14 de agosto de 2010

Boquitas pintadas de Manuel Puig


Texto Informativo

10 de octubre de 1992

Boquitas pintadas,
Manuel Puig,
Seix Barral.
Literatura Contemporánea, Nº 17,
Barcelona


Esta novela del argentino Manuel Puig, la segunda de una serie de seis, fue publicada por Seix Barral en 1969. Su título proviene de un foxtrot de Alfredo Le Pera y Carlos Gardel Rubias de New York: “Deliciosas criaturas perfumadas, /quiero el beso de sus boquitas pintadas”.


1 BOQUITAS PINTADAS DE ROJO CARMESÍ

Esta primera parte está conformada por ocho entregas:

La primera y segunda entrega con cartas escritas por Nené a Doña Leonor a partir de la noticia de la muerte de Juan Carlos en abril de 1947.

Esta muerte moviliza y desentierra un pasado aún vigente para sus protagonistas. Puig nos muestra las cartas de Nené y obliga a intuir las otras. La historia se va perfilando, anunciando a partir de ellas. Luego de cada carta y utilizando el centro de la hoja, Puig, describe someramente detalles triviales.
Se advierte la mordaz visualización que hace Puig de las costumbres de gente vulgar. Se maneja en un plano de análisis e indagación irónicos (aunque el mismo Puig afirme lo contrario) hacia personajes de pueblo o ciudad chica. Envidias, mediocridad, egoísmos, prejuicios, escalas de valores enfermizos, Puig presenta una fauna endógena de la cual fue parte y conoce en su íntima miseria.

En la tercera entrega se describen dos estampas: un álbum de fotografías y una habitación. Luego la correspondencia con un correo sentimental y por último nos introduce en la intimidad de una agenda.

El tiempo se muestra alterado: 1934 – 1937 – 1936 – 1935 respectivamente. Puig trabaja intensamente con el tratamiento del habla coloquial de la provincia de Buenos Aires. La novela se va articulando como un mecanismo que cuenta con distintos tipos de engranajes. Multiplicidad de técnicas y de voces, ruptura del orden lineal, atomización del narrador, la gran lección de Joyce: “Un escritor no tiene estilo personal. Escribe todos los estilos, trabaja todos los registros y los tonos de la lengua”.

La cuarta y quinta entrega están constituidas por el detalle exhaustivo del día 23 de julio de 1937 de Nené y Juan Carlos por un lado y de Mabel, Pancho y la Rabadilla por el otro.

Las historias se inician totalmente independientes y lentamente comienzan a entrecruzarse. Puig mantiene un mismo tono impersonal, carente de especulación y sencillamente informativo. Los hechos se detallan hasta en su abrumadora trivialidad. Los horarios marcan el compás del texto. La mente construye otras posibilidades, crea nuevas alternativas de vida, otras existencias. Elabora salidas a la rutina y a la vida deslucida. El cine y las revistas femeninas se advierten aquí como instancia liberadora de la chatura cotidiana. Las historias separadas por un espacio en blanco carecen de puntos y aparte. Se entrecruzan y se funden en esa vida común de Coronel Vallejos, ámbito geográfico de algunas de las novelas de Puig y que no es otro que su General Villegas natal.

La sexta entrega por su parte comienza con la voz de una gitana que lee la salida de las cartas. Sigue con el desarrollo pautado y derivaciones de los hechos acaecidos en las Romerías Populares y del encuentro entre la Rabadilla y Pancho.

“Puig ha sabido encontrar técnicas narrativas en zonas tradicionalmente ajenas a la literatura: las revistas de modas, la confesión religiosa, las necrológicas, se convierten en modos de narrar que permiten renovar las formas de la novela” afirma Piglia y en esto se basa lo llamado “efecto Puig”. Es, en definitiva la “traición”. La estrategia que desarrolla Puig a partir de su primero novela La traición de Rita Hayworth tiene como clave la traición: ya que como advenedizo al orden de la literatura, ajeno a ella, formado por el cine hollywoodense de lo ’30, ’40 y ’50, deshecha la enseñanza de los paradigmas narrativos consagrados para incorporar a su discurso elementos y técnicas que aquéllos desprecian.

Las últimas dos entregas de esta primera parte, la séptima y la octava, están conformadas en su gran parte por cartas de Juan Carlos desde Cosquín. Se repite la misma estructura de la primera entrega. Hacia el final de la octava se agregan: un diagnóstico médico del hospital provincial y una demanda por estafa. Finaliza esta entrega con la vuelta de Córdoba de Juan Carlos y en este breve texto se advierte un desfile incesante de sustantivos.

“Los valores de la velocidad del relato, la dosificación de la intriga y la manipulación de la emoción –dice Puig– los he tomado del cine. Pero eso no significa que mis novelas tengan influencias cinematográficas. Aprendí del cine estos modos narrativos, pero el cine no los inventó”. Sin embargo, cabe agregar que fue Hollywood, ese Aleph donde se encontraban todas las historias y todos los lugares, quien le reveló los códigos para una nueva ficción.


2 BOQUITAS AZULES, VIOLACEAS, NEGRAS

Esta segunda parte está integrada por ocho entregas finales:

La novena y primera entrega de esta segunda parte comienza con una recapitulación de hechos. Luego se detiene, “haciendo un alto”, en el 27 de enero de 1938 común a Nené, a Juan Carlos, a Mabel, a Pancho y a la Raba. A continuación el relato avanza en el tiempo hasta situarse en una carta fechada el 10 de noviembre de 1938 que le escribe Nené, ya casada, a Mabel.

Es inevitable en este instante de la novela volver a Piglia: “El gran tema de Puig es el Bovarismo. El modo en que la cultura de masas educa los sentimientos. El cine, el folletín, el radioteatro, la novela rosa, el psicoanálisis: esa trama de emociones extremas, de identidades ambiguas, de enigmas y secretos dramáticos, de relaciones de parentesco exasperadas, sirve de molde a la experiencia y define los objetos de deseo. Puig ha sabido aprovechar las formas narrativas implícitas en ese saber estereotipado y difuso”.

En la décima entrega se da el diálogo telefónico entre Nené y la Rabadilla. Al concluir éste se inicia otro entre Pancho y Mabel.

Se impone el diálogo, un ir y venir de hipocresías. Nada es gratuito en la vida de estos personajes. Existe un afán de progresar enfermizo que los hace trepar sin medir las consecuencias, sin atender a los medios. Acceder a un buen pasar, casarse, huir del pueblo son sinónimos de progreso. Puig intenta y logra la exacta pintura de la hipocresía de su sociedad. Más tarde este matiz se intensificará y pisará el terreno político generando el secuestro de su novela The Buenos Aires Affaire en 1973 por el gobierno justicialista, el consabido mote de “gorila” y las ya famosas amenazas de la Triple A. Todo esto sumado determinó su exilio que se prolongó hasta su muerte.

La undécima y duodécima entrega transcurren en el mes de julio de 1939. Monólogo interior de la Raba, otro de Pancho y carta de Juan Carlos a su hermana por un lado y sumario, acta de detención y diálogo entre la viuda Di Carlo y Celina.

“Los personajes de Puig –dice Beatriz Sarlo– contaban sus propias historias con su propios medios. Hablaban, narraban y hasta imaginaban desde lo que conocían”. Los libros de Puig son un montaje de voces, un armazón de discursos cursis. Puig se aleja de ellos, los abandona, no se compromete, sólo cumple su tarea de montajista, cruzando y conectando voces.

La decimotercera entrega trata de la visita de Mabel al departamento de Nené.

“…sí, el pasado había sido mejor porque entonces ambas creían en el amor”, dice Puig en este encuentro que se definiría como un nuevo desafío de hipocresías. Aquí irrumpe otro elemento marginal del efecto Puig: la radionovela.

En la decimocuarta tenemos la confesión de Mabel, el contenido de las cuatro placas en el nicho de Juan Carlos, un instante del día 18 de abril de 1947 de cada uno de los personajes, rezos diversos: de la niña, de Doña Leonor, de la viuda Di Carlo, de Celina.

Elige Puig una vez más técnicas distintas, utiliza materiales muchas veces “descartables” para modelar esta historia. Volvemos al tema de la “traición”. Folletín, epistolarios cursis, revista de modas, la necrológica, las lápidas, la confesión religiosa. El collage se convierte de manera violenta en una de las claves del suspenso y la intriga.

En la decimoquinta y penúltima entrega aparecen las cartas que recibía Nené en la primera entrega y que nosotros, los lectores, debíamos intuir. Esas cartas estaban escritas por Celina quien se ocupó de tender una trampa. De pronto, casi con violencia, tenemos a Nené en Córdoba con sus dos hijos visitando el lugar donde vivía Juan Carlos. Encuentra allí a la viuda Di Carlo.

El suspenso, el escamoteo de identidades, las revelaciones sorpresivas, las omisiones y las implicancias oblicuas, el desenlace sorpresivo y brutal, muestran que Puig manejó, además de las técnicas marginales, los procedimientos más intensos del relato; y como dice Piglia “hizo ver que el interés narrativo no es contradictorio con las técnicas experimentales”.

La última entrega comienza con el aviso fúnebre de la muerte de Nené, el día 15 de setiembre de 1968, común a todos los personajes. El esposo de Nené quema las cartas.

Las cartas se están quemando y aparecen de entre las llamas los últimos párrafos que se niegan a desaparecer. Puig los enumera en forma desordenada y terrible a medida que se los consume el fuego. Últimos párrafos de una de las novelas más conmovedora, rigurosa y perdurable de la literatura argentina.


Bibliografía


  • V. M., El fin de una saga sentimental, Diario Sur.
  • Graña, Rolando, Adiós al imitador de voces, Página/12.
  • Piglia, Ricardo, El primer novelista profesional, Página/12.
  • Sarlo, Beatriz, El brillo, la parodia, Hollywood y la modestia, Página/12.
  • O’Donnell, Pacho, Una traición argentina, Página/12.
  • Lo Bianco, Alicia, El cine, su pasión, Clarín.
  • Soares, Norberto, Un traidor llamado Puig, Revista acción.

El Escribidor

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