres noches en sus camiones de
doble fondo, bebiendo brandi, caliente y comiendo sancocho de chivo en memoria
de los abuelos muertos. Me llevó a distintos pueblos, hasta el interior de la
península Guajira, para que conociera a 19 de los hijos incontables que el
coronel Nicolás Márquez había dejado dispersos durante la última guerra civil.
Al cabo de una semana me dejó en el otro Manaure: un pueblo de salitre frente a
un mar en llamas. Se detuvo ante una casa que yo hubiera reconocido de todos
modos por lo mucho que había oído hablar de ella. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Ahí es –me
dijo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
En la ventana
de la sala, bordando a máquina en la hora de más calor, había una mujer de
medio luto con antiparras de alambre y canas amarillas, y sobre su cabeza
estaba colgada una jaula con un canario que no paraba de cantar. Al verla así,
dentro del marco idílico de la ventana, no quise pensar que fuera ella, porque
me resistía a creer que la vida terminara por parecerse tanto a la mala
literatura. Pero era ella: Angela Vicario, 23 años después del drama.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Me doy cuenta
de que el lugar en que se cometió el crimen ha sido idealizado por la
nostalgia. Era inevitable: allí pasé los años de mi adolescencia, que fueron
los más libres de mi vida, hasta que la familia tuvo que cambiar de aires.
Después volví dos veces, siempre en relación con el proyecto del libro. La
primera fue unos quince años más tarde, tratando de rescatar de la memoria de
la gente las numerosas piezas desperdigadas del rompecabezas del crimen, y
tratando sobre todo de encontrar el final que todavía la vida no había
resuelto. No me pareció que el tiempo hubiera sido demasiado severo con nadie,
ni con nada, salvo con la casa de placer de María Alejandrina Cervantes, que
había sido transformada en escuela de monjas. Fue una experiencia perturbadora
ver un tropel de niñas con uniformes celestiales entrando por el mismo portón
de trinitarias por donde toda mi generación había entrado a perder la
virginidad. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
La segunda vez
que volví fue a escribir esta crónica. Fui inducido por el embeleco, tan común
entre los realistas teóricos, de capturar en caliente para escribirla, la misma
vida que se está viviendo. Escribí en calzoncillos de nueve de la mañana a tres
de la tarde durante catorce semanas sin treguas, sudando a mares, en la pensión
de hombres solos donde vivió Bayardo San Román los seis meses que estuvo en el
pueblo. Era un cuarto escueto con una cama de hierro, una mesa coja que debía
nivelar con cuñas de papelitos en las patas, y una ventana por donde se metían
los moscardones aturdidos por el calor y la pestilencia de las aguas muertas
del puerto antiguo. Esa fue la única contribución de la vida circundante a mis
esfuerzos de escritor comprometido. A medida que escribía me daba cuenta de que
la realidad inmediata no tenía nada que ver con la que yo trataba de escribir,
ni tal vez tampoco con la que recordaba, y estaba tan confundido que llegué a
preguntarme si la vida misma no era también una invención de la memoria. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
El doctor
Dionisio Iguarán, primo hermano de mi madre y nuestro único médico en la época
del drama, murió entre esas dos visitas. Su prestigio bien ganado queda
repartido entre varios médicos nuevos, y en especial el doctor Cristóbal
Bedoya, a quien llamábamos Cristo, que había hecho el tercer año de Medicina en
el momento del crimen, y que es un protagonista ejemplar de esta crónica. Fue
el amigo íntimo que acompañó a Santiago Nasar hasta unos minutos antes de su
muerte, y el único de los 20.000 habitantes del pueblo que se propuso y
estuvo a punto de impedir que lo mataran. Sus testimonios fueron los más
inteligentes y entrañables. Fue él quien me recordó, al término de nuestras
evocaciones incansables, uno de los datos más raros de esta desgracia: la
autopsia de Santiago Nasar no la hizo un médico, sino el cura de la parroquia.
Se llamaba Carmen Amador, se preciaba de haber nacido en un risco de Galicia
donde nunca se habla la lengua castellana, y bastaba con oírselo decir para
saber que era cierto. Yo lo recordaba con cierta amargura porque siendo muy
niño me hacía repetir de memoria los falsos poemas gallegos de Gabriel y Galán
y fue quien me dijo más tarde que Dios había prohibido leer a Gil Vicente. Fue
nuestro único párroco hasta donde me alcanza la memoria, pero cuando volví de
adulto por primera vez se había ido sin dejar rastros.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Nunca traté de
encontrarlo. Sin embargo, durante un verano que pasé hace doce años en la playa
de Calafell, muy cerca de Barcelona, alguien me habló de un cura retirado en la
tenebrosa casa de salud del lugar, que decía haber perdido media vida en mi
tierra. Lo reconocí de inmediato, aunque sólo hubiera sido por sus ojos de
ternero de vientre y su castellano rupestre con cadencias del Caribe. Hablamos
mucho y muchas veces hasta el final del verano, y era evidente que no había
logrado asimilar el mal recuerdo de aquella autopsia.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Un año después
de que Alvaro Cepeda Samudio me dio la clave, final, el libro estaba listo para
ser escrito. Sin embargo, por algunos de esos motivos demasiado simples que los
escritores no logramos entender, pasa todavía mucho tiempo sin que lo
escribiera; más aún: hubo una época en que lo olvida por completo. De pronto,
en el otoño de 1979, Mercedes y yo estábamos en la sala oficial del aeropuerto
de Argel, esperando que nos llamaran para embarcar, cuando entra un príncipe
árabe con la túnica inmaculada de su alcurnia y con un halcón amaestrado en el
puño. Era una hembra espléndida de halcón peregrino, y en vez del capirote de
cuero de la cetrería clásica llevaba uno de oro con incrustaciones de
diamantes. Por supuesto, me acordé de Santiago Nasar, que había aprendido de su
padre las bellas artes de la altanería, al principio con gavilanes criollos, y
luego con ejemplares magníficos trasplantados de la Arabia feliz. En el momento
de su muerte tenía en su hacienda una halconera profesional, con dos primas y
un torzuelo amaestrados para la caza de perdices, y un nebli escocés adiestrado
para la defensa personal.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Sin embargo,
la evocación de Santiago Nasar no fue tan comprensible como me pareció cuando
vi entrar al monarca del desierto con su animal de volatería coronado de oro.
Fue más bien un zarpazo del destino. En el avión de regreso comprendí que la
historia tantas veces diferida había vuelto esta vez a quedarse para siempre, y
que no podría seguir viviendo un solo instante sin escribirla. La sentía
entonces con tanta intensidad como no la había sentido nunca en 32 años, desde
el lunes infame en que María Alejandrina Cervantes irrumpió desnuda en el
cuarto donde yo continuaba dormido a pesar de las campanas de incendio, y me
despertó con su grito de loca: "¡Me mataron a mi amor!".</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-size: 10pt;">Clarín Cultura y Nación</span></i><span style="font-size: 10pt;">, Buenos Aires, jueves 10 de setiembre de 1981</span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
</div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-73513125076772477002012-03-17T21:31:00.003-03:002012-05-24T10:30:42.587-03:00La revolución francesa<link href="file:///C:%5CDOCUME%7E1%5CADMINI%7E1%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_filelist.xml" rel="File-List"></link><link href="file:///C:%5CDOCUME%7E1%5CADMINI%7E1%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_themedata.thmx" rel="themeData"></link><link href="file:///C:%5CDOCUME%7E1%5CADMINI%7E1%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_colorschememapping.xml" rel="colorSchemeMapping"></link><style>
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</style> <br />
<br />
<div style="font-family: Times,"Times New Roman",serif;">
<b><span lang="ES-AR">Marco Denevi</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">No pude decirle que no porque era un tipo muy formal, muy educado, francés y de edad. Pero para mí el experimento iba derecho al fracaso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">–No vaya a creer –me dijo–. Tampoco yo estoy muy seguro. Pero usted es dueño de una mentalidad sumamente permeable, absorbente y hasta me atrevería a calificarla de esponjosa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">–¿Y eso está mal?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">–Al contrario. Usted es un predestinado. De manera que si no tengo éxito con usted no lo tengo con nadie.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">Para mí era un compromiso y acepté. El francés me pidió, lo más serio, que cerrara los ojos y que abriera la porosidad mental. En el asunto de los ojos no hubo ningún inconveniente, pero no supe qué hacer con la sesera y por las dudas traté de no pensar en nada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">Sin embargo, al ratito me acordé. Cómo lo adivinó es un misterio, pero ahí mismo el viejo va y me pregunta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">–¿De qué se acordó, Ludivino?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">–De una palabra que no conozco.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">–¿Qué palabra?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">–<i>Tendresse</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">Oí que se reía y abrí los ojos. Se reía y saltaba en el sillón. Yo también me reí pero sin mayor voluntad porque no me gustaba nada eso de haberme acordado de una palabra que no salía que quería decir.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">Cuando se le terminó el festejo me explico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">–¿Se da cuenta, Ludivino? Usted no habla una sola palabra de francés y sin embargo acaba de recordar una, y más le digo: la pronunció con acento. ¿Comprende por qué? Porque yo se la pasé de mí memoria a su memoria. Sigamos ¿quiere? Ahora con varias palabras juntas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">Otra vez cerré los carozos y puse la piojera en blanco. Y otra vez me acordé de lo que nunca había aprendido. Sin esperar que el viejo me preguntase le largué el rollo:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="FR">–<i>Ah, vraiment e’est triste. Ah, vraiment ça finit trop mal.</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">Lo juné: se había levantado del sillón, hacía ademanes. Parecía cabrero. Y no, otra que cabrero, estaba emocionado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">–Ludivino –la voz se le había venido asmática y como con catarro–. Ludivino, esto es una revolución científica. Usted va a ser famoso en todo el mundo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">De puro servicial y agradecido quise darle otra alegría:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">–Es un soneto de Verlaine. Se titula <i>Sonnet boiteux</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">Volvió a sentarse. Tenía cara de comisario.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">–Esos datos yo no se los transmití, Ludivino. ¿De dónde los sacó? A ver si ha estado engañándome y ahora resulta que habla francés y que conocía el soneto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">Estuvo relojeándome un rato y después se alivió:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">–No, usted es incapaz. Ya sé, le transmití el recuerdo de un verso de Verlaine, pero como la memoria es asociativa ese recuerdo arrastró a toda una pequeña constelación de recuerdos: el nombre del autor, el título del poema. Y fíjese qué curioso: olvidé el verso que le pasé. ¿Usted todavía se acuerda?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
<span lang="ES-AR">–Y cómo no. <i>Ah, vraiment e’est triste. </i></span><i>Ah, vraiment ça finit trop mal.</i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Qué no se va a acordar, usted, con la memoria de elefante que Dios le dio. Bueno, llegó el momento de hacer la prueba de los recuerdos. Qué le parece si empezamos por un recuerdo de mi infancia. ¿Preparado, Ludivino?<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Esta vez me costó un poco más, pero al fin me acordé y se lo dije:<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Es un paseo en coche.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–¿Por dónde?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Por unos jardines como los Rosedales de Palermo, pero distintos. Ahora me acuerdo de que la <i>tante</i> Sophie nos había prometido llevarnos al <i>Bois de Boulogne</i>.<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
El viejo movía los puños en el aire:<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–¿Aprecia la estructura molecular de la memoria, Ludivino? El recuerdo del paseo en <i>fiacre</i> viene dentro de un tejido donde están otras reminiscencias afines, relacionadas entre sí.<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Me pidió que le describiera cómo estaba vestida la <i>tante</i> y la verdad es que yo, fuera de un gran sombrero, no me acordaba de nada. En cambio, a una chiquilina como de diez años, sentada al lado de Sophie, la veía tal cual.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Pobre Ivette –suspiré–. Me acuerdo de ella y se me frunce el corazón.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–¿Sabe por qué?<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–No<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Porque todavía no le pasé el recuerdo de quién es Yvette.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Igual siento gran tristeza.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Qué notable, Ludivino. No, si le repito que usted pronto va a ser famoso. ¿Seguimos?<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Mañana. Ahora estoy medio cansado.<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Más que cansado estaba impresionado con eso de acordarme de lo ajeno.<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Seguimos al otro día y varios días más y ya sin necesidad de que yo cerrara los ojos y abriese la esponja. El viejo se sentaba al lado mío, me decía “ahí va” y sin la menor dificultad los recuerdos saltaban de su cabeza a la mía como si tal cosa. Eso sí, eran todos recuerdos tristes, de la guerra y uno de Yvette que se quemaba viva. Se lo dije:<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Oiga. ¿Usted no tiene en la piojera más que malos recuerdos?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Es que mi vida ha sido muy desgraciada, Ludivino.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Hágame el obsequio, páseme alguno menos fúnebre.<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Mi mujer se dio cuenta:<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–¿Qué te ocurre a vos, che, que andás tan melancólico y de yapa envejecido?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Qué querés, todo el día con el recuerdo de la pobre Yvette.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–¿Quién es Yvette? Alguna atorrante que te engatusó, seguro.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Mi finada hermanita. Se le reventó el calentador y el <i>deshabillé de mouseline</i> tomó fuego.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–Pero si nunca tuviste ninguna hermana y menos que se llamara Yvette. A vos se te picó el juicio.<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Tenía razón mi mujer. Con los recuerdos del francés en la sabiola, yo me confundía. Así que una noche lo encaré.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
–No quiero que me pase más recuerdos. Son todos de lo peor. Usted se los olvida, mire qué vivo, pero me pasa el fardo a mí y yo estoy hecho un trapo.<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
No me contestó. Ni siquiera me miró. Estaba rejuvenecido, más gordo y hasta más alto y se le notaba la felicidad.<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
De bronca le prohibí la entrada, le retiré el saludo. Pero apenas yo salía a la calle para ir a trabajar o a satisfacer un viejo, el francés, desde lejos, seguía pasándome recuerdos tan fuleros que me volvía loco.<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 21.3pt;">
Usted me hubiese visto, daba lástima. No tuve más remedio que cortarle el chorro de la memoria y para qué, para venir a pudrirme aquí, donde no hago otra cosa que pensar en la guerra o en que fui yo el que le dio demasiada presión al calentador.<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br />
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br />
<span lang="ES-AR"><o:p></o:p></span></div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-71496611531280136842011-08-24T23:13:00.005-03:002011-08-25T00:04:49.995-03:00Actante<div>
<br /></div><div style="text-align: justify;">Término empleado por el lingüística Lucien Tesnière para designar a los actores o <i>actuantes</i> en la frase. Para Tesnière la frase es un drama donde es posible distinguir un <i>proceso</i>, <i>actores</i> y <i>circunstancias</i>. En el plano sintáctico cada una de estas categorías corresponden al <i>verbo</i>, a los <i>actantes</i> y a los <i>circunstantes</i>. "Los actantes son los seres o cosas que de cualquier forma y manera, aun como simples figuras o pasivamente, participan en el proceso". Así por ejemplo en la frase: "El soldado envía una carta a su superior", <i>carta</i> y <i>superior</i> son actantes tantos como <i>soldado</i>. Por lo tanto no hay que confundir actante con el sujeto activo tradicional. Los actantes son siempre sustantivos o sustitutos de sustantivos, mientras que los circunstantes son adverbios o sus equivalentes. Actantes y circunstantes están directamente subordinados al verbo.</div><div style="text-align: justify;">Esta categorización ha tenido una extensión muy productiva hacia los problemas planteados por el análisis del relato, especialmente en lo que hoy ha dado en llamar Narratología. Los sistemas de actantes (o <i>estructura actancial</i> en Greimas) son varios y evidentes se superponen. El modelo greimasiano, sobre la terminología de Tesnière, incluye: Sujeto/Objeto, Destinador/Destinatario, Ayudante/Opositor. El modelo de Propp, en su ya famosa <i>Morgología del cuento</i>, no emplea el término actante, que es posterior, sino el de <i>Función</i>. La realización (actuación) está a cargo de los Actores, término que también es retomado por Greimas, con otra fundamentación.</div><div style="text-align: justify;">Greimas define al <i>actante</i> como "unidad semántica de la armazón del relato". En realidad el actante es producto de sus cualidades, de sus predicados (producidos en el texto) y por lo tanto constituye una suma de los <i>sememas</i> considerados como unidades integrativas, o para decirlo con palabras de Greimas: el actante como contenido investido está instituido por predicados en el interior de cada micro-universo dado; pero como subclase sintáctica es anterior a los predicados por el hecho de que la actividad discursiva consiste en la atribución de propiedades (<i>predicados</i>) a las entidades. Es evidente, entonces, que esta formalización implica dos principios mayores: una autonomía de la estructura semiológica y una anterioridad lógica de la misma por lo que las estructuras de significación manifestadas dependen de la primera. De esto puede concluirse, y es fundamental para los aspectos teóricos y metodológicos, que si bien Greimas considera el texto del relato (la organización de los mensajes) como producto de la función <i>traslativa</i> propia del funcionamiento lingüístico, no reduce el texto a un objeto puramente lingüístico. Pero si el actante es también -en el nivel de la gramática de superficie- una clase de actores definida por un grupo original de roles, presupone un grado de desubjetivización, de "despersonalización" de la categoría de <i>Actor</i>. Para comprender el intento greimasiano de describir una <i>gramática narrativa actancial básica</i> (y por ende universal) hay que tener en cuenta la distinción entre estructuras lógicas básicas, el lenguaje de manifestación de cada sistema semiológico particular (lenguaje, cine, teatro, historieta, etc.) y el nivel intermedio: la gramática narrativa de superficie, un análisis comparativo de las estructuras de superficie, un análisis comparativo de las estructuras de superficie, una análisis "profundo" de las "unidades narrativas mínimas" y "universales" y los caracteres específicos de su lenguaje de manifestación. La propuesta greimasiana (y las variantes ofrecidas por sus discípulos, Rastier, Coquet, etc.) ha demostrado una operatividad concluyente en el análisis de la literatura folklórica (etnoliteratura) y en la literatura denominada clásica, poniendo en evidencia el carácter fuertemente estructurado de estos textos. Es de señalar que la categoría <i>actante </i>presupone un intento de despsicologizar el análisis narrativo tradicional (la categoría <i>personaje</i>) permitiendo la elaboración de una <i>lógica de la narración</i> y posteriormente la posibilidad de la construcción de <i>tipologías</i> ad hoc, combinando el análisis semántico y el semiológico. Sin embargo plantea dos problemas esenciales: por un lado, la <i>estructura actancial</i> <i>básica</i> o matriz depende de un <i>universo antropológico</i> que no puede omitir el análisis del referente cultural (y en este caso las propuestas de solución a este problema para el caso de la etnoliteratura sugeridas por Greimas en <i>Semiótica y Ciencias Sociales</i> son insostenibles por su falta de rigor) y por ende el ideológico, y por el otro, es evidente la resistencia que los textos "modernos" oponen a este tipo de lectura.</div><div style="text-align: justify;">
<br /></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small; "><b>Rosa, Nicolás</b>, <i>Léxico de lingüística y semiología</i>, Biblioteca total, Los fundamentos de las ciencia del hombre Nº 76, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1978.</span></div><div style="text-align: justify;">
<br /></div><div style="text-align: justify;">
<br /></div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-36049966994514456442011-08-20T00:07:00.006-03:002012-05-06T19:41:12.594-03:00Premio Rómulo Gallegos<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial,sans-serif; line-height: 18px;"><div>
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial,sans-serif; line-height: 18px;">
</span></div>
</span><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial,sans-serif; line-height: 18px;">El <b>Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos</b> fue creado en honor al novelista y político venezolano de ese nombre el 6 de agosto de 1964 mediante un decreto promulgado por el entonces Presidente de Venezuela, Raúl Leoni. En un principio su objetivo era premiara novelas latinoamericanas, pero a partir de la década de 1990 se expandió a todo el ámbito hispanohablante. El primer autor no americano en recibir el premio fue Javier Marías.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial,sans-serif; line-height: 18px;"> </span><span class="Apple-style-span"><span class="Apple-style-span"><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 18px; text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span"> </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="Apple-style-span"><span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">I edición (1967) - La casa verde de Mario Vargas Llosa (Perú)<o:p></o:p></span></span></div>
<span class="Apple-style-span"> <div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">II edición (1972) - Cien años de soledad de Gabriel García Márquez (Colombia)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">III edición (1977) - La Terra Nostra de Carlos Fuentes (México)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">IV edición (1982) - Palinuro de México de Fernando del Paso (México)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">V edición (1987) - Los perros del paraíso de Abel Posse (Argentina)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">VI edición (1989) - La casa de las dos palmas de Manuel Mejía Vallejo (Colombia)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">VII edición (1991) - La visita en el tiempo de Arturo Úlar Pietri (Venezuela)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">VIII edición (1993) - Santo oficio de la memoria de Mempo Giardinelli (Argentina)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">IX edición (1995) - Mañana en la batalle piensa en mí Javier Marías (España)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">X edición (1997) - Mal de amores de Ángeles Mastretta (México)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">XI edición (1999) - Los detectives salvajes de Roberto Bolaño (Chile)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">XII edición (2001) - El viaje vertical de Enrique Vila-Matas (España)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">XIII edición (2003) - El desbarrancadero de Fernando Vallejo (Colombia)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">XIV edición (2005) - El vano ayer de Isaac Rosa (España)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">XV edición (2007) El tren pasa primero de Elena Poniatowska (México)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">XVI edición (2009) - El país de la canela de William Ospina (Colombia)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 10pt; line-height: 115%;">XVII edición (2011) - Blanco nocturno de Ricardo Piglia (Argentina)</span><span class="apple-style-span"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="apple-style-span"><span style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 10pt; line-height: 115%;"><o:p> </o:p></span></span></div>
</span></span></span>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-56571973223023563282011-08-19T03:17:00.010-03:002011-08-19T23:55:55.838-03:00La Rosa y el Zepelín
<br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgA99pKxgjbZdwnMj_Hf4O2BajlVelE7butXjPIXoMQIWKP5tSKHAMo6GGe05oTjiSTF1AhVwgPx8RmVb5mRXpr3LDT8yIUAYe_YNs5LKTNHrGDgSbVLXzjMe3HcRKb5Cp1cBczHGUPJ4lR/s1600/13+-+La+Rosa+y+el+Zepel%25C3%25ADn.png" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 303px; height: 400px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgA99pKxgjbZdwnMj_Hf4O2BajlVelE7butXjPIXoMQIWKP5tSKHAMo6GGe05oTjiSTF1AhVwgPx8RmVb5mRXpr3LDT8yIUAYe_YNs5LKTNHrGDgSbVLXzjMe3HcRKb5Cp1cBczHGUPJ4lR/s400/13+-+La+Rosa+y+el+Zepel%25C3%25ADn.png" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5642448170919350866" /></a><div><div><div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><b>
<br /></b></p><p style="text-align: center;margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>La Rosa y el Zepelín</b></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span></p><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: right; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">a mi Camila</p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span></p><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: right; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i>la ardiente y ciega rosa que no canto,</i></p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: left; "><p style="text-align: right;margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i>la rosa inalcanzable.</i></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span></p><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: right; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>Jorge Luis Borges</b></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span></p><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><span class="Apple-style-span"><b>La Rosa y el Zepelín</b></span></p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>(Pieza breve para Títeres en ocho actos)</b></p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>Personajes:</b></p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">Titeretín</p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">El Faro</p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">El Viento</p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">La Nube</p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">El Mar</p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">El Zepelín</p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">La Rosa Monelle</p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">Los Soldados</p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">El Sol y la Luna</p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">El Señor</p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">Las Rosas</p></div><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px; ">
<br /></span></p><div style="font-family: Georgia, serif; font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><span class="Apple-style-span"><span class="Apple-style-span" ><b>Advertencias</b>:</span></span></p><div style="font-family: Georgia, serif; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><span class="Apple-style-span" >- Las aclaraciones escénicas son las mínimas y necesarias para favorecer el desarrollo de la historia.</span></p></div><div style="font-family: Georgia, serif; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><span class="Apple-style-span" >- Esta obra está orientada a niños de ocho a doce años por el lenguaje y la profundidad de su temática.</span></p></div><div style="font-family: Georgia, serif; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><span class="Apple-style-span" >- El nombre “Monelle” y las citas corresponden a “El libro de Monelle” del escritor francés Marcel Schwob.</span></p><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>La acción transcurre en una isla costera donde hay un faro abandonado. Hacia el frente del escenario está el mar sobre un panel negro. Está formado por dos líneas de oleajes que se mueven de derecha a izquierda y levemente de arriba hacia abajo. Entre ambas debe haber un espacio para el trabajo de los titiriteros. Inmediatamente después del mar se ve el espacio rocoso de la isla. Debe tener una pasarela sólida por donde camine, de un extremo a otro, un personaje que es humano. La parte de atrás del escenario, más elevada que la de adelante, es decir con la altura necesaria para limitar el espacio de la acción, también es de color negro. En resumen el ámbito escénico va a estar dentro de dos grandes rectángulos negros. El frente puede ser circular para dar la sensación de tratarse de una isla. Previo inicio de la obra y entre acto y acto se sugiere musicalizar la historia. Cada tema será cuidadosamente seleccionado acorde a los acontecimientos.</i></p></div><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="font-size: 16px; text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>ACTO PRIMERO</b></p></div><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>El escenario está totalmente oscuro. Una luz ilumina al presentador de esta historia, que llamaremos “Titeretín”, por su función específica de títere o persona narrador (Berta Finkel “El títere y lo titiritesco en la vida del niño”) parado en medio del borde del escenario con una silla en la mano. Su cara está pintada de blanco como los mimos. Su boca de un rojo fuerte tiene la mueca de media sonrisa y la mueca en su otra mitad de tristeza. Del lado de la risa tiene una lágrima cayendo de color negro. Del lado de la tristeza un cachete rosado. Del lado de la sonrisa tiene una ceja caída y una ceja alta del lado de la tristeza. Su pelo se divide en dos también. Del lado de la tristeza lo tiene parado del lado de la risa llovido y aplastado. Se viste con un mameluco. De alguna manera se quiere representar en una sola cara las dos máscaras del teatro.</i></p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Se mueve por el escenario de extremo a extremo llevando la silla. La luz lo sigue. Mira al público evitando la molestia que le causa la luz con una mano haciendo visera.</i></p></div><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN. –</b> <i>(Dirigiéndose al público con un ademán pomposo)</i> ¡Bienvenidos! Yo soy... soy<i>(Deja la silla a un lado, junta sus manos y agacha la cabeza en un gesto de desconcierto)</i>Bueno... ustedes me conocen. No. No, claro. Cómo van a conocerme. <i>(Se sienta en la silla, cruza las piernas y medita por unos segundos)</i> Yo soy... soy... bueno qué importa quién soy. Ya nadie me llama por mi nombre. Lo importante es saber para qué estoy aquí… Para contarles una historia de amor. Es una historia triste pero que a mi entender tiene un final que...</p></div><p style="font-size: 16px; margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO. –</b> <i>(Desde la oscuridad con voz ronca)</i> Che, a nadie le interesa tu opinión y menos que contés el final de ninguna historia. Crees que el público es tonto. Comenzá con las presentaciones que para eso viniste.</p><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – Sí, y para contar la historia...</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – Parte de la historia. ¡Que quede bien claro!</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – <i>(Con bronca se para y patea el piso)</i> ¡Luces por favor! <i>(Se ilumina al Faro)</i>Este mandón como verán es el Faro. Uno de los personajes de la historia que comienza en esta pequeña isla cerca de la costa rodeada por el mar.</p></div><div style="font-size: 16px; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Hace un gran ademán, toma la silla, mientras todo lentamente se va iluminando dejando ver una pequeña isla dominada por un faro abandonado. Se escucha permanentemente el sonido del mar que se mueve con dos olas cerrando la parte delantera del escenario. A un lado del Faro hay un rosal que tiene tan sólo una Rosa. Esta es de color té. La iluminación debe sugerir un amanecer.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – <i>(Al Faro amenazándolo con la silla)</i> Me voy. Pero sabés muy bien que voy a volver. Porque esta historia sin mí no es lo mismo. Sale con su silla muy indignado por donde entró.</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – <i>(Entra por la izquierda. Pasa corriendo rodeando al Faro que está en el centro del escenario)</i> Farooo... <i>(Sigue hasta el otro extremo corriendo y girando)</i> Farooo... <i>(Sale por la derecha después de rodear al rosal)</i>.</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Entra la Nube y para su andar a un lado de la enorme cabeza del Faro.</i></p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – <i>(Al Faro que esta muy callado)</i> ¡Qué lindo día!</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – He visto mejores.</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – Perdoname yo...</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – No tenés de que disculparte. Mi ceguera hace que pueda ver otras cosas. Igual puedo apreciar un bello día.</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – <i>(Entrando con su alboroto)</i> Pensé que dormías Faro. Estuviste ignorándome. A mí al poderoso Viento.</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Mintiendo)</i> Mis muros están saturados de sonidos. Hay días que amanecen con sordera.</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – ¡Mentís! Nunca te gustó mi presencia.</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Condescendiente con el espíritu altivo del Viento)</i> ¿Qué te lleva a opinar eso si se puede saber?</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – Porque cuando soplo con fuerza erosiono tus paredes y eso te molesta.</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Con total sinceridad)</i> Para eso tendría que temerle a la muerte y no le temo. No tengo un buen día eso es todo.</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – <i>(En tono de arrepentimiento)</i> Hoy sólo soy una brisa y pienso quedarme por aquí unos días me gustaría que no estuvieses disgustado conmigo.</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – Quedate tranquilo estoy enojado conmigo mismo.</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Se escucha una voz que es la del mar. No está personificado. Forma parte de la escenografía cerrando el frente del escenario. Dos hileras de oleajes separadas entre sí que pueden tener movimiento cuando habla. Junto a una luz, ubicada en el medio, que se intensifica al modular cada sílaba. Entre ambas debe quedar espacio para el movimiento de títeres.</i></p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – ¡Viento!</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – <i>(Acercándose a la luz que se intensifica al llamarlo)</i> ¿Qué querés Mar?</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – <i>(Por lo bajo para que no escuche el Faro)</i> Tenés que entenderlo. Es un gigante que domina el horizonte y no puede verlo. Ese es uno de los motivos de su tristeza.</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. - ¿Cuáles son los otros?</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – A igual que todos nosotros tiene más de un motivo para la tristeza.</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – <i>(Viendo acercarse al Zepelín)</i> ¿Qué cosa es esa que se desplaza como una nube?</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>VIENTO</b>. – Es un dirigible.</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – Parece un globo.</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – En alguna medida lo es. Está lleno con helio y su estructura es flexible.</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>VIENTO</b>. – Se hace llamar Zepelín por el Graf Zeppelín pero es mucho más pequeño. Se escapó de los hangares donde son guardados y desde entonces vaga libremente.</p></div><div style="font-size: 16px; text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – ¿Y a qué viene? Es amigo de ustedes.</p></div><div style="font-size: 16px; "><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – Es un viejo conocido. Pero no viene por nosotros. Viene a ver a la Rosa.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – <i>(Rodeando a la Rosa y volviendo al lado del Faro)</i> No despierta aún.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – ¿Por qué viene a ver la Rosa?</p></div><div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – Porque está enamorado de ella.</p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i>SE APAGAN LAS LUCES</i></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>ACTO SEGUNDO</b></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Iluminan un extremo del escenario donde está el Titeretín sentado en su silla con las piernas cruzadas.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – Un Zepelín enamorado de una Rosa. Parece curioso. <i>(Hace una pausa)</i> El amor es algo curioso. Llega este enorme enamorado cuando aún es el amanecer para verla despertar. Por lo que deduzco que no debe existir cosa más bella que presenciar el despertar del ser que se ama. <i>(Se para, toma la silla y sale)</i> Me voy antes que me eche ese Faro cascarrabias <i>(Lo dice alto mirando hacia la oscuridad donde se supone está el Faro)</i> ¡Faro egoísta! Sabés una cosa... ssssabés una cosa <i>(Duda. No sabe qué decir)</i> ¡Esta silla es mía! <i>(Dice finalmente y sale de escena. La luz lo sigue y se apaga)</i>.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Se ilumina al Zepelín que avanza con lentitud.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>ZEPELIN</b>. – <i>(Hablando para él)</i> Mi padre fue un aeroplano muerto de horizonte. Me hablaba de amaneceres y de estrellas.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre; "> </span>Se ilumina todo el escenario.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>ZEPELIN</b>. – Mi madre era una nube mimada por los vientos <i>(Al ver a la Nube se acerca a ella)</i>¿Madre?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – No soy tu madre.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – ¿Acaso sabe algo de ella?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – ¿Cómo era ella?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Se parecía a usted.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – Todas de alguna manera nos parecemos.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Alejándose y deteniéndose sobre la Rosa)</i> Disculpe usted.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – <i>(Al Faro. Habiéndose alejado el Zepelín)</i> Ignora que nuestro destino es disiparnos en una lluvia o simplemente perdernos en el aire. Su madre seguramente murió hace años.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – Supongo que él la seguirá buscando.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – Nadie con corazón le diría la verdad.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Él escapó de los hombres aprovechando los buenos vientos. Desde entonces vaga por el cielo.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – ¿Y cómo es que no conoce nuestro destino tan efímero y afirma ser hijo de una nube?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Porque él no quiere reconocer que fue construido por hombres. La raza bárbara del norte del viejo continente. Lo avergüenza tanto que dice ser hijo de un aeroplano y una nube.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>La luz se vuelve tenue e ilumina el despertar de la Rosa.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(En lo alto le cuenta a los demás mientras la Rosa se despereza)</i> Al rosal lo plantó hace cuatro estaciones un marinero. Había llegado hasta este confín en una embarcación pequeña pero segura. Pensé que se quedaría con su rosal, ya que le había costado trabajo encontrar un sitio para él entre las piedras <i>(El Zepelín es el que lo escucha con más atención)</i> Yo conozco a los humanos uno de ellos me habita. Un joven de ojos tristes que jamás sale. Otros me construyeron. Hace muchos años. Pero partieron como el marinero. Desconozco su origen. Su lenguaje se asimilaba al de las bestias y sus maneras eran grotescas.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>El Zepelín rodea a la Rosa para no perderse su hermoso despertar. Cuando en uno de sus giros se acerca al mar este le dice en voz baja.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Miente.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – ¿Quién?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – El Faro. Nadie lo habita. Desde que quedó ciego lo abandonaron.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – ¿Por qué se empeña en mentirnos?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – No les miente a los demás sino a él mismo. A veces nos engañamos para poder continuar con nuestras vidas.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Sospechando que se hablaba de él)</i> ¿Mar?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Sí, Faro.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – Vos que sos tan sabio, ¿cuando nos olvidan dejamos de existir?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – <i>(Reconociendo a su pesar)</i> En parte... sí. Tal vez así sea.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Con voz triste)</i> Quien me construyó lo hizo para mi soledad. Se aseguró, sin embargo, que mis muros fueran gruesos para guardar todos los ecos porque me esperaba el abandono. Cuando mi ojo de luz brillaba y parpadeaba para los barcos yo nunca había pensado en la muerte.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Elevándose hasta la cabeza del Faro)</i> ¿Por qué pensar en la muerte?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Moviendo su torpe ojo ciego)</i> ¿Por qué enamorarse de una Rosa? Apenas te mira.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Entendiendo que no hay rencor en su pregunta)</i> Eso ya es un milagro.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Con afecto y voz paternal)</i> ¿Con tan poco te conformás?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – No, los milagros no son poca cosa.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>El viento que iba y venía corriendo en remolino seguía la conversación con interés.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>VIENTO</b>. – <i>(Al Zepelín)</i> ¿Pero por qué enamorarse de un ser tan efímero?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – ¿Por qué no enamorarse?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – No entendés...</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – No, el que no entendés sos vos ¿Qué importa si es un mes o un año o dos horas? ¿Quién puede mensurar el amor en tamaño y en tiempo?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – El amor no correspondido es doloroso...</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Opinando con sorna)</i> Algún resquicio, algún descuido siempre existe en un amor no correspondido. Hay que estar atento y ser inteligente para descubrirlo y aprovecharlo. No es conformarse con poco. No hay que confundirse en ello. Es el instante de luz que tenemos que atrapar. Podemos llamarlo felicidad y esta se da apenas un instante. Toda felicidad que dura es desgracia como suele decirse.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – <i>(Sin vueltas y refiriéndose a la Rosa)</i> ¿Y con esa engrupida pensás encontrar un resquicio, un rayito de amor?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – ¿Por qué no?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – <i>(Con el ímpetu que lo caracteriza)</i> ¡Sabés que pienso: ¡Que sos un verdadero tonto!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Tal vez, pero enamorado. A diferencia tuya soy un tonto rico.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – ¡Allá vos!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>El Viento se aleja molesto ante la terquedad del Zepelín. El Mar, el Faro y la Nube, guardan silencio.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i>SE APAGAN LAS LUCES</i></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>ACTO TERCERO</b></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Se enciende una luz que ilumina solamente a Titeretín. Está sentado en su silla al revés. Apoyando sus brazos en el espaldar y apoyando el mentón en sus manos.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – Cuánta porfía. Jamás se pondrán de acuerdo ¿El amor suele ser un engaño? Pero cómo hacérselo saber a alguien enamorado. <i>(Entusiasmándose)</i> Ahora vamos a ver el momento esperado. Especialmente por nuestro amigo el Zepelín: el despertar de la Rosa.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Titeretín desaparece en la oscuridad. La luz comienza iluminando el escenario desde el lugar donde la Rosa finalmente despierta. Un gran sol está ubicado en la parte superior izquierda del escenario. Desperezándose la Rosa pregunta lo de todas las mañanas.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – ¿Acaso han visto al Señor?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – No, no lo hemos visto.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">LA NUBE. – ¿A qué señor se refiere?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – Al que la plantó. Ella cree que volverá por el rosal para trasplantarlo a un sitio mucho más bello.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – <i>(Ignorando al Zepelín y dirigiéndose a la Nube)</i> ¿Trajiste agua para mí?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – Sí, pero tendrás que esperar. No estoy lista aún.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – <i>(Empezó a contar sus pétalos color té)</i> Se necesitó mucho estiércol para mis pétalos.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Pasando con un suave vuelo que hizo temblar sus pétalos)</i> ¡Buen día!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – <i>(Sin contestar al saludo y a título de reproche)</i> ¡Otra vez aquí! Estuviste ayer.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Alegrándose)</i> Sí, es verdad, pero ayer fue hace mucho tiempo.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – Hace más de una semana que anda por aquí.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – <i>(Con desprecio)</i> No hay mucho para ver en esta isla insignificante.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Con sinceridad)</i> Es un buen lugar.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – ¡Por favor! ¿Qué tiene esta isla de bueno?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Te tiene a vos.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – <i>(Bromeando con el Faro)</i> Ahí va el tipo con su teoría del resquicio.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – Entonces es cierto esa tontería de que estás enamorado de mí.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – No tiene nada de tonto.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – Un Zepelín enamorado ¿Cómo se explica eso? Es como si el Faro se enamorara.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Todos guardan silencio</i>.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Sabiendo de los crueles que pueden ser los comentarios de la Rosa)</i> No veo por qué no pueda enamorarme. Las piedras de mi estructura no me lo impiden. Nadie me lo impide. Puedo enamorarme de la estrella de la mañana, de las olas que llegan con su cresta blanca...</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – <i>(Interrumpiendo con su atropello molesto e inoportuno)</i> De la isla...</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Suspirando porque golpearon en un lugar profundo)</i> Sí, de la isla que contiene a mis cimientos y estoy unido a ella de alguna manera. Sólo lamento una cosa...</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – <i>(Ayudándolo en ese trance difícil)</i> Sí, no poder ver nada de todo ello. Ni siquiera la insignificancia de la Rosa.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Todos vuelven a callar ante al autoridad del Mar. Especialmente la Rosa que recibió un reto que no olvidaría así nomás.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Advirtiendo de lo tensa de la situación y viendo la tristeza en el ojo muerto del Faro se apresura a cambiar de tema preguntándole a la Rosa)</i> No sé tu nombre.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – <i>(Como volviendo de un lugar lejano llevada por la reprimenda del mar parece no entender lo que le dice el Zepelín)</i> El Señor no supo darme uno.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Puedo darte uno si querés. He visto mucho mundo y escuchado miles de nombres...</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – ¿Podrías...?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Por supuesto. Sería verdaderamente un placer.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – <i>(Con impaciencia)</i> Bueno... adelante.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – (Comenzó a dar círculos bajos alrededor de ella como pensando) A ver, a ver, ¿cuál te quedaría?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – <i>(Enojándose)</i> ¡Te estás burlando de mí...!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>El ZEPELÍN</b>. – No, en absoluto, estoy buscando uno para tu belleza ¿Qué te parece <i>(Calla haciéndose desear)</i> Monelle?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – ¡Monelle! <i>(Repite dándole otra entonación)</i> Monelle. Me gusta ¿De dónde lo sacaste?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Eso no tiene importancia. Tal vez sí hay que recordar lo que le escuche decir a Monelle: “yo soy la que está sola” y “soy la que se pierde tan pronto como se la encuentra”.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – ¿Me parezco algo a ella?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Sí, en su belleza, <i>(Calla)</i> en su firmeza también. Pero ella era una criatura de la noche.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i>SE APAGAN LAS LUCES</i></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b><span class="Apple-style-span">ACTO CUARTO</span></b></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>I</i><i>luminan un extremo del escenario donde Titeretín está oculto detrás de la silla.</i></p></div><div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – <i>(Asomándose y hablando por lo bajo)</i> ¡Grande Zepelín! Ya la tenés ¡Tigre! Hace unos días ni te dirigía la palabra y ahora fijate ¡Esa presumida! ¿Quién se piensa que es? La princesa de las islas olvidadas ¡Zepelín viejo y peludo nomás! <i>(En tono de perplejo reconocimiento)</i> Lo que es tener mundo, che. Un poco de labia y las tenés muertas, comiendo de la mano...</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – ¡Che, te podés callar!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – El oído de este Faro me tiene podrido.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>La luz lo sigue hasta salir y se ilumina al Faro, a la Nube conversando con el mar. De los personajes sólo falta el Viento.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – <i>(Observando el cortejo del Zepelín a la Rosa)</i> ¿Se puede querer algo que no se tiene?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – No sé. Entiendo que sólo ofrecemos aquello que recibimos.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – <i>(Refiriéndose al Zepelín)</i> ¡Qué actitud tan extraña la de enamorase un... un... bueno, ese globo!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Fue construido para la guerra. Pero era vulnerable. Supongo que eso desarrolló su sensibilidad.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – Lo que más siento es que la Rosa nunca lo aceptará.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – ¿Por qué se engaña habiendo mostrado inteligencia?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Tal vez porque el amor parta del engaño.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>La luz lo abandona y se dirige al Zepelín y a la Rosa.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – ¿Cómo puedo creer en el amor de alguien que siempre se va?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Siempre vuelvo. Mi forma de viajar es regresar siempre. Estoy a merced de los vientos que entienden de las cosas libres. Porque ellos me dieron mi libertad y mi destino.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – Te alejan de mí.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Lo que me aleja de vos es tu indiferencia.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – ¿Dónde se ha visto un amor de este tipo?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Donde el amor no exista.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – ¿Podés darme una casa blanca?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – ¿Para qué querés una casa blanca?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – Para habitar el centro de su enorme jardín.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Con modestia) </i>Sólo tengo horizontes para darte.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – No puedo volar, no puedo desprenderme de mis raíces. Moriría.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Yo podría aterrizar a tu lado. Dejaría el cielo por tu amor.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – Yo no cambiaría volar por nada del mundo.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>La luz los sume en la oscuridad e ilumina al Faro, a la Nube conversando con el mar.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – Está luchando por su amor.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – <i>(Con firmeza)</i> Está perdiendo. Ella ignora algo importante.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – ¿Qué?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Que quién le da vida es el rosal.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – ¿Cómo puede ignorar semejante verdad? Y además ese cuento de la casa blanca y el jardín...</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – La vanidad hace a veces de nosotros figuras patéticas.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – Lo hace para hacer sufrir al Zepelín.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – ¿Cómo puede comportarse así?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Tal vez lo que necesite sea un espejo y no alguien que la ame.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>La luz vuelve al Zepelín y a la Rosa.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – <i>(Con el firme afán de despacharlo)</i> Seguro que tenés un largo viaje por recorrer. Como mi Señor que recorre los mares en su embarcación.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Insistiendo por su amor) </i>He viajado demasiado. Creo haber encontrado mi lugar. Lo encontré cuando me ganó el cansancio.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – ¿Cuál es ese lugar?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Esta isla.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – <i>(Volteándose y tratándolo de usted)</i> Le deseo un buen viaje.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>La oscuridad los oculta. Se ilumina el lugar donde está el Faro y la Nube hablando con el Mar. Se les suma el Zepelín en vuelo cabizbajo.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – ¿Cómo puede un ser bello enamorarse de un monstruo fabricado por hombres bárbaros?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – La vida no es un error. Por eso amigo mío quien te dio vida acertó en ello.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Todo es inútil. Hay cosas que jamás podré hacer: abrazarla, bailar con ella, besarla...</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – Podrás amarla como nadie. Estás para honrarla y honrarte por ello. No te hace tanto daño a vos su vanidad como se lo hace a ella misma.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>El Zepelín desconsolado sale de escena perdiéndose en la oscuridad.</i></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i>SE APAGAN LAS LUCES</i></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>ACTO QUINTO</b></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Se encienden las luces. Titeretín está al borde y hacia el centro del escenario. De pie tiene apoyada ambas manos en el espaldar de la silla con los brazos estirados.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – <i>(Mirando de golpe hacia abajo)</i> ¡Sí, no me lo tenés que recordar! Perdí la apuesta. Te debo los diez <i>(Pausa)</i> ¡Ah, sí, eran veinte! Ahora no los tengo <i>(Dirigiéndose al público)</i> ¡Caramba! Me jugué entero por el Zepelín. Ya la tenía en la bolsa. Se le escapó por un pelito. <i>(Con voz arrabalera) </i>¡Mina difícil! Bueno, que le voy a hacer, uno no siempre acierta. Perdí diez mangos <i>(Mirando nuevamente hacia abajo)</i> ¿Qué? ¡Bueno sí, son veinte! ¡Estos titiriteros!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – ¡Che, a lo tuyo!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – <i>(Protestando)</i> ¡Otro!... Sí Faro, ya voy ¿En dónde estábamos? Ah sí. El Zepelín regresó pronto con ímpetus renovados. Pero algo ocurría con la Rosa que tanto amaba. Había sufrido un profundo cambio en su aspecto. Bueno me voy antes que me rajen. <i>(Con la confianza de viejos amigos)</i> Che, Faro, ¿no tenés unos veinte para prestarme? <i>(Se escucha un rugido)</i>¡Está bien, era una broma! ¡Qué carácter tiene este tipo! ¡Ma sí, mejor me voy!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Toma su silla y sale. Se encienden las luces. La Rosa está marchitándose. El Zepelín entra por uno de los extremos. Todos se alegran al verlo.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – ¡Buenos días tengan todos ustedes!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – ¡Buenos días! ¿Dónde estuviste?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Vagando por allí. Pensando.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – ¡Buenos días amigo!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Desde lo alto)</i> ¿Buenos días, Monelle?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>La Rosa no contesta. Hace un vuelo rasante y descubre que no se encuentra bien.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – <i>(Con profundo resentimiento)</i> ¿Qué tienen de buenos?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Estás enferma. Pobrecita mi Monelle. Ya te vas a aliviar. Regresé para estar con vos.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – <i>(Con firmeza)</i> ¡No quiero que te quedés!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Contradiciéndola con entusiasmo)</i> Ya es tarde. Tuve todos los viajes tuve todas las vidas posibles. Mi decisión es quedarme y a pesar de tus protestas te voy a hacer compañía.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>La luz los abandona para iluminar al Faro, a la Nube que hablan con el Mar de la pareja.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – ¿Vale la pena querer así?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – La única explicación está en él.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – Se le están cayendo los pétalos.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Ella no sabe que morirá.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – ¿Va a morir?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Sí y vendrán otras en su lugar.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – ¿El Zepelín lo sabe?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Supongo que sí.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – Así y todo la ama.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – El amor es así. Y la amará aún más después de su muerte.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Sin entender)</i> Pero... vendrán otras rosas. No me dijiste eso.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Sí, pero él amará a Monelle, a su rosa color té.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Entra el viento y se une a la conversación</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – Estuve llevándome los pétalos caídos de Monelle bien lejos, para darle a sus últimos días un poco de dignidad.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Contagiado de tanta tristeza)</i> Hay días en que yo deseo morir.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">Para completar esta muerte a medias en que me han dejado. El abandono es una de las formas de la muerte. Pero no es total. Un día juntaré todo este cansancio y a mi ceguera agregaré mi corazón.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – ¡Pobrecita su deterioro es vertiginoso!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – La vida se le escapa demasiado rápido.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>La luz ahora enfoca el lugar donde están la Rosa y el Zepelín.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – ¡Mirá que sos terco!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>ZEPELÍN</b>. – <i>(Bromeando)</i> Y vos cascarrabias. Desde que llegué me estás retando. Te parecés a los que me fabricaron. Siempre con el ceño fruncido. Dando órdenes. Suerte que no podés caminar sino harías el paso de ganso.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – ¿Qué es eso?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – La forma bestial con que marchan las tropas de los bárbaros.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – ¿Por qué te escapaste?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Para buscarte.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – <i>(Entusiasmándose)</i> Dale, te pregunto en serio.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Me construyeron para la guerra y la esclavitud.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – Habrás sufrido mucho.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Tanto como para huir de esos animales. Todo pueblo que tiene la tecnología como objetivo central de su desarrollo humano se transforma en miserable asesino.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – <i>(Temblándole la voz)</i> No me siento bien podrías conseguirme un poco de agua.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Se ilumina en su totalidad el escenario. El Zepelín se eleva hasta la Nube.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELIN</b>. – Nube necesito un poco de agua para Monelle. No se siente nada bien. <i>(Mirando a todos) </i>Por primera vez, mis amigos, siento miedo.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – Voy para allá.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Se mueve hasta quedar sobre la Rosa y exprime unas abundantes gotas. El Zepelín vuelve a ella.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – ¿Te sentís mejor?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – Sí, gracias.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>De pronto se duerme como si hubiese sufrido un desmayo. Como una breve anticipación de su muerte.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i>SE APAGAN LAS LUCES</i></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>ACTO SEXTO</b></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>La luz ilumina a Titeretín que está sentado en su silla con las manos en su regazo. Tiene la cabeza gacha y la levanta a medida que comienza a hablar.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – El tiempo inexorablemente se hizo cargo de Monelle. Todos sus pétalos han caído ya. De ella queda una ramita con hojas y espinas y una pequeña cabecita agonizante de donde sale un hilito de voz. El amor del Zepelín no mermó en lo más mínimo. Era su rosa y estaba con ella <i>(Toma su silla y sale)</i> ¿Qué más se puede pedir?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Se ilumina al Zepelín y a la pobre Rosa</i>.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – <i>(Con una débil voz)</i> Quiero que me perdonés.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – ¿Por qué?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – Porque te traté bastante mal y lo que es peor nunca tomé en serio tu amor.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – No tengo nada que perdonarte.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – Yo ignoraba que podía sucederme esto.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Debe estar escrito en tu naturaleza.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – Durante todo este tiempo pensé que lo más importante que tenía eran mis pétalos.<i>(Toma aliento para continuar) </i>Y sabés una cosa <i>(Duda si decirlo)</i>, no sé si tengo corazón y si lo tengo, no sé dónde puede estar.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Tranquilizándola)</i> En algún lugar todos tenemos uno.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – Yo no sé lo que es el amor. Pero si es este estremecimiento de felicidad que me recorre a pesar de mi agonía entiendo que viene de mi corazón.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Hablándole muy bajo)</i> Creo lo mismo.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – Lo curioso es que se intensifica cuando estás a mi lado. Si se trata de amor y de mi corazón te pertenecen.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Con una desgarrante súplica)</i> ¡No me dejés solo!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – <i>(Consolándolo) </i>¡Pobre mi Zepelín habías encontrado tu lugar!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Y mi amor.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – Hubiese preferido tener alas y no pétalos. Para volar junto a vos y compartir tus horizontes.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Siempre estuviste en cada uno de ellos.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Se encienden todas las luces.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – ¡Se acerca un bote!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Moviendo su ojo ciego)</i> ¿Por dónde?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Por el norte.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – <i>(Tomando fuerzas de su agonía)</i> ¡Es el Señor!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – <i>(Lamentando tener que decir la verdad)</i> No, son dos soldados. Reman desde un submarino.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – Sí y vienen con fusiles.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – ¿Qué querrán dos soldados en esta isla solitaria?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Ilusionándose)</i> ¿Y si fuera el reemplazo de mi ojo?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Con resignación y cansancio en su voz)</i> Vienen por mí...</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – ¿Y por qué vienen por vos?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Soy un fugitivo. Hace años que me buscan. Nunca estuve mucho tiempo quieto en un lugar <i>(Calló por unos segundos)</i> Me encontraron.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – ¡Andate! ¡Estás a tiempo!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Mirando a su Rosa agonizar)</i> No. Me voy a quedar.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – <i>(Sacando fuerzas de donde ya no tenía)</i> ¿Están seguros que no es el Señor?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – <i>(Compadeciéndose ante tamaña insistencia)</i> No, Monelle, son dos soldados.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA</b>. – ¡Oh, Señor! ¿Por qué me abandonaste?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>La Rosa se inclina levemente y muere. El Zepelín hace lo que nunca había hecho hasta ahora, aterriza a su lado.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – <i>(Sin encontrar consuelo)</i> ¡No puede ser! La vida no puede cometer este tremendo error.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(A la Nube) </i>Quiere llorar y no puede.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – ¿Por qué no podrá?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – Sus ingenieros no le dieron esa función.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – Tampoco la de fugarse y enamorarse.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – ¡Por suerte! ¿Qué sería de este mundo si algo no se les escapase?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – <i>(Mirando con tristeza al Zepelín)</i> ¿Cómo ahogar una pena sin llanto?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – No sé. No conozco otra forma.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – Salvo morirse de tristeza.</p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i>SE APAGAN LAS LUCES</i></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>ACTO SÉPTIMO</b></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>La luz se enciende en un extremo del escenario donde entra Titeretín con su silla a rastras como trasladando un peso terrible. Camina con una lentitud extrema. La luz lo sigue en su postura de dolor hasta el centro del escenario. Mira al público y tarda unos segundos en comenzar su relato.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – Una nube negra cubre la isla. El dolor se apodera del espíritu de todos ¡Qué cosa curiosa! La dicha nunca se da completa: en el momento que el amor se abría camino tropezó violentamente con el escollo de la muerte. Pero no olvidemos algo: salvo el amor todo tiene final. Y esa enseñanza, como verán, es la que nos deja nuestro amigo el Zepelín.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Se apaga la luz que lo ilumina. Se enciende totalmente y Titeretín ya no está. El Zepelín sigue a un lado de su rosa. El resto en silencioso dolor.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – <i>(Rompiendo el silencio)</i> El amor es una trampa pero qué sería de nosotros sino cayéramos en ella.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – ¡Pobre, su única culpa fue amarla!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – No podemos culpar a nadie por amar y menos compadecernos.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – ¡Bienaventurados aquellos que han llegado a amar!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – Observen está colocado de costado. Esa postura lo está lastimando. No es una posición natural para un aeróstato.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – Hizo un esfuerzo para rodear a Monelle.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Sí, es como una ballena encallada. Está cediendo su estructura por su propio peso.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – Su voluntad no es levantarse.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – Su propio peso lo matará.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – ¡Los soldados se acercan!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – ¡Por favor Zepelín vienen los soldados!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>El Zepelín no contesta. Un bote con dos soldados remando entra por el medio de los oleajes.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – El Zepelín no se va a mover de allí.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – <i>(Gritando dominada por los nervios)</i> ¡Te atraparán y te encerrarán en un lugar donde nunca vas a poder escapar!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – <i>(Con una seguridad que llenó a todos de inquietud)</i> No vienen a llevárselo. Vienen a usar sus fusiles.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – ¡Dios mío!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Con desesperación)</i> ¡Por lo que más quieran, debemos hacer algo!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Voy a formar un oleaje para voltear el bote y desalentar a los soldados.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – Yo voy a soplar con fuerza para ayudarte. Va a ser divertido tirar al agua a esos salvajes.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>El viento baja hasta la proa del bote y las olas se mueven con más intensidad. El bote sale de escena dando volteretas arrojando al agua a sus tripulantes.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Mirando al Zepelín a los pies de la Rosa)</i> ¿Por qué no se consuela?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – Porque los seres bondadosos no creen en el consuelo. Piensan que es un engaño.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Vuelve el viento muerto de risa.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Sorprendido)</i> ¡Tan rápido!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – Los hicimos pelota contra las rocas de la playa <i>(Gritando)</i> ¡Hooombre al aguaaa!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Se agarraron un julepe de la gran siete. El bote quedó destruido. Van a tener que volver al submarino a nado.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – <i>(Sin medir la trascendencia de sus palabras)</i> ¿Y eso fue todo?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Tanto el Viento como yo no tenemos en nuestras esencias asesinar. Generamos catástrofes es cierto. Pero eso es un dictamen de la naturaleza. Algo que nos rige y no podemos modificar y que nos mortifica cuando lastimamos a alguien.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Lamentablemente la tranquilidad traída por el Mar y el Viento dura poco. Los gestos de alegría se borran violentamente. Entran los soldados todos mojados, cojeando y quejándose por las consecuencias de los golpes del accidente.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Ante el silencio general) </i>¿Qué sucede?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – Llegaron los soldados. Se salvaron del naufragio.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Desde la impotencia de su ceguera)</i> ¡Hay que salvar al Zepelín! ¡Soplá viento! ¡Soplá que lo van a matar! Tiene que despegarse del suelo y tomar vuelo.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>El Viento sopla con fuerza y hay gran alboroto en el escenario.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – Si soplo más fuerte voy a arrancar de raíz al rosal.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Es inútil cuanto soplés Viento porque es poderoso el lazo que lo aferra a ese sitio. Nada ni nadie podrá moverlo.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre; "> </span>Los soldados con la cruz svástica en sus brazaletes levantaron sus fusiles apuntando al Zepelín. El Viento hace un último esfuerzo golpeando a los soldados con una fuerte ráfaga. Sólo evita que un disparo se eleve al cielo. El otro da en el cuerpo del Zepelín.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – <i>(Fuera de sí)</i> ¡No, asesinos!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>El Zepelín se estremece al recibir el impacto fatal. Comienza a desinflarse lentamente. La furia del Viento es incontrolable. Empuja a los soldados hasta arrojarlos al agua. El Mar se encarga de alejarlos hacia su interior. No quiere ahogarlos. Les tiene una profunda lástima.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – <i>(Justificándose)</i> El único en la naturaleza capaz de asesinar es el hombre.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL ZEPELÍN</b>. – Veo sombras yo que soy de la luz. Mi estructura cede ante la pérdida de mi interior gaseoso ¡Qué suerte la mía, la muerte me llega para acompañar a mi Rosa!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Finalmente, tras breve agonía, el Zepelín muere arqueado alrededor de su Rosa.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – <i>(Que había comenzado a derramar unas gotas que no eran de lluvia)</i> ¿Qué ganó con ese amor?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Engañar a la muerte.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA NUBE</b>. – Pero si está muerto.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Vivirá eternamente por su amor.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – Prefirió el amor a su propia vida.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i>SE APAGAN LAS LUCES</i></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>ACTO OCTAVO</b></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Se ilumina al Sol persiguiendo a la Luna. Entran por la izquierda y salen por la derecha. La Luna se manifiesta con inquietud ante la persecución. Se repite varias veces. Puede estar acompañado por un juego de altibajos enloquecidos de luces. Debe dejar bien clara la idea del paso de los días. Finalmente es el Sol el que queda en medio y hacia arriba del escenario. La luz se mantiene en él y luego se suma una iluminación para Titeretín Personaje sentado cómodamente en su silla en un extremo del escenario.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – ¡Ahora sí! Nadie me mueve de aquí. Saben por qué: primero porque el Faro dejó de ser el cascarrabias que me hacía la vida imposible y segundo porque es el octavo y último acto.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i>
<br /></i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Otra luz ilumina al viento.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i>
<br /></i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – La muerte de nuestro querido amigo Zepelín encendió la vida en esta isla abandonada. De su cuerpo una gran luz se desprendió y desde entonces, en la isla, hay una claridad como un regalo del cielo.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – El submarino fue detectado y decidieron darle importancia a la isla.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – El principal beneficiado fue el Faro que recibió su ojo tanto tiempo esperado por él. <i>(Hablando bajito)</i> Ahora puede contemplar en toda su extensión a la isla y profesarle su secreto amor.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Otra luz, todas individuales, ilumina al Faro.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Con luz intermitente en su ojo)</i> La Nube siguió su camino y el destino de esos seres bondadosos y efímeros.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – A medida que el tiempo pasa más comprendemos la importancia que tubo el Zepelín para todos nosotros. Esa breve temporada que coincidió con la vida de Monelle cambió la de esta isla abandonada.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Una nueva luz ilumina el extremo del escenario donde un anciano rema con su bote. Se baja y la luz lo sigue hasta el rosal. Comienza la tarea de poda a un lado del cuerpo del Zepelín) </i>Un día llegó el Señor con una enorme barba blanca y vestido con ropa del mismo color con su bote a podar el rosal. Le llamó la atención la enorme masa informe que rodeaba al rosal. Intentó moverla pero sus años le impidieron semejante esfuerzo. Gracias a esa poda vinieron más rosas y la isla parece menos sola <i>(Terminada su tarea el anciano sube a su bote y se aleja)</i>El Señor no se olvidó de su rosal. Lo observé hasta que su bote desapareció en el horizonte. Entiendo que la isla es parte de su gran itinerario.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Se apaga la luz donde está el rosal.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – Con el tiempo los restos del Zepelín fueron confundiéndose. Un pobre esqueleto con una cubierta desgarrada rodeando al rosal. No parecía una máquina que hubiese surcado el cielo. Su ruina era un testimonio inapelable de lo que puede el amor.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – Era esa presencia la que alborotaba a nuestras nuevas amigas ¿Cuáles? Véanlas ustedes mismos.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Otra luz ilumina al rosal poblado por varias rosas color té. Luego de esta presentación se ilumina todo el escenario.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – Las rosas preguntaban tanto acerca del Zepelín que no hubo generación que no se enamorase de él.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – El Faro contaba una y mil veces la historia del amor del Zepelín y Monelle con la anuencia y sabiduría del Mar y la intromisión abrupta del Viento.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – El viejo Faro comenzaba su historia a las nuevas generaciones con <i>(Tratando de imitar al Faro)</i> “La conoció tan pequeña y frágil que quedó prendada de ella”. La insistencia de las jovencitas era abrumadora.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA 1</b>. – ¿Cómo la conoció?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA 2</b>. – ¿Qué fue lo primero que le dijo?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA 3</b>. – ¿Escapó por ella?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA 4</b>. – ¿Le recitaba poemas?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>LA ROSA 5</b>. – ¿Murió por ella?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – <i>(Con sinceridad)</i> A mí me fastidian a veces pero el Faro no deja de hablar del Zepelín y de contestar todo tipo de preguntas.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – Alguien con su valentía y honor se lo merece.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – <i>(Completando el concepto del Viento)</i> Alguien con su entereza y sabiduría se lo merece.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – Con el entusiasmo al Faro a veces se le iba la mano. Escúchenlo.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – <i>(Exagerando hasta llegar a mentir)</i> Su amor estaba entre Monelle y una Sirena conocida por estas costas. La elección fue reñida. Sin embargo él sabiamente eligió por su Rosa.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Se escucha un suspiro generalizado de las Rosas.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – <i>(Pasando entre las Rosas)</i> ¡Ay bésame, soy tu Zepelín!</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Las Rosas se ríen y ruborizan.</i></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – Todas las Rosas esperaban a su Zepelín. Era muy difícil hacerles entender que fue un ser único y casi irrepetible. Ellas, fomentadas por el Faro y el Viento, se ilusionaban igual. El Mar no lo veía mal.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL MAR</b>. – <i>(A Titeretín)</i> Es corta la vida de estas hermosas criaturas. Merecen vivir con esa ilusión.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – <i>(Haciéndole observar al Personaje)</i> Ellas viven enamoradas. ¿Qué otra cosa podemos darle en esta isla?</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL FARO</b>. – El amor no es algo que se encuentra a la vuelta de la esquina.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>EL VIENTO</b>. – <i>(Corriendo por el escenario)</i> Esa es una gran verdad. A caminar entonces todo lo necesario y doblar todas las esquinas que se nos presenten.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><b>TITERETÍN</b>. – ¡A ver vamos cerrando! ¡Luces! ¡Música maestro! <i>(Se apagan todas las luces dejando iluminado sólo a Titeretín que se levanta, toma su silla y se marcha. La luz lo sigue y la música comienza. Un paso antes de salir se dirige al público)</i> ¡Ah, me olvidaba! ¡Un momento! ¡Paren la música! ¡Escuchen bien todos ustedes! Busquen sin descanso a su Rosa y no se les ocurra, por nada del mundo, rechazar a su Zepelín <i>(Sale finalmente y arranca la música)</i>.</p></div><div style="text-align: justify; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div><div style="text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><i>SE A</i><i>PAGAN LAS</i><i> LUCES</i></p></div><div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><div style="text-align: center; "><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; "><span class="Apple-style-span"><b>Buenos Aires, agosto de 2000</b></span></p></div><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p><p style="margin-top: 0px; margin-right: 0px; margin-bottom: 0px; margin-left: 0px; ">
<br /></p></div></div></div></div></div></div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-62196545312404685702011-06-30T21:45:00.001-03:002011-06-30T21:57:56.889-03:00Caloi<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiK02yeLIjfpbhIiYZJyire_lF2Iwphb08nqCzS_kWScTnk69XIFJzX4arJYKiTkJ53cssPjZ-Ind6n9BTWG6u6evwP5lLAREkw6lOcEnQjTxXZ3OgZwaeuTYzAP_EF0BH1WjC_Ynb03ux6/s1600/Poes%25C3%25ADa.png"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 315px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5624180503084378498" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiK02yeLIjfpbhIiYZJyire_lF2Iwphb08nqCzS_kWScTnk69XIFJzX4arJYKiTkJ53cssPjZ-Ind6n9BTWG6u6evwP5lLAREkw6lOcEnQjTxXZ3OgZwaeuTYzAP_EF0BH1WjC_Ynb03ux6/s400/Poes%25C3%25ADa.png" /></a><br /><br /><div></div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-68836090102580569232011-06-24T00:47:00.002-03:002011-06-24T00:53:22.009-03:00Nos dieron un regalito<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihg-jWC7Ww_jYUY8VBM8InC5EwShWvgl5kkcsbSLklqDcdazd0SOViGTgIdxQtfOrRVSQjkdNJewPp_L_3hjwKlzdqTtLfc8TuMwFFGqkE2rg30KbXUIergcItwbcmKIdKNcfnntYcCiQ6/s1600/Dibujo+de+Morella.png"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 90px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5621628228105428658" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihg-jWC7Ww_jYUY8VBM8InC5EwShWvgl5kkcsbSLklqDcdazd0SOViGTgIdxQtfOrRVSQjkdNJewPp_L_3hjwKlzdqTtLfc8TuMwFFGqkE2rg30KbXUIergcItwbcmKIdKNcfnntYcCiQ6/s400/Dibujo+de+Morella.png" /></a><br /><br /><div align="center"><strong>¡Gracias, Morella, por este dibujito tan lindo!</strong></div><br /><div align="center"><strong></strong></div><br /><div align="center"></div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-20349107639728362892011-06-19T20:19:00.002-03:002011-06-19T20:25:05.444-03:00Cómo se salvó Wang-Fô<div align="justify"><br /><span style="color:#000000;"><strong>Marguerite Yourcenar<br /></strong><br />El anciano pintor Wang-Fô y su discípulo Ling erraban por los caminos del reino de Han.<br />Avanzaban lentamente, pues Wang-Fô se detenía durante la noche a contemplar los astros y durante el día a mirar las libélulas. No iban muy cargados, ya que Wang-Fô amaba la imagen de las cosas y no las cosas en sí mismas, y ningún objeto del mundo le parecía digno de ser adquirido a no ser pinceles, tarros de laca y rollos de seda o de papel de arroz. Eran pobres, pues Wang-Fô trocaba sus pinturas por una ración de mijo y despreciaba las monedas de plata. Su discípulo Ling, doblándose bajo el peso de un saco lleno de bocetos, encorvaba respetuosamente la espalda como si llevara encima la bóveda celeste, ya que aquel saco, a los ojos de Ling, estaba lleno de montañas cubiertas de nieve, de ríos en primavera y del rostro de la luna de verano.<br />Ling no había nacido para correr los caminos al lado de un anciano que se apoderaba de la aurora y apresaba el crepúsculo. Su padre era cambista de oro; su madre era la hija única de un comerciante de jade, que le había legado sus bienes maldiciéndola por no ser un hijo. Ling había crecido en una casa donde la riqueza abolía las inseguridades. Aquella existencia, cuidadosamente resguardada, lo había vuelto tímido: tenía miedo de los insectos, de la tormenta y del rostro de los muertos. Cuando cumplió quince años, su padre le escogió una esposa, y la eligió muy bella, pues la idea de la felicidad que proporcionaba a su hijo lo consolaba de haber llegado a la edad en que la noche sólo sirve para dormir. La esposa de Ling era frágil como un junco, infantil como la leche, dulce como la saliva, salada como las lágrimas. Después de la boda, los padres de Ling llevaron su discreción hasta el punto de morirse, y su hijo se quedó solo en su casa pintada de cinabrio, en compañía de su joven esposa, que sonreía sin cesar, y de un ciruelo que daba flores rosas cada primavera. Ling amó a aquella mujer de corazón límpido igual que se ama a un espejo que no se empaña nunca, o a un talismán que siempre nos protege. Acudía a las casas de té para seguir la moda, y favorecía moderadamente a bailarinas y acróbatas. Una noche, en una taberna, tuvo por compañero de mesa a Wang-Fô. El anciano había bebido, para ponerse en un estado que le permitiera pintar con realismo a un borracho; su cabeza se inclinaba hacia un lado, como si se esforzara por medir la distancia que separaba su mano de la taza. El alcohol de arroz desataba la lengua de aquel artesano taciturno, y aquella noche, Wang hablaba como si el silencio fuera una pared y las palabras unos colores destinados a embadurnarla. Gracias a él, Ling conoció la belleza que reflejaban las caras de los bebedores, difuminadas por el humo de las bebidas calientes, el esplendor tostado de las carnes lamidas de una forma desigual por los lengüetazos del fuego, y el exquisito color de rosa de las manchas de vino esparcidas por los manteles como pétalos marchitos. Una ráfaga de viento abrió la ventana; el aguacero penetró en la habitación. Wang-Fô se agachó para que Ling admirase la lívida veta del rayo y Ling, maravillado, dejó de tener miedo a las tormentas.<br />Ling pagó la cuenta del viejo pintor; como Wang-Fô no tenía ni dinero ni morada, le ofreció humildemente un refugio. Hicieron juntos el camino; Ling llevaba un farol; su luz proyectaba en los charcos inesperados destellos: Aquella noche, Ling se enteró con sorpresa de que los muros de su casa no eran rojos, como él creía sino que tenían el color de una naranja que se empieza a pudrir. En el patio, Wang-Fô advirtió la forma delicada de un arbusto, en el que nadie se había fijado hasta entonces, y lo comparó a una mujer joven que dejara secar sus cabellos. En el pasillo, siguió con arrobo el andar vacilante de una hormiga a lo largo de las grietas de la pared, y el horror que Ling sentía por aquellos bichitos se desvaneció. Entonces, comprendiendo que Wang-Fô acababa de regalarle un alma y una percepción nuevas, Ling acostó respetuosamente al anciano en la habitación donde habían muerto sus padres.<br />Hacía años que Wang-Fô soñaba con hacer el retrato de una princesa de antaño tocando el laúd bajo un sauce. Ninguna mujer le parecía lo bastante irreal para servirle de modelo, pero Ling podía serlo, puesto que no era una mujer. Más tarde, Wang-Fô habló de pintar a un joven príncipe tensando el arco al pie de un alto cedro. Ningún joven de la época actual era lo bastante irreal para servirle de modelo, pero Ling mandó posar a su mujer bajo el ciruelo del jardín. Después, Wang-Fô la pintó vestida de hada entre las nubes de poniente, y la joven lloró, pues aquello era un presagio de muerte. Desde que Ling prefería los retratos que le hacía Wang-Fô a ella misma, su rostro se marchitaba como la flor que lucha con el viento o con las lluvias de verano. Una mañana la encontraron colgada de las ramas del ciruelo rosa: las puntas de la bufanda de seda que la estrangulaba flotaban al viento mezcladas con sus cabellos; parecía aún más esbelta que de costumbre, y tan pura como las beldades que cantan los poetas de tiempos pasados. Wang-Fô la pintó por última vez, pues le gustaba ese color verdoso que adquiere el rostro de los muertos. Su discípulo Ling desleía los colores y este trabajo exigía tanta aplicación que se olvidó de verter unas lágrimas.<br />Ling vendió sucesivamente sus esclavos, sus jades y los peces de su estanque para proporcionar al maestro tarros de tinta púrpura que venían de Occidente. Cuando la casa estuvo vacía, se marcharon y Ling cerró tras él la puerta de su pasado. Wang-Fô estaba cansado de una ciudad en donde ya las caras no podían enseñarle ningún secreto de belleza o de fealdad, y juntos ambos, maestro y discípulo, vagaron por los caminos del reino de Han.<br />Su reputación los precedía por los pueblos, en el umbral de los castillos fortificados y bajo el pórtico de los templos donde se refugian los peregrinos inquietos al llegar el crepúsculo. Se decía que Wang-Fô tenía el poder de dar vida a sus pinturas gracias a un último toque de color que añadía a los ojos. Los granjeros acudían a suplicarle que les pintase un perro guardián, y los señores querían que les hiciera imágenes de soldados. Los sacerdotes honraban a Wang-Fô como a un sabio; el pueblo lo temía como a un brujo. Wang se alegraba de estas diferencias de opiniones que le permitían estudiar a su alrededor las expresiones de gratitud, de miedo o de veneración.<br />Ling mendigaba la comida, velaba el sueño de su maestro y aprovechaba sus éxtasis para darle masaje en los pies. Al apuntar el día, mientras el anciano seguía durmiendo, salía en busca de paisajes tímidos, escondidos detrás de los bosquecillos de juncos. Por la noche, cuando el maestro, desanimado, tiraba sus pinceles al suelo, él los recogía. Cuando Wang-Fô estaba triste y hablaba de su avanzada edad, Ling le mostraba sonriente el tronco sólido de un viejo roble; cuando Wang-Fô estaba alegre y soltaba sus chanzas, Ling fingía escucharlo humildemente.<br />Un día, al atardecer, llegaron a los arrabales de la ciudad imperial, y Ling buscó para Wang-Fô un albergue donde pasar la noche. El anciano se envolvió en sus harapos y Ling se acostó junto a él para darle calor, pues la primavera acababa de llegar y el suelo de barro estaba helado aún. Al llegar el alba, unos pesados pasos resonaron por los pasillos de la posada; se oyeron los susurros amedrentados del posadero y unos gritos de mando proferidos en lengua bárbara. Ling se estremeció, recordando que el día anterior había robado un pastel de arroz para la comida del maestro. No puso en duda que venían a arrestarlo y se preguntó quién ayudaría mañana a Wang-Fô a vadear el próximo río.<br />Entraron los soldados provistos de faroles. La llama, que se filtraba a través del papel de colores, ponía luces rojas y azules en sus cascos de cuero. La cuerda de un arco vibraba en su hombro, y, de repente, los más feroces rugían sin razón alguna. Pusieron su pesada mano en la nuca de Wang-Fô, quien no pudo evitar fjarse en que sus mangas no hacían juego con el color de sus abrigos. Ayudado por su discípulo, Wang-Fô siguió a los soldados, tropezando por unos caminos desiguales. Los transeúntes, agrupados, se mofaban de aquellos dos criminales a quienes probablemente iban a decapitar. A todas las preguntas que hacía Wang, los soldados contestaban con una mueca salvaje. Sus manos atadas le dolían y Ling, desesperado, miraba a su maestro sonriendo, lo que era para él una manera más tierna de llorar.<br />Llegaron a la puerta del palacio imperial, cuyos muros color violeta se erguían en pleno día como un trozo de crepúsculo. Los soldados obligaron a Wang-Fô a franquear innumerables salas cuadradas o circulares, cuya forma simbolizaba las estaciones, los puntos cardinales, lo masculino y lo femenino, la longevidad, las prerrogativas del poder. Las puertas giraban sobre sí mismas mientras emitían una nota de música, y su disposición era tal que podía recorrerse toda la gama al atravesar el palacio de Levante a Poniente. Todo se concertaba para dar idea de un poder y de una sutileza sobrehumanas y se percibía que las más ínfimas órdenes que allí se pronunciaban debían de ser definitivas y terribles, como la sabiduría de los antepasados. Finalmente, el aire se enrareció; el silencio se hizo tan profundo que ni un torturado se hubiera atrevido a gritar. Un eunuco levantó una cortina; los soldados temblaron como mujeres, y el grupito entró en la sala en donde se hallaba el Hijo del Cielo sentado en su trono.<br />Era una sala desprovista de paredes, sostenida por unas macizas columnas de piedra azul. Florecía un jardín al otro lado de los fustes de mármol y cada una de las flores que encerraban sus bosquecillos pertenecía a una exótica especie traída de allende los mares. Pero ninguna de ellas tenía perfume, por temor a que la meditación del Dragón Celeste se viera turbada por los buenos olores. Por respeto al silencio en que bañaban sus pensamientos, ningún pájaro había sido admitido en el interior del recinto y hasta se había expulsado de allí a las abejas. Un alto muro separaba el jardín del resto del mundo, con el fin de que el viento, que pasa sobre los perros reventados y los cadáveres de los campos de batalla, no pudiera permitirse ni rozar siquiera la manga del Emperador.<br />El Maestro Celeste se hallaba sentado en un trono de jade y sus manos estaban arrugadas como las de un viejo, aunque apenas tuviera veinte años. Su traje era azul, para simular el invierno, y verde, para recordar la primavera. Su rostro era hermoso, pero impasible como un espejo colocado a demasiada altura y que no reflejara más que los astros y el implacable cielo. A su derecha tenía al Ministro de los Placeres Perfectos y a su izquierda al Consejero de los Tormentos Justos. Como sus cortesanos, alineados al pie de las columnas, aguzaban el oído para recoger la menor palabra que de sus labios se escapara, había adquirido la costumbre de hablar siempre en voz baja.<br />—Dragón Celeste —dijo Wang-Fô, prosternándose—, soy viejo, soy pobre y soy débil. Tú eres como el verano; yo soy como el invierno. Tú tienes Diez Mil Vidas; yo no tengo más que una y pronto acabará. ¿Qué te he hecho yo? Han atado mis manos que jamás te hicieron daño alguno.<br />—¿Y tú me preguntas qué es lo que me has hecho, viejo Wang-Fô? —dijo el Emperador.<br />Su voz era tan melodiosa que daban ganas de llorar. Levantó su mano derecha, que los reflejos del suelo de jade transformaban en glauca como una planta submarina, y Wang-Fô, maravillado por aquellos dedos tan largos y delgados, trató de hallar en sus recuerdos si alguna vez había hecho del Emperador o de sus ascendientes un retrato tan mediocre que mereciese la muerte. Mas era poco probable, pues Wang-Fô, hasta aquel momento, apenas había pisado la corte de los Emperadores, prefiriendo siempre las chozas de los granjeros o, en las ciudades, los arrabales de las cortesanas y las tabernas del muelle en las que disputan los estibadores.<br />—¿Me preguntas lo que me has hecho, viejo Wang-Fô? —prosiguió el Emperador, inclinando su cuello delgado hacia el anciano que lo escuchaba—. Voy a decírtelo. Pero como el veneno ajeno no puede entrar en nosotros, sino por nuestras nueve aberturas, para ponerte en presencia de tus culpas deberé recorrer los pasillos de mi memoria y contarte toda mi vida. Mi padre había reunido una colección de tus pinturas en la estancia más escondida de palacio, pues sustentaba la opinión de que los personajes de los cuadros deben ser sustraídos a las miradas de los profanos, en cuya presencia no pueden bajar los ojos. En aquellas salas me educaron a mí, viejo Wang-Fô, ya que habían dispuesto una gran soledad a mi alrededor para permitirme crecer. Con objeto de evitarle a mi candor las salpicaduras humanas, habían alejado de mí las agitadas olas de mis futuros súbditos, y a nadie se le permitía pasar ante mi puerta, por miedo a que la sombra de aquel hombre o mujer se extendiera hasta mí. Los pocos y viejos servidores que se me habían concedido se mostraban lo menos posible; las horas daban vueltas en círculo; los colores de tus cuadros se reavivaban con el alba y palidecían con el crepúsculo. Por las noches, yo los contemplaba cuando no podía dormir, y durante diez años consecutivos estuve mirándolos todas las noches. Durante el día, sentado en una alfombra cuyo dibujo me sabía de memoria, reposando la palma de mis manos vacías en mis rodillas de amarilla seda, soñaba con los goces que me proporcionaría el porvenir. Me imaginaba al mundo con el país de Han en medio, semejante al llano monótono hueco de la mano surcada por las líneas fatales de los Cinco Ríos. A su alrededor, el mar donde nacen los monstruos y, más lejos aún, las montañas que sostienen el cielo. Y para ayudarme a imaginar todas esas cosas, yo me valía de tus pinturas. Me hiciste creer que el mar se parecía a la vasta capa de agua extendida en tus telas, tan azul que una piedra al caer no puede por menos de convertirse en zafiro; que las mujeres se abrían y se cerraban como las flores, semejantes a las criaturas que avanzan, empujadas por el viento, por los senderos de tus jardines, y que los jóvenes guerreros de delgada cintura que velan en las fortalezas de las fronteras eran como flechas que podían traspasarnos el corazón. A los dieciséis años, vi abrirse las puertas que me separaban del mundo: subí a la terraza del palacio a mirar las nubes, pero eran menos hermosas que las de tus crepúsculos. Pedí mi litera: sacudido por los caminos, cuyo barro y piedras yo no había previsto, recorrí las provincias del Imperio sin hallar tus jardines llenos de mujeres parecidas a luciérnagas, aquellas mujeres que tú pintabas y cuyo cuerpo es como un jardín. Los guijarros de las orillas me asquearon de los océanos; la sangre de los ajusticiados es menos roja que la granada que se ve en tus cuadros; los parásitos que hay en los pueblos me impiden ver la belleza de los arrozales; la carne de las mujeres vivas me repugna tanto como la carne muerta que cuelga de los ganchos en las carnicerías, y la risa soez de mis soldados me da náuseas. Me has mentido, Wang-Fô, viejo impostor: el mundo no es más que un amasijo de manchas confusas, lanzadas al vacío por un pintor insensato, borradas sin cesar por nuestras lágrimas. El reino de Han no es el más hermoso de los reinos y yo no soy el Emperador. El único imperio sobre el que vale la pena reinar es aquel donde tú penetras, viejo Wang-Fô, por el camino de las Mil Curvas y de los Diez Mil Colores. Sólo tú reinas en paz sobre unas montañas cubiertas por una nieve que no puede derretirse y sobre unos campos de narcisos que nunca se marchitan. Y por eso, Wang-Fô, he buscado el suplicio que iba a reservarte, a ti cuyos sortilegios han hecho que me asquee de cuanto poseo y me han hecho desear lo que jamás podré poseer. Y para encerrarte en el único calabozo de donde no vas a poder salir, he decidido que te quemen los ojos, ya que tus ojos, Wang— Fô, son las dos puertas mágicas que abren tu reino. Y puesto que tus manos son los dos caminos, divididos en diez bifurcaciones, que te llevan al corazón de tu imperio, he dispuesto que te corten las manos. ¿Me has entendido, viejo Wang-Fô?<br />Al escuchar esta sentencia, el discípulo Ling se arrancó del cinturón un cuchillo mellado y se precipitó sobre el Emperador. Dos guardias lo apresaron. El Hijo del Cielo sonrió y añadió con un suspiro:<br />—Y te odio también, viejo Wang-Fô, porque has sabido hacerte amar. Matad a ese perro.<br />Ling dio un salto para evitar que su sangre manchase el traje de su maestro. Uno de los soldados levantó el sable, y la cabeza de Ling se desprendió de su nuca, semejante a una flor tronchada. Los servidores se llevaron los restos y Wang-Fô, desesperado, admiró la hermosa mancha escarlata que la sangre de su discípulo dejaba en el pavimento de piedra verde.<br />El Emperador hizo una seña y dos eunucos limpiaron los ojos de Wang-Fô.<br />—Oyeme, viejo Wang—Fo —dijo el Emperador—, y seca tus lágrimas, pues no es el momento de llorar. Tus ojos deben permanecer claros, con el fin de que la poca luz que aún les queda no se empañe con tu llanto. Ya que no deseo tu muerte sólo por rencor, ni sólo por crueldad quiero verte sufrir. Tengo otros proyectos, viejo Wang-Fô. Poseo, entre la colección de tus obras, una pintura admirable en donde se reflejan las montañas, el estuario de los ríos y el mar, infinitamente reducidos, es verdad, pero con una evidencia que sobrepasa a la de los objetos mismos, como las figuras que se miran a través de una esfera. Pero esta pintura se halla inacabada, Wang-Fô, y tu obra maestra no es más que un esbozo. Probablemente, en el momento en que la estabas pintando, sentado en un valle solitario, te fijaste en un pájaro que pasaba, o en un niño que perseguía al pájaro. Y el pico del pájaro o las mejillas del niño te hicieron olvidar los párpados azules de las olas. No has terminado las franjas del manto del mar, ni los cabellos de algas de las rocas. Wang-Fô, quiero que dediques las horas de luz que aún te quedan a terminar esta pintura, que encerrará de esta suerte los últimos secretos acumulados durante tu larga vida. No me cabe duda de que tus manos, tan próximas a caer, temblarán sobre la seda y el infinito penetrará en tu obra por esos cortes de la desgracia. Ni me cabe duda de que tus ojos, tan cerca de ser aniquilados, descubrirán unas relaciones al límite de los sentidos humanos. Tal es mi proyecto, viejo Wang-Fô, y puedo obligarte a realizarlo. Si te niegas, antes de cegarte quemaré todas tus obras y entonces serás como un padre cuyos hijos han sido todos asesinados y destruidas sus esperanzas de posteridad. Piensa más bien, si quieres, que esta última orden es una consecuencia de mi bondad, pues sé que la tela es la única amante a quien tú has acariciado. Y ofrecerte unos pinceles, unos colores y tinta para ocupar tus últimas horas es lo mismo que darle una ramera como limosna a un hombre que va a morir.<br />A una seña del dedo meñique del Emperador, dos eunucos trajeron respetuosamente la pintura inacabada donde Wang-Fô había trazado la imagen del cielo y del mar. Wang-Fô se secó las lágrimas y sonrió, pues aquel apunte le recordaba su juventud. Todo en él atestiguaba una frescura de alma a la que ya Wang-Fô no podía aspirar, pero le faltaba, no obstante, algo, pues en la época en que la había pintado Wang, todavía no había contemplado lo bastante las montañas, ni las rocas que bañan en el mar sus flancos desnudos, ni tampoco se había empapado lo suficiente de la tristeza del crepúsculo. Wang-Fô eligió uno de los pinceles que le presentaba un esclavo y se puso a extender, sobre el mar inacabado, amplias pinceladas de azul. Un eunuco, en cuclillas a sus pies, desleía los colores; hacía esta tarea bastante mal, y más que nunca Wang-Fô echó de menos a su discípulo Ling.<br />Wang empezó por teñir de rosa la punta del ala de una nube posada en una montaña. Luego añadió a la superficie del mar unas pequeñas arrugas que no hacían sino acentuar la impresión de su serenidad. El pavimento de jade se iba poniendo singularmente húmedo, pero Wang-Fô, absorto en su pintura, no advertía que estaba trabajando sentado en el agua.<br />La frágil embarcación, agrandada por las pinceladas del pintor, ocupaba ahora todo el primer plano del rollo de seda. El ruido acompasado de los remos se elevó de repente en la distancia, rápido y ágil como un batir de alas. El ruido se fue acercando, llenó suavemente toda la sala y luego cesó; unas gotas temblaban, inmóviles, suspendidas de los remos del barquero. Hacía mucho tiempo que el hierro al rojo vivo destinado a quemar los ojos de Wang se había apagado en el brasero del verdugo. Con el agua hasta los hombros, los cortesanos, inmovilizados por la etiqueta, se alzaban sobre la punta de los pies. El agua llegó por fin a nivel del corazón imperial. El silencio era tan profundo que hubiera podido oírse caer las lágrimas.<br />Era Ling, en efecto. Llevaba puesto su traje viejo de diario, y su manga derecha aún llevaba la huella de un enganchón que no había tenido tiempo de coser aquella mañana, antes de la llegada de los soldados. Pero lucía alrededor del cuello una extraña bufanda roja. Wang-Fô le dijo dulcemente, mientras continuaba pintando:<br />—Te creía muerto.<br />—Estando vos vivo —dijo respetuosamente Ling—, ¿cómo podría yo morir?<br />Y ayudó al maestro a subir a la barca. El techo de jade se reflejaba en el agua, de suerte que Ling parecía navegar por el interior de una gruta. Las trenzas de los cortesanos sumergidos ondulaban en la superficie como serpientes, y la cabeza pálida del Emperador flotaba como un loto.<br />—Mira, discípulo mío —dijo melancólicamente Wang-Fô—. Esos desventurados van a perecer, si no lo han hecho ya. Yo no sabía que había bastante agua en el mar para ahogar a un Emperador. ¿Qué podemos hacer?<br />—No temas nada, Maestro —murmuró el discípulo—. Pronto se hallarán a pie enjuto, y ni siquiera recordarán haberse mojado las mangas. Tan sólo el Emperador conservará en su corazón un poco de amargor marino. Estas gentes no están hechas para perderse por el interior de una pintura.<br />Y añadió:<br />—La mar está tranquila y el viento es favorable. Los pájaros marinos están haciendo sus nidos. Partamos, maestro, al país de más allá de las olas.<br />—Partamos —dijo el viejo pintor.<br />Wang-Fô cogió el timón y Ling se inclinó sobre los remos. La cadencia de los mismos llenó de nuevo toda la estancia, firme y regular como el latido de un corazón. El nivel del agua iba disminuyendo insensiblemente en torno a las grandes rocas verticales que volvían a ser columnas. Muy pronto, tan sólo unos cuantos charcos brillaron en las depresiones del pavimento de jade. Los trajes de los cortesanos estaban secos, pero el Emperador conservaba algunos copos de espuma en la orla de su manto.<br />El rollo de seda pintado por Wang-Fô permanecía sobre una mesita baja. Una barca ocupaba todo el primer término. Se alejaba poco a poco, dejando tras ella un delgado surco que volvía a cerrarse sobre el mar inmóvil. Ya no se distinguía el rostro de los dos hombres sentados en la barca, pero aún podía verse la bufanda roja de Ling y la barba de Wang-Fô, que flotaba al viento.<br />La pulsación de los remos fue debilitándose y luego cesó, borrada por la distancia. El Emperador, inclinado hacia delante, con la mano a modo de visera delante de los ojos, contemplaba alejarse la barca de Wang-Fô, que ya no era más que una mancha imperceptible en la palidez del crepúsculo. Un vaho de oro se elevó, desplegándose sobre el mar. Finalmente, la barca viró en derredor a una roca que cerraba la entrada a la alta mar; cayó sobre ella la sombra del acantilado; borróse el surco de la desierta superficie y el pintor Wang-Fô y su discípulo Ling desaparecieron para siempre en aquel mar de Jade azul que Wang-Fô acababa de inventar.</span></div><br /><div align="justify"><span style="color:#000000;"></span></div><br /><div align="right"><span style="color:#000000;">De <em>Cuentos Orientales</em> (1938)</span></div><br /><div align="justify"></div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-41867265471147871882011-03-28T17:22:00.004-03:002011-06-14T00:52:14.883-03:00<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiY0GhDnLg0Ul-FQsL3rfQhR74uVvGHgPr1pUK68-AuByMUjIM1Pm7zrkiQz31fvWZEblSjrQ5lWlV1JjZ0lzziyzji33pnKLngGSRjPasQxdjVFTrlu9XRKCC0QWvpTcIme1wyRvWgnJM6/s1600/15+-+Un+Tranv%25C3%25ADa+llamado+Deseo.png"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 294px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5617917455587123602" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiY0GhDnLg0Ul-FQsL3rfQhR74uVvGHgPr1pUK68-AuByMUjIM1Pm7zrkiQz31fvWZEblSjrQ5lWlV1JjZ0lzziyzji33pnKLngGSRjPasQxdjVFTrlu9XRKCC0QWvpTcIme1wyRvWgnJM6/s400/15+-+Un+Tranv%25C3%25ADa+llamado+Deseo.png" /></a><br /><br /><div align="center"><span style="font-size:180%;color:#000000;"><strong>Un tranvía llamado deseo</strong></span></div><br /><div><span style="color:#000000;"></span></div><br /><br /><div><span style="color:#000000;"><strong>Título original:</strong> A streetcar named desire.<br /><span style="color:#000000;"><strong>Dirección:</strong></span> Elia Kazan.<br /><strong>País:</strong> Estados Unidos.<br /><strong>Año:</strong> 1951.<br /><strong>Duración:</strong> 122 min.<br /><strong>Género:</strong> Drama.<br /><strong>Reparto:</strong> Vivien Leigh, Marlon Brando, Kim Hunter, Karl Malden, Rudy Bond, Nick Dennis, Peg Hillias, Wright King, Richard Garrick, Ann Dere, Edna Thomas, Mickey Kuhn.<br /><strong>Guión:</strong> Tennessee Williams.<br /><strong>Adaptación:</strong> Oscar Saul.<br /><strong>Departamento musical:</strong> Ray Heindorf<br /><strong>Dirección artística:</strong> Richard Day<br /><strong>Fotografía:</strong> Harry Stradling Sr.<br /><strong>Maquillaje:</strong> Gordon Bau.<br /><strong>Montaje:</strong> David Weisbart.<br /><strong>Música:</strong> Alex North.<br /><strong>Sonido:</strong> C. A. Riggs.<br /><strong>Vestuario:</strong> Lucinda Ballard.<br /><strong>Productora:</strong> Warner Bros. Pictures, Charles K. Feldman Group.<br /><br /><strong>Basado en la obra de teatro de Tennessee Williams.</strong></span></div><br /><div></div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-23178102010268465352011-03-10T15:16:00.007-03:002011-06-14T00:41:36.317-03:00Felicidad clandestina<div align="justify"><br /><strong>Clarice Lispector<br /></strong><br /><span style="color:#000000;">Ella era gorda, baja, pecosa y de pelo excesivamente crespo, medio amarillento. Tenía un busto enorme, mientras que todas nosotras todavía éramos chatas. Como si no fuese suficiente, por encima del pecho se llenaba de caramelos los dos bolsillos de la blusa. Pero poseía lo que a cualquier niña devoradora de historietas le habría gustado tener: un padre dueño de una librería. No lo aprovechaba mucho. Y nosotras todavía menos: incluso para los cumpleaños, en vez de un librito barato por lo menos, nos entregaba una postal de la tienda del padre. Encima siempre era un paisaje de Recife, la ciudad donde vivíamos, con sus puentes más que vistos.<br />Detrás escribía con letra elaboradísima palabras como "fecha natalicio" y "recuerdos".<br />Pero qué talento tenía para la crueldad. Mientras haciendo barullo chupaba caramelos, toda ella era pura venganza. Cómo nos debía odiar esa niña a nosotras, que éramos imperdonablemente monas, altas, de cabello libre. Conmigo ejerció su sadismo con una serena ferocidad. En mi ansiedad por leer, yo no me daba cuenta de las humillaciones que me imponía: seguía pidiéndole prestados los libros que a ella no le interesaban.<br />Hasta que le llegó el día magno de empezar a infligirme una tortura china. Como al pasar, me informó que tenía El reinado de Naricita, de Monteiro Lobato.<br />Era un libro gordo, válgame Dios, era un libro para quedarse a vivir con él, para comer, para dormir con él. Y totalmente por encima de mis posibilidades. Me dijo que si al día siguiente pasaba por la casa de ella me lo prestaría.<br />Hasta el día siguiente, de alegría, yo estuve transformada en la misma esperanza: no vivía, flotaba lentamente en un mar suave, las olas me transportaban de un lado a otro.<br />Literalmente corriendo, al día siguiente fui a su casa. No vivía en un apartamento, como yo, sino en una casa. No me hizo pasar. Con la mirada fija en la mía, me dijo que le había prestado el libro a otra niña y que volviera a buscarlo al día siguiente. Boquiabierta, yo me fui despacio, pero al poco rato la esperanza había vuelto a apoderarse de mí por completo y ya caminaba por la calle a saltos, que era mi manera extraña de caminar por las calles de Recife. Esa vez no me caí: me guiaba la promesa del libro, llegaría el día siguiente, los siguientes serían después mi vida entera, me esperaba el amor por el mundo, y no me caí una sola vez.<br />Pero las cosas no fueron tan sencillas. El plan secreto de la hija del dueño de la librería era sereno y diabólico. Al día siguiente allí estaba yo en la puerta de su casa, con una sonrisa y el corazón palpitante. Todo para oír la tranquila respuesta: que el libro no se hallaba aún en su poder, que volviese al día siguiente. Poco me imaginaba yo que más tarde, en el curso de la vida, el drama del "día siguiente" iba a repetirse para mi corazón palpitante otras veces como aquélla.<br />Y así seguimos. ¿Cuánto tiempo? Yo iba a su casa todos los días, sin faltar ni uno. A veces ella decía: Pues el libro estuvo conmigo ayer por la tarde, pero como tú no has venido hasta esta mañana se lo presté a otra niña. Y yo, que era propensa a las ojeras, sentía cómo las ojeras se ahondaban bajo mis ojos sorprendidos.<br />Hasta que un día, cuando yo estaba en la puerta de la casa de ella oyendo silenciosa, humildemente, su negativa, apareció la madre. Debía de extrañarle la presencia muda y cotidiana de esa niña en la puerta de su casa. Nos pidió explicaciones a las dos. Hubo una confusión silenciosa, entrecortado de palabras poco aclaratorias. A la señora le resultaba cada vez más extraño el hecho de no entender. Hasta que, madre buena, entendió a fin. Se volvió hacia la hija y con enorme sorpresa exclamó: ¡Pero si ese libro no ha salido nunca de casa y tú ni siquiera querías leerlo!<br />Y lo peor para la mujer no era el descubrimiento de lo que pasaba. Debía de ser el horrorizado descubrimiento de la hija que tenía. Nos espiaba en silencio: la potencia de perversidad de su hija desconocida, la niña rubia de pie ante la puerta, exhausta, al viento de las calles de Recife. Fue entonces cuando, recobrándose al fin, firme y serena le ordenó a su hija: Vas a prestar ahora mismo ese libro. Y a mí: Y tú te quedas con el libro todo el tiempo que quieras.<br />¿Entendido? Eso era más valioso que si me hubiesen regalado el libro: "el tiempo que quieras" es todo lo que una persona, grande o pequeña, puede tener la osadía de querer.<br />¿Cómo contar lo que siguió? Yo estaba atontada y fue así como recibí el libro en la mano. Creo que no dije nada. Cogí el libro. No, no partí saltando como siempre. Me fui caminando muy despacio. Sé que sostenía el grueso libro con las dos manos, apretándolo contra el pecho. Poco importa también cuánto tardé en llegar a casa. Tenía el pecho caliente, el corazón pensativo.<br />Al llegar a casa no empecé a leer. Simulaba que no lo tenía, únicamente para sentir después el sobresalto de tenerlo. Horas más tarde lo abrí, leí unas líneas maravillosas, volví a cerrarlo, me fui a pasear por la casa, lo postergué más aún yendo a comer pan con mantequilla, fingí no saber dónde había guardado el libro, lo encontraba, lo abría por unos instantes. Creaba los obstáculos más falsos para esa cosa clandestina que era la felicidad. Para mí la felicidad siempre habría de ser clandestina. Era como si yo lo presintiera. ¡Cuánto me demoré! Vivía en el aire... había en mí orgullo y pudor. Yo era una reina delicada.<br />A veces me sentaba en la hamaca para balancearme con el libro abierto en el regazo, sin tocarlo, en un éxtasis purísimo. No era más una niña con un libro: era una mujer con su amante.</span></div><br /><br /><div align="right">De <em>Felicidad clandestina</em> (1971)<br /></div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-70958394483515302272011-03-03T04:54:00.007-03:002011-03-03T05:05:04.242-03:00<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisdBc2S4AoyZidl02u5MLuP5NNIkIscjAgIAii_CHCvIFs6Iuuo-ag5uiRVOLohjtuc52R0ITiHys86od0m7fJVRmIJNjmmUTqaKiZ_pE333qkGYX8s6sc38KCIiPm9BYDFyRgfBI0I49X/s1600/globos+2+aniversario.png"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 284px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5579761437853091378" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisdBc2S4AoyZidl02u5MLuP5NNIkIscjAgIAii_CHCvIFs6Iuuo-ag5uiRVOLohjtuc52R0ITiHys86od0m7fJVRmIJNjmmUTqaKiZ_pE333qkGYX8s6sc38KCIiPm9BYDFyRgfBI0I49X/s400/globos+2+aniversario.png" /></a> <div></div><div><div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2kc6u4YTCwXOMq5FRwrK_A_FijSYJKrXfrne1wkPgIErETJiNA_PYEjSvznXOGUVwg5UQJwBKb3qu9Mea2qDcQrV64tdFCvbYI5-l3dF50TuFge9QK2zCee7VzAg3jyqdFVviP0zxQKDi/s1600/Segundo+aniversario.png"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 318px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5579760422066140162" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2kc6u4YTCwXOMq5FRwrK_A_FijSYJKrXfrne1wkPgIErETJiNA_PYEjSvznXOGUVwg5UQJwBKb3qu9Mea2qDcQrV64tdFCvbYI5-l3dF50TuFge9QK2zCee7VzAg3jyqdFVviP0zxQKDi/s400/Segundo+aniversario.png" /></a><br /><div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhK8Y3beMCoF0SKt9J7UifO2zMer4jXEGYilwfjksg7U8uQnGUKDEQ6BxarTMAvSkzo4hpGdoEXSLUu_Vo2LbKaTOxM_HI_iRUbRo3DNTbldk9GsNwskVnmgO49y3NkufP2Q-xKuICUuyLx/s1600/globos+2+aniversario.png"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 284px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5579760250659335954" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhK8Y3beMCoF0SKt9J7UifO2zMer4jXEGYilwfjksg7U8uQnGUKDEQ6BxarTMAvSkzo4hpGdoEXSLUu_Vo2LbKaTOxM_HI_iRUbRo3DNTbldk9GsNwskVnmgO49y3NkufP2Q-xKuICUuyLx/s400/globos+2+aniversario.png" /></a><br /><div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOOg0NjwPZPVOuxZE5Q4_Wj7iGLzgFBq7ScULN3HMQ3BqAvVwBr9z0YGs7eF-lF_wE3FBgcIvw8H-onz-a6-7GoaI0VwbB9jTNEovcjhTTWaocixkgHluv5yuh2gNOTgM4x5WmOaZ-vnph/s1600/Festejo+segundo+aniversario.png"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 328px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5579760121810027026" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOOg0NjwPZPVOuxZE5Q4_Wj7iGLzgFBq7ScULN3HMQ3BqAvVwBr9z0YGs7eF-lF_wE3FBgcIvw8H-onz-a6-7GoaI0VwbB9jTNEovcjhTTWaocixkgHluv5yuh2gNOTgM4x5WmOaZ-vnph/s400/Festejo+segundo+aniversario.png" /></a><br /><div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdcYlL81rixKujYRcbjZJc9JlWm6-KMB9twOXudX5cHo64SwvALyivws-El4d6VUU0rH86NljJRGAUxuWSpSaHcHNSYWEBy3QgvBMgODxJz7w3OuKYTB3sAyrJ39ayQSCxvqcf9nmsx-XX/s1600/globos+2+aniversario.png"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 284px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5579759887629310946" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdcYlL81rixKujYRcbjZJc9JlWm6-KMB9twOXudX5cHo64SwvALyivws-El4d6VUU0rH86NljJRGAUxuWSpSaHcHNSYWEBy3QgvBMgODxJz7w3OuKYTB3sAyrJ39ayQSCxvqcf9nmsx-XX/s400/globos+2+aniversario.png" /></a><br /><div></div></div></div></div></div></div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-52015305321488711162011-02-28T19:38:00.001-03:002011-02-28T20:01:09.733-03:00Identikit 2<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRibyo8bU9kmLlSfN5isbu01kYp4jovujMYiO83usih-CQjatLtqA0FCSdb9btghs8LoTAKsTgIFnnCLE-fjQnbSUM6XVNM3s4vtIQAASgKJgVhyphenhyphenFYB1MrSN1rjc1H0sy3dm1YcwECSt57/s1600/escanear0002.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 344px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5578873649259850882" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRibyo8bU9kmLlSfN5isbu01kYp4jovujMYiO83usih-CQjatLtqA0FCSdb9btghs8LoTAKsTgIFnnCLE-fjQnbSUM6XVNM3s4vtIQAASgKJgVhyphenhyphenFYB1MrSN1rjc1H0sy3dm1YcwECSt57/s400/escanear0002.jpg" /></a><br /><div></div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-65597294185218530662011-02-22T09:46:00.005-03:002011-02-26T06:58:35.973-03:00La narración<div align="justify"></div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;color:#000000;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;color:#000000;"><strong></strong></span> </div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;color:#000000;"><strong></strong></span> </div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;color:#000000;"><strong>Narración y experiencia<br /></strong><br />La palabra “narración” viene del latín “gnarus”, que a su vez viene de una raíz sánscrita, “gnâ”, que significa “conocer”; “gnarus”, en latín, es “conocedor, experto”. O sea que, desde la etimología, “narración” tiene que ver con conocimiento y experiencia. Podemos ensayar las maneras de vincular los términos: podríamos decir que la narración se relaciona con el conocimiento que se adquiere a través de la experiencia, o bien que la narración tiene que ver con el conocimiento que se transmite de la experiencia. Ambas relaciones son válidas para pensar la narración, ya que no se trata solamente de un tipo de discurso o de una determinada configuración de los textos, sino de un modo particular de organizar el pensamiento y el conocimiento.<br />Para Hayden Whit, que analiza el discurso de la Historia, la modalidad narrativa es, por una parte, universal (en todas las culturas hay narración) y, por otra, es la forma más antigua de organizar el conocimiento, anterior a la ciencia, que depende de la escritura. La narración se remonta al pasado oral. No hay cultura que no organice el conocimiento en forma narrativa y no lo transmita a través de relatos.<br />En <em>Actos de significado</em>, el psicólogo Jerome Bruner plantea que los seres humanos interpretamos las acciones, los comportamientos, la manera narrativa. Esto es parte del sentido común o de lo que él denomina “psicología intuitiva”. ¿Qué quiere decir? Los seres humanos pensamos nuestra propia vida de manera narrativa, la pensamos como un relato que va cambiando con el tiempo, y también pensamos narrativamente las vidas de los demás. Todos creemos que las personas se mueven impulsadas por deseos y por creencias que las llevan a actuar de determinada manera y que están relacionadas con el medio en que se mueven. Si se da algún tipo de desfasaje entre los deseos, las creencias que manejan las personas y el medio, se tiende a interpretarlo como locura o, en todo caso, se tiende a elaborar un relato que lo explique o dé razones de ese comportamiento. Según Bruner, pensamos que los deseos que tienen las personas guardan coherencia entre sí, es decir, que no deseamos o creemos cosas contradictorias, y cuando surge algún tipo de contradicción que rompe esa coherencia, se hace necesario, nuevamente, un relato que dé razones de ella. Dentro de esa psicología intuitiva de la que habla Bruner, las personas son pensadas como actores o sujetos que actúan movidos por metas u objetivos, que se valen de instrumentos para alcanzar esos objetivos y que, en su trayecto, deben vencer obstáculos que les presenta el medio. Se trata de una representación narrativa de las acciones humanas. Los actores, las acciones, lo objetivos, los instrumentos, el medio en el cual se mueven, son componentes básicos de la estructura narrativa.<br /><br /><br /><strong>La narración oral<br /></strong><br />Vladimir Propp, en su estudio de los cuentos tradicionales rusos, encuentra que en todos ellos se repite la misma estructura. Esa estructura está compuesta por treinta y nueve funciones que constituyen el esqueleto básico del cuento. Siempre hay un protagonista que parte de su aldea, de su hogar, en una misión o meta; en el trayecto, tiene que superar una serie de pruebas, para lo cual recibe la ayuda de un instrumento mágico; se enfrenta con un oponente, es decir, un personaje que persigue objetivos opuestos a los suyos, y sale victorioso; finalmente, regresa a su hogar o a su aldea convertido en héroe y, por lo general, contrae matrimonio. Esa estructura básica se repite en todos los cuentos rusos de tradición oral, facilitando la memorización de las historias.La estructura esquemática de los cuentos tradicionales favoreció su conservación y su transmisión, convirtiéndolos en la literatura privilegiada para los niños. Durante mucho tiempo, la literatura infantil recurrió muy frecuentemente a esos cuentos maravillosos, cuentos de Según Propp, esa estructura es la huella, el recuerdo de un antiguo ritual, el rito de la iniciación de los jóvenes que entraban de la casa paterna y de la aldea y llevado al bosque, donde debía permanecer solo varias jornadas, sometido a una serie de pruebas muy duras; para ayudarlo a superar esas pruebas, se le entregaban algunas armas. Si el joven salía victorioso, se transformaba en hombre y podía portar armas, regresar a su aldea y contraer matrimonio. Se puede ver con claridad la vinculación entre este tirual y algunas de las funciones que Propp identifica en el cuento de tradición oral: la partida del héroe, las pruebas y la donación del auxiliar mágico, la vuelta y el casamiento. Según Propp, una vez que el ritual de iniciación fue abandonado, permaneció su recuerdo en la estructura del cuento.<br />La estructura esquemática de los cuentos tradicionales favoreció su conservación y su transmisión, convirtiéndolos en la literatura privilegiada para los niños. Durante mucho tiempo, la literatura infantil recurrió muy frecuentemente a esos cuentos maravillosos, cuentos de hadas que contaban las madres y abuelas; hasta que, en la década de 1960, se empezó a cuestionar la conveniencia de esas historias para los chicos. El motivo era la alta dosis de crueldad y de violencia que tenían. Se inició, entonces, la polémica, con argumentos a favor y en contra, de hadas, ogros y princesas. Sin embargo, las versiones de los cuentos tradicionales que llegaron a los niños –las de los hermanos Grimm y Charles Perrault– ya estaban expurgadas de una buen cuota de morbosidad y violencia. El historiador Robert Darnton, en “Los campesinos cuentan cuentos”, compara versiones de los cuentos de hadas, entre ellas las versiones orales de los campesinos franceses de los siglos XVII y XVIII. Darnton destaca el nivel de violencia, crueldad y sexo que aparece en esas versiones campesinas, a diferencia de las que han llegado hasta nosotros. Esta es la “Caperucita roja” que se narraba en la campiña francesa en el siglo XVII:<br /><br /><span style="font-size:85%;">Había una vez una niñita a la que su madre le dijo que llevara pan y leche a su abuela. Mientras la niña cantaba por el bosque, un lobo se le acercó y le preguntó a dónde se dirigía.<br />–A la casa de mi abuela –le contestó.<br />–¿Qué camino vas a tomar, el camino de las agujas o el camino de los alfileres?<br />–El camino de las agujas.<br />El lobo tomó el camino de los alfileres y llegó primero a la casa, mató a la abuela, puso su sangre en una botella y partió su carne en rebanadas sobre un platón. Después se vistió con el camisón de la abuela y se quedó acostado en la cama. La niña tocó a la puerta.<br />–Entra, niñita.<br />–¿Cómo estás, abuelita? Te traje pan y leche.<br />–Come tu también, hijita hay carne y vino en la alacena.<br />La pequeña niña comió lo que se lo ofrecía; y, mientras lo hacía, un gatito dijo.<br />–Cochina, has comido la carne y has bebido la sangre de tu abuela.<br />Después el lobo le dijo:<br />–Desvístete y métete en la cama conmigo.<br />–¿Dónde pongo mi delantal?<br />–Tíralo al fuego, nunca más lo necesitarás.<br />Cada vez que se quitaba una prenda, el corpiño, las faldas, las enaguas y las medias, la niña hacía la misma pregunta y cada vez el lobo le contestaba:<br />–Tírala al fuego, nunca más la necesitarás.<br />Cuando la niña se metió en la cama, preguntó:<br />–Abuela, ¿por qué estás tan peluda?<br />–Para calentarme mejor, hijita.<br />–Abuela, ¿por qué tienes esos hombros tan grandes?<br />–Para poder cargar mejor la leña, hijita.<br />–Abuela, ¿por qué tienes esas uñas tan grandes?<br />–Para rascarme mejor, hijita.<br />–Abuela, ¿por qué tienes esos dientes tan grandes?<br />–Para comerte mejor, hijita.<br />Y el lobo se la comió.<br /></span><br />Y terminó el cuento. No hay ningún cazador que pase por allí, que le abra la panza al lobo. Como es evidente, esta versión dista mucho de la que ha llegado a los niños.<br />Darnton establece una relación bastante estrecha entre los motivos que se repiten en los cuentos de hadas y la realidad social en la cual esos cuentos eran contados. Es cierto que existían lobos en Europa en esa época, pero el lobo también puede representar a los malhechores que estaban agazapados en los bosques esperando asaltar a los jóvenes que se lanzaban a los caminos a buscar fortuna, o puede representar a los soldados que merodeaban y violaban a las mujeres. El cuento de “Hansel y Gretel”, al igual que el de “Pulgarcito”, comienza con los padres que quieren deshacerse de sus hijos y los abandonan en el bosque. Esta situación, para Darnton, expresa la dura realidad social de una época de crecimiento demográfico y escasez de alimento. Otro motivo recurrente es el del hijo menor, que se convierte en héroe, logra superas difíciles pruebas y cumplir con la misión que se le ha encomendado y en la que otros (sus hermanos mayores, por lo general) han fracasado. ¿Por qué el hijo menor? Porque en la época, la herencia correspondía al hijo mayor; muerto el mayor, venía el segundo. Era muy común que fuera el hijo menor quien se largara a los caminos a buscar fortuna; por eso, debía valerse de su astucia para sobrevivir. Desde luego que, según de dónde provengan, las versiones tienen matices diferentes, en relación con la idiosincrasia de cada pueblo. Las versiones alemanas son más moralistas y más siniestras, con abundantes elementos sobrenaturales; en cambio, las francesas son menos moralistas y se caracterizan por cierto humor negro. En las versiones alemanas, el hijo menor triunfa por sus virtudes morales y en las versiones francesas, por su astucia. No es cierto, dice Darnton, que todos los cuentos de tradición oral tengan moraleja; los cuentos franceses o italianos funcionan más bien como advertencia: parecen decir “la calle está dura, así que más vale viveza que buena conducta”.<br />Habíamos partido de la idea de que la narración se relaciona con el conocimiento que deriva de la experiencia. La relación entre conocimiento y narración puede interpretarse, según Darnton, como enseñanza moral o como advertencia. En un ensayo titulado “El narrador”, Walter Benjamin afirma, refiriéndose a las narraciones orales, que siempre dejan una enseñanza, ya sea moral o práctica; pero lo que caracteriza las buenas narraciones es que esa enseñanza aparece entreverada en la trama de la experiencia vivida. Para Benjamin, las buenas narraciones, sean orales o escritas, no interpretan los hechos que narran, se limitan a contar y dejan que el que escucha o lee extraiga su enseñanza. Por eso, las buenas narraciones sobreviven en el tiempo y pueden ser escuchadas una y otra vez, pueden ser leídas en distintos momentos, y cada vez el lector o el oyente les encuentra un sentido diferente. Y como narración tiene que ver con la experiencia acumulada, cuanta más experiencia acumulada, más autoridad tendrá el narrador. Los dos prototipos de narrador oral, para Benjamin, son el campesino sedentario, que conoce las tradiciones de su tierra, y el viajero, el marino, que trae historias de otros lugares.<br /><br /><br /><strong>La trama narrativa<br /></strong><br />No existe Historia si no hay narración, sostiene el historiador Hayden White en <em>El contenido de la forma</em>. Según White, lo que hace que una sucesión de hechos se transforme en Historia es la trama narrativa, que torna la sucesión cronológica de los hechos en un encadenamiento de causas y consecuencias. Pero para poder vincular los hechos de manera causal, es necesaria una perspectiva, una distancia que permita evaluarlos e interpretarlos a partir de sus consecuencias. Toda narración histórica se hace desde un centro, desde un lugar, que puede ser un orden político, una legalidad, un orden religioso, en el que se ubica el historiador para jerarquizar los hechos y armar una trama narrativa con ellos. Por eso, en los momentos de la disolución política, cuando ese centro se desdibuja, la Historia tiende a borronearse y, en su lugar, aparecen otras formas discursivas. White analiza un documento del siglo X, de la Galia, los “Anales de Saint Gall", que corresponden a un momento de disgregación. Los anales son registros de hechos que tienen algunas características de la narración, pero que no son narrativos. Veamos un fragmento:<br /><br /><span style="font-size:85%;">709. Duro invierno. Murió el duque Godofredo.<br />710. Un año duro y con mala cosecha<br />711. …………………………….<br />712. Inundaciones por doquier.<br />713. …………………………….<br />714. Murió Pepino, mayor de palacio.<br />715, 716, 717. ………………….<br />718. Carlos devastó a los sajones causando gran destrucción.<br />719. …………………………….<br />720. Carlos luchó contra los sajones.<br />721. Carlos expulsó de Aquitania a los sarracenos.<br />722. Gran cosecha.<br />723, 724. ……………………….<br />725. Llegaron por primera vez los sarracenos.<br />726, 727, 728, 729, 730. ………<br />731. Murió Beda el Venerable, presbítero.<br />732. Carlos luchó contra los sarracenos en Poitiers, en sábado.<br />733, 734. ……………………….<br /></span><br />¿Qué tien de narrativo este texto? Básicamente, la sucesión cronológica de los hechos, representada por los años; esa sucesión cronológica de fechas muestra un ordenamiento temporal que es propio de la narración. ¿Pero por qué afirma White que no es un texto narrativo? Porque los hechos están desconectados entre sí, no se establece relación entre los distintos registros. Tampoco hay una jerarquización: las catástrofes naturales están igualadas a las batallas. Parecería no haber, dice White, un centro desde el cual se evalúen los acontecimientos y se les dé una organización, una trama narrativa. En el registro correspondiente al año 732, se concede la misma importancia al hecho de que haya sido en sábado que a la batalla misma, y más importancia que al resultado de la batalla, ya que no se dice quién ganó ni quién perdió. Lo que permite dar a los hechos una trama causal o narrativa es la evaluación que hace aquel que está escribiendo la Historia y que deriva de las consecuencias que esos hechos tuvieron para la cultura a la que pertenece.<br />A través de la secuencia, la narración impone coherencia a los hechos. Según Bruner, la organización narrativa mediante la cual las personas interpretan las cosas que les suceden tiene dos rasgos importantes. El primero es la secuencialización, la relación causal. En segundo lugar, la narración surge cuando hay algún tipo de desfasaje que hace que un hecho no concuerde con lo previsible, es decir, que rompa con el esquema de comportamiento esperado; entonces, se hace necesario un relato que reencauce ese hecho y lo asimile a los esquemas, que lo haga entrar en un guión. Es así cómo la organización narrativa, secuencial, , causal, permite dar cuenta de lo imprevisto, lo inexplicable o lo anormal e interpretar la realidad y las conductas humanas.<br />Este rasgo parece propio también de la Historia. Para Hayden White, la narración histórica se ocupa de aquellos sucesos que amenazan o quiebran el orden (sea el orden que sea, el moral, el social, el político). La Historia se ocupa de narrar esa amenaza, ese quiebre y la restitución del orden. Esta idea del orden o equilibrio alterado por un hecho, es decir, de una crisis que tiene un desarrollo y concluye con la recuperación del equilibrio, sería la base de la estructura narrativa, no sólo de la Historia sino también de la ficción. Toda narración hablaría de la ruptura de un orden o de un equilibrio (en este sentido, de una crisis) y de la resolución de esa crisis y la reinstalación del orden o del equilibrio (que va a ser de una naturaleza distinta a la del orden inicial, porque media la crisis entre uno y otro). Es obvio que los relatos no necesariamente respetan ese orden; hay relatos que se inician en plena crisis y relatos que empiezan con la restitución final del orden.<br /><br /><br /><strong>El narrador</strong><br /><br />La presencia de un <em>narrador</em> es el primer rasgo que caracteriza a la <em>ficción</em>, cualquiera sea el género (cuento o novela). El narrador no es el autor. El autor es la persona de carne y hueso que escribe; pero cuando ese texto es leído, el autor se borra, se desdibuja, y el lector se encuentra frente a una fuente de enunciación que el mismo texto construye. Esa fuente de enunciación que es parte del texto, parte de la ficción, es el narrador. El narrador es una “voz” que narra, es quien enuncia, desde la ficción misma, ese relato. Es muy fácil distinguir el autor del narrador en los casos en que el narrador es un personaje de la ficción. Es más difícil, en cambio, en los casos en que el narrador no coincide con un personaje, en los casos en que la narración está en tercera persona y el narrador no está representado como personaje, porque entonces se tiende a atribuir la narración al autor. El mismo escritor crea narradores distintos en los distintos textos que escribe. Incluso, el narrador puede estar expresando una ideología o una manera de interpretar el mundo que no coincide con la del autor.<br />La figura del narrador, tal como la acabamos de definir, corresponde a los textos escritos, porque los cuentos de tradición oral, justamente por eso, son anónimos, no tienen autor identificado; por lo tanto, la división entre narrador y autor no es válida en los cuentos tradicionales. Lo que existe en las tradiciones orales es un narrador de carne y hueso, es decir, alguien que cuenta oralmente los cuentos frente a un auditorio. Este, antiguamente, era un oficio, que exigía un entrenamiento muy riguroso y se heredaba de padres a hijos, como ocurre con los artistas de circo. El narrador oral hacía sus propias versiones de las historias y, al narrar, ponía en juego diversos recursos para atraer la atención del público. Interrumpía muchas veces la narración para hacer algún chiste o algún juego de palabras, o bien para plantear alguna pregunta e implicar y comprometer de alguna manera al auditorio. Cuando empieza a haber versiones escritas de esos relatos, desaparece el contexto que caracterizaba a la comunicación oral y aparece un narrador que es parte del texto. En la Edad Media, un famoso trovador, Chrétien de Tríos, toma la historia del rey Arturo, del Santo Grial, de los caballeros de la mesa redonda, y hace versiones escritas; el narrador de sus textos tiene todavía las marcas de la narración oral, todavía está muy cerca del modo cómo se narraba oralmente. Con el tiempo, la figura del narrador se irá consolidando cada vez más, hasta llegar a lo que es hoy.<br />Las narraciones orales estaban en tercera persona. El narrador en tercera está fuera de los hechos que narra; las cosas que cuenta les suceden a otros. Con la aparición de la novela, hace irrupción la primera persona, es decir, un narrador que participa de los hechos, que cuenta en su historia o interviene de alguna manera en ella. Uno de los ejemplos más antiguos en español es el <em>Lazarillo de Tormes</em>, que está narrada por el protagonista, Lázaro. Son una serie de episodios encadenados por la presencia de ese personaje, que es el que cuenta su vida y que evoluciona a lo largo de los distintos episodios.<br />La elección de la voz que narra, de las modulaciones, del estilo con que narra y la distancia que guarda respecto de los hechos, es fundamental cuando se escribe ficción.<br /><br /><br /><strong>La subjetivización de la narración<br /></strong><br />Toda narración implica una trama causal. Se trata de una causalidad externa, que une los hechos que se narran, pero tiene también una dimensión interna, relacionada con la intencionalidad de los personajes. Esto aparece desde las narraciones más antiguas. En los cuentos orales, que se reducen, básicamente, a una secuencia de acciones, las acciones remiten a las intenciones o motivaciones de los personajes. De todos modos, en los cuentos tradicionales no existe el personaje en el sentido en que hoy los entendemos. Lo que hay en el cuento de tradición oral son <em>actantes</em>, personajes que encarnan las acciones; no se los describe ni se cuenta demasiado acerca de su vida, a excepciones de lo que interesa directamente a la trama narrativa. En general, tampoco hay lugar para los pensamientos de los personajes, para su interioridad. Esta característica se modifica en la ficción escrita, fundamentalmente en la novela. Los personajes adquieren cuerpo y volumen y la subjetividad ocupa un lugar creciente, hasta tal punto que los conflictos, más que conflictos externos, se plantean como conflictos internos, o como conflictos que surgen del contraste entre el mundo exterior y la interioridad de los personajes; ese es el caso de Don Quijote, por dar un ejemplo famoso.<br />En la literatura del siglo XX, se ensayaron distintos procedimientos o técnicas para representar la subjetividad. Uno de ellos es el llamado <em>monólogo interior</em>, que representa el fluir de la conciencia y de los pensamientos del personaje. El ejemplo culminante de esa técnica está en <em>Ulises</em>, de James Joyce, que contiene un capítulo entero escrito como monólogo interior de un personaje, Molly Bloom; este capítulo es famoso en la historia de la literatura, entre otras cosas, porque está escrito sin ningún signo de puntuación, ya que intenta reproducir o representar los mecanismos asociativos que caracterizan el pensamiento espontáneo.<br />La aparición del narrador en primera persona es importante en relación con la subjetivación de la ficción, porque un narrador que cuenta las cosas que a él le pasaron permite el acceso a su mundo interior. Esto no significa que sólo el narrador en primera persona lo permita; hay otros recursos para lograrlo. El más importante es el procedimiento de la <em>visión</em> o del <em>punto de vista</em>: a través del juego con el punto de vista de los personajes, se puede acceder a su perspectiva, a su modo de ver el mundo. Una ficción puede estar narrada en tercera persona, pero desde la perspectiva de un personaje, lo que permite al lector ingresar a su visión y a su interpretación de los hechos.<br />En resumen, la presencia del narrador caracteriza a la ficción. A su vez, la ficción tiende a subjetivarse cada vez más, a dar un peso cada vez mayor a la interioridad de los personajes, a medida que nos acercamos a la narrativa contemporánea. Un a forma de acceder a la perspectiva o la visión de los hechos de un personaje es a través del punto de vista. Otra es el narrador en primera persona.<br /><br /><br /><strong>La funcionalidad del relato<br /></strong><br />En “El arte narrativo y la magia”, Borges dice que la causalidad propia del cuento es una causalidad “frenética”, parecida a la de la magia o la superstición. Para la mente supersticiosa, nada es azaroso. Si a alguien lo pisa un auto cuando cruza por la calle, la mente supersticiosa atribuirá el hecho a que es martes 13, por ejemplo; un hecho desagraciado puede estar motivado por la ruptura de un espejo o porque fueron trece los comensales a la mesa. En el cuento, dice Borges, actúa este tipo de lógica: no hay nada que no tenga una razón de ser en la trama narrativa, nada que esté allí por azar. Esto es lo que Borges llama “causalidad frenética”.<br />En “Introducción al análisis estructural del relato”, Roland Barthes sostiene algo similar, desde una perspectiva estructuralista. Para Barthes, en un relato todo es funcional, todo tiene una función. La función es una relación entre dos términos: todo elemento que aparece en el relato tiene un correlato. Hay distintos tipos de función, y los mismos elementos pueden cumplir funciones distintas. Las <em>funciones cardinales</em>, o <em>núcleos</em>, son las acciones que se vinculan en la trama causal, que conforman el esqueleto, la estructura básica de relato; todas ellas son causa o consecuencia de otras acciones y ninguna puede ser eliminada sin transformar la historia. Estos núcleos son los que permanecen cuando se resume una historia. La serie de acciones a las que hace referencia Propp en su análisis son funciones cardinales de los cuentos tradicionales. Los núcleos hacen avanzar el relato, abren una expectativa y la cierran, forman secuencia. A su vez, entre los núcleos, se suelen insertar otras acciones menores, secundarias o bien descripciones, que ya no tienen la misma importancia que las funciones cardinales para el desarrollo de la historia, a las que Barthes llama <em>catálisis</em>. Las catálisis –sean descriptivas o acciones secundarias– demoran, dilatan la consecución causal del relato y pueden crear suspenso. Evidentemente, esas descripciones o esas acciones secundarias también pueden tener otro tipo de función. Por ejemplo, lo que Barthes denomina <em>indicios</em>. Muchas descripciones ayudan a caracterizar indirectamente a los personajes, o bien su relación con la situación. Si suena el teléfono y el personaje lo atiende, se abre un núcleo narrativo; esa conversación telefónica inaugura una función cardinal. Luego de la conversación telefónica y antes de ejecutar la acción correlativa –el correlato de esa conversación telefónica–, el personaje prende un cigarrillo, empieza a caminar de un extremo al otro de la habitación, se sirve un trago; estas serían todas acciones secundarias, catálisis, pero que a su vez sirven como indicios para caracterizar el efecto de la situación sobre el personaje, los sentimientos que pueden provenir de esa conversación telefónica, o bien para caracterizar al propio personaje. Es decir, esta acción que, desde el punto de vista del desarrollo del relato, es una catálisis, que se podría omitir sin tergiversar fundamentalmente el hilo narrativo, sin modificar la historia en lo fundamental, aporta información necesaria para la construcción de la ficción. Entonces, un mismo elemento puede tener dos funciones distintas en un relato. Barthes da el ejemplo de una novela de James Bond, en la se dice: “James Bond levantó uno de los cuatro teléfonos que había sobre su escritorio”. Este “levantar uno de los cuatro teléfonos” inaugura una función cardinal, pero, a su vez, el dato de que sean “cuatro” teléfonos es un indicio del despliegue tecnológico (para la época) de la agencia para la que trabaja James Bond. Un mismo elemento puede tener dos funciones diferentes: puede ser parte de un núcleo narrativo o de una catálisis, y a su vez actuar como indicio.<br />En relación con esta idea de la doble función, Ricardo Piglia publicó hace algunos años, en <em>Clarín</em>, un artículo que se titula “El jugado de Chéjov”, que comienza con una anécdota. Dice Piglia que, entre los papeles que se encontraron después de la muerte de Chéjov, apareció, en uno de sus cuadernos de notas, el siguiente guión: “En Montecarlo. Un hombre va al casino. Juega. Gana un millón. Vuelve a su casa. Se suicida". En la secuencia que se plantea en ese guión mínimo, tenemos algo paradojal, una contradicción entre ganar un millón y suicidarse. Desde el punto de vista de los esquemas socioculturales, el suicidio no es compatible con ganar un millón en el casino; haría falta una explicitación de causas que allí no están para vincular los dos hechos. Entonces, en principio, lo que aparece son dos historias desenganchadas: la historia del juego y la historia del suicidio. Cada una de esas dos historias responde a una lógica diferente, a una causalidad diferente. Piglia propone, como primera tesis, que todo cuento cuenta dos historias, una visible y una historia secreta. Él aclara que la historia secreta no es una historia oculta que hay que descubrir a través de la interpretación, sino simplemente una historia que se cuenta de manera enigmática. Cada una de esas dos historias responde a una lógica, a una causalidad diferente, y los mismos elementos participan de ambas; cada elemento de un cuento tiene doble función. Según Piglia, el cuento ha ido variando históricamente la forma de contar la historia secreta. En el cuento clásico, a la manera de Poe, permaneces tapada y aflora a la superficie al final, provocando sensación de sorpresa. En el cuento moderno, como el de Hemingway, la historia secreta no se cuenta nunca, no aparece nunca en la superficie, está siempre debajo de la historia visible, presionando; el cuento se narra como si el lector supiera cuál es la historia secreta, pero nunca se la revela; y esto es lo que genera tensión. Según Piglia, el cuento del jugador de Chéjov habría sido contado por Hemingway con todo lujo de detalles en la partida, la descripción del casino, las bebidas que toma el jugador, y en ningún momento habría aparecido ningún indicio que refiera al suicidio; pero se lo habría contado como si el lector supiera qué es lo que le está pasando a ese personaje. Y, finalmente, Piglia menciona a Borges. En Borges, la historia secreta es la misma; lo que va variando es el género. Según Piglia, Borges cuenta siempre la misma historia pero recurriendo a los estereotipos de distintos géneros. Dice Piglia: “Para Borges, la historia uno es un género, la historia dos es simplemente la misma”. Para atenuar la monotonía de esa historia secreta, Borges recurre a las variantes narrativas que le ofrecen los géneros. Según Piglia, todos los cuentos de Borges están construidos con ese procedimiento:</span></div><span style="font-family:trebuchet ms;color:#000000;"><div align="justify"><br /><span style="font-size:85%;">La historia visible, el juego en la anécdota de Chéjov, sería contada por Borges según los estereotipos levemente parodiados de una tradición o de un género. Una partida de taba entre gauchos perseguidos, digamos, en los fondos de un almacén, en la llanura entrerriana, contado por un viejo soldado de la caballería de Urquiza, amigo de Hilario Ascasubi. El relato del suicidio sería una historia construida con la duplicidad y la condensación de la vida de un hombre en una escena o acto único que define su destino.<br /></span><br />En resumen, todos los elementos que forman parte del relato tienen alguna función. En algunos casos, esa función está directamente vinculada con la trama narrativa; en otros, en cambio, descansa más en la capacidad del lector para realizar inferencias que apelan a sus esquemas socioculturales y a su enciclopedia. Ambos tipos de funciones se complementan, e incluso se superponen. Desde un cierto punto de vista, se podría hablar de dos lógicas distintas que rigen el relato y de las que participan los mismos elementos: la historia visible, la de los acontecimientos; y la historia que se infiere, la secreta.<br /><br /><br /><strong>El pacto ficcional<br /></strong><br />Umberto Eco postula la existencia de una <em>pacto ficcional</em>, que autor y lector de ficción suscriben, en virtud del cual el lector acepta que lo que se cuenta en el texto son hechos imaginarios, pero no son mentiras. El lector suspende la incredulidad, su juicio acerca de la verdad o la falsedad de lo que está leyendo; así como el autor finge que los hechos que cuenta ocurrieron, el lector finge lo mismo hacer de esos hechos. Pero ambos son conscientes de que se trata de hechos imaginarios. El lector que lee un cuento de hadas, sostiene Eco en “Los bosques narrativo”, está dispuesto a aceptar que los lobos hablen; pero, como lector de ficción, también exige que los lobos que aparezcan en ese cuento de hadas actúen como lobos. En “Caperucita Roja”, si bien el lobo se comporta como un humano en muchas cosas –habla y urde un engaño típicamente humano–, también es un lobo, porque se come a las personas; tiene conductas de lobo. Esta es una característica de la ficción: aunque se esté en un mundo maravilloso, donde ocurren cosas que no ocurren en el mundo real, mantienen ciertos elementos del mundo real. Si esto no sucediera, no habría comunicación (recordemos que la comunicación descansa sobre los códigos comunes o compartidos por el emisor y receptor, y que el código sociocultural –y los esquemas que los componen– es parte de esa competencia). Eco afirma que los mundos de ficción son parásitos del mundo real: todo aquello que en un texto de ficción no se explicita, no se describe como diferente del mundo real, se presupone que es equivalente a lo que ocurren en el mundo real. Da el siguiente ejemplo: en una novela de Nerval, <em>Sylvie</em>, hay un momento en el que el protagonista sale de una fiesta a la noche, se sube a un carruaje para volver a su casa, recorre un trayecto, en el que se va adormeciendo y empieza a tener una ensoñación. En ningún momento, a lo largo de ese trayecto, el texto dice que el carruaje está tirado por caballos y, sin embargo, el lector, cuando lo lee, imagina el trotecito, el movimiento rítmico del carruaje que va adormeciendo al personaje. Es parte de la competencia de cualquier lector –por lo menos, de la época de Nerval– el conocimientote que los carruajes están tirados por caballos, por lo tanto se lo presupone. Ahora, ¿qué hubiera pasado, pregunta Eco, si cuando llega a destino, este hombre baja del carruaje y descubre que no hay caballo? Ese descubrimiento habría desconcertado al lector, no entra dentro de los esquemas a los que el texto apeló hasta el momento, que son los esquemas del mundo real. Si no hubiera caballo, el lector se vería obligado a volver atrás, a releer todo lo anterior, porque sentiría que las hipótesis que formuló están equivocadas, que en algún momento el texto debió haberle dado alguna señal, alguna clave, que le permitiera derivar hacia una historia fantástica o de terror. Su hipótesis de género falló. Entonces, o hay alguna indicación que él pasó por alto o el texto no cooperó; es decir, no hubo ninguna indicación en el texto ni en el paratexto que le permitiera formular la hipótesis correcta.<br />Cada género incluye cláusulas en el pacto ficcional que suscribe el lector. Por ejemplo, en un relato policial no hay lobos que hablen. Las cláusulas que corresponden a un relato policial dicen: 1- Se deben proporcionar al lector todos los datos necesarios para que pueda resolver el enigma por sí solo. Esta es la primera convención del género policial clásico, de enigma: hay que ofrecer al lector los elementos para que pueda arribar a la misma solución que el investigador. 2- El asesino no pude ser el narrador. Hay un famoso ejemplo en el que esa convención fue violada: un cuento de Agatha Crhistie, “El asesino de Roger Ackroyd”, donde el asesino es el narrador. Para un lector de género, que esta convención no se cumpla implica que el autor le está restando cooperación. 3- La tercera convención del género policial es que la solución no puede ser mágica ni sobrenatural; el relato policial se inscribe dentro del realismo. Claro que puede ser una solución extraña o extravagante. En el relato que inaugura el género policial, el que inaugura el género, que es “Los crímenes de la calle Morgue”, de Poe, la solución no es sobrenatural pero es muy rara, ya que el asesino es un gorila.<br />En síntesis, el pacto ficcional supone que el lector suspende sus juicios de verdad frente a los hechos que se le narran; es decir, no es válido preguntarse si es cierto, si pasó o no pasó lo que se cuenta. En cambio, es posible interrogarse sobre la <em>verosimilitud</em> de lo narrado, y la idea de “verosimilitud” remite al género, a lo admitido por las convenciones del género.<br /><br /><br /><strong>Verosimilitud</strong><br /><br />La noción de “verosimilitud” se aplica, por una parte, a los géneros que pertenecen al campo de la argumentación, y éste es el origen del término; y por otro, a los géneros ficcionales. Entonces, la noción de “verosímil” es pertinente tanto para la argumentación como para la ficción.<br />En la introducción a <em>Lo verosímil</em>, Tzvetan Todorov cuenta una anécdota: en el siglo V a. C., hubo, en Grecia, una disputa entre dos ciudadanos que terminó en un accidente. Al día siguiente, los ciudadanos en disputa se dirigieron a las autoridades para pedirles que intervinieran y decidieran cuál de los dos era culpable del accidente. La decisión no era fácil porque no había testigos, sólo se contaba con el relato de los participantes. Se decidió, entonces, dar la razón a aquel cuyo relato resultara más creíble. Así, el relato más “verosímil”, el que parecía más verdadero, fue el que triunfó. En la Grecia antigua, se tenía conciencia del poder del discurso para persuadir, aun cuando lo que se estuviera diciendo no fuera verdadero. Éste es el campo de investigación de la retórica, y el campo en el que se desarrolla la argumentación. Los sofistas enseñaban a utilizar el discurso para convencer, enseñaban a elaborar un discurso verosímil. Lo verosímil es lo que parece verdadero porque se ajusta o se adecua a la opinión más generalizada, es decir, a lo que la mayoría cree que es la verdad. Se entra, así, en el campo del sentido común, la <em>doxa</em>, que es parte de lo que llamamos “código ideológico”.<br />En cuanto a lo verosímil aplicado a la ficción, el mismo Todorov, en el libro mencionado, dice que es un concepto relativo al género: cada género ficcional elabora su propio criterio de verosimilitud. Y toma el caso del género policial clásico, donde la verdad, la resolución del enigma, no coincide con lo más creíble desde el punto de vista del sentido común, es decir, con lo verosímil tal como acabamos de caracterizarlo. La verdad que el detective saca a la luz en el relato policial clásico, en general, va en contra de las expectativas del sentido común, que son las que tendría el lector. El culpable nunca es aquel hacia quien se orientan las sospechas del lector y de los personajes en general. Entonces, lo que es verosímil en el relato policial de enigma es esta inversión, que suele aparecer encarnada en parejas de personajes complementarios: uno que encarna el sentido común y el otro, la inteligencia especulativa. Hay duplas famosas, como la de Sherlock Holmes y Watson, o el Padre Brown y Flambeau en los cuentos de Chesterton (el Padre Brown es el investigador y su compañero Flambeau es un antiguo ladrón que el curita ha redimido y que lo acompaña después en sus investigaciones). En el policial, entonces, lo verosímil está armado en base a esa inversión y sentido común; esto es parte del pacto ficcional correspondiente al género.<br />Ahora bien, si se piensa la ficción desde una perspectiva pragmática, se puede ensayar una definición de “verosimilitud” apta para cualquier género ficcional. La ficción ha sido definida como un “acto de habla lúdico”, de la naturaleza del juego. Los chicos, cuando juegan, entran en un mundo que no es real, suspenden las leyes del mundo real para entrar en otro mundo que tiene leyes propias. Participan de ese mundo, aun sabiendo que lo que está ocurriendo no es la realidad. Una característica de la ficción es ese “como si”. Cuando se lee un texto de ficción, se suspende, mientras dura la lectura, la incredulidad o la duda respecto de eso que se está leyendo, y se lo cree, no como verdadero sino como ficción. No hay posibilidad de sentir placer en la lectura de un texto ficcional si no existe esta operación. La eficacia de la ficción, desde un punto de vista pragmático, descansa en su “credibilidad”, o, en otras palabras, en su verosimilitud.<br />Un procedimiento para crear verosimilitud es introducir nombres propios que remiten a lugares o a personajes que tienen existencia fuera de la ficción. Y también, inventar nombres que parezcan reales. En la literatura, muchas veces se inventan nombres teniendo en cuenta cómo se componen los nombres en la vida real, de manera de verosimilizar a los personajes o los lugares que llevan esos nombres, de volverlos creíbles. Se trabaja de un modo similar a como lo hacen los publicistas cuando inventan nombres de productos: en general, cuando se lanza un producto al mercado, la decisión del nombre que se le da es bastante estudiada. Hay un famoso artículo de Roland Barthes, en <em>La semiología</em>, donde él plantea que las pastas tienen que tener un nombre italiano o que suene a italiano, porque Italia es la cuna de las pastas y la calidad de las pastas está relacionado con lo italiano; una marca de fideos, dice Barthes, tiene que evocar la “italianidad” del producto. El nombre propio connota nacionalidad, pero también otras cosas, como nivel social, edad o época. En distintas épocas, se ponen de moda diferentes nombres y, por lo tanto, el nombre está fechando, de alguna manera, al personaje o la acción. Por otra parte, muchos nombres, en su origen, tienen un significado; y también los apellidos. Hoy, en general, se ha perdido el significado original de los nombres. Pero en las historias de ficción suele haber nombres que describen a los personajes o dicen algo relativo a su historia. En <em>El Señor de los anillos</em>, Tolkien le hace decir a Bárbol, un personaje que pertenece a una raza muy antigua, la raza de los ents: “En nuestro idioma, en el viejo éntico, los nombres cuentan la historia de las personas”; es decir, en la lengua de los ents, el nombre condensa la biografía.<br />El recurso de verosimilización más importante del que, históricamente, se ha valido la ficción es la <em>descripción</em>. En el siguiente apartado se revisarán algunos de sus rasgos.<br /><br /><br /><strong>La descripción<br /></strong><br />A diferencia de la narración, la descripción implica una interrupción del devenir temporal; el tiempo se detiene. Otra diferencia es que la descripción no tiene un orden prefijado; el orden en el que se presentan los elementos es de elección del que describe. La narración tiene una cierta restricción de orden; se lo puede invertir, pero hay un orden natural, que es aquel en el que sucedieron los hechos. En el caso de la descripción, esto no ocurre.<br />La descripción, en general, procede por análisis, por descomposición del objeto en elementos, en partes, a los que se atribuyen cualidades, rasgos, propiedades; pero el orden en el que se presentan esos componentes puede variar. La denominación del objeto que se describe puede aparecer o no en el interior de la descripción. Por su parte, la expansión de esa denominación a través del listado de las partes o aspectos viene acompañada de una nomenclatura (las palabras o términos específicos que designan las partes) y de una serie de predicados (lo que se predica o se dice acerca del objeto y de sus partes: cómo son). Esta estructura básica de la descripción –que es la que postula Philippe Hamon en <em>Introducción al análisis de lo descriptivo</em>– puede manifestarse de distintas maneras. Si la denominación del objeto no aparece, es decir, si se describe algo sin nombrarlo, estamos en presencia de una descripción con rasgos de adivinanza, que plantea alguna forma de acertijo; lo mismo ocurre si la denominación aparece al final. En cuanto a la expansión a través de las partes y lo que se predica, puede haber descripciones donde solamente se haga mención a las partes, sin ningún tipo de predicación (como en el caso de los avisos clasificados, que sólo enumeran ambientes e instalaciones de un inmueble), o, a la inversa, sólo predicación, sin mención de las partes. Veamos un ejemplo de descripción tomado de una poesía:<br /><br /><span style="font-size:85%;">Mi mujer de cabellera de fuego de leña<br />De pensamientos de relámpagos de calor<br />De talle de reloj de arena<br />Mi mujer de talle de nutria entre los ojos del tigre<br />Mi mujer de boca de escarapela<br />De dientes de huellas de rata blanca sobre la tierra blanca<br />De lengua de ámbar y vidrio acavernados<br />Mi mujer de lengua de hostia apuñalada<br />De lengua de muñeca que abre y cierra los ojos<br />De lengua de piedra increíble<br />Mi mujer de pestañas de palotes de escritura de niño<br />De cejas de borde de nido de golondrinas<br />Mi mujer de sienes de pizarra de techo de invernadero<br />Mi mujer de hombros de champán<br />Y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo<br /></span><br />Este es un fragmento del poema “La unión libre”, de André Bretón, en el que se desarrolla una descripción del cuerpo de una mujer. La denominación del objeto o tema de la descripción está presente y se reitera (“Mi mujer”). Esa reiteración a comienzo de verso es uno de los recursos de la poesía, lo que se llama <em>anáfora</em>. El poema se presenta como una enumeración, una lista de las partes del cuerpo, cada una de ellas seguida de una predicación metafórica, que contiene lo más específicamente descriptivo: lo que se dice acerca de ese cuerpo.<br />Otra característica de la descripción es la recursividad, es decir, la posibilidad de repetir hasta el infinito la misma estructura: se describe un objeto, se lo descompone en partes y, a su vez, cada una de esas partes puede transformase en objeto de una nueva descripción, o sea, descomponerse en partes; y así sucesivamente. El objeto rara vez pone un límite a la recursividad de la descripción; el límite lo da el que escribe (sus intenciones comunicativas) o el género (en los textos didácticos o en los informativos, es raro que la descripción prolifere o se ramifique como lo hace en algunos textos literarios). Esta tendencia a proliferar, según Philippe Hamon, fue lo que llevó a los maestros de retórica a exigir un control estricto sobre la descripción. La descripción representaba un peligro, ya que, si se extendía mucho, amenazaba la unidad y la inteligibilidad del discurso. Una descripción demasiado larga desconcentra, distrae, y por eso los rétores aconsejaban acortarla. Durante mucho tiempo, la descripción, en literatura y también en la argumentación, fue considerada un adorno, era la pieza del discurso en la que el orador lucía su manejo de las figuras retóricas. Una de las formas de controlarla era la exigencia de que apareciera motivada, justificada de alguna manera. El ejemplo clásico es el de Homero: cuando aparece una descripción, siempre está justificada por la acción. Es famosa su descripción del escudo de Aquiles, en la <em>Ilíada</em>, una extensa descripción de las imágenes que aparecen en el escudo del héroe y que viene a cuento porque Aquiles se está vistiendo para ir a la guerra (las armas son parte del atuendo). La misma exigencia de justificación hace que muchas descripciones estén motivadas por viajes: el personaje es un viajero y es el recorrido que hace el que motiva la descripción de los distintos escenarios.<br />Recién en el siglo pasado, con el Romanticismo, la descripción empieza a adquirir estatuto literario. Los románticos se valen de ella para representar los estado de ánimo; por ejemplo, la descripción de un paisaje, de un lugar, expresa, a través de los adjetivos calificativos, el estado de ánimo de un personaje. En el comienzo de “La caída de la casa Usher”, de Edgar Allan Poe, dice: “Durante todo un día de otoño, triste, oscuro y silencioso, cuando las nubes se cernían bajas y pesadas en el cielo, crucé solo, a caballo, una región sumamente lúgubre del país; y al fin, al acercarse las sombras de la noche, me encontré a la vista de la melancólica casa Usher”. La melancolía de la casa Usher y del paisaje que la rodea provienen del personaje que la habita. Esta es una descripción metonímica. La <em>metonimia</em> es una figura retórica frecuente en el lenguaje corriente, una figura de desplazamiento por contigüidad: para referirnos a un objeto, mencionamos otro que está en contacto con él. Por ejemplo, cuando decimos “Me tomé unas copitas (para referirnos al contenido, mencionamos el continente, el envase). Los escritores hacen un uso elaborado de la metonimia. Una forma de la metonimia es la que consiste en desplazar las cualidades de un objeto hacia otro con el que está en contacto, o en desplazar las cualidades de un personaje hacia un objeto de su pertenencia o hacia su entorno; por ejemplo, “la <em>melancólica</em> casa Usher”.<br />El realismo utiliza la descripción para producir impresión de realidad. Por eso, en las grandes novelas del siglo pasado (las novelas de Stendhal, Flaubert, Balzac, Tolstoi) abundan las descripciones extensas, plenas de detalles. Muchos de esos detalles descriptivos, aparentemente inútiles, están allí para crear en el lector una ilusión de realidad, para hacer verosímil lo que se cuenta. Por otra parte, esos textos prevén un lector capaz de detenerse en las descripciones, un lector curioso como el lector de enciclopedias. Philippe Hamon diferencia el lector que construye la narración del lector que construye la descripción. El primero está movido por la intriga, es un lector que quiere avanzar en la acción, al que interesa lo que viene después. El de la descripción, en cambio, es un lector que se toma su tiempo y que está impulsado por el deseo de acrecentar su conocimiento respecto de un sector de la realidad y por una cierta curiosidad léxica, una preocupación por el vocabulario.<br />En una época en la que no había tantas imágenes como hoy, la representación del mundo provenía casi exclusivamente de los textos. Hoy podemos ver imágenes en video, fotos, televisión, cine, lo que hace que los textos se detengan menos en descripciones y el lector se interese menos por ellas. Por eso, frente a un texto como <em>Moby Dick</em>, de Melville, es frecuente que los lectores contemporáneos, más interesados en la acción, se salteen los largos capítulos donde se describe minuciosamente a las ballenas, su pesca y su faenamiento. Los textos como el de Melville fueron escritos pensando en un lector que hoy probablemente sea una especie en extinción.<br /><br /><br /><strong>Resumen<br /></strong><br />Todas las culturas conocidas se valen del relato para transmitir la experiencia. La trama narrativa da cuenta de lo imprevisto y de lo “anormal”, reduciendo su singularidad a un esquema canónico, causal. De esta manera, permite interpretar ciertos comportamientos como desviaciones respecto de una norma, que ponen en riesgo la estabilidad o las certezas sobre las cuales se funda nuestra comprensión del mundo y también la convivencia y la subsistencia de un orden social dado. La trama narrativa, al reducir la incertidumbre y conjurar el riesgo, encierra en sí misma una moraleja.<br />La narración de ficción, en sus distintos géneros, exige del lector la suspensión temporaria de su incredulidad y la aceptación de la realidad de un mundo cuyas leyes son sólo parcialmente las del mudo real. La credibilidad de ese mundo de ficción descansa, en buena medida, en una serie de recursos destinados a sostener la “ilusión”; el juego de las perspectivas, el encadenamiento riguroso de los hechos, la representación de espacios y personajes, son algunos de ellos.</div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;color:#000000;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;color:#000000;"></span></div><div align="right"><span style="font-family:trebuchet ms;color:#000000;"><span style="font-size:85%;">Maite Alvarado y Alicia Yeannotguy, <em>La escritura y sus formas discursivas </em></span></span></div><div align="justify"><em><span style="font-family:Trebuchet MS;"></span></em></div><div align="justify"><em><span style="font-family:Trebuchet MS;"></span></em></div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-70654698037198015462011-02-21T21:46:00.000-03:002011-02-21T21:58:20.106-03:00<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4U-BPlIbDqn4llRcK5ogKTCfa-uiC9IE_diUUT5NRk1bPurSrW4E34TNEl5CXYxG7MJ52TMMtkrAosK02oha2UFvY3ETp9nUe4MUwi8pAR41vzsJi2zReebzxDyLgxH2BNVofvsNjn2-P/s1600/El+Escribidor+109.png"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 179px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5576311477809775970" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4U-BPlIbDqn4llRcK5ogKTCfa-uiC9IE_diUUT5NRk1bPurSrW4E34TNEl5CXYxG7MJ52TMMtkrAosK02oha2UFvY3ETp9nUe4MUwi8pAR41vzsJi2zReebzxDyLgxH2BNVofvsNjn2-P/s400/El+Escribidor+109.png" /></a><br /><div></div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-78068150260647432212011-02-19T20:46:00.004-03:002011-02-19T21:06:37.833-03:00Recibimos correo con invitacíón<strong></strong><br /><br /><div align="justify"><strong>Invitación Encuentro de Talleres en la Biblioteca del Congreso de la Nación<br /></strong><br />Adriana Agrelo<br /><br />adriagrelo@fibertel.com.ar<br />Para tallerdeescrituracreativa@hotmail.com<br /><br /><br /><span style="color:#000000;">Estimados colegas, desde la Dirección de Cultura de la Biblioteca del Congreso, nos gustaría invitarlos a un encuentro de talleres para intercambiar experiencias y propuestas. Soy la coordinadora de los talleres de escritura y lectura de esta Institución y me gustaría que participaran de este encuentro, conozco su labor y vengo siguiendo sus actividades en algunos casos desde la web y me parecen muy interesantes y creativas.<br />La Biblioteca del Congreso ofrece dentro de sus servicios culturales, talleres abiertos a la comunidad totalmente gratuitos. Desde este espacio venimos realizando una publicación anual y promocionando y difundiendo la producción textual desde un blog:</span></div><div align="justify"><span style="color:#000000;"><a href="http://lapiedraenelestanque.blogspot.com/">http://lapiedraenelestanque.blogspot.com/</a>.<br />Este año la Biblioteca inaugurará un Centro Cultural en Alsina al 1800 y tenemos pensado realizar una serie de actividades culturales previas, en otros espacios, para ir conformando una red que luego pueda interactuar en este Centro Cultural, ya sea brindándoles salones para exposición, presentación de libros, encuentros o cualquier otro tipo de actividad cultural.<br />Por esta razón nos parece interesante convocar a otros coordinadores de talleres para irnos conociendo y realizar en el futuro distintos proyectos. La invitación contempla grupos heterogéneos que apuntan a distintos públicos y con diferentes modalidades, esto permitirá un enriquecimiento y un intercambio dinámico en el enfoque de la animación cultural no sólo de la escritura, sino también de la lectura.<br />Los invitamos a conocer el programa que engloba, desde la Dirección de Cultura, las distintas actividades culturales de la Biblioteca.</span><span style="color:#000000;"><br /><span style="color:#3333ff;">http://culturaenmovimiento.org</span><br />La idea general es encontrarnos para conocernos y dar a conocer nuestras actividades, sumar ideas, experiencias, compartir conceptos y reflexionar sobre el enorme potencial creativo y transformador que puede contener nuestra tarea.<br />Por las respuestas que he obtenido hasta ahora me entusiasma pensar que lograremos formar un grupo nutrido. A veces la tarea del coordinador de taller es muy solitaria, falta la mirada de los pares, esa retroalimentación que sólo se logra con aquellos que están abriendo caminos similares, sobre todo el intercambio y ya que estamos cercanos geográficamente, estoy trabajando con un listado de capital y gran Buenos Aires, es bueno encontrarse, no basta con conocernos a través de nuestros blogs o páginas webs o de nuestras publicaciones. Así que espero que esta primera convocatoria tenga una respuesta exitosa. Si ustedes quieren recomendar a algún colega, no duden en hacerlo y pasarme su correo para cursarle la invitación. Sería bueno que trajeran los materiales que consideraran necesarios, publicaciones, revistas, alguna producción realizada en los talleres. La idea es continuar con estos encuentros a lo largo del año y tratar de llevar a cabo las propuestas que surjan.<br />La fecha tentativa que espero me confirmen por este medio, lo antes posible es el martes 22 de Febrero a partir de las 18 hs, el espacio asignado para el encuentro es el Museo Senador Domingo Faustino Sarmiento sito en H. Yrigoyen esq. Solís.<br />Un saludo cordial<br /><br />Adriana Agrelo<br /><br />Informes y consultas: Dirección de Cultura BCN 40103000 int. 2710<br /><br />"La utopía no es un lugar al cual llegar sino un motor a utilizar"<br /><span style="color:#ffffff;">......................................................................................</span>Diana Bellesi<br /></span></div><div align="justify"><span style="color:#000000;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000000;"></div></span><div align="justify"><br /><br /><br /><span style="color:#666666;">BIBLIOTECA DEL CONGRESO DE LA NACIÓN / DIRECCIÓN DE CULTURA<br /></span></div><div align="justify"><span style="color:#666666;"> </div></span><div align="justify"><span style="color:#000000;">La Dirección de Cultura de la Biblioteca del Congreso de la Nación convoca a los coordinadores y docentes a cargo de los diferentes Talleres abiertos a la comunidad en sus diversas áreas y temas, a encontrarse para reflexionar sobre los alcances y límites de estos talleres, intercambiar experiencias, modalidades y estrategias, con el propósito de consolidar una Red Nacional de Talleres Abiertos a la Comunidad.<br />Encuentro de Talleres de Lectura y Escritura / Prácticas y experiencias<br /><br />• Fecha: Martes 22 de Febrero 18 hs.<br />• Lugar: Museo Senador D. F. Sarmiento Solís esq. H. Irigoyen<br /><br />Para este primer Encuentro, hemos convocado a coordinadores y docentes del área de Letras / Lectura y Escritura, con el fin de generar un espacio amigable para intercambiar conocimientos y experiencias, promover la participación y fortalecimiento de organizaciones literarias de este tipo ya existentes en el país o promover la creación de nuevas.<br /><br />Agenda propuesta:<br /><br />• Presentación General a cargo de la Lic. Inés Williams – Directora de Cultura de la BCN<br /><br />• Presentación de los asistentes y de las actividades que realizan en relación a la temática propuesta.<br /><br />• Intercambios sobre:<br />Funciones y objetivos. Alcances y límites teniendo en cuenta los perfiles de las instituciones convocantes, de los docentes y de los destinatarios, así como las expectativas de los intervinientes.<br />Experiencias, métodos de enseñanza, ejercicios y lecturas en torno al tema de la lectura y de la escritura creativa, teniendo en cuenta los siguientes aspectos:<br />1. Formación<br />2. Creación y producción<br />3. Gestión: convocatoria y sostenibilidad de cada taller<br />4. Circulación y divulgación de los textos producidos por medios digitales o impresos, y su presencia en los eventos culturales de la región.<br />5. Integración y difusión de escritores y nuevos autores.<br /></span></div><div align="justify"><span style="color:#000000;">Coordinación Lic. Adriana Agrelo – a cargo de los Talleres de Lectura y Escritura de la BCN<br /><br /><br /></span><span style="color:#666666;">DIRECCIÓN DE CULTURA - Entre Ríos 149 – 7 “D” – 40103000 int. 2710 / bcn.cultura@gmail.com / www.culturaenmovimiento.org / </span><a href="http://www.bcnbib.gov.ar/"><span style="color:#666666;">www.bcnbib.gov.ar</span></a></div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-24941669864001355852011-02-18T06:48:00.002-03:002011-02-18T07:07:16.641-03:00Alegoría<div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><div align="justify"><strong><span style="font-family:trebuchet ms;color:#000000;">Jaime Rest</span></strong></div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;color:#000000;"></span> </div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;color:#000000;">Etimológicamente la palabra <em>alegoría</em> significa "decir algo de otro modo"; es, por consiguiente, un tipo de enunciado tropológico que se halla emparentado con la metáfora. El término ha sido aplicado habitualmente a un tipo de narración didáctica en la que los hechos y personajes encarnan ciertas nociones de índole abstracta, generalmente preceptos sobre la conducta o enseñanzas morales. La alegoría tuvo exepcional difusión durante la Edad Media, a partir del empleo que le dio el poeta cristiano Aurelio Prudencio en su <em>Psicomaquia</em>. Uno de los principales ejemplos de la alegoría es el vasto poema narrativo francés denominado <em>Roman de la Rose</em>, del siglo XIII. Dante, en su <em>Divina Comedia</em> y Chaucer, en varias composiciones, emplean asimismo la alegoría. Una ilustración muy clara de la técnica alegórica la proporciona el anónimo <em>Cadacual</em>, pieza dramática inglesa del medioevo tardío en la que se refiere la historia de un hombre que es arquetipo y encarnación de todos los hombres, cuya salvación eterna depende del resultado de la lucha que se entabla entre sus vicios y virtudes personificados. Posteriormente, la alegoría siguió empleándose en el Renacimiento y aún subsiste en el siglo XVII, en la poesía de John Bunyan. La <em>parábola</em> suele vincularse a la alegoría en razón de que también presenta una enseñanza moral encarnada en una anécdota ilustrativa; pero a diferencia de la alegoría sus personajes no son abstracciones o generalizaciones sino seres humanos concretos e individuales. Una muestra cabal de parábola la proporciona la historia del Buen Samaritano, referida en el evangelio según San Lunas, X, 30-37.</span></div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;color:#000000;"></span> </div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;color:#000000;"></span> </div><div align="right"><span style="font-family:trebuchet ms;font-size:85%;color:#000000;">Centro Editor de América Latina, La Nueva Biblioteca Nº 4</span></div><div align="justify"><span style="font-family:trebuchet ms;color:#000000;"></span> </div><div align="justify"> </div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-35015666586452071952011-02-16T01:37:00.004-03:002011-02-16T22:07:29.017-03:00Búsqueda arcaica<strong></strong><br /><strong></strong><br /><span style="color:#000000;"><strong>Jorge Leónidas Escudero</strong><br /><br /><br />Existe un tesoro, anoticio<br />porque ando en su búsqueda y deseo<br />compartirlo con vosotros.<br /><br />Me desvive encontrarlo<br />y toda la gracia que le adjudico<br />es su inviolable lejura.<br /><br />Exije sacrificio, vivir para él,<br />y heme que speranzado nalcanzarlo<br />a fuer de colchón lo pongo en mis insomnios.<br />Claro que al otro día amenezco ahíto<br />de ilusiones y flaco a hambre.<br /><br />Es el mesmo que busco desde niño<br />y gora al vejecer sigo buscando<br />porque hei ser mi destino.<br /><br />Os invito a ser ricos pues, y en caso<br />de no encontrar lo prometido, mejor.<br />La gracia de nosotros es ir en pos de andar,<br />golpear con la cabeza el horizonte<br />a ver si larga felicidá.<br /><br /><br /></span><br /><div align="right"><span style="color:#000000;">de <em>Cantos del Acechante</em>, 1995</span></div><div align="right"> </div><div align="right"> </div>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2762856120074434139.post-1401660805939046352011-02-07T00:26:00.009-03:002011-02-07T02:31:42.451-03:00Premio Hugo<p><span style="color:#000000;"></span></p><br /><br /><br /><p align="justify"><span style="color:#000000;"><em>Los Premios Hugo</em> o <em>Science Fiction Achievement Awards</em> son una serie de importantes galardones otorgados a obras de ciencia ficción o en menor grado fan<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAiiqOEpeSGY90fDKSuB-4k-6IfamFpsy3ev12FZCvzCtWrX4WZXoNglQyNaXbIHdpkaiuLfPc4uNlmOKx0yfWhG2ETXoV63n0-YdOCBmMmxFh3MZ2YRH-hzgd_FivjIER4u8Ma6yOJSBn/s1600/sawyer-hugo-trophy.jpg"><img style="MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 229px; FLOAT: right; HEIGHT: 300px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5570800301485591762" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAiiqOEpeSGY90fDKSuB-4k-6IfamFpsy3ev12FZCvzCtWrX4WZXoNglQyNaXbIHdpkaiuLfPc4uNlmOKx0yfWhG2ETXoV63n0-YdOCBmMmxFh3MZ2YRH-hzgd_FivjIER4u8Ma6yOJSBn/s320/sawyer-hugo-trophy.jpg" /></a>tasía, así como a artistas gráficos, guionistas, editores, etc. Tuvo una gran relevancia en las décadas de los 60 y 70, pero progresivamente ha ido perdiendo prestigio en beneficio de otros premios.<br />El premio Hugo recibe su nombre en honor a <em>Hugo Gernsback</em>, fundador de la pionera revista de ciencia ficción, <em>Amazing</em> <em>Stories</em> y de la invención del término ciencia ficción.<br />Los premios se conceden anualmente desde 1953 en la <em>Convención mundial de ciencia ficción</em> (Worldcon). En cada edición se crea la <em>Sociedad mundial de ciencia ficción</em> (WSFS), cuyos miembros participan en la selección previa, una selección de cinco candidatos y un ganador final en cada categoría. Normalmente se celebra en verano (agosto o septiembre), en las costas este u oeste de los EE.UU. Los premios a obras son otorgados en el año siguiente a la publicación de las mismas, y los premios a personas se conceden, igualmente, por la labor realizada en el año previo a la concesión del premio.<br /><br /><br /><strong><span style="font-size:130%;">Los premios Hugo a novela</span><br /></strong><br />Los premios Hugo a la mejor novela son unos premios otorgados a obras literarias de ciencia ficción o fantasía de una longitud de más de 40.000 palabras. Los premios de un año recaen sobre obras publicadas durante el año anterior.<br />Existen no obstante algunos galardones retrospectivos para años anteriores a la fecha de creación del premio o en los que no se otorgaron por alguna razón.<br /><br /><span style="font-size:85%;"><strong>1953 -</strong> El hombre demolido (The Demolished Man), Alfred Bester<br /><strong>1954 -</strong> Véase premios retrospectivos<br /><strong>1955 -</strong> La máquina de la eternidad (They'd Rather Be Right), Mark Clifton & Frank Riley<br /><strong>1956 -</strong> Estrella doble (Double Star), Robert A. Heinlein<br /><strong>1957 -</strong> Este año no se ofreció el premio a la categoría de novela<br /><strong>1958 -</strong> El gran tiempo (The Big Time), Fritz Leiber<br /><strong>1959 -</strong> Un caso de conciencia (A Case of Conscience), James Blish<br /><strong>1960 -</strong> Tropas del espacio (Starship Troopers), Robert A. Heinlein<br /><strong>1961 -</strong> Cántico por Leibowitz (A Canticle for Leibowitz), Walter M. Miller<br /><strong>1962 -</strong> Forastero en tierra extraña (Stranger in a Strange Land), Robert A. Heinlein<br /><strong>1963 -</strong> El hombre en el castillo (The Man in the High Castle), Philip K. Dick<br /><strong>1964 -</strong> Estación de tránsito (Way Station), Clifford D. Simak<br /><strong>1965 -</strong> El planeta errante (The Wanderer), Fritz Leiber<br /><strong>1966 -</strong> <em>Ex-equo</em>:<br /><span style="color:#ffffff;">.............................</span>Tú, el inmortal (...And Call Me Conrad), Roger Zelazny<br /><span style="color:#ffffff;">.............................</span>Dune, Frank Herbert<br /><strong>1967 -</strong> La luna es una cruel amante (The Moon is a Harsh Mistress), Robert A. Heinlein<br /><strong>1968 -</strong> El señor de la Luz (Lord of Light), Roger Zelazny<br /><strong>1969 -</strong> Todos sobre Zanzíbar (Stand on Zanzibar), John Brunner<br /><strong>1970 -</strong> La mano izquierda de la oscuridad (The Left Hand of Darkness), Ursula K. Le Guin<br /><strong>1971 -</strong> Mundo Anillo (Ringworld), Larry Niven<br /><strong>1972 -</strong> A vuestros cuerpos dispersos (To your scattered bodies go ), Phillip José Farmer<br /><strong>1973 -</strong> Los propios dioses (The Gods Themselves), Isaac Asimov<br /><strong>1974 -</strong> Cita con Rama (Rendezvous with Rama), Arthur C. Clarke<br /><strong>1975 -</strong> Los desposeídos (The Dispossessed), Ursula K. Le Guin<br /><strong>1976 -</strong> La guerra interminable (The Forever War), Joe Haldeman<br /><strong>1977 -</strong> Donde solían cantar los dulces pájaros (Where Late the Sweet Birds Sang), Kate Wilhelm - Nueva traducción bajo el título: La estación del crepúsculo (2009)<br /><strong>1978 -</strong> Pórtico (Gateway ), Frederik Pohl<br /><strong>1979 -</strong> Serpiente del sueño (Dreamsnake), Vonda McIntyre<br /><strong>1980 -</strong> Fuentes del paraíso (The Fountains of Paradise), Arthur C. Clarke<br /><strong>1981 -</strong> La reina de la nieve (The Snow Queen), Joan D. Vinge<br /><strong>1982 -</strong> La estación Downbelow (Downbelow Station), C. J. Cherryh<br /><strong>1983 -</strong> Los límites de la Fundación, (Foundation's Edge), Isaac Asimov<br /><strong>1984 -</strong> Marea estelar (Startide Rising), David Brin<br /><strong>1985 -</strong> Neuromante, (Neuromancer), William Gibson<br /><strong>1986 -</strong> El juego de Ender (Ender's Game), Orson Scott Card<br /><strong>1987 -</strong> La voz de los muertos (Speaker for the Dead), Orson Scott Card<br /><strong>1988 -</strong> La rebelión de los pupilos (The Uplift War), David Brin<br /><strong>1989 -</strong> Cyteen (Cyteen), C. J. Cherryh<br /><strong>1990 -</strong> Hyperion (Hyperion), Dan Simmons<br /><strong>1991 -</strong> El juego de los Vor (The Vor Game), Lois McMaster Bujold<br /><strong>1992 -</strong> Barrayar (Barrayar), Lois McMaster Bujold<br /><strong>1993 -</strong> <em>Ex-aequo</em>:<br /><span style="color:#ffffff;">...............................</span>Un fuego sobre el abismo (A Fire Upon the Deep), Vernor Vinge<br /><span style="color:#ffffff;">...............................</span>El libro del día del juicio final (Doomsday Book), Connie Willis<br /><strong>1994 -</strong> Marte Verde, (Green Mars), Kim Stanley Robinson<br /><strong>1995 -</strong> Danza de espejos (Mirror Dance), Lois McMaster Bujold<br /><strong>1996 -</strong> La era del diamante (The Diamond Age), Neal Stephenson<br /><strong>1997 -</strong> Marte Azul (Blue Mars), Kim Stanley Robinson<br /><strong>1998 -</strong> Paz interminable (Forever Peace), Joe Haldeman<br /><strong>1999 -</strong> Por no mencionar al perro (To Say Nothing of the Dog), Connie Willis<br /><strong>2000 -</strong> Un abismo en el cielo (A Deepness in the Sky), Vernor Vinge<br /><strong>2001 -</strong> Harry Potter y el cáliz de fuego (Harry Potter and the Goblet of Fire), J.K. Rowling<br /><strong>2002 -</strong> American Gods, Neil Gaiman<br /><strong>2003 -</strong> Homínidos (Hominids), Robert J. Sawyer<br /><strong>2004 -</strong> Paladín de almas (Paladin of Souls), Lois McMaster Bujold<br /><strong>2005 -</strong> Jonathan Strange y el señor Norrell (Jonathan Strange & Mr Norrell), Susanna Clarke<br /><strong>2006 -</strong> Spin, Robert Charles Wilson<br /><strong>2007 -</strong> Al final del arco iris (Rainbows End), Vernor Vinge<br /><strong>2008 -</strong> El Sindicato de Policía Yiddish (The Yiddish Policemen’s Union), Michael Chabon<br /><strong>2009 -</strong> The graveyard book (The graveyard book), Neil Gaiman<br /><strong>2010 -</strong> The City & The City, China Miéville y The Windup Girl,Paolo Bacigalupi<br /></span><br /><strong>Premios retrospectivos</strong><br />Otorgados cincuenta años después de la publicación de los libros:<br /><br /><span style="font-size:85%;"><strong>1946 -</strong> Retro año 1996: El mulo (The Mule), Isaac Asimov<br /><strong>1951 -</strong> Retro año 2001: El granjero de las estrellas (Farmer in the Sky), Robert A. Heinlein<br /><strong>1954 -</strong> Retro año 2004: Fahrenheit 451 (Fahrenheit 451), Ray Bradbury<br /><br /></span><br /><br /><span style="font-size:130%;"><strong>Premio Hugo a la mejor novela corta<br /></strong><br /></span>Los premios Hugo a la mejor novela corta son unos premios otorgados a obras literarias de ciencia ficción o fantasía de una longitud de entre 17.500 y 40.000 palabras.<br /><br /><br /><span style="font-size:85%;"><strong>1946 -</strong> Véase premios retrospectivos<br /><strong>1955 -</strong> The Darfsteller, Walter M. Miller<br /><strong>1967 -</strong> El último castillo (The Last Castle), Jack Vance<br /><strong>1968 -</strong> <em>Ex-aequo</em>:<br /><span style="color:#ffffff;">...............................</span>El vuelo del dragón (Weyr Search), Anne McCaffrey<br /><span style="color:#ffffff;">...............................</span>Jinetes del salario púrpura (Riders of the Purple Wage), Philip José Farmer<br /><strong>1969 -</strong> Alas nocturnas (Nightwings), Robert Silverberg<br /><strong>1970 -</strong> Nave de sombras (Ship of Shadows), Fritz Leiber<br /><strong>1971 -</strong> Aciago encuentro en Lankhmar (Ill Met in Lankhmar), Fritz Leiber<br /><strong>1972 -</strong> La reina del aire y la oscuridad (The Queen of Air and Darkness), Poul Anderson<br /><strong>1973 -</strong> El nombre del mundo es Bosque (The Word for World is Forest), Ursula K. Le Guin<br /><strong>1974 -</strong> La muchacha que estaba conectada (The Girl Who Was Plugged In), James Tiptree Jr.<br /><strong>1975 -</strong> Una canción para Lya (A Song for Lya), George R. R. Martin<br /><strong>1976 -</strong> El regreso del verdugo (Home Is the Hangman), Roger Zelazny<br /><strong>1977 -</strong> <em>Ex-aequo</em>:<br /><span style="color:#ffffff;">...............................</span>Por cualquier otro nombre (By Any Other Name), Spider Robinson<br /><span style="color:#ffffff;">...............................</span>Houston, Houston, ¿me recibe? (Houston, Houston, Do You Read?), James Tiptree Jr.<br /><strong>1978 -</strong> Danza estelar (Stardance), Spider Robinson & Jeanne Robinson<br /><strong>1979 -</strong> La persistencia de la visión (The Persistence of Vision), John Varley<br /><strong>1980 -</strong> Enemigo mío (Enemy Mine), Barry B. Longyear<br /><strong>1981 -</strong> El dorsai perdido (Lost Dorsai), Gordon R. Dickson<br /><strong>1982 -</strong> El juego de Saturno (The Saturn Game), Poul Anderson<br /><strong>1983 -</strong> Almas (Souls), Joanna Russ<br /><strong>1984 -</strong> Cascade Point, Timothy Zahn<br /><strong>1985 -</strong> Pulse Enter (Press Eenter), John Varley<br /><strong>1986 -</strong> 24 vistas del monte Fuji, por Hokusai (24 Views of Mt. Fuji, by Hokusai), Roger Zelazny<br /><strong>1987 -</strong> Gilgamesh in the Outback, Robert Silverberg<br /><strong>1988 -</strong> Ojo por ojo (Eye for Eye), Orson Scott Card<br /><strong>1989 -</strong> El último de los Winnebago (The Last of the Winnebagos), Connie Willis<br /><strong>1990 -</strong> Las montañas de la aflicción (The Mountains of Mourning), Lois McMaster Bujold<br /><strong>1991 -</strong> El engaño Hemingway (The Hemingway Hoax), Joe Haldeman<br /><strong>1992 -</strong> Mendigos en España (Beggars in Spain), Nancy Kress<br /><strong>1993 -</strong> Bill Percebe, el espacial (Barnacle Bill the Spacer), Lucius Shepard<br /><strong>1994 -</strong> En las tierras del fondo (Down in the Bottomlands), Harry Turtledove<br /><strong>1995 -</strong> Siete vistas de la garganta Olduvai (Seven Views of Olduvai Gorge), Mike Resnick<br /><strong>1996 -</strong> The Death of Captain Future, Allen Steele<br /><strong>1997 -</strong> Sangre de dragón (Blood of the Dragon), George R. R. Martin<br /><strong>1998 -</strong> ...Where Angels Fear to Tread, Allen Steele<br /><strong>1999 -</strong> Oceánico (Oceanic), Greg Egan<br /><strong>2000 -</strong> The Winds of Marble Arch, Connie Willis<br /><strong>2001 -</strong> Terraformar la Tierra (The Ultimate Earth), Jack Williamson<br /><strong>2002 -</strong> Acelerados en el Instituto Fairmont (Fast Times at Fairmont High), Vernor Vinge<br /><strong>2003 -</strong> Coraline (Coraline), Neil Gaiman<br /><strong>2004 -</strong> El monstruo de las galletas (The Cookie Monster), Vernor Vinge<br /><strong>2005 -</strong> The Concrete Jungle, Charles Stross<br /><strong>2006 -</strong> Infiltrado (Inside Job), Connie Willis<br /><strong>2007 -</strong> A Billion Eves, Robert Reed<br /><strong>2008 -</strong> All Seated on the Ground, Connie Willis<br /><strong>2009 -</strong> The Erdmann Nexus, Nancy Kress<br /><strong>2010 -</strong> The Island, Peter Watts<br /></span><br /><strong>Premios retrospectivos</strong><br />Otorgados cincuenta años después de la publicación de los libros:<br /><br /><span style="font-size:85%;"><strong>1946</strong> (otorgado en 1996) <strong>-</strong> Rebelión en la granja ("Animal Farm"), George Orwell<br /><strong>1951</strong> (otorgado en 2001) <strong>-</strong> El hombre que vendió la luna ("The Man Who Sold the Moon"), Robert A. Heinlein<br /><strong>1954</strong> (otorgado en 2004) <strong>-</strong> Un caso de conciencia ("A Case of Conscience"), James Blish<br /></span><br /><br /><br /><strong><span style="font-size:130%;">Premio Hugo al mejor relato<br /></span><br /></strong>Los premios Hugo al mejor relato son unos premios otorgados a obras literarias de ciencia ficción o fantasía de una longitud de entre 7.500 y 17.500 palabras.<br /><br /><br /><span style="font-size:85%;"><strong>1946 -</strong> Véase premios retrospectivos<br /><strong>1955 -</strong> The Darfsteller, Walter M., Miller Jr.<br /><strong>1956 -</strong> Exploration Team, Murray Leinster<br /><strong>1959 -</strong> The Big Front Yard, Clifford D. Simak<br /><strong>1967 -</strong> The Last Castle, Jack Vance<br /><strong>1968 -</strong> Gonna Roll the Bones, Fritz Leiber<br /><strong>1969 -</strong> The Sharing of Flesh, Poul Anderson<br /><strong>1973 -</strong> Goat Song, Poul Anderson<br /><strong>1974 -</strong> The Deathbird, Harlan Ellison<br /><strong>1975 -</strong> Adrift Just Off the Islets of Langerhans: Latitude 38° 54' N, Longitude 77° 00' 13" W, Harlan Ellison<br /><strong>1976 -</strong> The Borderland of Sol, Larry Niven<br /><strong>1977 -</strong> El hombre bicentenario The Bicentennial Man, Isaac Asimov<br /><strong>1978 -</strong> Eyes of Amber, Joan D. Vinge<br /><strong>1979 -</strong> La luna del cazador Hunter's Moon, Poul Anderson<br /><strong>1980 -</strong> Sandkings, George R. R. Martin<br /><strong>1981 -</strong> The Cloak and the Staff, Gordon R. Dickson<br /><strong>1982 -</strong> Unicorn Variation, Roger Zelazny<br /><strong>1983 -</strong> Fire Watch, Connie Willis<br /><strong>1984 -</strong> Música en la sangre Blood Music, Greg Bear<br /><strong>1985 -</strong> Bloodchild, Octavia E. Butler<br /><strong>1986 -</strong> Paladin of the Lost Hour, Harlan Ellison<br /><strong>1987 -</strong> Permafrost, Roger Zelazny<br /><strong>1988 -</strong> Buffalo Gals, Won't You Come Out Tonight, Ursula K. Le Guin<br /><strong>1989 -</strong> Schrödinger's Kitten, George Alec Effinger<br /><strong>1990 -</strong> Enter a Soldier. Later: Enter Another, Robert Silverberg<br /><strong>1991 -</strong> The Manamouki, Mike Resnick<br /><strong>1992 -</strong> Gold, Isaac Asimov<br /><strong>1993 -</strong> The Nutcracker Coup, Janet Kagan<br /><strong>1994 -</strong> Georgia on My Mind, Charles Sheffield<br /><strong>1995 -</strong> The Martian Child, David Gerrold<br /><strong>1996 -</strong> Think Like a Dinosaur, James Patrick Kelly<br /><strong>1997 -</strong> Bicycle Repairman, Bruce Sterling<br /><strong>1998 -</strong> We Will Drink a Fish Together..., Bill Johnson<br /><strong>1999 -</strong> Taklamakan, Bruce Sterling<br /><strong>2000 -</strong> 1016 to 1, James Patrick Kelly<br /><strong>2001 -</strong> Millennium Babies, Kristine Kathryn Rusch<br /><strong>2002 -</strong> El infierno es la ausencia de Dios Hell Is the Absence of God, Ted Chiang<br /><strong>2003 -</strong> Slow Life, Michael Swanwick<br /><strong>2004 -</strong> Legions in Time, Michael Swanwick<br /><strong>2005 -</strong> The Faery Handbag, Kelly Link<br /><strong>2006 -</strong> Two hearts, Peter S. Beagle<br /><strong>2007 -</strong> The Djinn's Wife, Ian McDonald<br /><strong>2008 -</strong> The Merchant and the Alchemist's Gate, Ted Chiang<br /><strong>2009 -</strong> Shoggoths in bloom, Elizabeth Bear<br /><strong>2010 -</strong> Palimpsest, Charles Stross<br /></span><br /><strong>Premios retrospectivos<br /></strong>Otorgados cincuenta años después de la publicación de los libros:<br /><br /><span style="font-size:85%;"><strong>1946</strong> (otorgado en 1996) <strong>-</strong> First Contact, Murray Leinster<br /><strong>1951</strong> (otorgado en 2001) <strong>-</strong> The Little Black Bag, C. M. Kornbluth<br /><strong>1954</strong> (otorgado en 2004) <strong>-</strong> Earthman, Come Home, James Blish<br /><br /></span><br /><br /><strong><span style="font-size:130%;">Premio Hugo al mejor relato corto</span></strong><br /><br />Los premios Hugo al mejor relato corto son unos premios otorgados a obras literarias de ciencia ficción o fantasía de una longitud de menos de 7.500 palabras.<br /><br /><br /><span style="font-size:85%;"><strong>1946 -</strong> Véase premios retrospectivos<br /><strong>1954 -</strong> La Historia de Amor de Sara y Fran, Sara B.B. y Fran P.V.<br /><strong>1955 -</strong> Artefacto (Allamagoosa), Eric Frank Russell<br /><strong>1956 -</strong> La estrella (The Star), Arthur C. Clarke<br /><strong>1958 -</strong> Todos los mares llenos de ostras (Or All the Seas with Oysters), Avram Davidson<br /><strong>1959 -</strong> Tren infernal (That Hell-Bound Train), Robert Bloch<br /><strong>1960 -</strong> Flores para Algernon (Flowers for Algernon), Daniel Keyes<br /><strong>1961 -</strong> El último viaje (The Longest Voyage), Poul Anderson<br /><strong>1962 -</strong> Serie Invernáculo (Hothouse series), Brian W. Aldiss<br /><strong>1963 -</strong> Hombres y dragones (The Dragon Masters), Jack Vance<br /><strong>1964 -</strong> No hay tregua con los reyes (No Truce With Kings), Poul Anderson<br /><strong>1965 -</strong> Soldado, no preguntes (Soldier, Ask Not), Gordon R. Dickson<br /><strong>1966 -</strong> ¡Arrepiéntete, Arlequín!, dijo el señor Tic-tac ('Repent, Harlequin!' Said the Ticktockman), Harlan Ellison<br /><strong>1967 -</strong> Estrella de neutrones (Neutron Star), Larry Niven<br /><strong>1968 -</strong> No tengo boca y debo gritar (I Have No Mouth, and I Must Scream), Harlan Ellison<br /><strong>1969 -</strong> La bestia que gritaba amor en el corazón del universo (The Beast that Shouted Love at the Heart of the World), Harlan Ellison<br /><strong>1970 -</strong> El tiempo considerado como una hélice de piedras semipreciosas (Time Considered as a Helix of Semi-Precious Stones), Samuel R. Delany<br /><strong>1971 -</strong> Escultura lenta (Slow Sculpture), Theodore Sturgeon<br /><strong>1972 -</strong> <em>Ex-aequo</em>:<br /><span style="color:#ffffff;">...............................</span>Luna inconstante (Inconstant Moon), Larry Niven<br /><span style="color:#ffffff;">...............................</span>Eurema's Dam, R. A. Lafferty<br /><strong>1973 -</strong> La reunión (The Meeting), Frederik Pohl y C. M. Kornbluth<br /><strong>1974 -</strong> Los que se alejan de Omelas (The Ones Who Walk Away from Omelas), Ursula K. Le Guin<br /><strong>1975 -</strong> El hombre del agujero (The Hole Man), Larry Niven<br /><strong>1976 -</strong> ¡Coge ese zepelín! (Catch That Zeppelin!), Fritz Leiber<br /><strong>1977 -</strong> Tricentenario (Tricentennial), Joe Haldeman<br /><strong>1978 -</strong> Jeffty tiene cinco años (Jeffty Is Five), Harlan Ellison<br /><strong>1979 -</strong> Casandra (Cassandra), C. J. Cherryh<br /><strong>1980 -</strong> El camino de la Cruz y el Dragón (The Way of Cross and Dragon), George R. R. Martin<br /><strong>1981 -</strong> La gruta de los ciervos danzarines (Grotto of the Dancing Deer), Clifford D. Simak<br /><strong>1982 -</strong> El pusher (The Pusher), John Varley<br /><strong>1983 -</strong> Melancholy Elephants, Spider Robinson<br /><strong>1984 -</strong> Voces (Speech Sounds), Octavia E. Butler<br /><strong>1985 -</strong> The Crystal Spheres, David Brin<br /><strong>1986 -</strong> La paradoja de Fermi (Fermi and Frost), Frederik Pohl<br /><strong>1987 -</strong> Tangentes (Tangents), Greg Bear<br /><strong>1988 -</strong> Why I Left Harry's All-Night Hamburgers, Lawrence Watt-Evans<br /><strong>1989 -</strong> Kirinyaga (Kirinyaga), Mike Resnick<br /><strong>1990 -</strong> Tetas (Boobs), Suzy McKee Charnas<br /><strong>1991 -</strong> Los osos descubren el fuego (Bears Discover Fire), Terry Bisson<br /><strong>1992 -</strong> Caminata al sol (A Walk in the Sun), Geoffrey A. Landis<br /><strong>1993 -</strong> Incluso la Reina (Even the Queen), Connie Willis<br /><strong>1994 -</strong> Muerte en el Nilo (Death on the Nile), Connie Willis<br /><strong>1995 - </strong>No hay mayor ciego... (None So Blind), Joe Haldeman<br /><strong>1996 -</strong> The Lincoln Train, Maureen F. McHugh<br /><strong>1997 -</strong> <em>Ex-aequo</em>:<br /><span style="color:#ffffff;">...............................</span>The Soul Selects Her Own Society: Invasion and Repulsion: A Chronological Reinterpretation of Two of Emily Dickinson's<br /><span style="color:#ffffff;">...............................</span>Poems: A Wellsian Perspective, Connie Willis<br /><strong>1998 -</strong> Las cuarenta y tres dinastías de Antares (The 43 Antarean Dynasties), Mike Resnick<br /><strong>1999 -</strong> The Very Pulse of the Machine, Michael Swanwick<br /><strong>2000 -</strong> Scherzo con tiranosaurio (Scherzo with Tyrannosaur), Michael Swanwick<br /><strong>2001 -</strong> Different Kinds of Darkness, David Langford<br /><strong>2002 -</strong> El perro dijo guau-guau (The Dog Said Bow-Wow), Michael Swanwick<br /><strong>2003 -</strong> Caer en Marte (Falling Onto Mars), Geoffrey A. Landis<br /><strong>2004 -</strong> Estudio en esmeralda (A Study in Emerald), Neil Gaiman<br /><strong>2005 -</strong> Viajes con mis gatos (Travels with My Cats), Mike Resnick<br /><strong>2006 -</strong> Tk'tk'tk, David D. Levine<br /><strong>2007 -</strong> Impossible Dreams, Timothy Pratt<br /><strong>2008 -</strong> Tideline, Elizabeth Bear<br /><strong>2009 -</strong> Exhalation, Ted Chiang<br /><strong>2010 -</strong> Bridesicle, Will McIntosh<br /></span><br /><strong>Premios retrospectivos<br /></strong>Otorgados cincuenta años después de la publicación de los libros:</span></p><p align="justify"><span style="color:#000000;"><span style="font-size:85%;"><strong>1946</strong> (otorgado en 1996) <strong>-</strong> Uncommon Sense, de Hal Clement<br /><strong>1951</strong> (otorgado en 2001) <strong>-</strong> Servir al hombre (To Serve Man), de Damon Knight<br /><strong>1954</strong> (otorgado en 2004) <strong>-</strong> Los nueve mil millones de nombres de Dios (The Nine Billion Names of God), de Arthur C. Clarke<br /><br /></span><br /></p></span>Gustavohttp://www.blogger.com/profile/16524683336695600652noreply@blogger.com0